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LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 49<br />
cemos ahora, marcó un único límite: el espacio de tensión entre el Incario que avanzaba y los pueblos<br />
que resistían (Oberem, cit. en Ayala, 1988: 137-166).<br />
El dominio inca tuvo su centro político en el Cusco. Su intervención y control sobre los territorios<br />
conquistados se basaron en una estrategia de desplazamiento de personas de las comunidades<br />
rebeldes hacia regiones pacificadas, reemplazándolas paulatinamente en tribus seguras que se presentaban<br />
como modelo de obediencia y lealtad. A esto se lo conoció como mitimaes.<br />
Las poblaciones conquistadas presentaron resistencia contra los incas y, en esta medida, crearon<br />
alianzas como, por ejemplo, la Quitu-Panzaleo, Cañaris; las cuales fueron zonas de éxodo donde<br />
se aplicó el sistema mitimae.<br />
Otros elementos que fueron funcionales para el control del espacio fueron: la llactacuna o vecindarios<br />
agrícolas comunitarios, el Capac Ñan o los caminos del inca, con sus tambos y, finalmente,<br />
los centros de encuentro y vivencia con los hombres de prestigio, ubicados estratégicamente en el<br />
Tahuantinsuyo. Estas formas de organización del sistema piramidal incaico configuraron una cultura<br />
organizacional homogénea. La estabilidad de este cerebro generó cohesión política y territorial entre<br />
las vastas regiones de los cuatro Suyus, con una extensión geográfica de alrededor de 3 000 000<br />
de km 2 : Chinchaysuyu (noroeste); Antisuyu (noreste); Collaysuyu (sureste) y Contisuyu (suroeste).<br />
La homogeneidad de la estructura piramidal del Tahuantinsuyo se explica por la implementación de<br />
mecanismos de conquista orientados a la incorporación de las unidades locales al sistema imperial.<br />
Uno de los factores que permitió el avance de la conquista inca fue un mecanismo de integración<br />
de los espacios adquiridos a un sistema centralizado. Esto significó la asimilación de las estructuras<br />
anteriores, en donde los señores locales o caciques fueron integrados a un sistema piramidal<br />
e ideológico, al cual no podían negarse, ya que evadir esta forma de control y regulación implicaba<br />
la pérdida de autoridad frente a sus comunidades.<br />
Sobre esta distribución entre el poder local del cacique y el nivel imperial, se identifica un grupo<br />
intermedio de asociaciones de poblaciones indígenas, eran las comunidades grandes que resistieron<br />
o que fueron conquistadas en vísperas de la conquista española. Este grupo intermedio estuvo conformado<br />
por cinco comunidades, que se caracterizaron por poseer una población densa, parentesco cultural,<br />
alianzas militares y solidaridades político-económicas fuertes. Estos fueron (ver Anexo 3):<br />
• Chibcha: ubicado hacia el extremo norte, contó con una población de 2 a 3 millones de hombres distribuidos<br />
en las tierras altas de la cordillera oriental (sabanas de Bogotá y Tunja).<br />
• Kara: ocupó las hoyas andinas del norte de la cordillera ecuatoriana (entre Pasto y Azuay). Fue la provincia<br />
septentrional del Imperio Inca.<br />
• Chimú: comprendió la región entre el alto valle del Marañón y el litoral del Pacífico. Esta etnia llevó a<br />
cabo un proceso de unificación política con la construcción de un imperio en el Litoral, cuya capital fue<br />
Chan-Chan.<br />
• Quichua: se ubicó en los altos valles y cuencas del sur peruano. Fue la más antigua de las regiones dominadas<br />
por los incas.<br />
• Qollasuyo: o el altiplano propiamente dicho, estuvo conformado por los clanes de lengua y cultura aymara,<br />
herencia del Estado de Tiahuanaco.<br />
Se puede ver que los cambios estructurales ejercidos sobre las culturas preincaicas fueron<br />
«gatillados en su relación con el medio», es decir, con la injerencia regional de los incas. Estos<br />
cambios respondieron a un complejo proceso de organización, fundamentado en acuerdos<br />
contractuales —introducidos vía coerción—, en la relación entre los poderes locales y el poder<br />
imperial. La construcción del Tahuantinsuyo, al ser una estructura en expansión, representó una<br />
forma de organización compleja (ver Anexo 4).<br />
Finalmente, las divisiones internas dentro del Imperio Inca, además del polémico conflicto entre<br />
los hermanos Huáscar y Atahualpa, significaron una desarticulación a nivel imperial en el momento<br />
de la conquista española; de ahí que la conquista del sur de América no fuese tan problemática. Así,<br />
los españoles pasaron a formar sus posiciones geográficas sobre los territorios de los grupos intermedios<br />
de asociaciones de poblaciones indígenas: primero el Virreinato del Perú con sus Audiencias<br />
y, después, con las reformas borbónicas, el resto de Audiencias en el sur.<br />
Con la superposición del sistema colonial sobre la macro-organización incaica, se develó la<br />
permanencia de micro-estructuras de organización comunitaria, vigentes hasta la actualidad, como<br />
son: la minga, el ayllu, la organización comunitaria y la forma de autoridad del cacicazgo.