islandia-revolucion-bajo-el-volcan-xavier-moret.epub_
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siempre, un páramo desolado, rocoso, desprovisto de vida, con las<br />
montañas medio ocultas por la niebla como fondo y <strong>el</strong> mismo cart<strong>el</strong> de<br />
todos los años junto a la carretera, con un coche accidentado en lo más<br />
alto sobre <strong>el</strong> que se anunciaba <strong>el</strong> número de muertos en accidentes de<br />
tráfico. Aqu<strong>el</strong> año sólo llevaban tres, pero aún estábamos a mayo. Por<br />
desgracia, la cifra aumentaría, sobre todo cuando la llegada d<strong>el</strong> verano<br />
multiplicara <strong>el</strong> tráfico rodado de la isla, pero seguro que nunca se alcanzarían<br />
las macrocifras de víctimas de los países continentales. Son las<br />
ventajas de vivir en un país de sólo 320.000 habitantes.<br />
Poco después de atravesar S<strong>el</strong>foss, a unos sesenta kilómetros de<br />
Reykiavik, H<strong>el</strong>gi alargó la mano para señalar la columna de humo que se<br />
veía en <strong>el</strong> horizonte.<br />
–Allí lo tienes –c<strong>el</strong>ebró–. Una buena chimenea, ¿no te parece La<br />
montaña de la izquierda es <strong>el</strong> Hekla.<br />
–Dicen que puede ser <strong>el</strong> próximo volcán en entrar en erupción.<br />
–Se dicen muchas cosas –rió–. Que si <strong>el</strong> Eyjafiallajökull acabará por<br />
contagiar al Katla o al Hekla, que ambos están muy cerca... pero de momento<br />
no pasa nada. Todo está en calma. Aquí, en Islandia, siempre decimos<br />
que hasta que las cosas no suceden no hay por qué alarmarse.<br />
Desde la distancia, tanto <strong>el</strong> volcán como las montañas contiguas se<br />
veían como un amasijo difuminado, cubierto por una nube de polvo que<br />
se iba haciendo más densa a medida que nos acercábamos.<br />
–Ahora se ve claramente que no se ve nada –dijo Einar cuando salimos<br />
d<strong>el</strong> coche para observar mejor <strong>el</strong> volcán–. Es una nube rara, porque no<br />
hu<strong>el</strong>e. Es sólo una especie de polvo. Si estás mucho tiempo expuesto a<br />
<strong>el</strong>la, es mejor que te tapes la boca y la nariz con una mascarilla. Pero por<br />
unas horas no vale la pena.<br />
Muy cerca de donde estábamos se veían, paciendo en un extenso prado<br />
verde, unas cuantas ovejas, siempre en grupos de tres, la madre con dos<br />
crías recién nacidas. En los momentos más duros de la erupción las había