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142 Patricia de la Torre A. respectivamente. La cobertura nacional de canales nacionales era a apenas de 5 (ver Anexo 48). Estas décadas demostraron una sólida constitución y aceptación por parte de la opinión pública sobre los canales de televisión de origen privado, como el Canal 2 en Guayaquil, Canal 8 en Quito, Canal 10 Telecentro y Teleamazonas. Un ejemplo de la influencia mediática que había alcanzado la televisión fue el debate entre León Febres Cordero y Rodrigo Borja, cuando se disputaban la Presidencia de la República, transmitido en vivo a todo el país. Febres Cordero, «haciendo gala de su astucia, inteligencia y experiencia política», acorraló en el debate a su contrincante logrando que el electorado se volcara a su favor, por lo que resultó triunfador en la vuelta definitiva y fue elegido Presidente de la República. 158 A este hecho habría que añadir que durante la segunda vuelta electoral, León Febres Cordero centró su campaña en las cuatro provincias más pobladas del país, con la victoria en tres de ellas: Guayas, Manabí y Los Ríos. Saturó los medios de información ofreciendo «pan, techo y empleo» para todos los ecuatorianos (Tamayo, 2008: 8). Sin duda, la prensa escrita también facilitó la información de procesos y campañas electorales; sin embargo, como lo había hecho desde su fundación, sirvió más como instrumento para expresar abiertamente una posición política a favor o en contra de un presidente. En este panorama, los medios de comunicación se caracterizaron por su influjo sobre ciertos acontecimientos nacionales, cuyos portavoces no dudaron en hacer sentir por medio de la palabra sus opiniones y generar opinión pública. Como era costumbre, la prensa respondió a los intereses económicos y políticos de los grupos de poder; las opiniones vertidas tenían fines específicos. El uso de medios de comunicación más sofisticados, como la televisión y radio, transformó su influencia política a nivel nacional. Paz y Miño comenta: Hubo medios perfectamente identificados con León Febres Cordero (1984-1988). Un periódico quiteño abiertamente se pronunció por el voto y el triunfo de Rodrigo Borja en la campaña (1988-1992). Sixto Durán Ballén (1992-1996) se quejaba de las «críticas infundadas» de la prensa. En las décadas de los ochenta y noventa, un amplio espectro de editorialistas y analistas de los más grandes medios, se volcaron a favor del modelo aperturista, las privatizaciones, la flexibilidad laboral y el retiro del Estado, que defendían como «modernización deseable» (Paz y Miño, 2009). Entre 1981 y 1992, se registró en Guayaquil la circulación de nueve periódicos entre los cuales sobresalieron: El Agro, semanario dedicado a la información sobre las actividades económicas, agrícolas, pesqueras y agroindustriales de Guayaquil, cuyo director fue Jimmy Jairala y su editora María de los Ángeles Ibarra; y El Financiero (1991), fundado por Sucre Pérez Mac Collum, que consistía en un quincenario que se anunciaba como el primer periódico económico del país, con representaciones en Guayaquil, Quito, Cuenca, Portoviejo, Machala, Quevedo, Santo Domingo y Loja (ver Anexo 49 y 50). Con el amplio despliegue informativo, la prensa también incentivó la agitación social; sus artículos llamaban a la participación popular y plasmaron en muchos de sus editoriales los actos de corrupción, que indignaron e intensificaron el descontento en la sociedad. Encontramos así cómo en la presidencia de Lucio Gutiérrez, tras la denuncia pública de la venta de armas ecuatorianas a las FARC, los periodistas alzaron su voz en protesta: Que elementos de las Fuerzas Armadas han estado suministrando —por dinero o por simpatías— armas a la guerrilla colombiana, casi nadie lo discute ya. Que algo raro —por decir menos— ha estado ocurriendo en los arsenales militares, también está fuera de duda... Que algunos elementos de las Fuerzas Armadas han estado auxiliando a la guerrilla con información, también es un hecho real (El Universo, 28 de octubre 2003). La prensa se instauró como un organismo fiable que comunicaba de todos los acontecimientos políticos, económicos coyunturales, convirtiéndose en el medio de movilización ciudadana de algunos sectores medios de las ciudades. La caída de Lucio Gutiérrez en el año 2005 fue el más claro ejemplo de aquello, indígenas, trabajadores, clase medias, todos marcharon y derrocaron al presidente. 158 «Borja Cevallos, Dr. Rodrigo». En: Enciclopedia del Ecuador, última modificación 20 de mayo del 2013. http://www.enciclopediadelecuador.com/ temasOpt.phpInd=270

LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 143 2.4. El descontento social La injusticia social que se vivió durante el período 1979-2005 radicó en el dominio de los grupos políticos, las cámaras de la producción y los propietarios de los bancos privados, que acogieron y se adaptaron prontamente al nuevo modelo neoliberal de desarrollo mundial. A su vez, se convirtieron en los padrinos de los gobiernos de Febres Cordero y Sixto Durán Ballén. De esta manera, «dirigentes empresariales y personalidades ligadas a las cámaras pasaron a ocupar ministerios y los principales aparatos de conducción económica en esos gobiernos, pero también fueron visibles en otros» (Paz y Miño, 2000). La presidencia de León Febres-Cordero (1984-1988) fue uno de los gobiernos más autoritarios, que inauguró en el Ecuador las desapariciones forzadas de personas, los asesinatos extrajudiciales y la institucionalización de la práctica de la tortura. Sus actuaciones quedaron en la impunidad (Tamayo, 2008: 3). Las dimensiones de su gobierno lo enmarcaron dentro de una dictadura civil. 159 A ejemplo de Pinochet, Febres Cordero pretendió implantar el modelo neoliberal en el país, por medio de una política de Estado autoritaria. Utilizó frecuentemente los recursos del miedo y el terror para paralizar y fraccionar a todos aquellos que se oponían a su proyecto [...], pese a haber sido electo por el voto popular, gobernó empleando las tres «p» de los tiempos dictatoriales: «Plata para los amigos; palo para los indecisos; plomo para los enemigos» (Tamayo, 2008: 4). Según la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (CEDHU), desde 1984 a 1988, las luchas de resistencias al febrescorderismo autoritario dejaron un trágico y extenso saldo de muertos, heridos, torturados, encarcelados y perseguidos. Se registraron 126 homicidios a manos de la fuerza pública; 240 personas torturadas; 200 incomunicadas; 500 privadas de su libertad arbitrariamente; 100 domicilios violados y 7 desaparecidos (Tamayo, 2008:5). 160 En este contexto, Febres Cordero enfrentó la fuerte oposición del grupo insurrecto Alfaro Vive ¡Carajo! (AVC), conformado desde la época de Hurtado: La primera conferencia de AVC, realizada el 14 de febrero de 1983 en Esmeraldas puede considerarse el punto de partida de esta agrupación en la que confluyen ex-militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y del Movimiento Revolucionario de Izquierda Cristiana (MRIC) y de otros grupos clandestinos y de izquierda, que se proponen tomar el poder por medio de la lucha armada. El movimiento insurgente […] se proclama alfarista proponiéndose retomar el espíritu rebelde de Eloy Alfaro y continuar su tarea que quedó inconclusa tras su asesinato en 1911 (Tamayo, 2008: 9). El régimen dio muerte a los líderes de AVC: Fausto Basantes, Arturo Jarrín y Hamet Vásconez. Fallecieron, además, una decena de militantes. Otro de los sucesos del nivel de descontento social que había provocado el autoritarismo de Febres Cordero fue el «Taurazo». Frank Vargas Pazzos, general de aviación y compadre del presidente, promovió una rebelión militar que en un principio no contó con el apoyo de las FF. AA., y culminó con su detención. Sin embargo, al poco tiempo las FF. AA. decidieron apoyar a Vargas Pazzos, incitando el primer golpe de Estado desde el retorno a la democracia en 1979. Los militares secuestraron por 11 horas a Febres Cordero en la base aérea de Taura, el 16 de enero de 1987; y lo dejaron en libertad tras la firma de una serie de compromisos y la liberación de Vargas Pazzos. Aunque con Rodrigo Borja (1988-1992) se restablecieron los derechos humanos y la democracia, «logrando la entrega de armas del grupo guerrillero Alfaro Vive ¡Carajo!» (Núñez, 2011: 343), la agitación social llegó a su clímax durante los días 4, 5 y 6 de junio de 1990, con el primer levantamiento indígena a nivel nacional de la historia ecuatoriana. Al ser uno de los sucesos políticos más representativos de la década de los noventa, vale la pena recordar los motivos por los cuales la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) decidió declarar una movilización nacional. 159 León Febres Cordero, de profesión ingeniero, ejerció una dictadura civil, pues dispuso arbitrariamente de la fuerza pública para perseguir y castigar a sus opositores políticos, además de que muchas decisiones de Estado dependieron exclusivamente de su persona. 160 Mireya Cárdenas, detenida en 1984 y John Maldonado, apresado en 1987, testimoniaron que fueron torturados y maltratados en la actual Brigada de Inteligencia (ex AEIN), situada en Conocoto. Cárdenas mostró la mazmorra oscura en que estuvo internada, donde debía defecar en el piso, a escasos metros de donde dormía. En este recinto militar, sufrió golpes, le aplicaron corriente eléctrica, le hirieron los dedos de los pies con alambres, mientras era mantenida desnuda. En Guayaquil, Teresa Baquerizo dio su testimonio: fue detenida en diciembre de 1986 y estuvo prisionera en el Cuartel Modelo de la Policía, ex-Servicio de Investigación Criminal; fue sometida a torturas con electricidad. Antes de eso, le quitaron a su hija de un año de edad (Boletín PRODH).

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Patricia de la Torre A.<br />

respectivamente. La cobertura nacional de canales nacionales era a apenas de 5 (ver Anexo 48).<br />

Estas décadas demostraron una sólida constitución y aceptación por parte de la opinión pública<br />

sobre los canales de televisión de origen privado, como el Canal 2 en Guayaquil, Canal 8 en Quito,<br />

Canal 10 Telecentro y Teleamazonas.<br />

Un ejemplo de la influencia mediática que había alcanzado la televisión fue el debate entre León<br />

Febres Cordero y Rodrigo Borja, cuando se disputaban la Presidencia de la República, transmitido<br />

en vivo a todo el país. Febres Cordero, «haciendo gala de su astucia, inteligencia y experiencia política»,<br />

acorraló en el debate a su contrincante logrando que el electorado se volcara a su favor, por lo<br />

que resultó triunfador en la vuelta definitiva y fue elegido Presidente de la República. 158 A este hecho<br />

habría que añadir que durante la segunda vuelta electoral, León Febres Cordero centró su campaña<br />

en las cuatro provincias más pobladas del país, con la victoria en tres de ellas: Guayas, Manabí y<br />

Los Ríos. Saturó los medios de información ofreciendo «pan, techo y empleo» para todos los ecuatorianos<br />

(Tamayo, 2008: 8).<br />

Sin duda, la prensa escrita también facilitó la información de procesos y campañas electorales;<br />

sin embargo, como lo había hecho desde su fundación, sirvió más como instrumento para expresar<br />

abiertamente una posición política a favor o en contra de un presidente. En este panorama, los<br />

medios de comunicación se caracterizaron por su influjo sobre ciertos acontecimientos nacionales,<br />

cuyos portavoces no dudaron en hacer sentir por medio de la palabra sus opiniones y generar opinión<br />

pública. Como era costumbre, la prensa respondió a los intereses económicos y políticos de<br />

los grupos de poder; las opiniones vertidas tenían fines específicos. El uso de medios de comunicación<br />

más sofisticados, como la televisión y radio, transformó su influencia política a nivel nacional.<br />

Paz y Miño comenta:<br />

Hubo medios perfectamente identificados con León Febres Cordero (1984-1988). Un periódico quiteño abiertamente se pronunció<br />

por el voto y el triunfo de Rodrigo Borja en la campaña (1988-1992). Sixto Durán Ballén (1992-1996) se quejaba de<br />

las «críticas infundadas» de la prensa. En las décadas de los ochenta y noventa, un amplio espectro de editorialistas y analistas<br />

de los más grandes medios, se volcaron a favor del modelo aperturista, las privatizaciones, la flexibilidad laboral y el<br />

retiro del Estado, que defendían como «modernización deseable» (Paz y Miño, 2009).<br />

Entre 1981 y 1992, se registró en Guayaquil la circulación de nueve periódicos entre los cuales<br />

sobresalieron: El Agro, semanario dedicado a la información sobre las actividades económicas, agrícolas,<br />

pesqueras y agroindustriales de Guayaquil, cuyo director fue Jimmy Jairala y su editora María<br />

de los Ángeles Ibarra; y El Financiero (1991), fundado por Sucre Pérez Mac Collum, que consistía en<br />

un quincenario que se anunciaba como el primer periódico económico del país, con representaciones<br />

en Guayaquil, Quito, Cuenca, Portoviejo, Machala, Quevedo, Santo Domingo y Loja (ver Anexo<br />

49 y 50).<br />

Con el amplio despliegue informativo, la prensa también incentivó la agitación social; sus artículos<br />

llamaban a la participación popular y plasmaron en muchos de sus editoriales los actos de<br />

corrupción, que indignaron e intensificaron el descontento en la sociedad. Encontramos así cómo en<br />

la presidencia de Lucio Gutiérrez, tras la denuncia pública de la venta de armas ecuatorianas a las<br />

FARC, los periodistas alzaron su voz en protesta:<br />

Que elementos de las Fuerzas Armadas han estado suministrando —por dinero o por simpatías— armas a la guerrilla<br />

colombiana, casi nadie lo discute ya. Que algo raro —por decir menos— ha estado ocurriendo en los arsenales militares,<br />

también está fuera de duda... Que algunos elementos de las Fuerzas Armadas han estado auxiliando a la guerrilla con información,<br />

también es un hecho real (El Universo, 28 de octubre 2003).<br />

La prensa se instauró como un organismo fiable que comunicaba de todos los acontecimientos<br />

políticos, económicos coyunturales, convirtiéndose en el medio de movilización ciudadana<br />

de algunos sectores medios de las ciudades. La caída de Lucio Gutiérrez en el año 2005 fue el<br />

más claro ejemplo de aquello, indígenas, trabajadores, clase medias, todos marcharon y derrocaron<br />

al presidente.<br />

158 «Borja Cevallos, Dr. Rodrigo». En: Enciclopedia del Ecuador, última modificación 20 de mayo del 2013. http://www.enciclopediadelecuador.com/<br />

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