Cuadernos de Investigación 8 (PDF) - ArqueologÃa Ecuatoriana
Cuadernos de Investigación 8 (PDF) - ArqueologÃa Ecuatoriana
Cuadernos de Investigación 8 (PDF) - ArqueologÃa Ecuatoriana
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
114 MARÍA FERNANDA UGALDE, ÁNGELO CONSTANTINE Y ROSALBA CHACÓN.<br />
Shennan, 1994). Hay un consenso entre los autores <strong>de</strong> estas compilaciones acerca <strong>de</strong> que<br />
la etnicidad, el género y la edad cuentan entre los aspectos principales <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad.<br />
En el 13 er Congreso <strong>de</strong> Antropología celebrado recientemente en la Universidad <strong>de</strong> los<br />
An<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Bogotá, en el marco <strong>de</strong>l simposio “Paisaje e I<strong>de</strong>ntidad en los An<strong>de</strong>s”, Alexan<strong>de</strong>r<br />
Herrera proponía una aproximación metodológica al estudio <strong>de</strong> la i<strong>de</strong>ntidad <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la<br />
arqueología por medio <strong>de</strong> diez niveles <strong>de</strong> análisis que incluyen <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el aspecto físico<br />
(reflejado en los restos óseos) hasta el paisaje, pasando por la iconografía, la arquitectura<br />
y las costumbres funerarias, entre otros. El comportamiento espacial, para continuar con<br />
la terminología utilizada por Wiessner (2004), nos parece trascen<strong>de</strong>ntal para nuestro<br />
análisis, y en general es otro aspecto que incluiríamos entre los principales indicadores <strong>de</strong><br />
i<strong>de</strong>ntidad cultural, siendo a<strong>de</strong>más uno <strong>de</strong> los más susceptibles al reconocimiento <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong>l registro arqueológico.<br />
Preguntándonos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> nuestra perspectiva actual, cuáles consi<strong>de</strong>ramos como los<br />
principales factores <strong>de</strong> nuestra propia i<strong>de</strong>ntidad, el espacio físico surgió en primer lugar<br />
(entendido en el sentido <strong>de</strong> país, ciudad, región o características <strong>de</strong>l paisaje). Otros<br />
elementos que salieron a flote son el género (tanto en el sentido <strong>de</strong> auto-<strong>de</strong>finición <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> un género <strong>de</strong>terminado, como <strong>de</strong> preferencia sexual), la edad y la pertenencia a una<br />
religión o a una ten<strong>de</strong>ncia política. Dentro <strong>de</strong>l espacio físico, surgen varios niveles, que<br />
incluyen otros aspectos, el primero <strong>de</strong> carácter global: nos sentimos latinoamericanos<br />
porque nos i<strong>de</strong>ntificamos en ese grupo <strong>de</strong> personas que comparte un territorio, un paisaje,<br />
un idioma, un estilo musical, <strong>de</strong>terminadas preferencias gastronómicas. Nos sentimos<br />
también ecuatorianos, grupo <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l cual algunos <strong>de</strong> los aspectos anteriormente<br />
mencionados se restringen (territorio, comida, música) y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l grupo “ecuatorianos”,<br />
nos i<strong>de</strong>ntificamos con la sierra o la costa, nuevamente con sus características propias como<br />
el paisaje (presencia <strong>de</strong> montañas o mar, respectivamente) el acento, la jerga, otra vez la<br />
comida (especialida<strong>de</strong>s regionales), etc. El concepto <strong>de</strong> “i<strong>de</strong>ntidad cultural” mo<strong>de</strong>rna,<br />
como propone Hall (1996: 4), acepta que las i<strong>de</strong>ntida<strong>de</strong>s nunca son unificadas y más bien<br />
tien<strong>de</strong>n a fragmentarse y fracturarse; nunca son singulares sino múltiples, construidas<br />
a través <strong>de</strong> discursos, prácticas y posiciones a menudo intersectadas y antagónicas.<br />
No obstante, el sentido <strong>de</strong> pertenencia a un espacio físico es predominante en la auto<strong>de</strong>finición;<br />
el <strong>de</strong>sarraigo es un factor causante <strong>de</strong> crisis <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad.<br />
Este sentimiento probablemente fue más fuerte en el mundo no-globalizado <strong>de</strong>l<br />
Ecuador prehispánico, don<strong>de</strong>, si bien existían importantes re<strong>de</strong>s <strong>de</strong> comercio a corta y<br />
larga distancia, eran unos pocos especialistas quienes se <strong>de</strong>dicaban a esta actividad y<br />
recorrían gran<strong>de</strong>s distancias (Salomon 1980), mientras que la mayoría <strong>de</strong> la población<br />
probablemente se movía en un rango espacial relativamente limitado. Coincidimos<br />
entonces con Criado cuando habla <strong>de</strong> una íntima relación entre espacio, pensamiento y<br />
sociedad, y sostiene que:<br />
“La construcción <strong>de</strong>l espacio aparece como una parte esencial <strong>de</strong>l proceso social <strong>de</strong><br />
construcción <strong>de</strong> la realidad realizada por un <strong>de</strong>terminado sistema <strong>de</strong> saber y que es,<br />
asimismo, compatible con la organización socio-económica y con la <strong>de</strong>finición <strong>de</strong> individuo<br />
vigente en este contexto” (Criado, 1991: 7, subrayado nuestro).<br />
El sentido <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ntidad o pertenencia es extrapolado, hasta nuestros días, más allá<br />
<strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> los individuos; muchos emigrantes pi<strong>de</strong>n expresamente en vida, o son<br />
trasladados por sus familiares <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte, a su lugar <strong>de</strong> origen. La tradicional