Fuerzas profundas e identidad. Reflexiones en torno a su impacto ...
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este caso la cultura liberal civil estadounid<strong>en</strong>se– y las <strong>su</strong>bculturas nacionales –como ser<br />
la <strong>su</strong>bcultura militar– con <strong>su</strong> respectivo <strong>impacto</strong> sobre la política exterior.<br />
Consecu<strong>en</strong>tem<strong>en</strong>te para compr<strong>en</strong>der de forma integral las relaciones cívicomilitares<br />
d<strong>en</strong>tro del Departam<strong>en</strong>to de Def<strong>en</strong>sa debemos examinar <strong>su</strong> <strong>su</strong>bcultura<br />
organizativa <strong>su</strong>mada a <strong>su</strong> estructura burocrática. Sería un error hablar de una única<br />
<strong>su</strong>bcultura para todo el Departam<strong>en</strong>to. El P<strong>en</strong>tágono no es sólo una “gran burocracia”,<br />
sino que está compuesto de diversas burocracias, formadas por grupos distintos:<br />
personal civil y personal militar que, a <strong>su</strong> vez, está dividido <strong>en</strong> cuatro servicios<br />
difer<strong>en</strong>tes. Numerosos analistas de la cuestión militar <strong>en</strong> Estados Unidos señalan que las<br />
características de la mayoría de los oficiales (<strong>su</strong>bcultura militar) incluy<strong>en</strong>: la<br />
preemin<strong>en</strong>cia de un estilo “ger<strong>en</strong>cial”; el int<strong>en</strong>to de obt<strong>en</strong>er armas y alta tecnología; la<br />
preocupación por los as<strong>en</strong>sos <strong>en</strong> <strong>su</strong> carrera; la promoción de estrategias de guerra<br />
debilitantes y la cre<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> la separación de la política y el combate militar (Rosati,<br />
1993: 147).<br />
Si analizamos estas características más detalladam<strong>en</strong>te podemos afirmar que, tal<br />
como lo explicamos más arriba, la lucha inter-burocrática ha fortalecido los argum<strong>en</strong>tos<br />
sobre que la institución militar ya no produce guerreros, sino managers. Los oficiales<br />
con habilidades administrativas son los más exitosos <strong>en</strong> la institución hoy <strong>en</strong> día. Un<br />
síntoma de este cambio se evid<strong>en</strong>cia <strong>en</strong> las modificaciones de los títulos de post-grado y<br />
curriculums que pres<strong>en</strong>tan estos oficiales donde se destacan los de administración<br />
pública, negocios e ing<strong>en</strong>iería (Rosati, 1993:148). Así, tal como lo describimos <strong>en</strong> la<br />
evolución histórica del rol de las fuerzas armadas podemos apreciar que la modificación<br />
del perfil de los oficiales ha alterado la lógica de las instituciones militares, ha variado<br />
<strong>su</strong>s criterios de formación y ha increm<strong>en</strong>tado <strong>su</strong> capacidad política <strong>en</strong> los procesos de<br />
toma de decisiones que afectan la acción externa del Estado americano.<br />
Este giro hacia la función de manager fue reforzado por una segunda<br />
característica de la <strong>su</strong>bcultura militar: la búsqueda de mayor tecnología, armas o<br />
materiales de alta calidad. Se ha desarrollado el <strong>su</strong>puesto de que los militares requier<strong>en</strong><br />
expandir <strong>su</strong> hardware (armas y estructuras de soporte). Esto no sólo demanda una gran<br />
cantidad de hardware sino también la mejor calidad y sofisticación <strong>en</strong> tecnología<br />
posible. Por otra parte la incorporación de más y sofisticadas armas trae aparejado la<br />
<strong>su</strong>ma de personal para administrar el “hardware” a la vez que disminuye la importancia<br />
de elem<strong>en</strong>tos intangibles como la capacidad de liderazgo <strong>en</strong> períodos de conflicto.<br />
Además, este objetivo ha llevado a los oficiales a ejercer un rol casi político sobre las<br />
relaciones cívico-militares influ<strong>en</strong>ciando al presid<strong>en</strong>te, al congreso, utilizando a los<br />
medios, realizando campañas y obviam<strong>en</strong>te oponiéndose a aquellos que apuestan a una<br />
disminución <strong>en</strong> el pre<strong>su</strong>puesto militar. Por esto los militares se han vuelto una pot<strong>en</strong>cia<br />
política <strong>en</strong> cuestiones de def<strong>en</strong>sa (Rosati, 1993: 148-149).<br />
Una tercera característica de esta <strong>su</strong>bcultura es el aum<strong>en</strong>to de la preocupación<br />
por el asc<strong>en</strong>so <strong>en</strong> la carrera. Muchos oficiales jóv<strong>en</strong>es si bi<strong>en</strong> no están de acuerdo con la<br />
burocracia establecida (ya sea con acarrear papeles, trabajar bajo el síndrome de la alta<br />
tecnología o quedar <strong>su</strong>jetos a la politiquería) porque no contribuye a <strong>su</strong> formación, no<br />
ti<strong>en</strong><strong>en</strong> mucho interés <strong>en</strong> oponerse a ésta. Ello se debe a que <strong>su</strong> asc<strong>en</strong>so implica respetar<br />
las normas de la institución con un muy bajo o inexist<strong>en</strong>te criticismo. La expectativa se<br />
guía por una lógica de “up or out” y para asc<strong>en</strong>der necesitan informes positivos de <strong>su</strong>s<br />
<strong>su</strong>periores y autorizaciones para transitar por difer<strong>en</strong>tes funciones y participar <strong>en</strong>