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LOS CONSTRUCTORES DEL ESTADO NACIONAL 1830-2010 107<br />
De acuerdo a Chiriboga, citado en Milton Luna (1989: 31-39), el control de la Asociación de<br />
las exportaciones de cacao posibilitó disponer del grueso de divisas del país y, por tanto, estar en<br />
condiciones de realizar prácticas especulativas en perjuicio de los necesitados importadores. A medida<br />
que los precios internacionales decayeron, la Asociación, para compensar las pérdidas, se endeudó con<br />
la banca nacional, en especial, con el Banco Comercial y Agrícola y con el Mercantil Bank of América<br />
(MBA) (197).<br />
Es necesario resaltar que las familias que manejaban la exportación del cacao en la década del<br />
veinte eran las élites económicas. Sus propiedades demostraron su poder económico, que a través del<br />
tiempo se convirtió también en poder político, influyendo en políticas y leyes de la sociedad civil, como<br />
fue el caso de la Ley Moratoria (Milk, 1997: 31-33). Según Núñez (2011: 271), los señores del Gran Cacao<br />
detentaban el poder económico, político y cultural. De su seno salían los presidentes de la República, los<br />
ministros de Estado o los senadores, diputados y gobernadores de las provincias de Guayas, Los Ríos<br />
y El Oro. De la Torre (2004) comenta al respecto:<br />
La familia Aspiazu y Seminario fueron las mayores propietarias y exportadoras de cacao en la época<br />
del auge de este producto. Llegaron a poseer en 1900, 99 propiedades avaluadas en $ 3.349.269,29, es<br />
decir, 6.866.000 sucres. Tenían 3 casas exportadoras de cacao, 6 empresas industriales, 3 compañías<br />
de servicio y acciones en los Bancos Comercial y Agrícola y del Ecuador (De la Torre, 2004: 87).<br />
Un hijo de Lautaro Aspiazu, se casó con una hija de Miguel Seminario. De la unión de la familia<br />
Aspiazu y Seminario, resultó su hijo Fernando, gerente del Banco del Progreso, el noveno de su monto<br />
de activos; vicepresidente de la Corporación Financiera Ecuatoriana (COFIEC) y ocupó otros cargos en<br />
instituciones estatales como: Ministro de Educación, en el gobierno de Camilo Ponce (1956); Ministro<br />
de Finanzas, en el gobierno de Jaime Roldós (1979). Su hermano Jaime fue gerente del Banco de Guayaquil,<br />
Director de COFIEC y candidato de la Presidencia de la República por el partido liberal, Frente<br />
Radical Alfarista en 1984 (De la Torre, 2004: 87).<br />
Tabla 4.- Los socios principales y preferidos en la asociación<br />
período: 1914-1922<br />
1913-1922<br />
AÑO MIEMBROS CARGO<br />
1922 Lorenzo Tous<br />
Enrique Seminario, Caamaño Tenguel Estate Ltd.,<br />
Plantaguen Clementina, Deustche Ecuador Cacao,<br />
Lautaro Aspiazu y los Morla<br />
1922 Francisco Urbina Jado<br />
La lista de los mayores accionistas creció de 872, en<br />
diciembre de 1913, a 3441 en diciembre de 1921,<br />
pero estos productores no se desempeñaban como<br />
directivos.<br />
Presidente de la Junta, principal director del Banco<br />
Comercial y Agrícola<br />
Gerente perenne del Banco Comercial y Agrícola y<br />
miembro del Directorio de la Asociación<br />
1922 Juan Illingworth y Enrique Baquerizo Moreno Miembros del Directorio de la Asociación<br />
1922<br />
Carlos Marcos Illingworth (padre de Juan<br />
Illingworth)<br />
Directorio del Banco Comercial y Agrícola<br />
Fuente: Luna, Milton. «Regiones, clases y enfrentamientos sociales en los veinte». En: Marchán, Carlos (compilador) (2013). Crisis y Cambios de la Economía Ecuatoriana,<br />
239. Quito: Ministerio Coordinador de Política Económica.<br />
Adaptación: María Elena Albán, Patricia de la Torre A. (directora): El Cerebro Político del Ecuador: 1830-2010. Quito: Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Facultad<br />
de Ciencias Humanas, 2012-2013.<br />
La ilegalidad bancaria en las emisiones hizo su aparición en el déficit en los presupuestos fiscales,<br />
que se intensificaron a partir de 1914. Los gobiernos siguientes recurrieron a préstamos al Comercial,<br />
los mismos que nunca fueron negados. Se establecieron entre el acreedor y el deudor vinculaciones<br />
poderosas, tanto que desde entonces, las administraciones pasaron a ser apoyadas,<br />
financiadas y defendidas por la banca. Los gobernantes no podían fiscalizar o supervigilar la economía<br />
nacional; sino, por el contrario, se veían obligados por razones de «gratitud», a estimular en<br />
los bancos la emisión clandestina que provocaba la especulación, la inflación y el contrabando. 113<br />
113 Ruiz, Eva. «sidro Ayora: máximo ejecutor de los ideales julianos» (tesis de pregrado), Pontificia Universidad Católica del<br />
Ecuador, Quito, 1897, p. 40.