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88 Patricia de la Torre A. Constitución del país y electo el caudillo como Presidente, empleó en su administración la represión política contra sus adversarios, principalmente contra los conservadores y la Iglesia Católica. 76 Ese accionar gubernamental fue articulando la resistencia y la oposición (Paz y Miño, 2012: 16-17). Al terminar su período, se produjeron alzamientos militares en todo el país, los que condujeron a la inevitable Guerra Civil que derrocó a este gobierno en 1883. El dictador, como último acto, asaltó un Banco en Guayaquil llevándose algunos millones de pesos, antes de emprender la huida del país (Vela D., 2009: 18-19). La batalla final de Mapasingue, del 9 de julio de 1883, puso fin a la dictadura y dio la victoria a la alianza establecida entre la corriente centrista del conservadurismo y la corriente liberal católica. 77 A Veintimilla, le sucedió una fase presidencial de hombres identificados con el progresismo, que al decir de los liberales radicales no eran más que «termicatólicos»; es decir, conservadores que fungían de tolerantes con el propio liberalismo, pero que continuaban con el dominio de ese sector político retrógrado y tradicional (Paz y Miño, 2012: 16-17). El progresismo, en tanto alianza de partidos, quiso «devolver al Estado su papel en el desarrollo económico, y llevar a efectos, en forma lenta y ordenada, los cambios que requería el país para adaptarlo a los nuevos requerimientos sociales» (Gómez, 1998: 16). Plácido Caamaño (1884-1888), el primer presidente de la denominada tercera posición, enfrentó al liberalismo radical, comandado por Eloy Alfaro; quien inició la lucha armada en forma de guerrillas o montoneras en la Costa del Ecuador, especialmente, en Esmeraldas y Manabí. Allí, en noviembre de 1884, se inició la Revolución de los Chapulos, levantamiento que desconoció al gobierno de Caamaño y nombró jefe supremo a Alfaro. 78 Para afrontar la oposición armada, los fondos y los esfuerzos estatales tuvieron que usarse; Caamaño recurrió a préstamos a los bancos y directamente a las casas comerciales de Guayaquil; y en oposición a la Constitución y a los principios declarados por el progresismo, recurrió a la pena de muerte y el ostracismo (Gómez, 1998: 17). Entre los enfrentamientos del Ejército y las guerrillas, el país vivía un clima de guerra civil. 79 Con la presidencia de Antonio Flores (1888-1892), hijo del ex presidente Juan José Flores y colaborador del gobierno de García Moreno, los ánimos políticos paulatinamente descendieron. El programa de Flores cohesionó a las clases dominantes y, si bien enfrentó la oposición de la Iglesia y la extrema derecha, tuvo el apoyo de los liberales sin tener que enfrentarse a los radicales. Se mantuvo en el poder gracias a sus poderosas conexiones internacionales en Estados Unidos, Europa y el Vaticano, y sostuvo un programa político favorable al modelo agroexportador (Gómez, 1998: 18; Cobes, 2005: 252). Finalmente, la presidencia de Luis Cordero, última de este período de crisis, llegó al punto más alto de inestabilidad cuando se descubrió el escándalo internacional de la «venta de la bandera»; pese a que el gobierno central no fue el responsable directo del acto, sino el ex presidente José María Plácido Caamaño, la prensa incitó el descontento nacional provocando la renuncia del mandatario. El pronunciamiento popular en favor de Eloy Alfaro, tuvo lugar en Guayaquil el 5 de Junio de 1895; fue sostenido por destacados agroexportadores y banqueros costeños, cediendo el paso al período liberal de la historia ecuatoriana. 80 Cabe destacar que estos últimos gobiernos fueron denominados «La Argolla», pues constituían una «casta feudal que usufructuaba del país y traicionaba los intereses nacionales, al tiempo que mantenía al Ecuador en el atraso económico, social y político» (Gómez, 1998: 20). 76 «En un principio comienza a gobernar con reformas liberales pues tiene como Ministros a Don Pedro Carbo, y el mismo Montalvo se siente conforme con su gobierno. Persigue a los sacerdotes, deroga la Constitución de 1869 y se gana la oposición del grupo garciano que le combatirá abiertamente» (Vela D., 2009: 17). En este ambiente de tensión y de abierto enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado, ocurrió el asesinato del arzobispo de Quito, Ignacio Checa y Barba […] constituyó el terreno sobre el que se polarizó aun más el conflicto entre los sectores políticos ideológicos enfrentados: la Iglesia y los conservadores versus el gobierno y los liberales (Fernández, 1988: 46). 77 Op. Cit., Esvertit Cobes (2005: 251). 78 Ibíd. 79 Con la subida al poder del Dr. Plácido Caamaño, comienza una nueva etapa de nuestra historia política. Este personaje era conocido por su temperamento fuerte, pues en su juventud había domado a los negros rebeldes de la hacienda Tenguel. Por lo que, entre otras cosas, fue escogido para el mando en momentos que se necesitaba de mano firme; ya que, como es sabido, la oposición del liberalismo machetero se extendía por la república y Caamaño tuvo que gobernar despóticamente y mandar al paredón a muchos destacados liberales radicales, como el coronel Luis Vargas Torres (Vela D., 2009: 20). 80 Op. Cit., Esvertit Cobes,(2005: 252).

LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 89 Durante estos 20 años de República, se sucedieron en el poder: 5 gobiernos constitucionales, 4 jefaturas supremas de carácter regional-local, 3 encargados del poder, un presidente interino y un gobierno provisorio (pentavirato), tras la dictadura de Ignacio de Veintimilla en 1883. 2.2. El comportamiento de los partidos políticos A la muerte de García Moreno en 1875, el Arzobispo Ordóñez convocó a los principales colaboradores del fallecido dictador para que se agruparan en un partido político llamado Partido Conservador Ecuatoriano. Se encomendó la redacción de los estatutos a Juan León Mera (Pérez, 2013). Por otro lado, el movimiento liberal empezó a conformarse como un partido de masas, que procuró llegar al poder oponiéndose al conservadurismo: la participación de varios liberales radicales —como Eloy Alfaro o Juan Montalvo— y otros moderados —como Pedro Carbo— consiguió desestabilizar a los gobiernos, por medio de las armas, la prensa y la palabra. Aunque el Partido Liberal aún no estaba organizado, en la uerra de la Restauración en contra de la dictadura de Veintimilla, participó en forma activa el general Eloy Alfaro, así como los conservadores de la Sierra y los liberales de la Costa. De acuerdo a Vela D. (2009: 19-20), los dos sectores que pueden ser considerados como extremos durante esta etapa: el conservadorismo ultramontano y el radicalismo liberal de Alfaro, llevan a un análisis de que el progresismo había superado a la tradición anterior pero no se aprestaba a una radicalización, quedándose en un término medio. El progresismo, como la tercera vía, no logró consolidarse como un partido sólido en función de los intereses del Estado. La crisis empezó cuando, al interior de estos partidos, surgieron una serie de diferencias en cuanto al quehacer político, siendo la representación uno de los problemas que enfrentaron. Por un lado, al interior de los conservadores se gestaron pensamientos progresistas, que los enemistaron con los conservadores radicales; por otro lado, los liberales procuraron alcanzar el poder a través de las armas, lo que causó disparidades entre sus miembros por la manera y los medios de acción política, y así se conformaron liberales más moderados o civilistas (ver Anexo 23). TABLA 2.- composición política del Congreso Nacional – período: 1888-1894 PRESIDENCIA ANTONIO FLORES LUIS CORDERO PRESIDENCIA ANTONIO FLORES LUIS CORDERO SENADORES AÑO CONSERVADORES LIBERALES PROGRESISTAS # % # % # % 1888 8 30 7 26 11 42 1890 11 37 9 30 10 33 1892 5 18 13 46 10 36 1894 5 15 19 56 10 29 DIPUTADOS AÑO CONSERVADORES LIBERALES PROGRESISTAS # % # % # % 1888 10 33 9 30 11 37 1890 8 21 12 32 18 47 1892 11 32 12 34 12 34 1894 9 27 14 41 11 32 Fuente: Cárdenas, María (2007). «El progresismo ecuatoriano en el siglo XIX. La reforma del presidente Antonio Flores (1888-1892)». En Andes, 18. Acceso: enero 24, 2013. http://www.scielo.org.ar/scielo.phpscript=sci_arttext&pid=S1668-80902007000100003 Adaptación: Diana Balarezo A., Patricia de la Torre A. (directora). El Cerebro Político del Ecuador: 1830-2010. Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad de Ciencias Humanas, 2012-2013. Los gobiernos de este período, en su lucha por el poder estatal, no respondieron a los intereses de ninguna de las tendencias ideológicas, sino a la extraña y eficaz alianza de derrocar al gobierno constituido. Ejemplos de ello representan las presidencias de Antonio Borrero e Ignacio de Veintimilla, quienes, apoyados por conservadores o liberales, alcanzaron el poder; y una vez posicionados, no definieron sus lineamientos ideológicos o, a su vez, beneficiaron más a un partido que a otro. Las alianzas generadas entre estas ideologías no representaron una unión permanente; al contrario,

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Patricia de la Torre A.<br />

Constitución del país y electo el caudillo como Presidente, empleó en su administración la represión<br />

política contra sus adversarios, principalmente contra los conservadores y la Iglesia Católica. 76 Ese<br />

accionar gubernamental fue articulando la resistencia y la oposición (Paz y Miño, 2012: 16-17).<br />

Al terminar su período, se produjeron alzamientos militares en todo el país, los que condujeron<br />

a la inevitable Guerra Civil que derrocó a este gobierno en 1883. El dictador, como último acto,<br />

asaltó un Banco en Guayaquil llevándose algunos millones de pesos, antes de emprender la huida<br />

del país (Vela D., 2009: 18-19). La batalla final de Mapasingue, del 9 de julio de 1883, puso fin a la<br />

dictadura y dio la victoria a la alianza establecida entre la corriente centrista del conservadurismo y<br />

la corriente liberal católica. 77<br />

A Veintimilla, le sucedió una fase presidencial de hombres identificados con el progresismo, que<br />

al decir de los liberales radicales no eran más que «termicatólicos»; es decir, conservadores que<br />

fungían de tolerantes con el propio liberalismo, pero que continuaban con el dominio de ese sector<br />

político retrógrado y tradicional (Paz y Miño, 2012: 16-17). El progresismo, en tanto alianza de partidos,<br />

quiso «devolver al Estado su papel en el desarrollo económico, y llevar a efectos, en forma lenta<br />

y ordenada, los cambios que requería el país para adaptarlo a los nuevos requerimientos sociales»<br />

(Gómez, 1998: 16).<br />

Plácido Caamaño (1884-1888), el primer presidente de la denominada tercera posición, enfrentó<br />

al liberalismo radical, comandado por Eloy Alfaro; quien inició la lucha armada en forma de guerrillas<br />

o montoneras en la Costa del Ecuador, especialmente, en Esmeraldas y Manabí. Allí, en noviembre<br />

de 1884, se inició la Revolución de los Chapulos, levantamiento que desconoció al gobierno de<br />

Caamaño y nombró jefe supremo a Alfaro. 78<br />

Para afrontar la oposición armada, los fondos y los esfuerzos estatales tuvieron que usarse;<br />

Caamaño recurrió a préstamos a los bancos y directamente a las casas comerciales de Guayaquil;<br />

y en oposición a la Constitución y a los principios declarados por el progresismo, recurrió a la pena<br />

de muerte y el ostracismo (Gómez, 1998: 17). Entre los enfrentamientos del Ejército y las guerrillas,<br />

el país vivía un clima de guerra civil. 79<br />

Con la presidencia de Antonio Flores (1888-1892), hijo del ex presidente Juan José Flores y<br />

colaborador del gobierno de García Moreno, los ánimos políticos paulatinamente descendieron. El<br />

programa de Flores cohesionó a las clases dominantes y, si bien enfrentó la oposición de la Iglesia y<br />

la extrema derecha, tuvo el apoyo de los liberales sin tener que enfrentarse a los radicales. Se mantuvo<br />

en el poder gracias a sus poderosas conexiones internacionales en Estados Unidos, Europa y<br />

el Vaticano, y sostuvo un programa político favorable al modelo agroexportador (Gómez, 1998: 18;<br />

Cobes, 2005: 252).<br />

Finalmente, la presidencia de Luis Cordero, última de este período de crisis, llegó al punto más<br />

alto de inestabilidad cuando se descubrió el escándalo internacional de la «venta de la bandera»;<br />

pese a que el gobierno central no fue el responsable directo del acto, sino el ex presidente José<br />

María Plácido Caamaño, la prensa incitó el descontento nacional provocando la renuncia del mandatario.<br />

El pronunciamiento popular en favor de Eloy Alfaro, tuvo lugar en Guayaquil el 5 de Junio de<br />

1895; fue sostenido por destacados agroexportadores y banqueros costeños, cediendo el paso al<br />

período liberal de la historia ecuatoriana. 80<br />

Cabe destacar que estos últimos gobiernos fueron denominados «La Argolla», pues constituían<br />

una «casta feudal que usufructuaba del país y traicionaba los intereses nacionales, al tiempo que<br />

mantenía al Ecuador en el atraso económico, social y político» (Gómez, 1998: 20).<br />

76 «En un principio comienza a gobernar con reformas liberales pues tiene como Ministros a Don Pedro Carbo, y el mismo Montalvo se siente conforme<br />

con su gobierno. Persigue a los sacerdotes, deroga la Constitución de 1869 y se gana la oposición del grupo garciano que le combatirá abiertamente»<br />

(Vela D., 2009: 17). En este ambiente de tensión y de abierto enfrentamiento entre la Iglesia y el Estado, ocurrió el asesinato del arzobispo de Quito,<br />

Ignacio Checa y Barba […] constituyó el terreno sobre el que se polarizó aun más el conflicto entre los sectores políticos ideológicos enfrentados: la<br />

Iglesia y los conservadores versus el gobierno y los liberales (Fernández, 1988: 46).<br />

77 Op. Cit., Esvertit Cobes (2005: 251).<br />

78 Ibíd.<br />

79 Con la subida al poder del Dr. Plácido Caamaño, comienza una nueva etapa de nuestra historia política. Este personaje era conocido por su temperamento<br />

fuerte, pues en su juventud había domado a los negros rebeldes de la hacienda Tenguel. Por lo que, entre otras cosas, fue escogido para el<br />

mando en momentos que se necesitaba de mano firme; ya que, como es sabido, la oposición del liberalismo machetero se extendía por la república<br />

y Caamaño tuvo que gobernar despóticamente y mandar al paredón a muchos destacados liberales radicales, como el coronel Luis Vargas Torres<br />

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80 Op. Cit., Esvertit Cobes,(2005: 252).

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