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Patricia de la Torre A.<br />
prolongada de oxigenación y la muerte cerebral. Considero que así se comportan las crisis políticas<br />
en el Ecuador, con un Estado y una sociedad enfermos, convulsivos, seducidos y fascinados<br />
por los acontecimientos que generan emoción, pasión, circo; en donde aparecen líderes carismáticos,<br />
populistas, que son salvadores, redentores, padres de la Patria, con mano fuerte, firme y opresora;<br />
héroes perseguidos que viven destierros (golpes de Estado) y que a veces son asesinados o<br />
viven intentos de magnicidio. 3<br />
Así, las investigaciones previas realizadas sobre el tema, la lectura de la bibliografía existente, el<br />
análisis de datos levantados de fuentes primarias de información —alrededor de 3971 documentos<br />
procesados de los archivos de la Asamblea Nacional y de la Biblioteca Aurelio Espinosa Pólit—,<br />
desde 1830 hasta 2010, permitieron perfilar quiénes serían los constructores del Estado nacional.<br />
Para llegar a definir cuáles eran estos personajes más relevantes, la operacionalización de variables<br />
permitió trabajar la temporalidad, hacer cortes de años, de datos, delimitar coyunturas, demarcar<br />
entornos. Después de este minucioso trabajo, llegué a la conclusión de que los constructores eran<br />
cinco:<br />
1. Gabriel García Moreno, conservador-nacionalista-revolucionario (1861-1875);<br />
2. Eloy Alfaro, liberal-nacionalista-revolucionario (1896-1911);<br />
3. Isidro Ayora, liberal-nacionalista (1926-1931);<br />
4. Gral. Guillermo Rodríguez Lara, progresista-nacionalista (1972-1976); y,<br />
5. Rafael Correa, progresista-nacionalista-revolucionario (2007- ), que parece que cierra el ciclo de<br />
la edificación del Estado nacional, de la Nación y de la Patria.<br />
El denominador común de los constructores del Estado es que son líderes carismáticos. En<br />
menos intensidad, fue Isidro Ayora.<br />
La selección de los cinco constructores del Estado es un aperitivo, una invitación y también una<br />
provocación para que se siga investigando sobre otros constructores del Estado nacional que quedaron<br />
en el tintero de la duda, como por ejemplo Velasco Ibarra, Galo Plaza, Camilo Ponce Enríquez<br />
y otros, como la fugaz dictadura de Alberto Enríquez Gallo.<br />
Los años seleccionados de estudio fueron catalogados así:<br />
• García Moreno: 30 años de crisis (1830-1860) y 12 de gestión. Total: 42 años estudiados<br />
• Eloy Alfaro: 20 años de crisis (1875-1895) y 12 años de gestión. Total: 32 años estudiados<br />
• Isidro Ayora: 13 años de crisis (1912-1925) y 6 de gestión. Total: 19 años estudiados<br />
• Rodríguez Lara: 40 años de crisis (1932-1972) y 5 de gestión. Total: 45 años estudiados<br />
• Rafael Correa: 26 años de crisis (1979-2005) y 6 años de gestión. Total: 32 años estudiados<br />
Es pertinente aclarar que los años de la crisis han sido estudiados fundamentalmente mediante<br />
fuentes secundarias de información y, en menos proporción, de fuentes primarias de información.<br />
Los años de gestión fueron construidos con fuentes primarias de información, en donde tuvo que<br />
construirse el dato.<br />
La convulsión epiléptica llega al punto más alto en donde es electo el constructor del Estado.<br />
Entre cada ataque convulsivo, la crisis inicia su descenso, decae y se recupera parcialmente el orden.<br />
Es el período en donde los constructores del Estado realizan cambios estructurales del sistema, para<br />
luego enlazarse a la siguiente crisis amasada en los entornos. Así, desde 1830 hasta 2010, se pudo<br />
apreciar que las crisis eran cíclicas, que se enlazaban entre sí con periodos de recurrencia. De esta<br />
manera, estamos hablando de un ciclo total de la crisis, cuyo promedio de duración en años es de<br />
34; en los que se incluye los años de gestión del constructor del Estado, cuyo promedio es de 8 años.<br />
3 En mi niñez, desde mi casa —ubicada en el parque del Tejar, a tres cuadras del Palacio de Gobierno—, vimos a través de los<br />
huecos de las ventanas tapadas con colchones, los tanques de guerra subiendo al Colegio Montúfar: era Velasco Ibarra.<br />
Al día siguiente una señora entró gritando a mi casa, habían matado a su marido. El silbido de las balas nos atemorizaron<br />
el día en que Rodríguez Lara sufrió el golpe de Estado en el Palacio de Gobierno. En otra índole, también presencié<br />
estupefacta, en los graderíos del parque, cómo un individuo acuchillaba a otro. ¿Era síntomas de una sociedad en crisis<br />
Años después, cuando vivía cerca del Colegio San Gabriel, una noche fuimos rodeados por el Ejército, cortaron la luz, se<br />
escuchaba las balas en la oscuridad, habían matado a los guerrilleros de Alfaro Vive Carajo, bajo la orden de León Febres<br />
Cordero y constatación in situ del Ministro de Gobierno Robles Plaza, ya pasada la media noche. La casa de la calle<br />
Manuela Sáenz estaba con sangre y llena de orificios de bala en su fachada. A pocas cuadras, en la Altamira, sucedió algo<br />
semejante. El 30 de Septiembre del 2010, las ráfagas de balas y los gases lacrimógenos penetraban las casas. La evidencia<br />
de que podían matar al presidente Correa me remitía al dramático clima de violencia de años pasados. Crisis tras crisis,<br />
siempre en crisis y violencia.