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226<br />
Patricia de la Torre A.<br />
1884-1888<br />
JOSÉ MARÍA PLÁ-<br />
CIDO CAAMAÑO<br />
“El Diablo”<br />
Disputas entre<br />
partidos políticos<br />
“No desesperemos, pues, de conseguir la implantación<br />
en la república de las reformas verdaderamente<br />
democráticas. Viendo estamos la decadencia<br />
del terrorismo teocrático y que sus fuerzas se<br />
debilitan y ceden el campo a las fuerzas regeneradoras<br />
que, más poderosas de día en día, avanzan<br />
sin cesar, teniendo por firme apoyo el progreso<br />
indefinido de los pueblos. ¿Qué pasa hoy<br />
¿Qué es lo que les sucede a los vencedores<br />
Que el partido liberal a pesar de las persecuciones,<br />
se levanta arrogante y con dignidad, y, ya por<br />
la prensa, ya en el Congreso, acusa a los magistrados<br />
y más gentes del poder y protesta contra<br />
sus crímenes y felonías; mientras tanto, los vencedores<br />
se quejan que los ciudadanos los acusan,<br />
que la prensa los combate y que la opinión<br />
los condena. Parece una anomalía que el vencedor<br />
sea el vencido, y no es sino el cumplimiento<br />
de una ley natural: que sucumba quien no tenga<br />
la justicia y el derecho; y sucumbirán los enemigos<br />
de la libertad y el progreso, porque la actual<br />
lucha que el pueblo sostiene contra sus enemigos<br />
será el oriente de su prosperidad y la tumba del<br />
ultramontismo”.<br />
“Diario de Avisos”<br />
Principios ultraconservadores<br />
del general<br />
Salazar<br />
“Al analizar los conceptos en que está redactada<br />
esa exhibición, se ofrece a nuestro examen<br />
el siguiente dilema: o el señor general ha abdicado<br />
de sus antiguas creencias políticas y apartado<br />
de las filas de sus correligionarios; o sea pretende<br />
tender un lazo al partido liberal, para que,<br />
manso, deponga sus derechos […] Si lo primero,<br />
el señor Salazar ha variado muy pronto de ideas;<br />
y mal puede confiarse en la política de un caudillo<br />
que hasta ayer sancionaba, con su adhesión a<br />
la administración de Caamaño, decretos y disposiciones<br />
en abierta pugna con los principios que<br />
en su exhibición se ostentan; y da imagen a que<br />
dudemos, por consiguiente, de la buena fe de sus<br />
intenciones […] Si lo segundo, mal puede esperarse<br />
que los liberales nos ofusquemos con promesas<br />
de paz, progreso y armonía, emanadas de<br />
una entidad política nueva, y amalgamadas de<br />
ribetes políticos liberales y fondo ultramontano”.