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78 Patricia de la Torre A. gobierno y la intimidación de los liberales por medio de varias tácticas. García Moreno se posesionó en el mes de enero de 1861. Esta breve biografía del primer constructor del Estado nacional expresa características del mandatario en su calidad de líder carismático o de un caudillo latinoamericano del siglo XIX. 4.2. líder carismático, 50 héroe, Padre de la patria Estudiar era su principal ocupación. Con frecuencia se acostaba vestido. Debía levantarse temprano en la mañana y entregarse a sus deberes. Si el sueño estaba al vencerlo, introducía los pies en el agua y seguía trabajando (Almeida de López y López, 2000: 289). Poseía una fuerza de voluntad, capaz de vencer cualquier obstáculo. Se cuenta que en su niñez fue muy tímido; pero supo dominar esa timidez y se hizo valiente y audaz. Su amor al estudio lo llevó a sobresalir en diversas ramas del saber (Enciclopedia Ecuatoriana LNS Sexto Grado, 1950: 74). Sobresale también su disposición a luchar contra la injusticia y desigualdad. Se menciona repetidamente cómo, al egresar de la escuela de leyes, trabajó gratuitamente para la gente pobre. Además, sobresale su honestidad y patriotismo. Patriota a toda prueba, trabajó sin descanso por el progreso del país, arriesgando continuamente su vida en las contingencias políticas que le tocó soportar. Aferrado a la honradez, la rectitud y el cumplimiento del deber, exigió estas cualidades a sus colaboradores (75). En la misma lógica del héroe, García Moreno fue desterrado dos veces y la tercera ausencia fue la preparación para la batalla final. Cada uno de sus exilios se debió a la necesidad de descubrir la verdad y luchar contra la tiranía por medio de sus publicaciones: Si quieres a todo trance en política medrar, procura ser diputado y es muy fácil lo demás. Has de tener dos conciencias, dos caras que remudar, dos opiniones, dos lenguas, y voluntades un par. Tendrás el pico de loro, las uñas de gavilán, la artimaña de la zorra, del lobo el hambre voraz (Sáenz, 2007: 4). Para las versiones más conservadoras del mito, la personificación de las fuerzas de mal no se encontraba solamente en las fuerzas políticas liberales, pues junto a ellas existía como amenaza latente, la presencia de los masones: Siempre hubo liberales, por cierto, pero permanecían aislados, sin agruparse. Con Urbina comienza a formarse lentamente un partido liberal, con pretensiones no sólo en el campo político sino también en el religioso. A su propagación contribuiría no poco el apoyo de la masonería, recientemente fundada (Sáenz, 2007: 6). La defensa de la religión católica le otorgó el papel de guía divino o protección sobrenatural que acompaña a los héroes, el pueblo lo aceptó como el «elegido», una suerte de un Cristo redentor. En un país eminentemente católico, la restitución de la fe y del poder de la Iglesia era vista como la reivindicación del orden natural: Entraron los soldados a bayoneta calada, y pusieron a los padres y hermanos bajo custodia. La gente en la calle, de rodillas, impotente. Al pasar el P. Blas, que era el superior, el umbral del colegio, en medio del silencio general, García Moreno gritó con voz trémula de cólera y emoción: «¡Adiós, padre! ¡Juro que de aquí a diez años cantaremos el Te Deum en la catedral!». Sólo una revolución verdaderamente católica sería capaz de rescatar a un país que iba a la deriva, con tal de que encontrase un hombre que la encarnase (Sáenz, 2007: 8). Finalmente, después de varias tragedias y vicisitudes, se libró la batalla donde los invasores y traidores a la Patria fueron expulsados. Se cumplió así el objetivo último del héroe: la recuperación de la doncella (Patria) y la consecución de la Libertad. Como habló Sáenz (2007: 5): «¡Estos son los 50 Sería lo usual utilizar el término de caudillo, pues hace referencia a líderes carismáticos surgidos en el siglo XIX en América Latina. La palabra viene del latín que significa «cabeza, cabecilla». Sin fundamento académico y más de tradición popular, el caudillo simbólicamente ejerce un liderazgo especial por sus condiciones personales y surge cuando las instituciones de la democracia formal son raquíticas, o embrionarias o en decadencia y desarticuladas. La figura del caudillo pesa más que sus propios partidos. El término es elástico y ha adquirido símbolos peyorativos, y es por ello que es más adecuado hablar de líder carismático tal como lo analizó Weber: «la insólita cualidad de una persona que muestra un poder sobrenatural, sobrehumano o al menos desacostumbrado, de modo que aparece como un ser providencial, ejemplar o fuera de lo común, por cuya razón agrupa a su alrededor discípulos y partidarios», convence a la población. Es el carisma lo esencial en esta forma de autoridad (Castro, 2007: 7-29).

LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 79 frutos amargos que el árbol de la libertad ha producido!... No se crea que culpamos a la libertad, no; culpamos sólo a los que de ella abusan. Entre nosotros la libertad ha sido una virgen pura e inocente, abandonada a los ultrajes de brutales libertinos». Sin embargo, el destino trágico del héroe está marcado y las fuerzas del mal regresan. Esta vez tienen éxito y asesinan al presidente, frustrando así la revolución o el cambio definitivo y dejando la posibilidad de que otro héroe regrese a luchar la batalla final. Al analizar las características asignadas a García Moreno, aparece otro arquetipo: el padre. Arquetípicamente, el padre se ve definido como la cabeza de una descendencia, familia o pueblo. Se asocia, también, con el origen o el principio y se caracteriza por su rol de protector de la descendencia y la figura de autoridad y orden. En su lado negativo, se encuentran la soberbia, la crueldad y el despotismo. Los escritos y biografías sobre el ex presidente coinciden en su carácter irascible y dominante. Sin embargo, estas características se legitiman y aceptan como necesarias para el país. Se construye, así, una idealización de un padre cruel y autoritario, quien castiga a sus hijos «por su bien». Esta imagen también es compatible con los patrones de las haciendas, los mayordomos y mayorales. Como ejemplo, la opinión de Carrillo y Arregui (1951: 237-248): Empezó a demostrar su vigorosa personalidad imponiendo por la fuerza cuanto consideraba beneficioso para el país, aunque se infringieran muchas leyes. Reprimió con severidad y hasta con crueldad todo intento subversivo. Impuso orden y disciplina en el ejército, recurriendo aún a medidas extremas como la flagelación y el fusilamiento. La idea paternalista se refuerza con la emisión de políticas públicas orientadas al cuidado y mejoramiento de la calidad de vida de los ecuatorianos. Así, la inversión en educación y artes fue alta, así como también lo fue el intento de unir al país por medio de carreteras y el ferrocarril del sur. Las características heroicas y paternales de este mito político ecuatoriano no son un hecho casual ni aislado. Lo importante en este punto es preguntarse: ¿qué tan frecuentemente se enviste a los héroes ecuatorianos con estas propiedades Algunas de las particularidades de los líderes coinciden con las de los héroes. La valentía y el sentido de la justicia son importantes para que cualquier personaje sea reconocido como apto para guiar a un colectivo a su objetivo. Sin embargo, la activación de un arquetipo es mucho más que la coincidencia de rasgos de personalidad. En esta, la pasión irracional juega un gran rol. El colectivo tiene que creer en su héroe hasta el final y esta fe ciega es la que despierta pasiones extremas tanto de aceptación como de rechazo. 5. Las constituciones políticas A través del análisis de las Constituciones y leyes, se puede entender cuáles eran los mecanismos con los que un Estado regulaba la política, la economía y la sociedad. En el marco de los análisis institucionalistas, estas normas escritas cobran importancia, porque delimitan el espacio de acción y funcionamiento de las instituciones formales. El análisis de las leyes y las Constituciones solo nos presenta una faceta de lo institucional, pues no nos permite adentrarnos con suficiencia en el campo de las instituciones no formales y de las relaciones a nivel micro. Vale citar como antecedente que en la historia constitucional, de lo que es el actual territorio de la República del Ecuador, se dieron dos textos constitucionales: La Quiteña de 1812 y la de la Gran Colombia. La primera Constitución del Estado ecuatoriano es la que se elaboró en Riobamba en 1830. Ahí se adoptó al presidencialismo como modelo de gobierno, característica principal de nuestro sistema político. Con los dos primeros artículos de la Constitución Política (CP) de 1830, se fundó el «independiente» Estado Ecuatoriano, unido y confederado a la República de Colombia. 51 La misma CP dividió el territorio, para la administración interna del Estado, en departamentos, provincias, cantones y parroquias. El gobierno político correspondió, en el mismo orden de la división políticoadministrativa, a las dignidades de prefecto, gobernador, corregidor y tenientes (CP 1830, Art. 53). 52 51 «Los departamentos del Azuay, Guayas y Quito quedan reunidos entre sí formando un solo cuerpo independiente con el nombre de ESTADO DEL ECUADOR» (CP 1830, Art. 1). «El Estado del Ecuador se une y confedera con los demás Estados de Colombia para formar una sola nación con el nombre de REPÚBLICA DE COLOMBIA» (CP 1830, Art. 2). 52 «Los Prefectos, Gobernadores y Corregidores ejercerán sus funciones por cuatro años, y los tenientes por dos años, pudiendo ser relectos según su buen comportamiento» (CP 1830, Art. 54).

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gobierno y la intimidación de los liberales por medio de varias tácticas. García Moreno se posesionó en<br />

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del mandatario en su calidad de líder carismático o de un caudillo latinoamericano del siglo XIX.<br />

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Estudiar era su principal ocupación. Con frecuencia se acostaba vestido. Debía levantarse temprano en la mañana y entregarse a<br />

sus deberes. Si el sueño estaba al vencerlo, introducía los pies en el agua y seguía trabajando (Almeida de López y López, 2000: 289).<br />

Poseía una fuerza de voluntad, capaz de vencer cualquier obstáculo. Se cuenta que en su niñez fue muy tímido; pero supo<br />

dominar esa timidez y se hizo valiente y audaz. Su amor al estudio lo llevó a sobresalir en diversas ramas del saber (Enciclopedia<br />

Ecuatoriana LNS Sexto Grado, 1950: 74).<br />

Sobresale también su disposición a luchar contra la injusticia y desigualdad. Se menciona repetidamente<br />

cómo, al egresar de la escuela de leyes, trabajó gratuitamente para la gente pobre. Además,<br />

sobresale su honestidad y patriotismo.<br />

Patriota a toda prueba, trabajó sin descanso por el progreso del país, arriesgando continuamente su vida en las contingencias<br />

políticas que le tocó soportar. Aferrado a la honradez, la rectitud y el cumplimiento del deber, exigió estas cualidades<br />

a sus colaboradores (75).<br />

En la misma lógica del héroe, García Moreno fue desterrado dos veces y la tercera ausencia fue la<br />

preparación para la batalla final. Cada uno de sus exilios se debió a la necesidad de descubrir la verdad<br />

y luchar contra la tiranía por medio de sus publicaciones:<br />

Si quieres a todo trance en política medrar, procura ser diputado y es muy fácil lo demás. Has de tener dos conciencias, dos<br />

caras que remudar, dos opiniones, dos lenguas, y voluntades un par. Tendrás el pico de loro, las uñas de gavilán, la artimaña<br />

de la zorra, del lobo el hambre voraz (Sáenz, 2007: 4).<br />

Para las versiones más conservadoras del mito, la personificación de las fuerzas de mal no se<br />

encontraba solamente en las fuerzas políticas liberales, pues junto a ellas existía como amenaza<br />

latente, la presencia de los masones:<br />

Siempre hubo liberales, por cierto, pero permanecían aislados, sin agruparse. Con Urbina comienza a formarse lentamente<br />

un partido liberal, con pretensiones no sólo en el campo político sino también en el religioso. A su propagación contribuiría<br />

no poco el apoyo de la masonería, recientemente fundada (Sáenz, 2007: 6).<br />

La defensa de la religión católica le otorgó el papel de guía divino o protección sobrenatural que<br />

acompaña a los héroes, el pueblo lo aceptó como el «elegido», una suerte de un Cristo redentor.<br />

En un país eminentemente católico, la restitución de la fe y del poder de la Iglesia era vista como la<br />

reivindicación del orden natural:<br />

Entraron los soldados a bayoneta calada, y pusieron a los padres y hermanos bajo custodia. La gente en la calle, de rodillas,<br />

impotente. Al pasar el P. Blas, que era el superior, el umbral del colegio, en medio del silencio general, García Moreno gritó<br />

con voz trémula de cólera y emoción: «¡Adiós, padre! ¡Juro que de aquí a diez años cantaremos el Te Deum en la catedral!».<br />

Sólo una revolución verdaderamente católica sería capaz de rescatar a un país que iba a la deriva, con tal de que encontrase<br />

un hombre que la encarnase (Sáenz, 2007: 8).<br />

Finalmente, después de varias tragedias y vicisitudes, se libró la batalla donde los invasores y traidores<br />

a la Patria fueron expulsados. Se cumplió así el objetivo último del héroe: la recuperación de<br />

la doncella (Patria) y la consecución de la Libertad. Como habló Sáenz (2007: 5): «¡Estos son los<br />

50 Sería lo usual utilizar el término de caudillo, pues hace referencia a líderes carismáticos surgidos en el siglo XIX en América Latina. La palabra viene<br />

del latín que significa «cabeza, cabecilla». Sin fundamento académico y más de tradición popular, el caudillo simbólicamente ejerce un liderazgo<br />

especial por sus condiciones personales y surge cuando las instituciones de la democracia formal son raquíticas, o embrionarias o en decadencia<br />

y desarticuladas. La figura del caudillo pesa más que sus propios partidos. El término es elástico y ha adquirido símbolos peyorativos, y es por ello<br />

que es más adecuado hablar de líder carismático tal como lo analizó Weber: «la insólita cualidad de una persona que muestra un poder sobrenatural,<br />

sobrehumano o al menos desacostumbrado, de modo que aparece como un ser providencial, ejemplar o fuera de lo común, por cuya razón agrupa<br />

a su alrededor discípulos y partidarios», convence a la población. Es el carisma lo esencial en esta forma de autoridad (Castro, 2007: 7-29).

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