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parte!—de San Sebastián,<br />
y una silla.» Y no me engaña.<br />
En ella entré y discurrí<br />
hasta que el tino perdí<br />
y, al fin, a un portal de horror 2265<br />
lleno de sombra y temor,<br />
solo y a escuras salí.<br />
Aquí llegó una mujer<br />
—al oír y al parecer—<br />
y a escuras y por el tiento 2270<br />
de aposento en aposento<br />
sin oír, hablar, ni ver,<br />
me guió. Pero ya veo<br />
luz, por el resquicio es<br />
de una puerta. Tu deseo 2275<br />
lograste, Amor, pues ya ves<br />
la dama. Aventuras creo.<br />
Acecha por la cerradura<br />
¡Qué casa tan alhajada!<br />
¡Qué mujeres tan lucidas!<br />
¡Qué sala tan adornada! 2280<br />
¡Qué damas tan bien prendidas!<br />
¡Qué beldad tan extremada!<br />
Salen todas las mujeres con toallas, conservas y agua y, haciendo reverencias todas, salen<br />
doña Angela [y doña BEATRIZ] ricamente vestida[s]. Hablan las dos aparte<br />
ÁNGELA:<br />
Pues presumen que eres ida<br />
a tu casa mis hermanos,<br />
quedándote aquí escondida, 2285<br />
los recelos serán vanos<br />
porque una vez recogida,<br />
ya no habrá que temer nada.<br />
BEATRIZ: ¿Y qué ha de ser mi papel<br />
ÁNGELA: Agora el de mi crïada, 2290<br />
luego el de ver retirada<br />
lo que pasa con él.<br />
[A don MANUEL]<br />
MANUEL:<br />
¿Estaréis muy disgustado<br />
de esperarme<br />
No, señora,<br />
que quien espera al aurora, 2295