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LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 37<br />

Asimismo, la emoción-estímulo del sistema político vendría dado con las representaciones de<br />

protestas sociales, huelgas o movilizaciones; frente a las cuales el cerebro político, en la misma sintonía<br />

de acción que el cerebro humano, reacciona. Si se ataca al Estado, al Gobierno, este utilizará<br />

la fuerza pública.<br />

Las terminales de los nervios vigilantes captan las señales de destrucción celular y las transforman<br />

en señales eléctricas (señales necróticas), que viajan hacia el cerebro. Una vez allí, se activa el programa<br />

del dolor, que es un eficaz trabajo de alarma, de aviso, a diversos centros con capacidad de organizar<br />

respuestas defensivas eficaces. El individuo es informado, pero a lo mejor no es consciente de la dimensión<br />

del peligro. Las crisis políticas de alta intensidad serían estas formas defensivas que re-ordenan lo<br />

desordenado y abren nuevas soluciones de conservación y supervivencia; son las alarmas que se disparan<br />

sobre la peligrosidad de la inestabilidad política.<br />

Los primeros seres vivos con neuronas solo disponían de este sistema de alarma de los hechos<br />

consumados. La progresiva complejidad del sistema nervioso y su investigación han permitido desarrollar<br />

una formidable, pero cuestionable y desmedida, «capacidad» de predicción.<br />

Ubicado en la parte inferior está el hipotálamo, que representa al constructor del Estado, líder o caudillo.<br />

Es el centro integrador del sistema nervioso vegetativo —o sistema nervioso autónomo—, dentro<br />

del sistema nervioso central, como parte del sistema límbico. Realiza funciones de integración somatovegetativa.<br />

En el conjunto de la hipófisis, realiza la homeostasis del organismo, por medio de un sistema<br />

de realimentación negativa. Es el centro clave en donde se asienta el poder político de los gobernantes.<br />

El cerebro es un órgano extremadamente dinámico, en permanente relación con el ambiente, los<br />

hechos psíquicos y los actos del sujeto. Es plástico y tiene la facultad de cambiar para adaptarse a una<br />

realidad que no cesa de variar, pues existe sensibilización, habituación, facilitación (Goicochea, 2009).<br />

Tanto el cerebro humano como el Estado se adaptan a las condiciones ofrecidas por el medio/<br />

entorno. Si decimos que el ser humano social es individual y el ser humano individual es social, tenemos<br />

que toda sociedad se realiza en la conducta de los individuos que la componen; es decir que hay<br />

cambio social genuino en una sociedad solo si hay un cambio conductual genuino de sus miembros. Sin<br />

embargo, los cambios institucionales-organizacionales son una lenta evolución de las normas y las tradiciones,<br />

pues ocurren sobre plazos de tiempo relativamente largos. La dificultad para el cambio recae<br />

en la estructura de rutinas, que son acuerdos contractuales y procesos de socialización (March y Olsen,<br />

1997: 67-72). Pero esta concepción no es solo a nivel micro, pues la teoría sistémica consigue mirar<br />

procesos macro de cambio de doble vía, entre lo micro y lo macro, en un proceso de retroalimentación<br />

mutua y continua.<br />

La plasticidad hace que las conexiones cerebrales varíen a lo largo de la vida del adulto, como también<br />

que sea posible la generación de nuevas neuronas en áreas relacionadas con la gestión de la memoria.<br />

De acuerdo a los conocimientos científicos de la neuroplasticidad, los procesos mentales, como pensar<br />

o aprender, son capaces de alterar la pauta de activación cerebral en las áreas neo-corticales. Así,<br />

el cerebro no es una estructura inmutable, sino que responde a la experiencia vital del individuo, a su<br />

entorno; es capaz de adaptarse, puede cambiarse a sí mismo (Doidge, 2009). Así es la política, así funciona<br />

el cerebro político en sus relaciones con la sociedad; así es la sociedad: es adaptativa y plástica<br />

como sus organizaciones. La siguiente tabla sintetiza la comparación que se pretende realizar:<br />

CEREBRO<br />

HUMANO<br />

Neuronas<br />

Circuito de Papez<br />

Sistema límbico<br />

Tálamo<br />

Hipotálamo<br />

Nociceptores<br />

Neuroplasticidad<br />

Tabla 1.- Comparación entre el cerebro humano y el cerebro político<br />

CEREBRO POLÍTICO-ESTADO<br />

Sistema de comunicación política<br />

Anomia y crisis. Posturas ideológicas, filiaciones partidistas<br />

Transmisión de significados, reglas, normas, tradiciones = cultura política<br />

Controla el flujo de información pasada, presente y futura: historia, aciertos y desaciertos. El centro del<br />

poder político, del gobernante, en este caso de los constructores del Estado nacional.<br />

Estímulos que activan las crisis políticas.<br />

Los entornos de la crisis demandan cambios estructurales del sistema, tanto el gobierno como los gobernados<br />

se adaptan a las circunstancias.<br />

Elaboración: Adriana Aguilar M., Patricia de la Torre A. (directora). El Cerebro Político del Ecuador: 1830-2010. Quito, Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad<br />

de Ciencias Humanas, 2012-2013.

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