Texto completo PDF - José Luis González Recio
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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID<br />
FACULTAD DE FILOSOFÍA<br />
PROGRAMA DE DOCTORADO<br />
ENTRE CIENCIA Y FILOSOFÍA<br />
TRABAJO DE INVESTIGACIÓN<br />
SEGUNDO AÑO<br />
D.E.A.<br />
TÍTULO:<br />
EL NATURALISMO EMPIRICO EN LA FILOSOFÍA DE<br />
JOHN DEWEY<br />
ALUMNO:<br />
PEDRO JOSÉ SARMIENTO MEDINA<br />
DIRECTOR: DR. JOSÉ LUIS GONZÁLEZ RECIO<br />
CURSO 2002/2003
INTRODUCCIÓN 3<br />
CAPÍTULO I : EL PRAGMATISMO INSTRUMENTALISTA DE JOHN DEWEY 8<br />
SECCIÓN 1 Breve Noticia Biográfica de John Dewey ( 1859- 1952) 8<br />
SECCION 2 Dewey y el pragmatismo americano 12<br />
CAPÍTULO II : PRAGMATISMO Y REFUTACIÓN DE LA EPISTEMOLOGÍA CLÁSICA 25<br />
SECCIÓN 1 Los problemas epistemológicos de la filosofía clásica: Bacon y Dewey 25<br />
SECCIÓN 2 La acción reconstructiva y el concepto pragmatista de experiencia. 34<br />
SECCIÓN 3 Naturalismo empírico y epistemología pragmática. 53<br />
SECCIÓN 4 El concepto clásico de razón en contraposición al concepto de<br />
inteligencia pragmatista 74<br />
1. Racionalismo y empirismo en contraposición con la noción pragmatista<br />
de experiencia.<br />
2. La inteligencia y el Arco Reflejo<br />
3. Hábito e inteligencia como nociones centrales de su propuesta<br />
SECCIÓN 5 El concepto pragmatista de lo real y lo ideal. 88<br />
SECCION 6 El significado y las consecuencias de la reconstrucción lógica. 98<br />
CAPÍTULO III : ANÁLISIS DE ALGUNOS ELEMENTOS VINCULADOS<br />
A LA PROPUESTA DEWEYANA 104<br />
SECCIÓN 1 La noción de experiencia dentro del pragmatismo deweyano 104<br />
SECCIÓN 2 La estructura del método empírico o denotativo 118<br />
CONCLUSIONES 128<br />
Cronología de John Dewey 138<br />
Bibliografía 139<br />
2
INTRODUCCION GENERAL.<br />
Uno de los más serios problemas científico-filosóficos del siglo XIX, y de bien entrado el<br />
siglo XX, fue el relacionado con las consecuencias derivadas de la teoría de la evolución. Si<br />
bien dicho problema tuvo todo tipo de connotaciones, desde las científicas, filosófico–<br />
teológicas, sociales, y hasta las de tipo político, -como el caso de un juez americano que en<br />
1992 sancionó la prohibición de la enseñanza de los contenidos biológicos que hablaran de<br />
ella-, la evolución es un hecho hoy incuestionado.<br />
Aunque para la mayoría de biólogos es un principio absolutamente evidente, las dificultades<br />
de su “demostración” y “explicación” tienen raíces epistemológicas y por supuesto biológicas.<br />
De un lado, la lógica de la demostración y la comprobación obligan a una comprensión<br />
particular de la ciencia y su modo operativo. En biología la estructura de la demostración no es<br />
igual que la característica de la física. De otro lado, pueden reconocerse obstáculos<br />
estrictamente biológicos: la evolución ha transcurrido a lo largo de millones de años, y el<br />
proceso aún continúa. Si bien se puede afirmar que la evolución es un hecho incontrovertible,<br />
no es menos cierto que las diferentes hipótesis evolucionistas propuestas sugieren que ha<br />
podido ocurrir de muchas maneras. Ninguna de las actuales explicaciones en biología sería<br />
posible sin la idea de evolución, pero cuáles sean los mecanismos que rigen el proceso<br />
evolutivo continúa siendo discutido, como también es objeto de debate la clase de leyes que<br />
encontramos en las teorás biológicas. El concepto mismo de “teoría”, enraizado en la<br />
distinción dicotómica entre lo teórico y lo práctico, hace que los problemas epistemológicos<br />
relacionados con la Evolución sean todavía más difíciles. La oposición entre lo “observable” y<br />
lo “no observable” es parte de las dificultades que encuentra el trabajo científico, y semejante<br />
oposición se torna a veces compleja en el terreno evolutivo.<br />
Ahora bien, la epistemología de la biología presenta en general problemas específicos que no<br />
sólo afectan a la teoría de la evolución. Algunos de los rasgos y métodos de la física tienen<br />
difícil traducción en la nueva biología. “La biología moderna aparece con Darwin y poco<br />
después de Mendel” 1 , y su desarrollo en el campo mismo de la genética molecular<br />
contemporánea lo ratifica, abriendo un abanico de cuestiones muy interesantes para la filosofía<br />
1 Así lo afirma Michael Ruse. (1973) Filosofia de la Biología. Madrid Alianza.1979<br />
3
de la biología. ¿Puede hablarse de “leyes” biológicas, ¿ bajo qué presupuestos y límites<br />
¿Puede afirmarse que existen enunciados verdaderos, no analíticos, en condiciones de<br />
universalidad no restringida en el campo de la biología ¿Son posibles los sistemas<br />
axiomáticos en el campo biológico ¿Qué tipo de actividad realiza el biológo cuando hace<br />
“biología” Muchos de estos interrogantes hacen del campo de la filosofía de la biología, un<br />
“terreno de nadie”. 2 Los problemas de la filosofía de la biología forman parte de un conjunto<br />
de interrogantes de los que se ocupa la filosofía de la ciencia, y la filosofía misma. El presente<br />
trabajo procura mostrar que muchos de estos problemas se remontan al nacimiento mismo de<br />
la filosofía. La filosofía, desde su remoto origen, se ha enfrentado a preguntas en las que<br />
estaban en juego los propios conceptos de experiencia, conocimiento y naturaleza. Como<br />
afirma Castrodeza, 3 los primeros epistemólogos fueron los presocráticos. En ellos se vive la<br />
primera secularización del pensamiento y también en ellos se vive por primera vez el conflicto<br />
entre el creacionismo y el evolucionismo. No obstante, la meta que ha regido la elaboración de<br />
este trabajo ha sido llevar a un escenario histórico mucho más próximo –el del pragmatrismo<br />
americano– el problema de la interpretación de los viejos problemas filosóficos a la luz de la<br />
biología evolucionista.<br />
El pragmatismo americano, según Dewey, supone un esfuerzo por replantear el problema del<br />
conocimiento y otros problemas filosóficos bajo la influencia del evolucionismo. Su esfuerzo<br />
tiene como propósito evidenciar la unidad de la naturaleza y la experiencia, aduciendo que la<br />
ruptura dicotómica entre éstas, generada por la tradición, no explica de modo satisfactorio el<br />
conocimiento, y que, por el contrario, genera multitud de problemas que hacen de la filosofía<br />
un ejercicio digno de sospecha. De tal ejercicio filosófico se sigue un serio descrédito para la<br />
filosofía, en virtud de que ésta no resuelve ni asume responsabilidades sobre los problemas<br />
naturales y urgentes del hombre. Y de aquí nace la necesidad de su reconstrucción, con metas<br />
específicas que la conduzcan a encarar esas responsabilidades.<br />
En el pragmatismo de Dewey, el significado de la experiencia y la reconstrucción de la<br />
filosofía se constituyen en objetos básicos de reflexión a lo largo de su extensa obra, y de<br />
modo especial entre 1920 y 1940. Las publicaciones fundamentales en las que se ocupa de<br />
2 Ruse (1973)<br />
3 Castrodeza, Carlos. Spanish Studies In The Philosophy Of Sciencie. Oxford, Kluwer Ac. Publishers 1996.<br />
4
estos problemas son: Reconstruction in Philosophy; Experience and Nature, Human Nature<br />
and Conduct, y los distintos ensayos y artículos del período recogidos en la bibliografía. El<br />
propósito de este trabajo consiste en estudiar detenidamente la propuesta epistemológica<br />
deweyana desde la cual puedan reexaminarse ulteriormente los postulados y problemas que<br />
relacionan la evolución, la biología y la filosofía de la biología. Si bien habitualmente se ha<br />
aceptado que el problema del conocimiento es un problema exclusivamente filosófico, la<br />
propuesta de Dewey implica que tal consideración está ligada a los errores de la tradición. La<br />
reconstrucción de la filosofía permitirá situar este problema en unas nuevas coordenadas, y por<br />
su puesto una reinterpretación de la actividad científica al margen de los condicionamientos y<br />
hábitos intelectuales legados por la tradición. Siendo este propósito una parte fundamental de<br />
la filosofía de Dewey, el examen de los hechos que en ella vinculan la evolución con la teoría<br />
del conocimiento, y con la filosofía de la biología en particular, puede establecer nuevas<br />
directrices para la resolución de importantes problemas epistemológicos, y de otro lado<br />
rescatar una crítica a la filosofía europea de los últimos siglos que puede estar vigente. Tal es<br />
el objetivo general de mi proyecto de investigación, cuya cuya primera parte –este tabajo– se<br />
detiene en la exposición y el análisis del concepto de inteligencia presentado por la propuesta<br />
deweyana 4 .<br />
La inteligencia, dentro del análisis practicado por Dewey, se constituye en un hecho abierto a<br />
la observación, del mismo modo en que lo son otros fenómenos naturales. Se trata de un de las<br />
clases de conducta que refleja la interacción de las animales con el medio ambiente. De esta<br />
manera, abandonando el idealismo clásico, los propósitos y capacidades individuales quedan<br />
vinculados a la estructura natural de la realidad en la que han sido gradualmente aprendidos y<br />
ejercitados por los sujetos a lo largo de la evolución; se entienden como esfuerzos adaptativos<br />
al mundo natural, y también a la dinámica social. La evolución es entonces el escenario en que<br />
se suceden los procesos que permiten la emergencia de la inteligencia como algo útil en el<br />
control del futuro. Se trata, pues, de una noción técnica de inteligencia desde la cual puede<br />
reconstruirse el significado de la filosofía, y de la ciencia, bajo una perspectiva naturalista y<br />
empírica.<br />
4 Esta primera parte corresponde a la primera entrega correspondiente al segundo año de investigación.<br />
5
La representación deweyana de la inteligencia es, por lo tanto, una representación fundada en<br />
los aspectos pragmáticos o instrumentales de ésta. Se trata de una concepción que hace<br />
depender nuestras ideas, instituciones y costumbres del ensayo y el error, y que examina las<br />
consecuencias que todo ello tiene en un sentido social. Tal examen determina que lo<br />
sobrenatural resulta en realidad innecesario, pues es causa de ignorancia y motivo de<br />
inseguridad, opresión y desorden. En las sociedades en que se ha prescindido de tal ámbito los<br />
individuos no se encuentran escindidos, y sus esfuerzos racionales no viven la contradicción<br />
de la pertenencia a dos universos simultáneos y diferentes. El nuevo enfoque de la inteligencia<br />
deweyano pretende destruir la superstición y, purgando la tradición, abandona todo<br />
racionalismo compensatorio o generador de ilusiones. De esta manera, se quiere convertir en<br />
un camino de cooperación genuina con la sociedad, en el cual los individuos pueden ampliar la<br />
base de sus oportunidades y de realizaciones.<br />
El trabajo se ha estructurado en tres capítulos: el primero de ellos pretende exponer el<br />
pragmatismo de Dewey en el contexto de su biografía y su obra, y dentro de la perspectiva del<br />
pragmatismo como corriente americana. El segundo, más extenso, contiene seis secciones en<br />
las que se procura examinar la propuesta pragmatista de Dewey, comparándola con algunos<br />
presupuestos de la epistemología clásica. Se busca en ellas una aproximación a los conceptos<br />
de experiencia, inteligencia, y hábito; y se valora el alcance de la acción reconstructiva, dentro<br />
del naturalismo empírico que constituye el eje de la filosofía de Dewey, con atención especial<br />
al concepto de inteligencia pragmática. Las raíces biológicas de esta última noción son<br />
innegables, y el fundamento epistemológico que se pretende alcanzar es de carácter<br />
auténticamente naturalista en el mejor de sus sentidos. El tercero y último de los capítulos<br />
hace un análisis de algunos de los problemas que su propuesta plantea.<br />
6
El trabajo es, pues, una primera toma de contacto con el pragmatismo, como instrumento que<br />
puede contribuir a redefinir o replantear numerosos problemas que hoy son objeto de<br />
discusión en la filosofía de la biología. No se trata de una investigación sobre el pragmatismo<br />
como corriente filosófica en cuanto tal, sino sobre su capacidad para iluminar problemas<br />
específicos de la filosofía de la biología que serán abordados con mayor profundidad en una<br />
futura tesis doctoral.<br />
7
CAPÍTULO I : EL PRAGMATISMO INSTRUMENTALISTA DE JOHN DEWEY<br />
SECCIÓN 1: Breve Nota Biográfica sobre John Dewey ( 1859- 1952)<br />
¿Quién es John Dewey De Dewey se afirma que es uno de los filósofos más<br />
prominentes de Norteamérica, cuyo influjo en el siglo XX en la construcción política y social<br />
de Estados Unidos es incomparable, y admitida no solo por los norteamericanos sino por todo<br />
el mundo. Conocido como filósofo y educador, ha sido considerado también como uno los<br />
pioneros en el desarrollo de la psicología experimental. Fundador de la Escuela Pragamatista<br />
de Chicago, y de la escuela funcional de Psicología, es uno de los pensadores que además de<br />
influir políticamente en el desarrollo de la nación, colaboró en el establecimiento del<br />
movimiento de educación progresiva que reformó sustancialmente la educación en la primera<br />
mitad del siglo XX. Sus ideas en relación con la filosofía social, así como su filosofía política<br />
han tenido profundo significado en las aspiraciones estadounidenses, al punto de ser<br />
reconocido como la voz en el siglo XX de la democracia americana. La obra de Dewey se<br />
elaboró durante cerca de 71 años, lo que hace de su prolífica producción un trabajo muy<br />
sobresaliente, sin duda merecedor del aplauso académico. En 1930, la Universidad de Paris lo<br />
reconoce como “la mas profunda y completa expresión del genio americano”. 5<br />
Nacido en Burlington, Vermont, el 20 de Octubre de 1859, fue el tercero de cuatro hijos. Sus<br />
orígenes familiares fueron modestos. Tres generaciones de sus antepasados fueron campesinos<br />
de Vermont, incluidos sus padres: Archibald Dewey y Lucina Rich Dewey. Sin embaro, el<br />
padre de John rompió desde joven con la tradición familiar campesina y se dedicó a los<br />
negocios en Burlington. Muchos años más tarde, a la edad de 44 años, conoció a la madre de<br />
John, de solo 20 años, con quien decide crear una familia. John nace el 20 de Octubre de 1859.<br />
5 Uno de los trabajos biográficos más sobresalientes sobre John Dewey está escrito por George Gykhuizen, y<br />
publicado en la Southern Illinois University Press, como parte de una de las más célebres ediciones de las obras<br />
completas de John Dewey. Mas allá de su breve autobiografía incluida en el trabajo titulado From Absolutism to<br />
Experiementalism, y publicada en 1930, sobresale también el trabajo de Jane Dewey, hija del filósofo, que junto<br />
con sus dos hermanas aportó valiosos elementos para su biografía. Ver Jane Dewey (ed.) "Biography of John<br />
Dewey” en Paul Arthur Schlipp (ed.), The Philosophy of John Dewey. New York, Tudor Publishing Co.<br />
1951(1939) pág 3-45. (Ver también bibliografía señalada aquí en el Capítulo I sección 2).<br />
8
La pequeña ciudad de Burlington en la que Dewey habitó en su infancia, apenas tenía 15 mil<br />
habitantes que se repartían entre aquellos que eran originarios de la ciudad, - viejos<br />
americanos descendientes de una clase media de familias protestantes anglosajonas que se<br />
instalaron en la zona -, y extranjeros procedentes Irlanda y Quebec. Asistió a la escuela<br />
pública y a la Universidad de Vermont, en donde realizó estudios de filosofía, economía y<br />
política que estimularon sus inquietudes filosóficas, con un amplio espectro de intereses, a lo<br />
largo de su vida. Los biógrafos lo describen como un voraz lector, algo encerrado en sí mismo.<br />
En 1882 ingresa en la Universidad de John Hopkins, dentro un programa de altos estudios de<br />
filosofía, donde recibe influencia de los trabajos de T. H. Huxley, y el “realismo escocés”. A<br />
través de H.A. P. Torrey se introdujo en la filosofía alemana con la enseñanza directa de<br />
James Marsh y de George Sylvester Morris, profesor visitante del neohegelianismo, que<br />
procuraba reavivar el pensamiento del filósofo del siglo XIX. La influencia del hegelianismo<br />
en la primera etapa intelectual de Dewey es de gran importancia, pues, aunque se aparte<br />
posteriormente de él, se ve atraído por el énfasis en lo orgánico y la naturaleza espeiritual del<br />
universo.<br />
Doctor ya en 1884, ingresa en la Universidad de Michigan, en la que Morris era profesor<br />
titular, y comienza a enseñar psicología y filosofía. Allí permanece durante cerca de 10 años,<br />
tiempo en el que se decide estudiar profundamente a Hegel y el neohegelianismo británico, así<br />
como la psicología experimental, que era objeto de estudios avanzados gracias a G. Stanley<br />
Hall y Willian James. Éste es un período en el que Dewey se encuentra influido por la<br />
juventud de la psicología y la necesidad de cambio en el orden democrático. A la búsqueda de<br />
una psicología de la educación se orientan sus esfuerzos intelectuales, pretendiendo articular<br />
en ella sus intereses y los problemas políticos y científicos que le preocupan. Dos años<br />
después del comienzo de sus clases en Michigan, Dewey contrae matrimonio en 1886 con<br />
Harriet Alice Chipman of Fenton, una alumna suya, que también demostraba gran interés por<br />
los problemas de la educación del momento.<br />
En 1894 Abandona la Universidad de Michigan e ingresa como profesor de Filosofía,<br />
Psicología y Pedagogía en la Universidad de Chicago. Dewey reconoce en esta circunstancia<br />
9
una oportunidad de unir estas tres disciplinas y estrechar las relaciones de la pedagogía con la<br />
filosofía y la psicología. Su ingreso en la Universidad de Chicago le da fama nacional, y como<br />
consecuencia del influjo de la biología evolutiva y de la psicología del momento, abandona el<br />
hegelianismo y la teoría de las ideas que reflejaba el orden del universo, adoptando una teoría<br />
instrumental del conocimiento, que concibe a las ideas no como representaciones sino como<br />
instrumentos para la resolución de los problemas humanos. Este conjunto de planteamientos<br />
hace que posteriormente refute el hegelianismo y la noción de espíritu y razón absolutas, y que<br />
encuentre aceptable la teoría de que la naturaleza es la última realidad, y que el hombre ha de<br />
encontrar en ella el significado y las metas de su propia vida.<br />
Naturaleza, experiencia, biología y psicología definen el marco de referencia en el que el<br />
pensamiento de Dewey estará situado en el futuro, y que servirá de igual modo para orientar<br />
los trabajos de investigación posteriores de sus discípulos en la universidad. Su actividad fue<br />
reconocida y admirada por James en 1903, en especial el texto Studies in Logical Theory,<br />
documento con el que se hizo pública la aparición de la Escuela de Chicago. Las<br />
contribuciones posteriores a la psicología fueron muy notables, y muchos de sus artículos se<br />
convirtieron en clásicos, lo que le aseguró un destacadísimo lugar dentro de ella<br />
posteriormente. Entre estos sobresale el titulado “The Reflex Arc Concept in Psychology” 6 ,<br />
que es considerado como uno de los más importantes de la psicología funcional, y en el que se<br />
sitúa al organismo en el contexto del esfuerzo por adaptarse al medio ambiente.<br />
También son notables sus aportaciones en el contexto de la educación y la pedagogía. Su<br />
trabajo titulado The School and Society ( 1889) y The Child and the Curriculum (1902)<br />
reflejan de modo sobresaliente los criterios de Dewey sobre la filosofía de la educación. Sus<br />
esfuerzos por establecer la independencia de un departamento de educación lo hacen pensar en<br />
la necesidad de un laboratorio escolar en el cual se puedan someter a la experiencia las teorías<br />
educativas y psicológicas. Su propósito se cumple en 1896, lo que incrementa su reputación en<br />
la Universidad de Chicago y convierte a su laboratorio en un centro de pensamiento sobre<br />
educación progresiva.<br />
6 Publicado por primera vez en 1896 en Psychological Review ( 1896) 3, 357-370 The Reflex Arc Concept in<br />
Psichology. Este tema se tratará en el capítulo II sección 4.<br />
10
No obstante, dicho proyecto educativo no continuó siendo financiado por la Universidad de<br />
Chicago, lo que generó un desacuerdo entre el rector de dicha universidad y Dewey, motivo<br />
por el que acepta el cargo de profesor en la Universidad de Columbia, en New York. En ella<br />
permanece durante 47 años, primero como profesor, y luego como profesor emérito. Durante<br />
25 años de enseñanza activa su fama y el papel significativo que cumplieron sus enseñanzas<br />
atrajeron a cientos de estudiantes. Su producción intelectual en la Universidad de Columbia<br />
fue realmente extensa. Las 125 páginas de la lista de los títulos de sus obras comprenden un<br />
amplio repertorio temático, que incluye estudios de lógica, teoría del conocimiento,<br />
psicología, educación, filosofía social, arte y religión. Sus trabajos se centraron en esta<br />
variada temática, lo que es motivo suficiente para considerarlo uno de los más grandes<br />
filósofos norteamericanos. Sus amplios intereses intelectuales lo hacen participar también en<br />
gran cantidad de periódicos, en los que publicó trabajos de interés general, política<br />
internacional y crítica social. Fue fundador y primer presidente de la Asociación Americana de<br />
Profesores, y su reputación internacional le permitió ser invitado en universidades extranjeras<br />
a lo largo de su vida, como las de Japón, México, Turquía o Rusia. Condecorado por 13<br />
universidades, también con la orden de Jade por el gobierno de China, y la orden del mérito<br />
por el gobierno chileno. En 1932 fue elegido presidente honorario de la Asociación Americana<br />
de Filosofía.<br />
El trabajo filosófico de Dewey se reparte en muchas de sus obras. Gran cantidad de sus<br />
investigaciones epistemológicas son sintetizadas en Experience and Nature, también en<br />
Reconstruction in Philosophy, How we Think, Democracy and Education, Experience and<br />
Education, La búsqueda de la certeza, y Misery of Epistemology, junto con una multitud de<br />
estudios y artículos sobre el pragmatismo, entre los que sobresalen sus trabajos sobre la<br />
filosofía de Peirce en Collectes Papers, y el problema de la dualidad y el dualismo en la<br />
filosofía tradicional, recogidos por la escuela pragmatista de Chicago. Sus sólidas<br />
convicciones epistemológicas lo hacen un luchador que defiende el papel significativo de la<br />
experiencia como marco epistemológico y como línea determinante en el devenir de la<br />
naturaleza y del conocimiento.<br />
11
SECCION 2: DEWEY Y EL PRAGMATISMO AMERICANO<br />
Pragmatistas, colegas y amigos.<br />
Dentro del período clásico en la filosofía americana que se inicia con el final de la Guerra<br />
Civil y que continúa hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, puede distinguirse un grupo<br />
grandes figuras del pensamiento norteamericano entre las que hay nombrar a Peirce, Royce,<br />
James, Santayana, Dewey y Whitehead. Entre las obras más importantes que escribieron hay<br />
que mencionar, de Perice, sus Collected Papers; de James, The Principles of Psicology y<br />
Pragmatism; de Royce, The World and the Individual; de Santayana, The Life of Reason y<br />
Realms of Bein; de Whitehead, Process and Reality; y finalmente, de John Dewey, Experience<br />
and Natur; Logic; Naturaleza Humana y Conducta; Reconstruction in Philosophy, entre otras<br />
muchas.<br />
En tal grupo de pensadores debe hablarse de continuidad intelectual, basada de modo<br />
innegable en relaciones personales e influencias intelectuales de diferente grado. James, Royce<br />
y Santayana fueron colegas en la Universidad de Harvard. Peirce jamás formó parte del<br />
departamento, pero su influencia debe considerarse indudable, teniendo un vínculo estrecho<br />
con James como colegas, y también con Royce y Dewey como estudiantes en la Universidad<br />
de John Hopkins.<br />
La amistad de James y Peirce comienza en 1861, cuando ambos empiezan a admirar a J. S.<br />
Mill y también a Darwin. Los dos forman parte del afortunado “ Club Metafísico”, junto con<br />
el brillante abogado Nicolás St. John Green, y el también amigo de James Oliver Wendell<br />
Holmes, quienes se ven influidos notablemente por el empirismo y utilitarismo. Tanto James<br />
como Peirce fueron recomendados para ser profesores en la Universidad de John Hopkins a<br />
finales de 1870, el primero como profesor de Psicología y el segundo de Lógica.<br />
De Royce puede afirmarse que fue el pupilo de James por poco tiempo, hasta hacerse colega<br />
en 1882 en la Universidad de Harvard. Aunque Royce es un claro seguidor de Peirce, será<br />
12
James quien reconozca un notable influjo del pensamiento de éste último. Peirce mismo valora<br />
a James mucho más como psicólogo que como filósofo 7 , y Santayana se considera discípulo<br />
de James y de Royce. Durante el período comprendido entre 1889 y 1911 fue compañero de<br />
James y Royce en el departamendo de Filosofía de Harvard. De estas estrechas relaciones<br />
participa también Dewey, que es alumno de Peirce en la Universidad de John Hopkins e<br />
igualmente miembro activo del llamado “Club Metafísico”.<br />
Dewey pretende determinar el curso que toma el “pragmatismo” dentro de su ensayo titulado<br />
The Development of American Pragmatism 8 , cuyo propósito era definir las principales tesis de<br />
los movimientos filosóficos conocidos como pragmatismo, instrumentalismo y<br />
experimentalismo. Es preciso afirmar que el pragmatismo de Dewey está en directa relación<br />
intelectual e histórica con el pensamiento de Charles S. Peirce, hijo de Benjamin Peirce (1809-<br />
1880) 9 , célebre también por ser uno de los fundadores de la lógica moderna. Charles Peirce<br />
fue un pragmatista cuyo trabajo no resultó en absoluto sistemático, circunscribiendo su<br />
discurso a un estrecho universo para la aplicación del método pragmático. El término<br />
“pragmático” le vino sugerido a Peirce por Kant, y en concreto por la lectura de La Metafísica<br />
de las Costumbres, donde se distinguen los conceptos pragmático y práctico. Practico se<br />
refiere a las leyes morales que Kant consideraba a priori y, por el contrario, pragmático se<br />
refiere a las reglas del arte y de la técnica que están basadas en la experiencia y se aplican a<br />
ella. Peirce, autodenominándose un “empirista dotado de los hábitos de laboratorio” rehúsa<br />
llamar a su filosofía practicalismo. Desde una concepción kantina los términos “practico”<br />
(practisch) y “pragmático” (pragmatisch) son términos absolutamente opuestos. El primero<br />
pertenece a una región del pensamiento privada plenamente de la experiencia. Por el contrario,<br />
el contenido del concepto pragmático está aclarado por Peirce y citado por el mismo Dewey<br />
en el mismo trabajo. 10<br />
“El contenido racional de una palabra u otra expresión reside exclusivamente en sus<br />
implicaciones concebibles sobre la conducta en la vida; de modo que, siendo obvio que nada<br />
que no pudiera ser resultado de un experimento puede tener implicación alguna directa sobre la<br />
conducta, si uno es capaz de definir con precisión todos los fenómenos experimentales<br />
7 Ver Collected Pappers of Charles Sanders Peirce, editador pr Charles Hartshhorne and Paul Weiss (Cambridge,<br />
Mass., Harvard University Press, 6 vols 1931-1935) Vol 6. parágrafo184)<br />
8 Ver Dewey John. The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit.<br />
9 Benjamin Peirce (1809-1880) fue un afamado astrónomo y matemático que entre otras aportaciones colaboró en<br />
el cálculo de la órbita recién descubierta del planeta Neptuno y sus perturbaciones sobre Urano.<br />
10 Ver Dewey John. The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit.<br />
13
concebibles que pudiera implicar la afirmación o la negación de un concepto, tendrá con ello<br />
una definición completa del concepto". 11<br />
Dewey encuentra en el ensayo peirceano Cómo esclarecer nuestras ideas 12 una gran semejanza<br />
con Kant, debido a que los esfuerzos de Peirce se encaminaron en un principio a interpretar la<br />
universalidad de los conceptos en el dominio de la experiencia, de la misma manera en que<br />
Kant se ocupó de la ley de la razón práctica en el dominio de lo a priori. De este modo escribe<br />
Peirce:<br />
“El significado racional de toda proposición reside en el futuro. Pero, de entre las miríadas de<br />
formas en que puede traducirse una proposición, ¿ cuál es la que debe denominarse su<br />
significado mismo Según el pragmatismo, será aquella forma bajo la cual la proposición se<br />
vuelva aplicable a la conducta humana, no estas o aquellas circunstancias particulares, ni<br />
cuando uno atiende a este o aquel propósito especial, sino la forma que resulte la más<br />
directamente aplicable para el autocontrol en cualquier situación y para cualquier propósito.. 13<br />
Para Peirce las creencias son reglas de acción, y la función única del pensamiento es establecer<br />
hábitos de acción, es decir consolidar la creencia, y de igual modo el significado de la verdad<br />
consiste en determinar cuál es la conducta que inspira. Dewey interpreta a Peirce afirmando<br />
que el significado efectivo de cualquier proposición filosófica puede siempre concretarse en<br />
alguna consecuencia particular, ya sea activa o pasiva dentro de nuestra experiencia práctica<br />
futura, donde lo esencial es el hecho de que la experiencia debe ser particular, más que el que<br />
tenga que ser activa. 14 Tanto Dewey como Peirce sostienen que la conducta humana y el<br />
cumplimiento de algún fin son indispensables para aclarar nuestras ideas, pero ambos<br />
desaprueban que la acción se convierta en un fin en sí misma.<br />
Es un hecho reconocido por Dewey, que los artículos escritos por Peirce llamaron apenas la<br />
atención en los círculos filosóficos de la época, pues el influjo del idealismo neokantiano de<br />
Green y la Escuela de Oxford eran muy grande. La obra iniciada por Peirce, fue continuada<br />
por James, y es el propio James quien inaugura el movimiento pragmatista con una<br />
11 Peirce, Charles Sanders. The Monist vol XV ( 1905) página 162-163. Citado por Dewey en. The Development<br />
of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit.<br />
12 Ver Peirce, Charles, Collected Papers vol 5 Página 402.<br />
13 Peirce, Charles Sanders. The Monist vol XV ( 1905) página 162-163. Citado por Dewey en. The Development<br />
of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit.<br />
14 Ver Dewey John. The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit.<br />
14
comunicación titulada Conceptos filosóficos y resultados prácticos 15 . La concepción de qué<br />
sea la filosofía es diferente en cada pragmatista. Para James, por ejemplo, la noción de<br />
filosofía sigue ligada a la noción de verdad, pero ciertamente es dependiente de una verdad<br />
pragmatista:<br />
“Toda función de la filosofía debe consistir en señalar influencias características que tu y yo<br />
recibiríamos en un determinado momento en nuestras vidas, si una u otra descripción del<br />
universo fuera la verdadera” 16<br />
La noción de hábito señalada por Peirce, se constituye en pieza fundamental de la propuesta<br />
deweyana, pero posee un enfoque más amplio. Al contrario de la noción clásica aristotélica<br />
que la vinculó con el mundo subjetivo, en la perspectiva deweyana se trata de una integración<br />
entre el sujeto y el medio ambiente. El hábito también forma parte de una función natural que<br />
incorpora todo el significado biológico que permite la adaptación del sujeto al medio, y a la<br />
vez interviene en el proceso de socialización. (Ver capítulo II secciónes 3 y 4 ). Para Peirce el<br />
objetivo de la filosofía consiste en proporcionar un significado fijo al universo, mediante<br />
fórmulas que correspondan a nuestras actitudes o a nuestros hábitos máximamente generales<br />
de respuesta al entorno. Dicha generalidad depende de qué extensión tenga la aplicabilidad de<br />
tales fórmulas a acontecimientos futuros específicos. Tal es la vinculación con el futuro que<br />
Dewey comparte, como comprate, asimismo, la noción de hábito que examinaremos en el<br />
presente trabajo. 17 De esta manera, el significado de los conceptos se vincula con el hábito, es<br />
decir la fijación de la creencia. Así, el contenido de los conceptos “materia” y “Dios” debe<br />
estar fijado antes de que podamos siquiera intentar alcanzar el valor que tiene nuestra creencia<br />
en ellos.<br />
“El materialismo significaría que el mundo exige de nosotros un único tipo de hábitos<br />
generales y constantes; y Dios significaría la exigencia de otro tipo de hábitos; la diferencia<br />
entre el materialismo y el teísmo equivaldría a la diferencia de hábitos requeridos para encarar<br />
todos los hechos pormenorizados del universo. El mundo sería uno, en la medida en que nos<br />
fuera posible formarnos un único hábito de acción que tuviera en cuenta todos los existentes<br />
futuros y les fuera aplicable a todos ellos. Será múltiple en la medida en que necesitemos<br />
formarnos diversos hábitos, diferentes unos a otros e irreducibles entre sí, para poder afrontar<br />
los acontecimientos del mundo y controlarlos. 18<br />
15 Comunicación reimpresa en el volumen de us Collected Essays and Reviews, traducida al castellano por<br />
Francisco Perea, México Fondo de Cultura Económica 1972 páginas 114-128.<br />
16 Citado por Dewey en The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit<br />
17 Ver Capítulo II, Sección 4.<br />
18 <strong>Texto</strong> de Peirce, citado por Dewey en The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit<br />
15
Peirce y James comparten la noción de creencia, como un elemento característico y distintivo.<br />
El descubrimiento de las consecuencias fundamentales de esta o aquella creencia ejerce de<br />
modo ineludible influencia sobre la creencia misma. Dewey también se aproxima al concepto<br />
y pretende explicar su significado de la siguiente manera:<br />
“Si una persona siente predilección por la novedad, el riesgo, las oportunidades, y por una<br />
realidad estética multicolor, seguro que rechazará creer en el monismo una vez que haya<br />
percibido lo que este sistema comporta. Pero si desde un buen principio le atraen la armonía<br />
estética, las proporciones clásicas, la fijeza incluso hasta el extremo de la absoluta seguridad, y<br />
la coherencia lógica, es perfectamente natural que deposite su fe en el monismo. Así pues, lo<br />
que hizo William James fue tomar en consideración estos motivos de simpatía instintiva, que<br />
desempeñan un papel mayor en nuestra opción por un determinado sistema filosófico que los<br />
razonamientos formales; y juzgó que era prestarle un buen servicio a la causa de la sinceridad<br />
filosófica el reconocer abiertamente los motivos que nos inspiran.” 19<br />
Las llamadas constantes a la sinceridad son presentes en la obra de Dewey. En relación con<br />
muchas filosofías e incluso con la epistemologia, Dewey lleva éste propósito hasta el extremo,<br />
afirmando que en ocasiones el discurso epistemológico clásico presume decir algo cuando en<br />
realidad dice poco o nada. 20 Es importante subrayar que Dewey ve en James a un empirista<br />
antes que a un pragmatista. El propio James declaró que el pragmatismo no era sino un<br />
empirismo llevado a sus legítimas conclusiones. Dewey se aparta de la comprensión empirista,<br />
(ver Capítulo II Sección 4.), definiendo la “actitud pragmática”:<br />
“Apartar la vista de las cosas primeras, los principios, las categorías, las pretendidas<br />
necesidades y mirar hacia las últimas cosas, los frutos y las consecuencias de los hechos.” 21<br />
Contexto intelectual de su formación<br />
Dewey es durante los años 70 estudiante de pregrado en la universidad de Vermont, y según el<br />
parecer del profesor Morris Cohen, quien interviene especialmente en la formación filosófica<br />
de Dewey, la situación de la filosofía en América vive una “edad glacial”. Estados Unidos<br />
sufre una impregnación importante del espíritu realista del “sentido común escocés”, que había<br />
penetrado vigorosamente antes de la revolución gracias al presidente de Princenton<br />
19 Dewey, John, The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit<br />
20 Ver, Dewey John, The Influence Of Darwinism On Philosophy (MW,4:3-14). Ob cit<br />
21 Dewey, John The Development of American Pragmatism” (LW,2:3-21.) Ob cit<br />
16
Whitherspoon. Dentro de sus motivaciones estaban la defensa de la fe del cristianismo en<br />
contra del deismo, el materialismo y el escepticismo, que venían cultivándose desde el siglo<br />
XVIII. La ortodoxa filosofía académica se había también impregnado del protestantismo de la<br />
época. Durante cerca de 100 años el pensamiento cultivado en las universidades de la Nueva<br />
Inglaterra era una mezcla de racionalismo abstracto junto a doctrinas teológicas. Era natural<br />
que una filosofía como la descrita ignorara e incluso evadiera los desarrollos de la ciencia.<br />
La agitación se desata con la publicación de la obra de Lyell, Principles of Geology, el Origin<br />
of Species, de Dariwn y los First Principles de Spencer 22 , y con la difusiñon de las filosofías<br />
empiristas y positivistas de Comte, Mill, Lewes, Buckle y Bain. Otro de los pensadores que<br />
influyeron notoriamente en el pensamiento americano y en particular en el de Dewey fue<br />
William T Harris, quien pretendía junto al profesor Cohen dar una base hegeliana a la filosofía<br />
americana. 23 Dewey trató de responder a estas corrientes de pensamiento.<br />
Al concluir sus estudios en la universidad, se concentra en trabajos individuales que realiza<br />
con el profesor H.A.P. Torrey. Es un período en el cual envía numerosos artículos a Harris y<br />
funda la primera revista filosófica norteamericana llamada The Journal Of Speculative<br />
Philosophy. Con el apoyo de ambos, decide asumir responsabilidad de reorientar el<br />
pensamiento americano. George Silvester Morris continuaba de modo entusiasta la<br />
divulgación del pensamiento hegeliano, en medio de un ambiente que estaba dominado por<br />
ideas científicas muy hostiles al pensamiento metafísico. Tanto en Inglaterra como en<br />
Norteamérica las ideas de Hegel llegaron con bastante retraso. Para entonces Peirce era un<br />
personaje reconocido por Dewey como un devoto de la lógica formal, por lo que no le<br />
despertó interes alguno.<br />
Dewey se interesó algunos años por el hegelanismo que Morris cultivaba. Según algunos<br />
especialistas lo que atrajo a Dewey al pensamiento hegeliano, fue el trato que Hegel ofreció a<br />
la cultura, a las instituciones y a las artes. Pero posteriormente sufre una seria ruptura que<br />
marcará un nuevo destino a su pensamiento. Para entonces la psicología emerge como un<br />
campo de gran interés, que también atrapa las inquietudes de Dewey durante largos años. Si se<br />
22 The Cambridge History of American Literature. ( New York 1933), Vol III pag 229-30.<br />
17
tratara de reconstruir la situación se podría afirmar que existía una profunda disyuntiva para<br />
entonces entre el idealismo hegeliano y la completa renuncia a la filosofía. La alternativa que<br />
se ofrecía era un empirismo cientificista que posponía todos los intentos de solución de<br />
problemas últimos, en favor de una inmersión en la lógica de los experimentos, y de algún<br />
modo ello fue una buena parte de su camino.<br />
En el contexto intelectual de su época era evidente la necesidad de defender las tradiciones<br />
religiosas, lo que fue en el fondo una de las razones que hicieron posible que el idealismo<br />
germano suplantara al realismo escocés del pensamiento universitario. Y era preciso pensar un<br />
camino que preservara la fe simultáneamente con la evolución. Este es pues el siglo XIX que<br />
acoge al filósofo en compañía de sus colegas pragmatistas.<br />
El sentido de la filosofía<br />
Dewey es ciertamente un filosofo que concibe la filosofía como expresión de un conflicto<br />
intracultural. Su trabajo, principalmente a lo largo de las obras señaladas, pretende examinar<br />
las fuentes de dicho conflicto, y de igual manera busca ofrecer soluciones al mismo. Con<br />
independencia de cuan abstracta o técnica sea cualquier filosofía, puede afirmarse que toda<br />
filosofía involucra ideales sociales. De algún modo, puede esperarse de un filósofo que intente<br />
dar, bajo su punto de vista, contenidos que vinculen su pensamiento con una practica social<br />
determinada. Si bien esto puede apreciarse con una simple mirada a la historia de la filosofía,<br />
y no es difícil admitir esta actitud en las ideas de Platón y el platonismo subsiguiente, en el<br />
caso de Dewey las relaciones de la filosofía con la sociedad son materia de estudio específico.<br />
Dewey reconoce que el significado de la filosofía no es simplemente “filosófico” sino además<br />
enteramente social. Dewey localiza tanto en la filosofía de Platón como en la de Aristóteles<br />
expresiones de un intento razonado de defender valores propios de la cultura griega, en contra<br />
del escepticismo y las fuerzas subversivas que se oponían a los criterios sociopolíticos de una<br />
época definida. Otro tanto puede decirse de la obra de Tomás de Aquino, en quien observa un<br />
afán de síntesis comprensiva que defendía los valores de la fe. Desde la perspectiva de<br />
Dewey, estos filósofos representan un carácter conservador que posee efectos sociales de<br />
18
preservación de los valores establecidos culturalmente. Sus ideas son en última instancia<br />
medios para perpetuar los criterios ideales existentes. De modo contrapuesto a estos, las<br />
filosofías de Descartes o Marx, pueden ser comprendidas como “progresivas”, en cuanto que<br />
su búsqueda se asocia a la transformación de los viejos valores y cimientos del pensamiento de<br />
sus épocas. Tales filósofos como heraldos del cambio, son los artífices de una crítica directa<br />
contra el modo tradicional de comprender la filosofía y su papel.<br />
En este sentido, Dewey debe ser considerado como uno de estos agentes de cambio. Su obra<br />
constituye una herramienta que penetra en la consolidación de dicho cambio bajo un análisis<br />
de tipo social, histórico y filosófico. La insistente preocupación en el camino de la<br />
consolidación de la democracia americana atestigua de modo directo cómo su filosofía tuvo<br />
una dimensión práctica esencial. La vía para alcanzar el objetivo de transformación, en el<br />
contexto de la democracia, la constituye ineludiblemente la educación. Solo mediante la<br />
educación es posible la mejora de la siguiente generación, y de este modo poner los cimientos<br />
del futuro. La educación es el factor que en conjunto con el pensamiento puede alcanzar “el<br />
uso socialmente organizado de la inteligencia en la conducción de los asuntos públicos” y a<br />
hacer de la democracia “el lugar común de convivencia” para todos.<br />
La vida de Dewey coincide con una de las más dramáticas transformaciones de la cultura,<br />
cruzada por el papel de la era industrial, en conjunción con el efecto intelectual y social de la<br />
obra de Darwin. Si se intentara hacer una síntesis del pensamiento de Dewey, podría resumirse<br />
en la siguiente frase: “Una aplicación general del método de la ciencia a todos los posibles<br />
campos de la investigación, es el único medio adecuado para resolver los problemas de la<br />
democracia industrial. Para Dewey la filosofía no puede ser “otro sistema”, sino por el<br />
contrario el desarrollo y aplicación de un método. La aproximación a la filosofía de Dewey no<br />
es el encuentro con un cuerpo doctrinario. Su trabajo antes que una doctrina es un esfuerzo<br />
permanente por aplicar el método de la inteligencia a los problemas básicos del conocimiento<br />
humano. Su trabajo es una continua tarea que invita a la cooperación con el desarrollo humano<br />
y a la aplicación de la ciencia de una manera indefinida. De su propio trabajo afirmaría “era<br />
19
todavía también mucho en el proceso de cambio para prestarse a un resultado definitivo” 24 .<br />
Antes que pensar que Dewey puede ser expuesto al estilo en que lo son otros pensadores de la<br />
historia de la filosofía, es preciso delimitar en Dewey el desarrollo de un pensamiento regido<br />
por un método filosófico y sobre todo determinar en qué campos y medida busca aplicarlo .<br />
Dewey, James y el concepto de inteligencia.<br />
Hemos comentado cómo la psicología se constituye para Dewey en una ciencia central, de la<br />
cual se deriva una ciencia “real” del hombre y de su proceso de pensamiento y conducta. El<br />
trabajo que desarrolló durante cerca de 15 años atestigua el valor que reconoce a la psicología,<br />
disciplina que contrastaba de modo indudable con el formalismo de la lógica ordinaria y de la<br />
ética de la época. Es un hecho que se comprometió con la ética, pero es sin duda James quien<br />
da una nueva orientación al pensamiento de Dewey. La brillante obra de James Principles of<br />
Psychology (1890) es el elemento que permite a Dewey descubrir en James una base<br />
naturalista para el idealismo practico que se estaba gestando en su pensamiento.<br />
Dewey percibe que existen dos tendencias teóricas. De una parte encuentra ingenioso el<br />
desarrollo de la tradicional psicología de las ideas, bajo la cual subyacen otras causas en<br />
oscuras tensiones con el cuerpo. Si bien la concepción biológica de la psique era antigua,<br />
Dewey reconoce en James la vinculación de tal postura con la teoría de la evolución. Bajo esta<br />
perspectiva transformista, se entiende que la mente humana emerge de modo gradual y lento,<br />
como resultado de un sinnúmero de efectos de interacción con los organismos y su ambiente.<br />
Aquí se halla la clave para entender la actividad mental y el comportamiento de los organismo<br />
bajo el concepto de “inteligencia”. 25 La inteligencia se constituye en un hecho abierto a la<br />
observación, como lo son otros fenómenos naturales: es una de las clases de conducta que<br />
reflejan la interacción de los animales con su medio ambiente. Tal es la situación en la que el<br />
organismo, en medio de su presente, asume acciones que tienen consecuencias para su futuro.<br />
Sobre esto James afirmaba:<br />
24 El texto cifrado está traducido por el autor. La expresión en lengua inglesa es “ was still too much in process of<br />
change to lend itself to definitive record ”. Sidney Hook, John Dewey. An Intelectual Portrait. N Yok 1939. Pag<br />
20<br />
25 Ver Sección Inteligencia desde el pragmatismo.<br />
20
“La prosecución de fines futuros y la elección de medios para sus logros es así la marca y el<br />
criterio de la presencia de la mentalidad en un fenómeno.” 26<br />
Las implicaciones del nuevo concepto de inteligencia son verdaderamente significativas. De<br />
un lado, se abandona de modo absoluto el idealismo hegeliano que imperaba en aquel tiempo.<br />
De otro, se vincula los valores y los propósitos individuales con la estructura natural de la<br />
realidad, que ha sido gradualmente aprendida y construida por un numero casi infinito de<br />
sujetos a lo largo de la evolución, como resultado de sus esfuerzos adaptativos al mundo<br />
natural y a la sociedad dentro de la cual se han movido y vivido. Lo significativo de estos<br />
valores es que bajo tal perspectiva naturalista no forman parte de antecedentes metafísicos.<br />
Tales valores ocurren como resultado de un proceso de conflicto natural en el que la<br />
supervivencia y la adapatación son los ejes fundamentales. De manera que la evolución, en<br />
cuanto escenario en que se suceden todos estos fenómenos, sirve de modo directo en la<br />
emergencia de la inteligencia como algo útil, valga decir utilizable, en el contexto de las<br />
fuerzas que permiten controlar el futuro. Se trata sin embargo de un control siempre gradual<br />
que está condicionado de modo permanente al cambio de situación. Esto lleva de modo<br />
ineludible a que los valores son alterables dependiendo del desarrollo del conocimiento.<br />
La filosofía pragmatista de Dewey incorpora en definitiva una noción de inteligencia ligada<br />
directamente con el criterio evolutivo. A este mismo criterio se somete la filosofía, como una<br />
actividad, incluso como un método, que articula el conocimiento científico y ordinario, de<br />
igual manera que lo hacen las especies a lo largo de la historia evolutiva. La filosofía, para<br />
Dewey, debe llegar a ser un método que permita localizar e interpretar el más grave de los<br />
conflictos que ocurren en la vida de modo que sea un método de proyección para tratar con<br />
ellos: un método de moral, diagnóstico y pronóstico político”. 27<br />
26 James, Principles of Psychology. Vol 1 pag 2. <strong>Texto</strong> en inglés traducido por el autor: “The pursuance of future<br />
ends and the choice of means for their attainment are thus the mark and the criterion of the presence of mentality<br />
in a phenomenon.” Cambridge, Massachusetts. Harvard University Press, 1981.<br />
27 Dewey, The Influence Of Darwin on Philosophy. Pag 13. Y ss. Influence of Darwin on Philosophy and Other<br />
Essays (Great Books in Philosophy) Traducido por el autor cuyo texto original es: “ must become a method of<br />
locating and interpreting the more serious of the conflicts that occur in life and a method of projetcting ways for<br />
dealing with them: a method of moral and political diagnosis and prognosis”.<br />
21
Se trata pues de una definición técnica de inteligencia que, inscrita en el marco evolutivo,<br />
proporciona quizá la mas importante premisa desde la cual la reconstrucción de la filosofía<br />
puede ser posible. Muchos de los artículos posteriores que versan sobre la lógica y la filosofía<br />
de la ciencia, e incluso los de ética y política, representan un trabajo sistemático y detallado<br />
que desarrolla tal principio. La inteligencia, sometida a las leyes de la evolución, se constituye<br />
en la base sobre la que descansan sus posteriores análisis Es un principio que también se<br />
encuentra en el concepto de inteligencia en James, y que en él articula, asimismo, la relación<br />
entre inteligencia y valores.<br />
La emergencia de la ciencia experimental posibilita una nueva clase de conocimiento que, bajo<br />
la propuesta deweyana, puede superar el dualismo implícito en la afirmación que niega a la<br />
ciencia la capacidad de hablar acerca de los valores. Bajo la antigua óptica, la ciencia<br />
simplemente nos informa cómo ocurren los fenómenos. Por el contrario, la aproximación de<br />
Dewey consiste en afirmar que todo conocer está motivado por una intención que se proyecta<br />
también sobre los factores en los que se considera el futuro como una posibilidad de mejorar el<br />
presente. De esta manera, el conocimiento es un intento de realizar, de dar realidad a un grupo<br />
de valores. La disociación entre conocimiento y valores es pues un camino equivocado. El<br />
tema central al que Dewey dedica sus esfuerzos es el de transformar los objetivos del<br />
conocimiento, a través del desarrollo de métodos experimentales en la ciencia, para aplicarlos<br />
a la reconstrucción de nuestros valores tradicionales. Sus escritos están dedicados a este<br />
propósito: cómo podemos aplicar nuestra inteligencia a cada uno de los aspectos de nuestra<br />
vida.<br />
El método de la inteligencia es un método pragmático o instrumental. Se trata de un método de<br />
prueba, de ensayo y error, acerca de nuestras ideas, instituciones y costumbres, examinando<br />
las consecuencias en un amplio sentido social. Su examen determina que lo sobrenatural<br />
resulta en realidad innecesario, pues es causa de ignorancia y motivo de inseguridad, opresión<br />
y desorden. En las sociedades en que se ha prescindido de tal “conocimiento” los individuos<br />
no se encuentran escindidos, y sus esfuerzos racionales no viven la contradicción de dos<br />
universos simultáneos. El método de la inteligencia deweyano destruye la superstición, y<br />
purgando la tradición abandona todo racionalismo compensatorio o generador de ilusiones. De<br />
esta manera se constituye en un camino de cooperación genuina con la sociedad, en el cual los<br />
22
individuos pueden ampliar la base de sus oportunidades y realizaciones. Adelantemos, pues,<br />
que, bajo el criterio deweyano, el conocimiento no puede ser disociado de la experiencia. El<br />
conocimiento se adquiere de modo gradual por la interacción que se vive con el mundo. Se<br />
trata, así, de una noción crítica de inteligencia, en la que la filosofía, por lo tanto, debe ser<br />
considerada en sí misma como un método del conocimiento, y no como un depósito de<br />
verdades absolutas o preexistentes.<br />
James, Dewey y la voluntad de creer<br />
La postura de James en relación con los problemas que tocan de cerca de lo religioso, consiste<br />
en afirmar que dichos problemas resultan de tal naturaleza que no es posible recabar<br />
evidencias decisivas en un sentido u otro. James reclama el derecho de cada hombre a elegir<br />
sus propias creencias, no solo cuando hay pruebas para creer, sino también en ausencia de<br />
ellas. Cuando el sujeto se ve forzado a elegir entre dos significados, si renuncia a su derecho<br />
de asumir los riesgos de la fe, su renuncia equivale a una elección. Esta es la teoría de la<br />
voluntad de creer, que explica que de un modo u otro estamos obligados a actuar, y que<br />
nuestras acciones junto con sus consecuencias, cambian en función de las creencias que<br />
hayamos elegido.<br />
No cabe duda de que el pensamiento deweyano posee el influjo de James, en especial de su<br />
Psicología y de los ensayos del volumen titulado La Voluntad de Creer: El Universo plural y<br />
su Pragmatismo. 28 Mc Dermott duda de que algunos elementos fundamentales de la filosofía<br />
deweyana obedezcan a la influencia de James, en especial los conceptos vinculados a la<br />
biología. En dicho campo es verdad que era indispensable hacer uso de conceptos antiguos<br />
como la psyché, pero en la época de Dewey la biología ha adquirido un valor muy<br />
sobresaliente y a la vez muy distante de las concepciones aristotélicas. De otra parte, es cierto<br />
que el concepto de vida en James es por sí mismo portador de notas dinámicas. Muchos<br />
filósofos habían dicho diversas cosas acerca de los organismos, pero permanecía en ellos la<br />
idea de estaticidad. Es precisamente James quien introduce en su noción de vida el contenido<br />
28 Para una explicación de tal influencia ver Mc Dermott John J. Ed. The Philosophy of John Dewey. The<br />
University of Chicago Press. Chicago and London. 1973 From Absolutism to Experimetalism página 1-13.<br />
23
de la acción. La concepción de James del pensamiento (como discriminación , abstracción,<br />
concepción y generalización) es de particular interés, en especial cuando la psicología se<br />
empieza a incorporar a la filosofía; puede considerarse como una aportación especialmente<br />
introducida por él y compartida por Dewey, en particular cuando se ocupan de los problemas<br />
vinculados a la epistemología. Tal vinculación con la psicologia posee una dimensión, no<br />
obstante, que no es compartida por Dewey, ni por James: en particular la actitud representada<br />
por los empiristas ingleses, quienes hablaban de “los datos de los sentidos” etc. Se trata, por el<br />
contrario, de una psicología con nuevos objetivos, vinculada estrechamente con aspectos<br />
pedagógicos y epistemológicos, en la que el pensamiento y su dinámica operativa propia<br />
poseen ciertamente una lógica distinta. Es este un momento en que el estudio de la mente se<br />
apodera por <strong>completo</strong> del objeto de la filosofía.<br />
La aproximación biológica de James a la psicología otorga a la percepción categorías sociales<br />
que son asumidas por Dewey. Son trascendentales las nociones de comunicación y<br />
participación de la percepción para el análisis que hará Dewey del significado colectivo de la<br />
experiencia. Dewey reconoce la importancia de James alrededor de 1884, época en la que<br />
James había escrito Algunas omisiones de la Introspección 29 : mismo período en que Dewey<br />
asume la experiencia como un término de potente significado para su filosofía. De este modo,<br />
la filosofía aparece en la existencia del hombre cuando éste se enfrenta directamente con sus<br />
problemas vitales y sus propias contradicciones. No obstante, en tales circunstancias Dewey<br />
quiere otorgarle a la filosofía un método tal y como lo quisiera Descartes o Kant. Bajo la<br />
perspectiva deweyana, es preciso afirmar que Kant también se entrega al empirismo, en la<br />
medida en que la experiencia es la que muestra cómo algo se convierte en causa.<br />
El desarrollo de estas ideas –la transformación de la filosofía, el carácter biológico de la<br />
inteligencia y sus implicaciones epistemológicas, y las aplicaciones que todo ello tiene en el<br />
contexto de la filosofía de la biología– constituye el objeto de los siguientes capítulos.<br />
29 El título de este ensayo es “ On some Omissions of Introspective Psichology”.(1884)<br />
24
CAPITULO II : PRAGMATISMO Y REFUTACION DE LA EPISTEMOLOGÍA<br />
CLASICA<br />
SECCION. 1<br />
CLÁSICA: BACON Y DEWEY<br />
LOS PROBLEMAS EPISTEMOLÓGICOS DE LA FILOSOFÍA<br />
La crítica a la filosofía clásica y a su modelo epistemológico ha sido un esfuerzo discontinuo<br />
pero presente a lo largo de la historia de la filosofía. Por modelo epistemológico clásico se<br />
entiende de modo general a la filosofía platónico-aristotélica y su consecuente influjo. Dewey<br />
encuentra problemática la propuesta que implica tal modelo en el plano filosófico, e incluso en<br />
el plano social y político. Su censura forma parte de otras muchas hechas en la historia,<br />
aunque es en Bacon en quien Dewey encuentra un sobresaliente modelo. Dewey reconoce el<br />
trabajo de Bacon, como un ejemplo histórico destacado que encarna las tendencias de<br />
reconstrucción necesarias para la filosofía. Aunque inmerso entre lo viejo y lo nuevo, contiene<br />
elementos en los que se perciben trazos de un nuevo espíritu que no se aleja del pragmatismo.<br />
Su famoso aforismo saber es poder, condenaba el saber de su época por considerarlo un<br />
pseudosaber que no proporcionaba poder. La filosofía era un saber que no se traducía en<br />
acción.<br />
Bacon es el filósofo de la ciencia industrial y del materialismo inglés, que, convencido del<br />
significado de la ciencia para el futuro del hombre, desea alcanzar el reino del hombre sobre la<br />
Tierra. La época de Bacon, como la de Dewey, está cargada de invenciones que hacen crecer<br />
la esperanza en la ciencia y su poder transformador. La imprenta, la pólvora y la brújula,<br />
permiten afirmar a Bacon que el camino es fomentar todo lo que favorezca esa ruta y combatir<br />
todo cuanto se interponga en ella. Para Dewey, los cambios propiciados por la ciencia no son<br />
menores. Telégrafo, ferrocarril, y desarrollo industrial por doquier, lo que ratifica el papel de<br />
la ciencia y su significado transformador. Tanto Bacon como Dewey sostienen una posición de<br />
respeto, pero también de distancia, frente a la religión. Bacon sostiene que la intromisión de la<br />
ciencia en la religión conlleva al ateísmo, y que la intromisión de la religión en la ciencia<br />
lleva a la fantasmagoría. Todo esto lleva a afirmar a los dos que el conocimiento comienza con<br />
25
la experiencia, a partir de observaciones y experimentos, para llegar por medio de la inducción<br />
a nuevos descubrimientos que incrementen el saber y el dominio de la naturaleza. Gran parte<br />
de la obra de Bacon 30 puede decirse que es una polémica con Aristóteles; la obra de Dewey<br />
participará igualmente de ese carácter. Para Bacon, como para Dewey, Aristóteles es un<br />
ejemplo de máxima expresión de los errores de una época que utiliza un método solo válido<br />
para las disputas y el debate, pero inválido para las obras prácticas de la vida. Uno y otro<br />
achacan a la obra de Aristóteles su inutilidad práctica. La crítica se extiende a Tomás de<br />
Aquino quien también interpretó como su maestro todos los significados del ser en completa<br />
armonía con las tesis aristotélicas. Tal indagación es censurada por ambos como inútil, pues<br />
tanto para Bacon como para Dewey la revolución industrial imponía a sus épocas respectivas<br />
nuevas tareas y nuevos usos prácticos.<br />
Dewey usa los mismos ejemplos que Bacon emplea en su obra Globus Intelectualis (1612),<br />
afirmando que la nueva lógica experimental debe tender al dominio de la naturaleza mediante<br />
el obrar, y que el fin de nuestra ciencia no está en encontrar argumentos sino artes, es decir<br />
proyectos prácticos y concretos. Se trata pues no de hallar razones probables sino proyectos de<br />
obras. La descripción del método deductivo de Bacon es muy similar a la descripción de<br />
Dewey:<br />
“Convencido de que el entendimiento humano se crea sus propias dificultades al no<br />
hacer uso sensato y prudente de los recursos apropiados que están a su disposición, de<br />
lo cual resulta una ignorancia multiforme de las cosas y, a causa de esa ignorancia,<br />
innumerables entuertos, [pensó - hablando de sí mismo-] que deberían hacerse todos<br />
los intentos posibles para que aquella relación entre la mente del hombre y la<br />
naturaleza de las cosas, que es más preciosa que cualquier cosa sobre la tierra, o por lo<br />
menos que cualquier cosa terrenal, pueda ser restaurada, del modo que sea a su estado<br />
30 La bibliografía de la obra de Bacon es extensa. Sus obras han sido coleccionadas en The works of Francis<br />
Bacon . Ed J Speeding, J. R. L.Ellis y D.O. Heath 7 vols. London 1857-1874 reimpresión en Frooman, Verlag,<br />
Stuttgart 1963. Cito aquí las obras mas importantes traducidas al castellano. La Gran Restauración, ed por M.A.<br />
Granada . Alianza Madrid, 1985. El Avance Del Saber, ed por M . Balseiro y A. Elena, Alianza, Madrid, 1988.<br />
Nueva Atlántida, ed por E G. Estébanez, Mondadori, Madrid 1988. Refutación de las filosofías, ed por J. M.<br />
Artola y M. F. Pérez, CSIC, Madrid 1985. Ensayos Sobre Moral y Política, editado por T Brachet y A Roda<br />
Rivas, Universidad Nacional Autónoma de Mexico, Mexico, 1974.<br />
Los estudios sobre Francis Bacon también numerosos, entre los que destacan: Anderson, F.H. The Philosophy Of<br />
Francis Bacon. The University of Chicago Press. 1948. Farrington, B Francis Bacon Philosopher of Industrial<br />
Science. Traducción al castellano Francis Bacon, filósofo de la Revolución Industrial, Ayuso, Madrid 1971. Y<br />
Bibliografías sobre Francis Bacon contenida en Francis Bacon, Teoría del Cielo, Rosés Barcelona 1994 página<br />
LXVII- LXXII elaborada por A Elena y M J. Pascual.<br />
26
original y perfecto, o si no puede serlo, por lo menos devuelva a un estado mejor que<br />
aquel en que se encuentra actualmente.” 31<br />
Dewey se refiere a Bacon y a la critica aristotélica hecha por éste de modo perfectamente<br />
identificable. Uno y otro reconocen la necesidad de reconstrucción de la filosofía, debido a la<br />
inutilidad de tal forma de pensamiento, que se heredó de modo incuestionado:<br />
“El sentimiento que tuvo Bacon del progreso como fin y comprobación del auténtico<br />
saber, siguió paralelamente a este contraste entre dominar la Naturaleza o dominar a las<br />
mentes ajenas, y su afirmación de la superioridad del método de descubrimiento sobre<br />
el método de la demostración. Según sus críticas la lógica clásica incluso en su forma<br />
aristotélica, iba fatalmente a parar en un conservadurismo inerte. El acostumbrar a la<br />
mente a pensar en la verdad como cosa ya conocida, habituaba a los hombres a fijarse<br />
en las realizaciones intelectuales del pasado, aceptándolas sin someterlas a un examen<br />
crítico” 32<br />
La identificación del pensamiento de Dewey con Bacon es sin duda definitiva. Puede<br />
afirmarse incluso que la propuesta reconstructiva de Dewey no es plenamente original pues,<br />
contenida, ya en la crítica baconiana, comparte con ésta iguales inquietudes en relación con la<br />
revolución industrial de su época. Los dos períodos históricos comparten la convicción de que<br />
la ciencia tiene la capacidad de transformar el mundo y de que la filosofía que se practicaba<br />
era inútil en el contexto de los descubrimientos y las aplicaciones. El papel que se le da a la<br />
experiencia es crucial en los dos filósofos. La experiencia es el instrumento a la luz del cual se<br />
valoran, se someten a examen, las verdades recibidas, dejando al margen las enseñanzas<br />
dogmáticas del pasado. Los conocimientos adquiridos son puestos a prueba, y su interés radica<br />
en hacer de ellos nuevos instrumentos para nuevas investigaciones y descubrimientos. Citando<br />
con frecuencia a Bacon, Dewey resalta las preguntas del filósofo inglés por las obras y los<br />
frutos de la vieja lógica, por sus resultados para mejorar la vida del hombre, por los inventos<br />
de ella derivados. Los dos se refieren a los descubrimientos e inventos de las ciencias de sus<br />
épocas, y a la necesidad de una nueva lógica, cuya función ha de consistir en proteger a la<br />
mente contra sí misma y enseñarle a obedecer intelectualmente a la naturaleza para poder<br />
dominarla prácticamente.<br />
31 Bacon, Francis. Instauratio Magna La Gran Instauración. Prologo Ob cit página 5.<br />
32 Dewey, John Dewey, Reconstruction in Philosophy, ob cit. Página 67.<br />
27
La nueva lógica era un instrumento, un órgano de saber (como titula Bacon a su obra Novum<br />
Organum Scientiarum de 1608) que en expresa oposición a Aristóteles y contradice las<br />
afirmaciones del estagirita. Tanto Bacon como Dewey comparten además una noción de la<br />
investigación y el dominio de la naturaleza en forma colectiva, a través de generaciones y de la<br />
cooperación entre los hombres. El hombre abandonado a sí mismo puede hacer poca cosa, y lo<br />
más probable para Dewey y para Bacon es que se vea envuelto en errores. Su obra titulada La<br />
Nueva Atlantida es precisamente el panorama de un Estado organizado para la investigación<br />
colectiva. El imperio del hombre sobre el hombre, fomentado y soportado por la tradición<br />
filosófica, debería ser sustituido por el imperio del hombre sobre la naturaleza.<br />
“Bacon aspiraba incluso a la idea bastante absurda de un método tan perfeccionado que<br />
pudieran suprimirse las diferencias de habilidad natural de hombre a hombre, situando<br />
a todos a un mismo nivel de producción de nuevas realidades y nuevas verdades. Pero<br />
este absurdo era solo el lado negativo de su grandiosa profecía de una cooperación en<br />
la persecución de la ciencia como la que caracteriza a nuestro tiempo. Podemos<br />
perdonarle sin dificultad sus exageraciones teniendo en cuenta el panorama que traza<br />
en su Nueva Atlántida de un Estado organizado para la investigación colectiva. 33<br />
Se trata entonces de una propuesta de carácter colectivo, de un Imperio del Hombre sobre la<br />
Naturaleza. Bacon, con todas las metáforas, se refiere al asunto de la siguiente manera:<br />
“A los hombres les ha entrado el ansia de saber y de conocer, aunque rara vez con el<br />
deseo sincero de rendir cuentas auténticas de los talentos que están dotados en<br />
beneficio y para uso de los hombres, sino como si buscasen en el saber un lecho en el<br />
que descanse el espíritu curioso y andariego; o una terraza en la que pueda pasear la<br />
mente inquieta y variable descubriendo una bella perspectiva; o una torre en lo alto en<br />
la cual se alce la mente orgullosa, o una fortaleza o un terreno dominante para la lucha<br />
y la pelea; o un almacén en el que vender sacar provecho; pero no un gran depósito<br />
abundante provisto para glorificar al creador y aliviar la situación del hombre”. 34<br />
Estos ideales para el hombre y la ciencia tienen particular oportunidad cuando se examina el<br />
contexto de descubrimiento de su época. Tanto la Europa como la Inglaterra de Bacon están<br />
muy influidas por los viajes, por el descubrimiento de América. Se está hablando del poder de<br />
33 Dewey, John Dewey, Reconstruction in Philosophy, ob cit. Página, 70<br />
34 Bacon, citado por Dewey, John, Reconstruction in Philosophy, ob cit. Página, 71<br />
28
la ciencia para oponerse a la tradición que sostiene el modelo geocentrista. Bacon,<br />
contemporáneo de Galileo, vive una época marcada por la revolución de la ciencia, por la<br />
lucha contra la superstición bajo una nueva noción de experiencia. Bacon, como Dewey, son<br />
críticos con el saber de su tiempo. El primero, maestro de los clásicos y de los estudios<br />
literarios, es quien cuestiona tal saber calificándolo de delicado. Dichos estudios fueron muy<br />
apreciados durante el Renacimiento, pero en su opinión aportaban solamente ornato y no eran<br />
más que saberes vanos y ociosos. La ciencia semi-mágica que abundó en la Europa del siglo<br />
XVI, y que venía del mismo Renacimiento, ligada a la alquimia y la astrología, le parece un<br />
saber fantástico, un remedo del verdadero conocimiento. Pretendía dominar la naturaleza, pero<br />
estaba completamente despreocupado del método, y extraviaba a los hombres. Otro saber, el<br />
saber pendenciero, estaba representado por ese saber que desde la antigüedad pasó a la<br />
escolástica, que empleaba un método lógico y una finalidad que apuntaba al poder, pero que<br />
pretendía subyugar a otros hombres en interés de una determinada clase, secta o persona. Tal<br />
conocimiento no se ocupaba del dominio de las fuerzas naturales en beneficio de todos, sino<br />
que, por el contrario, se ocupaba de una herencia no tanto griega como de la escolástica del<br />
siglo XIV, que cayó en manos de teólogos disputadores, de argumentos inútiles y de<br />
triquiñuelas encaminadas al triunfo contra algún adversario. Esta crítica se proyecta también<br />
contra la obra de Aristóteles, que en ciertas ocasiones pretendía persuadir y en otras demostrar,<br />
pero que siempre buscaba dominar las mentes de otros, antes que dominar la naturaleza. Su<br />
punto de partida eran ya prejuicios que se intentaban demostrar a otros.<br />
Por el contrario, Bacon ofrecía una importancia mucho mayor al cuerpo de verdades por<br />
descubrir que a las escasas verdades ya conocidas. Bacon buscó una lógica del<br />
descubrimiento, antes que una lógica de la argumentación y de la defensa de verdades<br />
adquiridas, que, para él, antes que un saber, equivalía a un adoctrinamiento. La epistemología<br />
aristotélica consistía simplemente en ligar una verdad universal de la razón, con una verdad<br />
particular de los sentidos; dentro de tal modelo, conocer era el resultado de demostración<br />
silogística circular. Bacon se declara en contra de tal punto de vista, y proclama la<br />
superioridad del descubrimiento de verdades nuevas sobre la demostración de verdades ya<br />
conocidas. El único camino para llegar al descubrimiento de verdades nuevas es el de la<br />
investigación que arranca los principios a la naturaleza mediante una búsqueda interactúe con<br />
ella. Frente a esto, la línea epistemológica del razonamiento puro es semejante a la araña que<br />
29
teje su tela sacándola de su propia entraña. Pero siguiendo con el símil de la araña, -ejemplo<br />
usado por Bacon y repetido por Dewey-, la entraña da el material para la trampa. El verdadero<br />
método que quiere Bacon, y que defiende Dewey, está representado en la abeja, que como<br />
criatura laboriosa modifica lo que ha obtenido, y mediante el paciente trabajo obliga a la<br />
naturaleza a que le entregue su tesoro oculto. Dewey reconoce en Bacon al precursor del<br />
método que pretende para la ciencia. En él encuentra además un antecesor valioso de las<br />
críticas al aristotelismo, un filósofo crítico del pasado. La crítica de Bacon no se limita al<br />
Medioevo, sino también a ese Renacimiento que de modo apasionado y sin ninguna objeción<br />
vio en la antigüedad la Edad de Oro del saber. Las dos épocas buscaron apoyo extra-racional;<br />
el Medioevo en las santas escrituras, y el mundo griego en literaturas profanas que recrearon a<br />
través del mito su propia cosmovisión filosófica. Tanto Bacon como Dewey comparten la<br />
sensación de que la lógica que identifica el conocimiento con la demostración de verdades<br />
embota el espíritu de la investigación y encierra a la mente dentro del círculo del saber<br />
tradicional. La lógica tradicional tiene como rasgo la definición de lo ya conocido, y se<br />
sistematiza en cánones fijados por la ortodoxia. Por su parte, la lógica que se encamina al<br />
descubrimiento de modo ineludible mira al futuro. Siempre mira con prevención crítica las<br />
verdades pasadas, y las somete constantemente a la prueba de la experiencia. Los<br />
conocimientos puestos a prueba no sirven como medio de dominación de otros hombres sino<br />
como instrumentos útiles para buscar nuevas investigaciones y nuevos descubrimientos. El<br />
verdadero valor de las verdades antiguas consiste en que ayudan a descubrir nuevas verdades:<br />
“El concepto que Bacon tenía de la naturaleza de la inducción era muy in<strong>completo</strong>, pero su<br />
agudo sentido de que la ciencia significa una invasión en lo desconocido, más bien que la<br />
repetición en forma lógica de lo ya conocido, hace que sea, a pesar de todo, el padre de la<br />
inducción. El verdadero espíritu de la inducción es el descubrimiento constante y sin fin de<br />
hechos y principios no conocidos. El continuo progreso del conocimiento constituye el único<br />
medio seguro de una autoridad, o que vaya alterándose paulatinamente hasta convertirse en<br />
cuentos de viejas.” 35<br />
El objeto de la lógica es, antes que la demostración, el progreso constantemente renovado.<br />
Los frutos de la vieja lógica no existen, nada ha hecho por mejorar la vida, para corregir sus<br />
insuficiencias o aventajar sus condiciones. Fuera de la victoria de unos hombres sobre otros en<br />
los tribunales, la lógica clásica carece de aportaciones. Muchos de sus trabajos, que se<br />
repitieron como verdades, no son más que errores sistematizados y prejuicios de nuestros<br />
35 Dewey, John Reconstruction in Philosophy 1925.Ob cit página 68.<br />
30
antepasados. Algunos surgieron de manera casual, otros de modo premeditado, obedeciendo a<br />
intereses de clase: son los que la autoridad perpetuó por esa misma razón. Dewey ve en Bacon<br />
a un profeta, a un precursor del concepto pragmatista de saber, en el que se destaca el papel<br />
colectivo y social en la búsqueda y finalidad del conocimiento. El modelo de Bacon permite a<br />
Dewey dar relieve a las causas y motivaciones sociales del saber y de la revolución intelectual<br />
propuesta por ambos. Se trata de dos épocas distintas, pero con elementos compartidos. Tanto<br />
Bacon como Dewey viven agitaciones sociales que son consecuencia de los descubrimientos<br />
de la ciencia.<br />
Los descubrimientos y exploración de Norteamérica, el comercio con Asia, las alteraciones en<br />
la disposición de la mente hacia lo religioso, son en conjunto un grupo de cambios que<br />
generan en ambas épocas una nueva actitud. Las auténticas exploraciones que se realizaron en<br />
los viajes y descubrimientos de nuevas tierras fueron el modelo que describirá el pragmatismo<br />
años después. La mente abierta a lo nuevo, y sin temores por lo extraño o desconocido, se<br />
apoyó en sus recientes experiencias pasadas: de la misma manera en que se ensanchaba el<br />
horizonte geográfico, se ensanchaba el panorama intelectual. El apego a los tradicionales<br />
modos de pensar se fue debilitando y la mente se empezó a habituar al descubrimiento y a la<br />
exploración. En conjunto estos cambios psicológicos generaron el cambio que propició el<br />
nacimiento de la nueva filosofía. La otra parte del cambio consistió en la articulación del saber<br />
con su aplicación. Las explotaciones de las fábricas, ferrocarriles, máquinas a vapor,<br />
telégrafos, etc., todos los inventos y aplicaciones que conformaron la revolución industrial de<br />
la electricidad y el vapor, se constituyeron en herramientas de saber que, aplicadas en el<br />
campo de la investigación, produjeron mayores y nuevos descubrimientos. En dicho proceso<br />
se resume la profecía baconiana de que “saber es poder.” Tal período puede ser considerado<br />
como el inicio de la realización de un sueño: el del dominio de la naturaleza que se ha hecho<br />
una realidad y ha estimulado especialmente a la investigación científica contemporánea.<br />
Cuatro elementos en el análisis de Dewey constituyen la base que ha propiciado el cambio en<br />
materia epistemológica: 1. La ciencia natural; 2. La experimentación; 3. El control; y 4. El<br />
progreso. Estos cuatro elementos se han ligado estrechamente y han ejercido su influencia en<br />
los modos de vida, y han penetrado en el mundo de lo cotidiano con sus consecuencias, pero<br />
aún no han alcanzado el nivel en que, aplicándose de modo sistemático y sobrepasando su<br />
31
simple nivel técnico, penetren también en el ámbito humano y moral y alivien la condición<br />
del hombre. Si bien estos cambios tienen aplicaciones industriales e incluso han propiciado<br />
cambios políticos, no han llegado a su protagonismo definitivo. Los Estados modernos han<br />
perdido el carácter de instituciones relacionadas con lo divino. Gracias a este cambio, los<br />
Estados no se vinculan a principios supremos, sino que, por el contrario, gracias al apoyo del<br />
desarrollo de la ciencia, se entienden como creaciones humanas diseñadas para alcanzar las<br />
aspiraciones de hombres y mujeres. En este sentido, Dewey encuentra en el desarrollo<br />
científico un pretexto para naturalizar aún más la condición del hombre, y partir de este lugar<br />
en la reconstrucción de su propio destino. Su análisis socio-histórico es verdaderamente critico<br />
con la noción ilustrada del contrato social como el origen del Estado. Dewey sostiene que su<br />
falsedad es demostrable filosófica e históricamente. Que los hombres se hayan reunido en el<br />
pasado, y hayan establecido el compromiso de observar determinadas leyes y someterse a la<br />
autoridad libremente, es un mito que no tiene significado alguno desde el plano histórico, pero<br />
sí en la esfera de las aspiraciones humanas. El Estado examinado desde la perspectiva<br />
naturalista se muestra como un medio de satisfacción de los propósitos humanos. Por el<br />
contrario el Estado que existe por naturaleza en el enfoque aristotélicoestá fuera del campo de<br />
la elección libre del hombre. El origen del Estado desde el Contrato Social, a pesar de ser<br />
presentado como un mito, es mas naturalista y está estrechamente ligado a la libertad, la<br />
necesidad y las decisiones humanas. Tal teoría se propagó velozmente en la Europa de la<br />
época, demostrando aún más la poca vigencia del modelo político aristotélico.<br />
La doctrina metafísica de la superioridad de la especie sobre el individuo, de lo universal<br />
permanente sobre lo particular mudable, sirvió de base para las instituciones políticas y<br />
religiosas. El cristianismo acaparó con este modelo la totalidad de la visión política, ética y<br />
filosófica. La Europa germánica no adoptó la totalidad de semejante pensamiento, y su<br />
reticencia cooperó en la gestación de la Reforma como una lucha en contra de la tradición.<br />
Este análisis de Dewey demuestra que las implicaciones de la critica al modelo epistemológico<br />
tradicional contienen sin duda elementos que penetran las raíces de la historia occidental con<br />
consecuencias en el plano filosófico y también político:<br />
“ El protestantismo señaló la ruptura e independencia formal del dominio de las ideas romanas.<br />
Liberó la conciencia y el culto individual del control ejercido por las instituciones organizadas<br />
que afirmaban ser permanentes y universales. No puede afirmarse con verdad que el nuevo<br />
32
movimiento religioso llegase muy lejos en el empeño de fomentar la libertad de pensamiento y<br />
de crítica, ni en negar la idea de alguna autoridad suprema a la que la inteligencia individual<br />
estaba sometida. Tampoco fue muy lejos al principio en extender la tolerancia o el respeto<br />
hacia las distintas convicciones morales y religiosas. Ahora bien: en el terreno de la práctica se<br />
manifestó como una tendencia a la desintegración de las instituciones establecidas.<br />
Multiplicando las sectas y las iglesias, estimuló por lo menos la tolerancia negativa del derecho<br />
del individuo a formar un criterio propio en las cuestiones últimas. Con el tiempo dio esto lugar<br />
a que se desarrollase una creencia proclamada en fórmulas sobre lo sagrado de la conciencia<br />
individual y el derecho a la libertad de opinión, de creencias y de culto”. 36<br />
Estos elementos hacen sostener a la interpretación deweyana las serias consecuencias que tuvo<br />
el protestantismo en la gestación del individualismo político y a su vez en la formación del<br />
nuevo espíritu científico. El individualismo religioso ratificó la independencia del<br />
pensamiento en todas las esferas y puso el énfasis en el imperativo categórico kantiano que<br />
atribuyó al hombre su propia finalidad. Esto cooperaba con la idea reformista de la libre<br />
relación con Dios, sin la intermediación de la Iglesia, y favorecía en consecuencia una<br />
confianza mayor en las capacidades humanas. Con el protestantismo, y los eventos de siglos<br />
antes como la aparición de las universidades y el desarrollo del comercio, la historia<br />
occidental sufre una transformación que conduce a un nuevo interés por el mundo concreto.<br />
Dejando atrás el sobrenaturalismo que caracterizó al Medioevo, se debilitó la autoridad de las<br />
instituciones fundadas en las diferencias de clase, y se propagó una confianza mas sólida en<br />
las creencias individuales guiadas por la experimentación y la investigación natural. Todo ello<br />
contribuirá al nacimiento de la nueva ciencia del siglo XVI. Los principios anteriores<br />
empiezan entonces a perder vigencia, y en la nueva época taless principios deben justificarse o<br />
abandonarse. Tal es la era de los descubrimientos: aquélla que empieza a conquistar al hombre<br />
moderno. El hombre será forjador de su propio destino, y descubrirá que el estudio de la<br />
naturaleza y el dominio de sus fuerzas tienen también aplicaciones sociales. Según Bacon<br />
afirmara, saber es poder.<br />
36 Dewey,.Ob cit página 77-78<br />
33
SECCION 2. LA ACCIÓN RECONSTRUCTIVA Y EL CONCEPTO PRAGMATISTA<br />
DE EXPERIENCIA.<br />
La idea de reconstrucción en la obra de Dewey, contrariamente a lo que pueda pensarse, no se<br />
dirige a una destrucción del pasado sin más, sino que es ante todo un trabajo de recreación. El<br />
análisis socio-histórico sugerido por Dewey es la ruta que permite reconocer los problemas de<br />
la filosofía, y de este modo proponer un camino de solución para los mismos. Su propuesta no<br />
aspira a encontrar nuevas soluciones a los viejos problemas epistemológicos, sino que<br />
pretende abandonar radicalmente tales problemas de una vez para siempre. Ya hemos<br />
comentado cómo en su opinión las raíces del pensamiento occidental se encuentran viciadas.<br />
En el origen mismo de la filosofía hay una deformación que ha estigmatizado su desarrollo y<br />
ha hecho en consecuencia que no solo los problemas sino el modo de abordarlos sean una<br />
herencia negativa del pasado. El error consistió en situar a la filosofía lejos de la experiencia, y<br />
atribuirle a ésta un significado opuesto a la contemplación. En virtud del reconocimiento que<br />
los griegos hicieron de lo inmutable, y la creencia de que bajo el cambio permanecía una<br />
esencia oculta, la idea de la contemplación platónica sobrevivió para la filosofía posterior,<br />
identificando el conocimiento con el conocimiento de esencias. De este criterio nace el<br />
dualismo que se traspone a diversos ámbitos. Dualismo entre lo real y lo ideal, la teoría y la<br />
practica, entre el pensamiento y la experiencia.<br />
Este tipo de actitud dicotómica ha impregnado a la filosofía, haciendo necesaria su<br />
reconstrucción. Pero dicha reconstrucción debe basarse en el modelo de la ciencia y su<br />
método, que ha logrado el dominio de la naturaleza con una eficacia mucho mayor que la que<br />
puede atribuirse a la filosofía. El conocimiento científico ha demostrado que los problemas<br />
epistemológicos definidos por la filosofía no son auténticos problemas, y que la nueva<br />
filosofía debe situarse en el terreno de la experiencia, liberándose de los prejuicios metafísicos<br />
y epistemológicos. La filosofía anterior al pragmatismo se ocupó, de la subjetividad, las<br />
esencias; la ahora reconstruida debe ocuparse de las relaciones del ser humano con la<br />
naturaleza, de las interacciones del mundo físico y social con el propósito de la transformación<br />
del mundo en beneficio del hombre, abandonando los anteriores hábitos mentales.<br />
34
En el contexto de la acción reconstructiva, la filosofía reconoce en el pensamiento un<br />
instrumento para la acción. De ahí que la filosofía deweyana sea denominada<br />
“instrumentalismo”. El pensamiento no se opone a la acción, ni la teoría se oponen a la<br />
práctica. El pensamiento surge del medio y se dirige a la comprensión y dominación de éste.<br />
Por tal razón, el pensamiento no puede ser considerado fin en sí mismo, como lo consideró la<br />
tradición. Las ideas tienen un carácter instrumental, lo que equivale a decir que están hechas<br />
para la acción. La acción es aquella que define la verdad o la falsedad de las ideas en la<br />
medida en que sean capaces o no de resolver las situaciones para las cuales fueron pensadas.<br />
James es quizá el filósofo que junto con Peirce más ha trabajado el sentido de la verdad desde<br />
el punto de vista pragmatista. La vieja noción de la verdad como correspondencia recibe desde<br />
el pragmatismo una interpretación nueva. Según el pragmatismo, la mera coherencia<br />
conceptual, sin la verificación experimental, no pasa del ámbito de las hipótesis. El único<br />
modo de que se pruebe la correspondencia es por medio de la acción, tomando los reslultados<br />
que produce en términos observables. Esta es la dinámica reconstructiva para la filosofía que<br />
Dewey pretende activar. Si el actuar conforme a la idea en cuestión nos conduce a hechos que<br />
son su consecuencia, entonces la idea lleva a una teoría verdadera.<br />
La Acción Reconstructiva<br />
Considerando todo lo anterior, el requisito fundamental de la acción reconstructiva propuesta<br />
por Dewey consiste en hacer a la filosofía capaz de formular una hipótesis - tal y como lo hace<br />
la ciencia -. Su propuesta es así una hipótesis que sostiene que la crisis que envuelve hoy al<br />
mundo se debe a que han entrado en la vida cotidiana intereses materiales y procedimientos<br />
que tienen su origen en las investigaciones físicas de los laboratorios. Tales elementos<br />
penetraron gracias a que la nueva ciencia y sus aplicaciones resultaban beneficiosas en muchos<br />
asuntos de índole práctica, permitiendo que actuaran en el campo del conocimiento limitado a<br />
la filosofía. Dewey se refiere sin duda a la revolución industrial que modificó de modo<br />
sustancial las condiciones de vida, pero en especial a la física de los años veinte, y sus<br />
discusiones en relación con la mecánica cuántica y la física de partículas. En este proceso se<br />
35
vivió una transacción en la antigua guerra entre la ciencia y la religión, que llevó a una<br />
división de responsabilidades, y una separación de campos de trabajo:<br />
“La “guerra” de aquellos primeros tiempos no terminó con la victoria decisiva y aplastante de<br />
ninguno de los dos contendientes -ciencia y religión- sino mediante una transacción<br />
consistente en una división de campos y jurisdicciones. Se reservó la supremacía de lo antiguo<br />
en los campos de la moral y de lo ideal, que permanecieron virtualmente inmutables en su<br />
forma anterior.”37<br />
Tal arreglo se realizó en el pasado y ha culminado en el transcurso de la última generación, lo<br />
que trajo como consecuencia una consolidación mayor de la parcelación de campos y de<br />
jurisdicciones de uno y de otro lado, y un renacimiento del antiguo dualismo, que ha<br />
constituido una de las preocupaciones de la llamada filosofía “moderna”. Pero tal<br />
circunstancia no se dio al margen de serias implicaciones. Se sostuvo que los representantes de<br />
las ciencias no se mantuvieron en el terreno que les correspondía sino que usurparon en la<br />
práctica y en la teoría los derechos de autoridades más “altas”. Incluso, como es bien<br />
conocido, se estimó que las ciencias naturales son la fuente y origen de buen número de graves<br />
e innegables males del presente. En consecuencia, se vio la necesidad de someter a la ciencia a<br />
alguna autoridad especial, y tal autoridad no podía ser otra que la emergente de la filosofía y<br />
de su cercanía con la reflexión moral.<br />
Una vez visto que la ciencia podía penetrar con perjuicio en nuestros modos de vida<br />
corrientes, y que era urgente controlarla, se acudió entonces a la vieja moral que estaba<br />
fundada en los viejos principios institucionales. Dewey reconoce en este punto otro elemento<br />
reconstructivo. La tarea de reconstrucción debe alcanzar entonces la investigación en asuntos<br />
humanos como la moral. Esta tarea tiene como fundamento primeramente refutar las<br />
acusaciones unilaterales que se hacen contra la ciencia en relación con su poder de destrucción<br />
y que omiten los grandes beneficios que ha aportado al hombre. Las premisas que se esgrimen<br />
contra la ciencia cierran los ojos ante un hecho evidente que Dewey expresa de la siguiente<br />
manera:<br />
37 Dewey, Ob cit. Página 22.<br />
36
“No hace falta mirar con dos ojos para darse cuenta de que la ciencia no opera sola sino que<br />
trabaja dentro de un estado de cosas institucionales que se desarrolló en épocas precientíficas,<br />
en un estado que no ha sido modificado mediante una investigación científica sobre los<br />
principios morales que se formaron en aquellas épocas y que eran apropiados a ellas, según<br />
toda presunción.”38<br />
El examen aislado de la ciencia produce errores y distorsiones. Se le acusa a la ciencia del<br />
poder destructivo de la ruptura del núcleo atómico, pero lo que se omite, en opinión de<br />
Dewey, es que tal conocimiento no se consiguió en la guerra, sino a consecuencia<br />
precisamente de la guerra, que es una institución humana que data de milenios anteriores a la<br />
aparición de la ciencia. Las consecuencias destructoras se deben a condiciones institucionales<br />
que ya existían, a razones sociales no intrínsecas a la ciencia. Este argumento no requiere de<br />
mayores justificaciones. Es obvio que el mal atribuible a la ciencia no depende de ella sino de<br />
lo que pueda hacerse con ella. Sin embargo, Dewey se vale de este elemento para demostrar<br />
que las investigaciones científicas han sido incompletas, pues no han sido examinadas las<br />
condiciones institucionales en las que se gesta la ciencia, y dicho análisis requiere ser<br />
científico a su vez. Esto implica que la ciencia debe ser capaz de dar cuenta de sí misma e<br />
incluso de su propia moral. No se trata de una simple manifestación de cientificismo, sino por<br />
el contrario de una tarea de reconstrucción de la filosofía:<br />
“Las condiciones institucionales dentro de las cuales se produce la ciencia- y que son las que<br />
determinan sus consecuencias humanas-, no han sido todavía objeto de ninguna investigación<br />
seria y sistemática que merezca el calificativo de científica”.39<br />
Dewey reconoce que la moral es un hecho practico socio-cultural que de algún modo<br />
incorpora toda investigación humana. Toda investigación que pretende de forma crítica<br />
penetrar en lo humano choca de modo necesario con prejuicios, tradiciones y costumbres<br />
institucionales que se consolidaron en épocas precientíficas. El problema consiste<br />
esencialemente en que el enfoque practicado hasta ahora ha sido precisamente no-científico.<br />
La reconstrucción no puede ser otra entonces que la tarea de desarrollar, de formar, de<br />
38 Dewey, Ob cit. Página 25.<br />
39 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit Página 26.<br />
37
producir -en sentido literal- los instrumentos intelectuales que habrán de llevar<br />
progresivamente la investigación hacia realidades profundamente humanas como la moral.<br />
Los métodos y las |conclusiones científicas no han quedado enclaustradas en la ciencia, sino<br />
que también han penetrado el mundo de lo cotidiano. La idea según la cual la ciencia se<br />
encuentra confinada dentro de sí misma, actuando por móviles propios, de modo<br />
independiente y aislado, queda absolutamente refutada. Por el contrario, su propuesta irá en la<br />
dirección opuesta, de forma que debe implicarse en ámbitos tradicionalmente considerados<br />
como no-científicos. El no haberse visto involucrada hasta ahora obedece a marcos de<br />
referencia de carácter precientífico.<br />
“La ciencia que de manera tan profunda y tan extensa ha penetrado en las realidades presentes<br />
de la vida humana es parcial e incompleta; aborda con competencia las condiciones físicas, y<br />
cada día más las fisiológicas (como lo demuestran los progresos recientes en la medicina y en<br />
la sanidad pública), pero es como si no existiera cuando se trata de problemas de importancia<br />
suprema para el hombre.”40<br />
La labor reconstructiva ha sido ya iniciada por algunos filósofos de los siglos XVII, XVIII y<br />
XIX . Ellos, según Dewey, han intentado librar a la filosofía de restos cosmológicos y<br />
ontológicos que habían quedado integrados en la estructura misma de la cultura occidental.<br />
Puede afirmarse que estos filósofos hicieron una propedéutica para la época científica que<br />
señala Dewey, pero no es la vía crítica de estos filósofos sino el método de los científicos el<br />
que permitirá la reconstrucción.<br />
“Los hombres de ciencia elaboraron un método de investigación de alcance tan grande y<br />
profundizador, tan impregnador y tan universal, que nos ofrece un patrón y modelo que parece<br />
exigir una formulación que caiga dentro de las funciones de la filosofía. Es un método de<br />
conocimiento que se corrige a sí mismo en su funcionamiento: un método al que los fracasos<br />
enseñan lo mismo que los éxitos. El meollo del método es el descubrimiento de la mismidad de<br />
la investigación con el descubrimiento.”41<br />
La función del descubrimiento consiste en desvelar lo nuevo y dejar atrás lo viejo, del modo<br />
en que lo realiza la ciencia natural. Dewey reconoce que la aplicación de tal método en<br />
40 Dewey,. Ob cit Página 28<br />
41 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit Página 28<br />
38
ámbitos humanos como la moral es repugnante a los ojos de muchos. Pero tal reconstrucción<br />
moral es imprescindible y ésta ocupará una parte definitiva de su obra.<br />
“No tenemos la absurda pretensión de proclamar que los filósofos, los científicos o cualquier<br />
otro grupo de hombres forme un sacerdocio sagrada al que haya que encomendar esta tarea.<br />
Ahora bien, como los filósofos han realizado en los últimos siglos una labor útil y necesaria<br />
para el fomento de la investigación física, también sus predecesores tienen en la actualidad la<br />
oportunidad, y a ellos se dirige la llamada para que desempeñen una tarea similar en el fomento<br />
de la investigación moral.” 42<br />
Dewey reconoce que las conclusiones de esta clase de investigación no pueden constituir una<br />
teoría completa de la moral ni una ciencia activa con una materia característicamente humana,<br />
de igual modo que las investigaciones físicas no proporcionan conclusiones definitivas. Pero<br />
tendrán una participación activa en la tarea de crear una ciencia moral que sirva de precursora<br />
para la reconstrucción del estado actual de la vida humana.<br />
En los descubrimientos está presente la noción de invento. Pero el invento no se aplica a los<br />
ámbitos humanos, pues se considera con frecuencia peligroso. La causa de este criterio de<br />
peligrosidad se halla de nuevo en el conflicto entre ciencia y religión. Tratándose de dos reinos<br />
distintos, se considera uno más elevado que el otro, y por tanto con jurisdicción también del<br />
uno sobre el otro: de la esfera de lo espiritual e ideal, identificada siempre con la moral. La<br />
esfera de lo físico, relacionada con la nueva ciencia, estaba por tanto en una condición de<br />
inferioridad. Sus métodos se limitaban a lo material, es decir, al mundo de la percepción y de<br />
los sentidos, en oposición al mundo de la razón, de la revelación o de la contemplación. La<br />
ciencia pudo operar con su método, con la condición de que no se saliese de los límites que se<br />
le habían señalado, perpetuando la distancia entre lo moral y lo físico. Como en una tregua, el<br />
conflicto quedó silenciado por un tiempo, pero tal división no resistió la prueba, pues la<br />
ciencia empezó a invadir el terreno de lo que estaba reservado a lo “espiritual”. A esta<br />
invasión se le dio el nombre de secularización, un movimiento en expansión, que siempre se<br />
consideró una sacrílega entrada de lo profano en lo espiritual. Las raíces sociales de este<br />
conflicto son indudables. Muchos hombres se revelaron en contra del poder de las<br />
instituciones eclesiásticas y la metafísica ligada a ellas, aspirando a que el método y el espíritu<br />
42 Dewey,.Ob cit pag 34<br />
39
de la ciencia adquieran una auténtica universalidad. Dewey pretende una especie de cambio de<br />
perspectiva, donde la teoría moral no sea considerada inmutable sino en un continuo progreso;<br />
una perspectiva en la que sea capaz de dirigir positivamente al hombre hacia el desarrollo de<br />
una moral practica que esté al servicio de las actividades e intereses de la vida humana. Dewey<br />
considera un obstáculo la presencia de filosofías ancladas en la antiguedad y en el Medioevo .<br />
“La exposición sistemática del cómo, cuando y por qué razón unas filosofías tan adecuadas<br />
para las condiciones de la antigüedad y del Medioevo resultan, a pesar del corto número de<br />
siglos que han transcurrido desde la aparición de la ciencia natural, tan sin importancia que<br />
llegan incluso a ser un obstáculo para el manejo intelectual del panorama humano de nuestro<br />
tiempo, es en si misma una tara intelectual que está pidiendo ser abordada. Ya hemos dicho<br />
antes que la reconstrucción no debe llevarse a cabo con censuras o con lamentaciones. Se trata<br />
de una labor intelectual que exige un estudio lo más amplio posible de las conexiones que<br />
tienen los sistemas filosóficos del pasado, con las condiciones culturales en que le fueron<br />
planteados sus problemas, y un conocimiento de la ciencia actual que no se limite al de libros<br />
de divulgación. Este aspecto negativo de las actividades intelectuales que será preciso realizar<br />
abarca forzosamente una explicación sistemática de los valores que corresponden a lo que es<br />
auténticamente nuevo en los movimientos científicos, tecnológicos y políticos del pasado<br />
inmediato y del presente, después de liberados de la pesadilla de los hábitos formados en un<br />
período precientífico, pretecnológico-industrial, y políticamente predemocrático.” 43<br />
El criterio que atribuye a la ciencia y a la nueva tecnología la culpabilidad de los males<br />
sufridos en la actualidad debe ser sustituido por otra interpretación. La tecnología y el poder<br />
de la ciencia son simplemente medios poderosos que proporcionan recursos nuevos y de gran<br />
valor, a los que la renovación moral debe atribuir un uso y unas finalidades auténticamente<br />
humanas. No se trata de subordinarlas a otras instituciones que gobiernen desde otro ámbito la<br />
actividad científica o tecnológica, sino de darles fines de acuerdo con la renovación moral que<br />
es necesaria. Pero en este proceso, liberados de la herencia del pasado que hablaba de fines en<br />
sí mismos y medios en sí mismos, la obra reconstructiva debe dedicarse a crear fines, ideales y<br />
patrones a los cuales ligar estos nuevos medios. Se trata de una secularización de los medios<br />
llamada a transformar el panorama antiguo.<br />
“Concisamente: el problema de la reconstrucción dentro de la filosofía, desde cualquier ángulo<br />
que se le aborde, surge del esfuerzo por descubrir de qué manera han de ser llevados a plenitud<br />
los nuevos movimientos que tienen lugar en la ciencia, y en las condiciones políticas,<br />
industriales, humanas que de ellos se han derivado y que se encuentran todavía en estado<br />
rudimentario y confuso. Sólo en términos de fines y patrones tan característicamente humanos<br />
43 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit. Página 35<br />
40
que vengan a constituir un nuevo orden moral, es posible llevar a feliz término aquellos<br />
movimientos en consonancia con su dirección propia y adecuada y con el ímpetu propio de los<br />
mismos.” 44<br />
Se observa cómo la propuesta reconstructiva de Dewey está en el señalamiento histórico de<br />
los problemas que han sido tradicionalmente reconocidos como problemas, y en el examen de<br />
la autenticidad de los mismos, de modo que el trabajo se oriente a su solución a través de su<br />
enfoque reconstructivo.<br />
“Pero habrá en esa lista un problema destacado al que acabamos de dedicar nuestra atención<br />
de una manera incidental, a saber, el divorcio a que se ha llegado entre medios y fines que lo<br />
son de manera esencial; divorcio que es la correspondencia teórica de la tajante división entre<br />
hombres libres y esclavos, entre superiores e inferiores. La ciencia activa, la ciencia en marcha,<br />
ha repudiado estas separaciones y apartamientos.” 45<br />
Las consecuencias de estos apartamientos se aplican en multitud de campos de la filosofía. La<br />
teoría ha perdido en el campo científico su condición de definitividad 46 en la practica. Una de<br />
las tareas de los reconstructores consiste en reunir y presentar las razones por las cuales no<br />
debe existir la antigua separación entre teoría y practica, a fin de que pueda afirmarse que la<br />
teoría es en su propia naturaleza extremadamente practica para bien o para mal. La empresa<br />
teórica reconstructiva que se propone Dewey asegura tener consecuencias prácticas, es decir,<br />
consecuencias que afectan directamente a la vida de los humanos, pero es ante todo una tarea<br />
por realizar y una empresa humana, esto es, con limitaciones. En la línea de la necesidad de<br />
reconstruir la filosofía, Dewey señala una circunstancia concreta, presente durante los años<br />
cincuenta, en la que se hizo más evidente tal necesidad: el encargo que una comisión estatal,<br />
designada por un organismo ocupado en la enseñanza, le hizo a la asociación Filosófica<br />
Americana. Tal encargo consistió en que se hiciera un examen del estado de la filosofía y del<br />
papel que podía representar en el mundo de la postguerra. Se trataba de la Fundación<br />
Rockefeller, que estaba interesada en tal análisis, pidiendo que se indagara la función de la<br />
filosofía en el desarrollo de una vida libre y razonada dentro de la comunidad, en el proyecto<br />
44 Dewey, Ob cir página 37.<br />
45 Dewey, John Reconstrution in Philosophy. Ob cit página 37.<br />
46 El termino “definitividad es usado por Dewey. No se encuentra equivalente en castellano pero se entiende con<br />
el su capacidad definitoria.<br />
41
de una educación liberal. 47 Dentro de tal informe se preguntaba qué se intentaba hacer y a<br />
dónde se pretendía llegar. Dicho documento afirmaba:<br />
“ No existe en el presente un cuerpo de doctrina llamado “filosofía”, aceptado por autoridad y<br />
en cuyo nombre puedan pretender hablar expositores debidamente autorizados. Existen<br />
filosofías y filósofos, y desde el punto de vista filosófico difieren justamente en las<br />
manifestaciones de las que nos han pedido que nos ocupemos” 48<br />
Dewey quiere señalar que las divergencias que impidieron a tal comisión ocuparse de las<br />
tareas que le habían sido confiadas, constituyen el reflejo de las confusiones y conflictos que<br />
dividen a la opinión pública acerca de la filosofía:<br />
“ Antes que reprochar a los filósofos el que no estén de acuerdo, deberíamos recordar que en el<br />
estado actual del mundo, el acuerdo entre ellos sería prueba positiva de que la filosofía es de<br />
una índole tan técnica, que se halla absolutamente desvinculada de los problemas y<br />
acontecimientos de la vida real.<br />
Me propongo entonces examinar el estado actual de la filosofía en relación con lo<br />
humano…(….) Cuál es la finalidad específica y la tarea de cualquier sistema de filosofía<br />
¿Cómo se relaciona una filosofía con los intereses y manifestaciones que hoy se presentan<br />
como problemas de todos los hombres” 49<br />
Este es el objetivo sustancial en el camino reconstructivo de Dewey. Se trata pues de poner en<br />
cuestión el hecho de que exista en nuestro tiempo una filosofía que pretenda poseer “ un<br />
cuerpo de doctrina aceptado por autoridad”, y que también posea expositores debidamente<br />
autorizados para expresar su contenido.<br />
“Esa filosofía es la de una institución que pretende tener un origen divino, además de apoyo y<br />
dirección divinas permanentes. Se sostiene que sus doctrinas poseen autoridad porque sus<br />
fuentes se hallan en la revelación sobrenatural. La filosofía sobrenatural y teológica se<br />
constituyó en el período medieval. Las filosofías representadas en el Informe (Informe<br />
solicitado a la comisión, ver nota anterior) se formaron alejadas y en gran parte en oposición<br />
con las orientaciones e intereses que predominaron en la formulación de la vieja filosofía”. 50<br />
47 El resultado de tal estudio fue publicado en un libro cuyo título reza: “Philosophy in American Education”, y<br />
es comentado por Dewey en su texto, El hombre y sus problemas, obra citada.<br />
48 Philosophy in American Education, informe comentado por Dewey en la obra El hombre y sus problemas, ob<br />
cit pagina 9.<br />
49 John Dewey, El hombre y sus problemas ob cit página 10.<br />
50 John Dewey, ob cit página Cap I.<br />
42
Dewey señala que la dificultad que ha sumido a la filosofía en el descrédito obedece a tal<br />
modelo de autoridad que la ha dominado durante siglos, generando una profunda división<br />
entre la vida natural del hombre y tal mundo sobrenatural. Tal división es la que hace que<br />
Arnold dijera que el hombre contemporáneo se halla “ errante entre dos mundos, uno muerto y<br />
el otro incapaz de nacer”. La consciencia de tal fractura se expresa en diversas modos. Por<br />
ejemplo, en política ha determinado la separación entre la Iglesia y el estado; y el<br />
conocimiento científico en el campo de la física, la astronomía y la biología se han distanciado<br />
de muchos conceptos sostenidos dentro de esta filosofía de carácter teológico. Dewey señala<br />
que ha habido una fractura entre la ciencia positiva y la teología, entre lo mundano y lo divino,<br />
favoreciendo de modo más pleno la necesidad de superación de los dualismos que<br />
determinaron los problemas fundamentales de las filosofías “modernas” en sentido histórico.<br />
Nuestra época está plagada de problemas prácticos que son tan profundamente humanos, que<br />
constituyen los problemas morales de nuestra época; por lo que es preciso que la filosofía se<br />
ocupe seriamente de ellos, y abandone la actitud que mantuvo durante siglos, relegando tales<br />
dificultades a un lugar secundario por atender a un supuesto problema del conocimiento.<br />
“Al mismo tiempo, el conocimiento efectivo, y las aplicaciones de la ciencia a la vida por<br />
medio de las invenciones y las artes tecnológicas, avanzó en tal medida que el supuesto<br />
problema de los fundamentos y la posibilidad del conocimiento tienen solo un remoto interés<br />
profesional. El resultado neto del descuido de temas que son urgentes, y la preocupación por<br />
los alejados del activo interés humano, explica el descrédito popular en que ha ido cayendo<br />
progresivamente la filosofía. Este descrédito constituye, a su vez, un factor decisivo en la<br />
determinación de su función en el mundo.” 51<br />
El concepto pragmatista de experiencia<br />
Dos vías posee la filosofía de John Dewey para abordar el problema de la experiencia humana.<br />
Ambas poseen una directa relación y forman parte del trabajo de reconstrucción que se ha<br />
mencionado. Se trata, en primer lugar, de una reconstrucción socio-biológica de la experiencia<br />
humana -cuyo trabajo se sitúa en especial el texto Reconstruction in Philosophy (1925)-; y de<br />
análisis de la experiencia desde una perspectiva estrictamente epistemológica realizada en su<br />
51 John Dewey, El hombre y sus problemas ob cit página Cap I.<br />
43
texto Experience and Nature (1925). 52 Las implicaciones de ambos análisis en la vía de la<br />
reconstrucción son indudablemente definitivas dentro del desarrollo de su filosofía. La<br />
perspectiva socio-biológica involucra elementos de psicología animal en la que desde una<br />
perspectiva externa a la tradición filosófica, propone un análisis general del hecho mismo del<br />
filosofar y sus relaciones sociales e históricas. Esta vía, junto con el análisis realizado en<br />
Experience and Nature (1925), permite establecer las relaciones de estos contenidos con los<br />
problemas suscitados en el seno de la filosofía de la Biología. Nuevamente aquí encontramos<br />
el hilo conductor de la segunda fase de este trabajo, que vincula al concepto pragmatista de<br />
experiencia y el conocimiento de la Biología. Uno y otro aspecto proporcionan los cimientos<br />
al trabajo filosófico de la obra de Dewey, y son el soporte de los análisis filosófico, político y<br />
ético que en aquélla se realiza. En este capítulo nos ocuparemos de las implicaciones<br />
epistemológicas del concepto pragmatista de experiencia, como aproximación preliminar a la<br />
problemática del conocimiento desde una perspectiva pragmática, biológica y evolutiva.<br />
Una de las características diferenciales más sustantivas del hombre respecto de otras especies<br />
consiste en la capacidad de conservar y elaborar sus experiencias pasadas. El desarrollo<br />
psicológico del cerebro humano ha permitido que el hombre sea capaz de relacionar las<br />
vivencias presentes con experiencias pasadas. No ocurre esto de igual modo en otros animales.<br />
Aunque el animal tiene experiencia y memoria, la posibilidad de relacionar experiencias no es<br />
equivalente a la nutrida forma en que lo puede hacer el hombre. El hombre habita su mundo<br />
cargado de hechos, reminiscencias y de símbolos. El hombre se relaciona con los objetos de<br />
manera simbólica desde la época primitiva. La piedra no es, como para el animal, algo que<br />
simplemente está ahí, sino que es a la vez un elemento cargado de significado, que puede<br />
servir de instrumento y al mismo tiempo significar un monumento a un antepasado. Otro tanto<br />
puede decirse de su relación con el fuego: instrumento y a la vez como símbolo de hogar, etc.<br />
No tenemos memoria del pasado por sí mismo, sino que podemos decir que el hombre<br />
recuerda el pasado en tanto que éste agrega al presente nuevas posibilidades. Y en ese proceso<br />
las vivencias emotivas han determinado la actuación de nuestra memoria. El hombre primitivo<br />
recordaba emotivamente las experiencias pasadas, -también es cierto que lo hacía como una<br />
forma de combatir el aburrimiento-; y en su recuerdo revivía la angustia y el peligro de su<br />
combate. Las victorias del combate son recordadas y consolidadas en la danza primitiva,<br />
52 Ver Sección de Bibliografía general.<br />
44
haciendo incluso que la conmemoración sea mas emocionante que la experiencia misma, en<br />
virtud de que el peligro real ya no está presente. La vivencia real en su propia actualidad no<br />
permite integrar toda la vivencia como lo hace el acto de memoria. La memoria conjuga los<br />
hechos sucedidos con las vivencias interiores, la fantasía y la imaginación. Dewey quiere<br />
resaltar el papel que cumple el drama de la memoria individual y su consolidación social. La<br />
vida del hombre primitivo relaciona las experiencias pasadas con sus propias sugestiones, y en<br />
ningún momento se ocupa de la exactitud. Los investigadores de la historia primitiva del<br />
género humano refieren la importancia que tuvo para el hombre las historias que dieron origen<br />
a sus cultos y mitos.<br />
El origen que Dewey propone para su análisis es objetivamente histórico. Pueden hacerse otras<br />
investigaciones de las implicaciones psicológicas y culturales que tiene en el hombre su<br />
capacidad de memoria, pero este punto de partida originario señala un hecho que se hace<br />
concreto en la historia evolutiva del género humano. Dewey no se limita, como lo ha hecho la<br />
tradición, a citar el pensamiento de los sabios antiguos. Su examen va mas allá de la sabiduría<br />
antigua para situarse en el contexto de la historia primitiva del hombre como punto de partida<br />
para su análisis. Mirando al hombre primitivo, desea examinar los orígenes de las instituciones<br />
humanas. El análisis no priva al hombre primitivo de ninguno de los aspectos que en general<br />
continúan caracterizando al género humano: sentimientos, deseos, esperanzas, temores,<br />
amores, odios, victorias y derrotas. Este hombre llevado por sus deseos vive en un ambiente<br />
hostil y precario. Su vida se halla distante de los libros y la especulación, para la que se<br />
requiere la disciplina intelectual que permite someter las fantasías a la prueba de los hechos, y<br />
organizar las ideas lógicamente antes que guiarse por las emociones. El hombre primitivo se<br />
halla en una vida no muy distante de sus propios sueños.<br />
Dewey refuta la tentación de vincular el origen de la ciencia con las creencias y tradiciones<br />
primitivas. Afirma que el material del que brota finalmente la filosofía nada tiene que ver con<br />
la ciencia o con la explicación. La filosofía nace del mismo material que el mito primitivo:<br />
sentimientos, representaciones símbolos, temores, esperanzas, fantasías, y sugestiones. No se<br />
refiere al mundo de la representación objetiva y comprobada. Y describiendo así su origen,<br />
encuentra dos etapas que vive el hombre en sus vivencias mentales. La primera corresponde a<br />
la consolidación de tales vivencias en el mito y la leyenda. En el contexto de los relatos<br />
45
nacidos de la emotividad, las experiencias transitorias se consolidan, y son absorbidas por<br />
otros individuos afectando al grupo que las incorpora. Se crea de este modo la tradición del<br />
grupo, haciendo que el relato forme parte de la tradición cultural. La aventura única de un<br />
individuo pasa a ser un patrimonio de la tribu, enfatizando ciertos elementos que son de<br />
particular significado emotivo para el grupo. La tradición se convierte en una especie de<br />
norma que se vive en el interior del grupo con significados específicos. Un análisis<br />
antropológico de este tipo permite rescatar el significado biológico de la conducta humana, y<br />
sus consecuencias en el desarrollo de la historia de nuestro género. Dewey quiere hacer un<br />
análisis socio-biológico de la conducta humana, para explicar las razones por las cuales una<br />
institución humana como es la filosofía y sus pretensiones, poseen en sus propias raíces<br />
deformaciones; ambas deben ser consideradas en el cambio propiciado por la reconstrucción.<br />
En el camino de la representación vivida mediante la memoria y la capacidad lingüística del<br />
hombre primitivo se halla naturalmente la norma, el poder, la autoridad y la creencia.<br />
Puede decirse que la descripción de estos hechos sociales primitivos sirve de explicación al<br />
nacimiento de los grupos humanos que dieron origen a Roma, Grecia y el pueblo judío. Las<br />
grandes cosmologías y cosmografías de las diferentes culturas tuvieron un origen similar, y<br />
basta un examen breve para constatarlo. En este contexto se vivió un proceso de fijación de<br />
creencias, organización de doctrinas, reglas de conducta que fueron en modo necesario los<br />
antecedentes de la filosofía, con el sentido que hoy tiene este término. Sin embargo no están<br />
aquí todos los elementos que sirvieron de origen para la filosofía. No pudiendo el hombre<br />
continuar siendo un ser de sugestión y fantasía, las exigencias de la continuidad de la<br />
existencia le obligan a prestar atención a las realidades actuales del mundo; y éstas imponen<br />
un mínimo de exactitud bajo pena de extinción. Saber que ciertos elementos son alimento en<br />
contraste con los venenosos que causaron la muerte de algunos, que el agua es benéfica pero<br />
que puede causar ahogamientos, que al día continúa la noche etc., hicieron que –siempre<br />
mediante el apoyo del lenguaje y su desarrollo-, se fuera formando un cuerpo consistente de<br />
generalizaciones que recogen y transmiten conocimientos en relación con los hechos<br />
observados, y que se diferencian de las ideas de la fantasía. Los oficios consolidaron también<br />
ciertos temperamentos. Un marino es mas dado a la superstición en razón de que su actividad<br />
está mas sujeta a hechos imprevisibles, a diferencia de un tejedor que puede controlar mucho<br />
46
más su trabajo. Las actividades se hacen mas desarrolladas y el cuerpo de conocimientos se va<br />
incrementando con el paso del tiempo.<br />
El análisis de Dewey sigue la línea socio-biológica, como hilo conductor que explica la<br />
conformación de las instituciones y los modos tradicionales de pensar. Su trabajo sociológico<br />
histórico y psicológico da cuenta de que en estos factores se encuentra la justificación para las<br />
formas de pensar que tradicionalmente se cultivaron en la filosofía griega, y, en consecuencia,<br />
en el resto de la cultura occidental (estableciéndose en su análisis las causas de las distinciones<br />
entre teoría y praxis y otras dicotomías):<br />
“Una vez que las creencias religiosas y políticas han adquirido un estado social definido y un<br />
valor y una función políticas, se hacen cargo de ellas las clases más elevadas, que se<br />
encuentran directamente asociadas a los elementos que gobiernan la sociedad. Lo probable es<br />
que los obreros y artesanos que se hallan en posesión de la prosaica materia real del<br />
conocimiento, ocupen una capa social más baja, y esa clase de conocimiento suyo es objeto del<br />
menosprecio social con que se mira al trabajador manual ocupado en actividades útiles para el<br />
cuerpo. A este hecho hay que culpar sin duda que se quedase rezagado el empleo general y<br />
sistemático del método experimental en Grecia, a pesar de la agudeza de observación, de la<br />
fuerza extraordinaria del razonar lógico y de la gran libertad de especulación a que llegaron los<br />
atenienses”. 53<br />
En el proceso histórico se observa cómo los conocimientos de los hechos reales se ven<br />
incrementados en volumen y amplitud, lo cual genera un choque con el temperamento y las<br />
creencias de la tradición imaginativa. Aquí se encuentra justificada la aparición de los sofistas<br />
en Grecia, que explica la lucha entre dos tipos de creencias, y el conflicto suscitado en virtud<br />
del cuestionamiento de las normas morales y políticas existentes en la época. Dewey encuentra<br />
que este conflicto refleja la oposición entre dos clases de conocimiento. El conocimiento<br />
prosaico, un saber realista, y un conocimiento moral que en boca de Sócrates pone en peligro y<br />
desestabiliza el poder político, motivo por el cual es condenado a muerte. Se trata en principio<br />
de dos tipos de oficios, que permiten dos productos intelectuales distintos. Uno ocupado en el<br />
conocimiento de lo concreto, de lo técnico y útil. Otro en el conocimiento abstracto moral y<br />
contemplativo.<br />
53 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit. Página 50.<br />
47
La distinción de oficios en Grecia era realmente marcada. No era comparable el trabajo del<br />
artesano al del político, ni el del médico o sacerdote con el del herrero. En especial en la<br />
Grecia clásica, pude decirse que su historia es una larga ruta que se consolida en un gobierno<br />
constitucional, formado por asambleas y magistraturas con un perfil evidentemente<br />
aristocrático, con un reconocimiento individual basado en la importancia del linaje.<br />
Ciertamente, el modelo económico que soportaba esta forma de gobierno estaba amparado por<br />
una distribución definida de los oficios: 54<br />
“Tradicionalmente se entiende que Solón fue el que realizó la división de los ciudadanos en<br />
cuatro clases de acuerdo con su riqueza y el que puso en relación con las mismas el disfrute<br />
diverso de los derechos políticos” 55<br />
La ciudadanía y los derechos políticos eran privilegios de una casta, como también lo eran los<br />
oficios de los nobles. Hace falta un análisis sociológico que tome en cuenta de modo serio el<br />
papel de la filosofía como producto de una clase social determinada, que lejos de contaminarse<br />
con los trabajos físicos, descansa en un complejo social determinado. La obra de Platón es sin<br />
duda el ejemplo más notable de la distinción de los oficios en virtud de su objeto; y La<br />
República es prolija en la estratificación de los oficios. La dirección de la polis ocupa un lugar<br />
superior respecto a la defensa y la producción. Tal noción jerárquica también se ve emplea<br />
para lograr la justicia. Los estamentos superiores tendrán una educación diferente y más<br />
rigurosa. Dewey recalca la estratificación de los oficios como una de las causas de la<br />
estratificación del pensamiento. El guerrero presentado por Platón cumple su misión -la<br />
defensa del Estado- en virtud de una visión política que se halla por encima de él. La idea de<br />
subordinación está presente en todo el espíritu griego. Las ideas son superiores como formas a<br />
las cosas que vemos con nuestros ojos. El idealismo platónico está asociado a una visión<br />
jerárquica que hace posible que el pensamiento estratifique. El saber positivista se opone al<br />
saber contemplativo. El primero se ocupa de la utilidad, de lo limitado y concreto. El segundo<br />
de la verdad, de lo abstracto y superior. La tradición griega en general partió del mito. Luego<br />
54 Los estudios sociológicos de la historia de la Grecia Antigua dan testimonio de la interpretación de Dewey.<br />
Para una profundización de estos aspectos puede consultarse la Historia de la Grecia Antigua, de <strong>José</strong> María<br />
Blázquez, Raquel López Melero y Juan <strong>José</strong> Sayas, ediciones Madrid, Cátedra 1999.<br />
55 Blázquez, <strong>José</strong> María et al. Historia de la Grecia Antigua, Madrid, Cátedra 1999 página 449.<br />
48
la filosofía fue una forma de rebelión contra éste. Tal hecho está patente en la obra de<br />
Jenófanes, e incluso del mismo Platón.<br />
En este proceso Dewey reconoce el origen de las distintas tareas y funciones de la filosofía,<br />
cuya influencia en la construcción del mundo occidental ha sido definitiva. Propone, en<br />
realidad, unas raíces específicas para la filosofía: un saber que pretendía la conciliación entre<br />
los dos productos de la mente humana. Ahora bien, lo que se debe resaltar es que la filosofía<br />
no tuvo un origen libre de prejuicios. En el papel cumplido por Sócrates se ve que la misión de<br />
la filosofía consistía en encontrar la esencia de la moral de modo que fuera compatible con las<br />
creencias del pasado. Se trataba de poner en armonía las tendencias emotivas de la mente<br />
humana, expresadas en la religión y las costumbres, con la autoridad, la tradición y las<br />
instituciones:<br />
“Correspondió a la filosofía la tarea de justificar, desde el punto de vista racional, el espíritu,<br />
ya que no la forma, de las creencias aceptadas y de las costumbres tradicionales. La filosofía<br />
que resultó de todo ello les pareció a los atenienses en general, a causa de la diferencia de firma<br />
y de método, muy radical e incluso muy peligrosa. En efecto, era radical en cuanto podaba<br />
excrecencias y eliminaba factores que para el ciudadano medio estaban identificados con las<br />
creencias fundamentales.” 56<br />
Platón y Aristóteles, según Dewey, reflejaron de manera muy profunda el sentido de la<br />
tradición y de los hábitos en Grecia. Sin la religión ni el arte ni la tradición ni la vida<br />
ciudadana griegas la filosofía no hubiera sido posible. Dewey analiza el papel político de la<br />
filosofía, no solamente en el caso griego sino también en el Medioevo cristiano y en el siglo<br />
XIX. La filosofía no ha cumplido un papel liberador de los condicionamientos forjados por las<br />
creencias preconcebidas. Sierva siempre de la tradición, y ligada al poder de todas las épocas,<br />
la filosofía ha sido el fundamento mismo del poder y de la tradición.<br />
“Este espíritu apologético de la filosofía se transparenta aún más cuando el cristianismo<br />
medieval, hacia el siglo XII, buscó la manera de presentarse como sistemáticamente racional,<br />
sirviéndose de la filosofía clásica, especialmente de la de Aristóteles, para justificarse ante la<br />
razón. Un hecho que guarda semejanza con el anterior caracteriza también a los principales<br />
sistemas filosóficos de Alemania en la primera parte del siglo XIX, cuando Hegel asumió la<br />
56 Dewey, John Reconstruction in Philosophy 1925. Ob cit. Página 55.<br />
49
tarea de justificar en nombre del idealismo racional ciertas doctrinas e instituciones que se<br />
veían amenazadas por el nuevo espíritu de la ciencia y del gobierno popular.” 57<br />
Un segundo rasgo de la filosofía, presente desde su origen, consiste en la necesidad de dar<br />
gran importancia a toda construcción de la razón. Al carecer de una racionalidad ajustada a los<br />
problemas que trataba, la Grecia clásica y luego la escolástica, como heredera privilegiada de<br />
esta forma de pensamiento, se inclinaron a hacer un uso abusivo de las formas lógicas. Debido<br />
a que su objeto no era concreto, como lo eran los problemas de la realidad, la filosofía trataba<br />
de convencer. Su trabajo consistía en magnificar los signos del razonamiento riguroso y de la<br />
demostración rígida. Esta forma de hacer filosofía es cuestionada duramente por Dewey, pues<br />
ha permitido deformaciones en su finalidad la misma, lo que justifica la necesidad de una<br />
reconstrucción:<br />
“Esta actitud, llevada a su extremo peor ha reducido la filosofía a una exhibición de una<br />
terminología complicada, de lógica sutil, de falsa devoción a las formas simplemente externas<br />
de las demostración completa y minuciosa. Incluso en sus momentos mejores ha tendido a<br />
crear un apego excesivo al sistema por el propio sistema, y una seguridad excesivamente<br />
presuntuosa de su propia verdad”. 58<br />
Puede verse cómo el análisis hecho por Dewey es sin duda crítico con la tradición, pone en<br />
cuestión su pretensión de verdad, y desvela su vinculación con las costumbres y el poder<br />
político. La filosofía ha exigido para sí la inmutabilidad, y ha trazado las directrices de la<br />
conducta moral y del pensamiento. Desde su origen, la filosofía ha pretendido alcanzar tales<br />
objetivos, y su herencia se refleja también en el espíritu de épocas posteriores. Como otro<br />
rasgo sustantivo de la filosofía tradicional, se observa la pretensión de universalidad, cuyo<br />
origen es examinado por Dewey también, bajo la perspectiva histórica de rasgos sociales y<br />
psicológicos, sosteniendo que la presencia de la tradición y el mito en Grecia lo llenaban todo.<br />
El cuerpo de creencias, y el papel que cumplían articuladas con la autoridad, hacían que su<br />
espíritu lo abarcase todo, ejerciendo una influencia casi universal. El pensamiento que nacía<br />
en semejante contexto debía aspirar a idéntica universalidad. Y la conjugación de tal<br />
57 Dewey,.Ob cit. Página. 55.<br />
58 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit, Página 56.<br />
50
universalidad con un sistema lógico demostrativo fortalecía la unicidad de los criterios<br />
valorativos.<br />
La filosofía se constituyó entonces en guía preferente de los asuntos humanos, pero no de<br />
todos. Los asuntos de orden práctico y utilitario formaban parte de este mundo perecedero e<br />
imperfecto, sujeto al cambio y al devenir. Es un rasgo que ha dejado profundas huellas en el<br />
pensamiento occidental, condicionando la naturaleza de la filosofía. En consecuencia, la<br />
filosofía se arrogó el derecho y el deber de justificar racionalmente una realidad trascendente,<br />
de descubrir en el hombre la naturaleza y las características de esa realidad elevada. La<br />
consolidación de tal pretensión se vive posteriormente en el racionalismo europeo, momento<br />
éste, como otros de la historia, en el que la filosofía se pretende investir de una dignidad<br />
superior y elevada, lo que lleva en efecto a que el hombre posea la intuición de una realidad<br />
que está más allá de la que alcanza en la vida cotidiana. Este supuesto, discutido y rechazado<br />
por algunos filósofos, generó un débil agnosticismo y escepticismo, pero principalmente<br />
consolidó la idea de que el amor y la búsqueda de esa realidad eran precisamente el objeto de<br />
la filosofía.<br />
El concepto clásico de filosofía se llenó de tales contenidos durante siglos. La filosofía nace en<br />
el contexto de una tradición autoritaria, primariamente conducida por la imaginación humana<br />
que estaba condicionada por emociones como el amor y el odio, el temor y el placer. Dewey<br />
sostiene que este origen de la filosofa no es el mítico origen que nos narra la historia, sino que<br />
tiene raíces emotivas y psicológicas que condicionan la dirección en que se produjo su propio<br />
devenir. La descripción genética de la filosofía expuesta por Dewey resalta otras intenciones:<br />
“La franqueza mas elemental nos impone que digamos que esta explicación relativa al origen<br />
que han tenido las filosofías que poseen la pretensión de tratar del Ser absoluto de una manera<br />
sistemática, ha sido dada con premeditada malicia. Yo creo que este método genético de<br />
abordar una cuestión es la manera de socavar la base de este tipo de teorización filosófica;<br />
ninguna tentativa de refutación lógica le igualaría en eficacia.” 59<br />
La filosofía no surgió como producto de una inquietud intelectual, como se desearía. Surge de<br />
un mundo social y emotivo. Aceptando esta hipótesis, puede adoptarse una actitud diferente<br />
frente a la filosofía en todas sus versiones: estudiar la filosofía, no desde ella misma, sino<br />
59 Dewey, Ob cit, Página 59<br />
51
como un capítulo de la historia de la civilización y de la cultura. Ligándola a la antropología, a<br />
la vida primitiva de la religión y las instituciones sociales, es posible configurar un juicio<br />
semejante al expuesto por Dewey. Lo perdido desde el punto de vista intelectual y científico se<br />
ha ganado desde el punto de vista humano. Dewey sostiene que en lugar de interpretar la<br />
filosofía como un campo de disputas en torno a la verdadera naturaleza de la realidad, lo que<br />
se vive es una disputa entre las cosmovisiones, aspiraciones y finalidades sociales. Se trata<br />
simplemente de esfuerzos humanos por formular los objetos de su experiencia propia:<br />
“ En lugar de conatos impersonales y puramente especulativos de contemplar en un papel de<br />
espectadores lejanos la naturaleza de las cosas en-sí-absolutas, nos encontramos ante un cuadro<br />
vivo de pensadores que seleccionan lo que ellos querrían que fuese la vida, y los fines a los<br />
que desearían que los hombres conformasen sus actividades inteligentes.” 60<br />
El pensamiento de Dewey es desde el inicio un examen socio-histórico de la filosofía, donde<br />
el papel de la historia es permanentemente introducido como factor de liberación, de<br />
autocomprensión de la filosofía misma. Pero lo más significativo de su interpretación no es el<br />
carácter sociológico del filosofar, sino sus implicaciones de cara al futuro de la filosofía.<br />
Habiendo reconocido lo que no nos habíamos dicho francamente, esto es, que la filosofía se ha<br />
venido ocupando de los valores incrustados en las tradiciones sociales, y que ella misma es un<br />
producto social que emerge de la colisión de tendencias heredadas con otras nuevas<br />
incompatibles, su tarea en el contexto reconstructivo será la de clarificar las ideas de los<br />
hombres en relación con los conflictos sociales y morales de su tiempo. Renunciando a su<br />
monopolio de la Realidad Última, y Absoluta, será entonces la filosofía reconstruida la que<br />
podrá cooperar con el género humano para conseguir una felicidad que sea en palabra de<br />
Dewey “mas ordenada e inteligente”.<br />
60 Dewey, John Reconstrution in Philosophy.Ob cit. Págna 60.<br />
52
SECCION 3. NATURALISMO EMPÍRICO Y EPISTEMOLOGÍA PRAGMÁTICA.<br />
Junto al objetivo de la tarea reconstructiva y sus proyectos sociales o educativos, sobresale<br />
además otro consistente en fundamentar una epistemología que explique aquella manera de<br />
pensar que ha probado más eficacia en la resolución de problemas. Tal manera de pensar es<br />
precisamente la ciencia. Dicha programa es pusto en marcha en Reconstruction in Philosophy<br />
(1925), pero es culminado en la célebre obra Experience and Nature (1925 y 1928) 61 . Se trata<br />
de reconocer aquella manera de pensar que establece conexiones entre los nuevos y los viejos<br />
temas. El conocimiento nuevo y el viejo toman significados epistemológicos definidos cuando<br />
se los enfrenta. Lo viejo es siempre un instrumento para interpretar el nuevo conocimiento, y<br />
mientras mayor sea la distancia que hay entre lo nuevo y lo viejo, mayor es la carga que pesa<br />
sobre la reflexión. Su indagación epistemológica no lleva a ningún tipo de sistema. Se trata de<br />
un examen de contenido naturalista que ha sido llamado por él naturalismo empírico o<br />
también empirismo naturalista, y en otras ocasiones método empírico o denotativo. En esta<br />
sección será examinado, atendiendo a sus implicaciones en el contexto de la filosofía de la<br />
biología.<br />
El naturalismo empírico y la noción de experiencia pragmática.<br />
El análisis epistemológico, según el naturalismo empírico, pretende examinar la relación que<br />
hay entre la experiencia y la naturaleza, garantizando el valor de la primera cuando se la usa<br />
de modo adecuado para descubrir realidades. Dewey intenta demostrar que no hay una<br />
incongruencia entre la naturaleza y la experiencia, y que la experiencia no es un velo que<br />
cubre la posibilidad de relacionarse con la naturaleza, sino por el contrario que la experiencia<br />
es el único medio seguro que tenemos para penetrar en el corazón de la misma. En este<br />
capítulo se hará un estudio detallado de este problema con miras a justificar que la aportación<br />
61 Las referencias a estos textos ya han sido mencionadas en el la sección dedicada a la Bibliografía de John<br />
Dewey. Para todas las citas textuales del texto Experience and Nature ( 1925- 1928 ) será utilizada la primera<br />
traducción en castellano autorizada por el Comité Norteamericano que auspicia la traducción de las obras<br />
filosóficas del Profesor Dewey, y que aprueba el trabajo de traducción del licenciado Daniel Cosio Villegas y<br />
<strong>José</strong> Gaos. Esta labor ha sido editada por el Fondo de Cultura Económica, México en 1948 .<br />
53
de Dewey es importante para la explicación del conocimiento humano en el contexto de su<br />
historia evolutiva, y que por lo mismo constituye un instrumento valioso en el ámbito de la<br />
biología y la sociología del conocimiento científico y filosófico.<br />
El naturalismo empírico pretende demostrar que nuestra condición natural congnoscitiva,<br />
como fruto de un proceso evolutivo condicionado biológicamente, no está en condiciones de<br />
aceptar el agnosticismo. Puede afirmarse que el agnosticismo es el resultado de los errores que<br />
en materia epistemológica ha cometido la tradición y que son objeto de estudio por Dewey en<br />
los dos textos referidos. En tal sentido el agnosticismo, como postura epistemológica escéptica<br />
en materia de conocimiento, es refutado por las condiciones en que el conocimiento se<br />
presenta, y es a la vez interpretado como un fruto de la separación entre experiencia y<br />
naturaleza, es decir, se trata de un resultado directo de la tradición. En este sentido, el<br />
naturalismo empírico es una fuente explicativa del proceso mismo del conocimiento individual<br />
y de la ciencia. Dewey afirma que tanto la ciencia del siglo XX como los resultados de la<br />
técnica han arrojado un material extraño que en principio ha causado grandes perplejidades y<br />
confusiones intelectuales, planteando problemas al presente y al futuro de la ciencia. Toda<br />
filosofía digna de consideración tiene que habérselas con tales problemas de tipo<br />
epistemológico y social. Se trata de un esfuerzo por franquear el abismo entre lo nuevo y lo<br />
viejo. Esto es lo que simplemente hace el científico cuando por ejemplo describe las edades de<br />
la Tierra:<br />
“Un geólogo en 1928 nos habla de los acontecimientos que tuvieron lugar no solo antes de que<br />
él naciera, sino millones de años antes de que ser humano alguno hubiera venido a la existencia<br />
sobre la tierra. Lo hace así partiendo de cosas que son actualmente el material de la<br />
experiencia. ( ...) El geólogo no saltó de la cosa que puede ver y tocar a un acontecimiento de<br />
las edades pasadas; relacionó la cosa observada con otras muchas, y de diferentes géneros, que<br />
se encuentran por todo el globo; y comparó los resultados con los de otras comparaciones<br />
anteriores, y con los de otras experiencias, digamos las del astrónomo. Esto es, el geólogo<br />
traduce las coexistencias observadas en secuencias no observadas inferidas. Finalmente fecha<br />
su objeto situándolo en un orden de acontecimientos. Mediante el mismo método predice que<br />
en ciertos lugares se observarán ciertas cosas de que no se tiene todavía experiencia.” 62<br />
Esta cita de Dewey muestra cómo la ciencia vive de modo ineludible de la experiencia. El<br />
empirismo naturalista sostiene que la conciencia científica es sensible a la necesidad de<br />
experiencia, de modo que la reconstrucción del pasado no esta satisfecha si se limita a obtener<br />
62 Dewey, Experience and Nature, ob cit página 6.<br />
54
inferencias de pruebas, sino que además busca repetir las mismas condiciones y repetir los<br />
experimentos de los que infirió sus previas conclusiones. En tal sentido, el naturalismo<br />
empírico propuesto por Dewey supone ser el único camino que, - aunque no sea recorrido del<br />
mismo modo por dos pensadores-, ofrece la vía en la cual cabe llegar a aceptar el punto de<br />
vista y las conclusiones de la ciencia moderna. Si bien el naturalismo empírico es reconocido<br />
como un método epistemológico que destruye algunas cosas que tradicionalmente son amadas,<br />
lo hace revelando su propia capacidad de autocorrección.<br />
“Pero su principal propósito no es destructor. El naturalismo empírico es mas bien un cernedor.<br />
Vuela solo la paja, aunque quizás un día fue ella lo atesorado. Un método empírico que<br />
permanece fiel a la naturaleza no “salva”;... infunde al espíritu denuedo y vitalidad para crear<br />
nuevos ideales y valores frente a las perplejidades de un mundo nuevo.” 63<br />
Las nociones de experiencia y de naturaleza han sido a lo largo de la filosofía clásica<br />
separadas de modo injustificable. Se ha afirmado que la experiencia es importante para los<br />
seres que la poseen, pero se la ha considerado como algo superpuesto a la naturaleza, o todavía<br />
más, se la ha considerado como un velo que se interpone entre ella y nosotros mismos, motivo<br />
por el que debe ser “trascendida”. De esta manera queda introducida por vía racional algo no<br />
natural o “supraempírico”. También el materialismo ha interpretado inadecuadamente el<br />
significado de la naturaleza, en virtud de que la comprensión de ésta se circunscribe a un<br />
significado enteramente material, o mecánico, por lo que no sirve de vía para fundamentar los<br />
grandes valores que encierra la experiencia y que Dewey desea analizar. De otro lado, en su<br />
opinión, la explicación dialéctica tampoco justifica en modo adecuado el significado de la<br />
naturaleza:<br />
“No sé de camino alguno por el cual puedan los argumentos dialécticos responder a tales<br />
objeciones. Surgen estas de asociaciones con palabras y no puede tratárselas por vía de<br />
argumentación. Lo único que cabe esperar es poner de manifiesto en el curso de la discusión<br />
entera las significaciones vinculadas a las palabras “experiencia” y “naturaleza” y producir<br />
insensiblemente así, si se tiene fortuna, un cambio en las significaciones anteriormente<br />
vinculadas a ellas. Este proceso de cambio puede acelerarse llamando la atención sobre otro<br />
orden de cosas, en el que la naturaleza y la experiencia marchan armoniosamente juntas, en el<br />
que la experiencia se presenta como el método y el único método para adueñarse de la<br />
naturaleza y penetrar en sus secretos, y la naturaleza empíricamente descubierta (con el uso del<br />
63 Dewey, Experience and Nature, ob cit página XII. Prefacio.<br />
55
método empírico en la ciencia natural) ahonda, enriquece y dirige el ulterior desarrollo de la<br />
experiencia.” 64<br />
Puede verse cómo el esfuerzo de Dewey es articular lo que la tradición epistemológica<br />
materialista o dualista clásica no pudo conciliar. Se trata de demostrar que en el conocimiento<br />
presente en las ciencias naturales hay una unión entre la experiencia y la naturaleza. El<br />
investigador acepta que hay una experiencia controlada en formas perfectamente<br />
determinables, y que por ese camino es por el que se pueden alcanzar las verdades y las leye.<br />
El investigador, sirviéndose del cálculo, pretende que la teoría parta de los hechos y vuelva a<br />
estos. Es esta la lógica científica que ha posibilitado el incremento del conocimiento. Se trata<br />
de un círculo que parte de los hechos y se reinicia nuevamente en ellos. No hay, pues, una<br />
ruptura entre el saber teórico y el práctico. Se trata de un saber que partiendo de los hechos de<br />
la experiencia ordinaria, se vierte en un complejo teorico que incrementa el conocimiento y se<br />
pone nuevamente a prueba en la experiencia, posibilitando nuevas inquietudes, nuevas<br />
hipótesis.<br />
En el conocimiento propio de las ciencias naturales se da una unión privilegiada entre<br />
experiencia y naturaleza. El científico sabe que el control definido de la experiencia es la única<br />
vía para acceder a los hechos y a las leyes de la naturales. El conocimiento de la naturaleza no<br />
está ligado exclusivamente a los razonamientos y a los cálculos sino que procura partir de la<br />
experiencia y volver a ella. La teoría es una especie de puente que une dos momentos<br />
empíricos. Los objetos observados son los mismos para el científico que para el hombre de la<br />
calle. Al menos esto puede afirmarse sin equivocación y sin entrar en discusiones<br />
epistemológicas en el plano de la mesofísica. Rocas, árboles e infinidad de objetos, son<br />
comunes como material empírico para el científico y para el hombre de la calle. El esfuerzo<br />
del instrumentalismo de Dewey se orienta a mostrar que la experiencia no es un plano<br />
infinitesimalmente delgado entre nuestro conocimiento y la naturaleza, un ámbito de relación<br />
en constante incremento. La epistemología de corte kantiano queda pues abandonada en favor<br />
del naturalismo empírico y de la experiencia atesorada por la ciencia a lo largo de su historia:<br />
64 Dewey, Experience and Nature, ob cit página XII. Prefacio<br />
56
“La experiencia abre túneles en todas las direcciones, y al hacerlo así trae a la superficie cosas<br />
en un principio ocultas, -como el pico del minero alza a la superficie de la tierra tesoros<br />
sacados del fondo. A menos que estemos dispuestos a negar toda validez a la investigación<br />
científica, estos hechos tienen un valor que no puede ignorarse para la teoría general de la<br />
relación entre la naturaleza y la experiencia.” 65<br />
Las interpretaciones naturalistas de la experiencia atribuyen a ésta una exagerada juventud<br />
cuando se contempla su aparición en el proceso de desarrollo del sistema solar. Tal<br />
perspectiva convierte a la experiencia humana en un insignificante incidente natural. Pero<br />
nadie niega que solo ha sido posible porque existen condiciones biológicas que suponen la<br />
existencia de una criatura con un nivel de organización altamente complejo y de condiciones<br />
ambientales de iguales características. No hay prueba de que la experiencia se dé cuando se<br />
quiera y donde se quiera. Lo sustantivo de la experiencia es que amplía su horizonte hacia<br />
dominios de la realidad antes desconocidos. La experiencia humana es algo enteramente<br />
natural, y forma parte de la naturaleza misma, como las piedras y los árboles, los animales y la<br />
electricidad. El hombre, desde esta perspectiva naturalista, es la forma de darse la experiencia<br />
en la naturaleza, como parte de esa misma naturaleza.<br />
Dewey reconoce que esta aproximación es problemática, pero que hay que aceptarla<br />
forzosamente como un hecho histórico. Ya hemos mencionado que su lógica argumentativa es<br />
en gran medida histórica o mejor socio– histórica. La historia natural también será la vía<br />
explicativa que desde la que fundamentará su epistemología. Es un hecho que la experiencia<br />
humana penetra en la naturaleza y la existencia misma de la ciencia es una prueba de ello. Sin<br />
embargo, esta prueba no beneficia ninguna filosofía, si bien plantea problemas a aquellas que<br />
sostienen el carácter antinatural de la experiencia. Por ahora, lo que pretende Dewey es<br />
sostener que la experiencia pertenece como tal a la naturaleza, y con ello encontrar en la<br />
experiencia el punto de partida y el método para habérnoslas con la naturaleza misma. Aplicar<br />
esta teoría del método empírico en filosofía es el trabajo de reconstrucción que ya hemos<br />
mencionado. Se trata, pues, de una propuesta altamente significativa para la filosofía, ya que<br />
no consiste en la negación de su papel sino precisamente una reconstrucción de su significado<br />
en el campo de lo humano en general, con una óptica pragmatista encaminada a la resolución<br />
de problemas:<br />
65 Dewey, Ob cit página 4.<br />
57
“Si el método empírico estuviese adoptado universalmente dentro de la filosofía, no habría<br />
necesidad de remitirse a la experiencia. El investigador científico habla y escribe acerca de<br />
acontecimientos y cualidades particulares observados acerca de cálculos y razonamientos<br />
específicos. No hace ninguna alusión a la experiencia; habría probablemente que buscar<br />
durante largo tiempo a través de las comunicaciones científicas para encontrar la palabra. La<br />
razón es que todo lo designado por la palabra “experiencia” está tan adecuadamente<br />
incorporado a los temas o los procedimientos de la ciencia, que mencionar la experiencia solo<br />
sería duplicar con un término general lo abarcado ya en términos precisos” 66<br />
La historia de la ciencia y de la técnica niega que esta incorporación de la experiencia en el<br />
conocimiento estuviera conseguida desde sus inicios. Por el contrario, la escisión fue la nota<br />
dominante, incluso décadas después del desarrollo de la técnica moderna. En la época de<br />
Newton y de Descartes también se discutía el papel de la experiencia. Es un hecho que la<br />
modernidad propicia un cambio radical en el valor de la experiencia. Antes predominaba el<br />
valor de los principios doctrinales. Su papel moderno consiste en confirmar las hipótesis, lo<br />
que sin duda puede considerarse una de las revoluciones mas radicales y sustanciales de la<br />
breve historia de la ciencia.<br />
Por la influencia de la tradición clásica el papel de la experiencia era relegado a un lugar<br />
secundario en la filosofía cartesiana, y son innumerables los ejemplos de la historia de la<br />
ciencia en los que se evidencia el conflicto entre lo aportado por la experiencia y por la teoría.<br />
Baste citar las discusiones que se vivían en el seno de los anfiteatros anatómicos en la época<br />
de Vesalio, cuando se afirmaba que el corazón poseía una comunicación interventricular<br />
natural que, aunque negada por la experiencia, debería existir como la tradición aristotélica<br />
afirmaba. Llevar el método empírico a la filosofía es uno de los nítidos propósitos de Dewey.<br />
Considerando las notables diferencias existentes entre las posibilidades transformadores del<br />
método empírico y las inherentes a los métodos declaradamente no empíricos, la propuesta<br />
deweyana consiste en discutir el alcance que aquél puede tener en la filosofía. Siempre parece<br />
haber existido una distinción radical entre los objetos de la experiencia y los objetos refinados<br />
de la reflexión, que han favorecido las diferencias entre la ciencia y la filosofía. Las ciencias<br />
naturales no se limitan a extraer de la experiencia su material de conocimiento, sino que lo<br />
vuelven a llevar al mundo empírico para comprobarlo. El ejemplo de Darwin es importante<br />
66 Dewey, Ob cit Capítulo I página 7 y 8.<br />
58
para la descripción del trabajo de las ciencias naturales. Darwin inició su investigación con<br />
palomas y vacas. Su observación sirvió para generar las hipótesis directivas que eran<br />
comprobada en la experiencia. La selección natural se producía antes de que Darwin formulara<br />
la teoría. La experiencia ordinaria de los ganaderos ingleses había demostrado durante años<br />
que el cruce de individuos seleccionados de una especie aportaba características definidas. Se<br />
deseaba que la producción lechera fuera eficaz y la experiencia de tales hombres como la de<br />
agricultores logró su objetivo.<br />
Los objetos de la experiencia plantean problemas y proporcionan los objetos con que la<br />
reflexión construye objetos secundarios 67 , pero la comprobación de las hipótesis solo es<br />
posible en la medida en que se vuelva a los hechos de la experiencia bruta y macroscópica:<br />
“Los objetos secundarios señalan o abren un camino gracias al cual el retroceder hasta las<br />
cosas de la experiencia resulta de tal índole que la significación, el contenido significativo de<br />
estas cosas gana en fuerza de enriquecimiento y expansión debida al camino o al método por el<br />
cual se llegó a él. Directamente, en contacto inmediato, puede ser justo lo que era antes –duro,<br />
oloroso, de cierto color etc,. Pero cuando se emplean los objetos secundarios, los objetos<br />
refinados, como un método o vía para llegar ellas, estas cualidades dejan de ser detalles<br />
aislados; cobran la significación entrañada por un sistema entero de objetos relacionados.<br />
Pasan a integrar un continuo con el resto de la naturaleza y participan del sentido de las cosas<br />
con el que ahora se les ve unidas sin solución de continuidad.” 68<br />
El método empírico o denotativo y su papel en la nueva filosofía.<br />
Descrito de modo esquemático el método empírico -que propone a la teoría como puente entre<br />
dos fenómenos observables-, la crítica al método no empírico de filosofar consiste en dejar de<br />
usar los productos secundarios y refinados en el camino de regreso a la experiencia. Los<br />
productos secundarios son aquellos que provienen del razonamiento posterior a la experiencia.<br />
67 Es cierto que la descripción y el análisis que Dewey hace de los llamados objetos primarios y secundarios no es<br />
del modo como la tradición ha acostumbrado a explicar. Son objetos primarios simplemente aquellos objetos de<br />
la experiencia bruta, lo que en la fenomenología husserliana podría referirse a los objetos que se encuentran en la<br />
llamada “actitud natural”, y objetos secundarios aquellos objetos que emergen de la reflexión y que son parte del<br />
resultado de la actividad racional sobre la experiencia ordinaria. Estos son pues objetos refinados cuyo papel de<br />
interpretación de la experiencia bruta es significativo solo en la medida en que – como se explicará<br />
detenidamente a lo largo de este capítulo, también objeto de reiteradas menciones por Dewey-, sea retrotraido de<br />
nuevo a la experiencia.<br />
68 Dewey, Experience and Nature, ob cit Capítulo I. Página 10<br />
59
Su utilidad –en la ciencia- consiste en hacer la experiencia futura mas comprensible y capaz de<br />
nuevos experimentos y nuevas comprobaciones. El problema de las filosofías que no hacen<br />
uso del método empírico consiste en no vincular tales objetos secundarios al futuro de otra<br />
experiencia. Esta omisión lleva a un fracaso triple: 1. De un lado, se imposibilita todo tipo de<br />
verificación. 2. Las cosas de la experiencia ordinaria no logran el ensanche y enriquecimiento<br />
de significación que alcanzan cuando se las aborda mediante los razonamientos científicos y 3.<br />
El método filosófico mismo, por no estar puesto a prueba, se convierte en un asunto<br />
negativamente “abstracto”, es decir, que no toca en nada la experiencia ordinaria. La resultante<br />
de estos tres errores es precisamente la desconfianza hacia la filosofía. Los objetos de la<br />
reflexión filosófica se muestran alcanzables solo por métodos abstractos y son considerados<br />
como “reales” en sí y por sí mismos; incluso tienen la pretensión de mostrarse como “reales<br />
por excelencia”. La crítica sin duda se refiere al idealismo hegeliano, pero también a todas las<br />
filosofías fundadas en la concepción idealista. Dewey resalta que estos problemas generados<br />
por el idealismo son insolubles. En realidad, de tales objetos no se puede afirmar por qué son<br />
lo que son. Procura después examinar la eficacia de tales objetos secundarios en el ejercicio de<br />
las ciencia naturales. Éstas no convierten a los objetos que estudian en problema, como sí lo<br />
hacen el idealismo hegeliano y el aristotelismo. En las ciencias naturales, los elementos de la<br />
reflexión vuelven a la experiencia y se constituyen en medios de dominación de la naturaleza,<br />
y en elementos de uso instrumental en la experiencia ordinaria. Pueden generar nuevos<br />
problemas, pero son problemas de la misma índole, que deben abordarse usando los mismo<br />
métodos de investigación y de experimentación. Los problemas suscitados por el método<br />
empírico proporcionan el estímulo y la oportunidad para llevar a cabo nuevas investigaciones<br />
y nuevos experimentos, de cuyo fruto se obtendrán más ricas experiencias. El método<br />
filosófico, no empírico, por el contrario, genera problemas que bloquean la investigación y<br />
cierran los caminos. Se constituyen en acertijos en lugar de problemas, y solo se resuelven en<br />
el terreno que degrada la experiencia primaria en simple fenómeno y apariencia, o cualquier<br />
otro término con significado despectivo. Esta es pues una de las más serias críticas a la<br />
filosofía clásica en su conjunto. Crítica también dirigida a muchos fenomenólogos y<br />
epistemólogos de su época y de los siguientes años.<br />
Dewey reconoce en el método empírico la fuente del conocimiento y propone preguntar de la<br />
siguiente manera: ¿Termina esta filosofía en conclusiones que al llevarlas hasta las<br />
experiencias de la vida ordinaria y las situaciones correspondientes las vuelven mas<br />
60
significativas ¿Se vuelven más luminosas¿Hacen nuestro trato con ellas más fructífero Si<br />
las cosas se vuelven más opacas de lo que eran en un principio y se les priva de la<br />
significación que primeramente habían parecido tener, se puede adoptar como criterio el<br />
rechazo de tales filosofías. 69 Dewey insiste en todos los tonos que el desprecio de la<br />
experiencia ordinaria por parte de la filosofía tradicional es lo que hace que se mire con<br />
desconfianza a la filosofía:<br />
“Es el hecho, repito, de que tantas filosofías acaben en conclusiones que hacen necesario<br />
despreciar y condenar la experiencia ordinaria, induciendo a quienes las sostienen a medir la<br />
sublimidad de las “realidades” filosóficamente definidas o ir ellas en proporción a la lejanía a<br />
los intereses de la vida diaria, lo que conduce al sentido común cultivado a mirar de soslayo a<br />
la filosofía”. 70<br />
Ya hemos señalado que el concepto de experiencia es en el contexto pragmatista demasiado<br />
amplio. Experiencia es el campo plantado, la simiente sembrada, las cosechas recogidas, los<br />
planes del hombre etc 71 ; y es por esta amplitud del concepto de experiencia que el método<br />
empírico resulta único para hacer justicia a tan amplia integridad. Otros métodos empiezan por<br />
los resultados de una reflexión que rasgó en dos el objeto de la experiencia y las operaciones y<br />
estados en que consiste esa última. Es preciso integrar lo que se separó.<br />
“Para el método empírico no hay nada tan imposible de resolver como este problema. Su<br />
problema es el de registrar cómo y por qué se diferencia el todo en sujeto y objeto, naturaleza<br />
y operaciones del espíritu. Hecho esto, estaremos en posición de ver con qué efecto se realizó<br />
la diferenciación: cómo funcionan los factores diferenciados en la ulterior dirección y<br />
enriquecimiento de los objetos de la experiencia en bruto. El método no empírico parte de un<br />
producto de la reflexión como si fuese lo originalmente “dado”. Para el método no empírico,<br />
por consiguiente, el objeto y el sujeto, el espíritu y la materia (o cuales quiera que sean las<br />
palabras y las ideas que se usen) son entidades separadas e independientes. Por consiguiente<br />
ese método tiene en sus manos el problema de cómo es posible conocer, cómo un mundo<br />
exterior es capaz de afectar a un espíritu encerrado en su intimidad, cómo los actos del espíritu<br />
pueden llegar mas allá de éste y hacer presa en objetos definidos en contraposición a ellos. 72<br />
69 Cifrado, Experience and Nature, ob cit. Capitulo I.<br />
70 Dewey, Ob cit página 12.<br />
71 Cifrado James, William. Empirismo radical. Ver nota anterior.<br />
72 Dewey, John, Experience and Nature, ob cit página 14.<br />
61
La crítica deweyana al método no empírico continúa declarando que para éste no es posible<br />
dar cuenta del hecho del conocimiento, porque hacen de él algo que ni es natural ni empírico.<br />
La alternativa es un materialismo o un idealismo psicológico que disfraza los acontecimientos<br />
físicos. Por el contrario, para el empirismo naturalista el debatido problema del sujeto y el<br />
objeto es el problema de las consecuencias que se siguen para la experiencia primaria de la<br />
distinción entre lo físico, lo psíquico y lo espiritual. Según Dewey, la respuesta no es preciso<br />
buscarla lejos. En la reflexión sobre lo físico, se debe entrar en la ruta de las tecnologías y la<br />
construcción de mecanismos y artes que se siguen del despertar de las ciencias:<br />
“La respuesta son la ingeniería, la medicina y todas las cosas útiles al despliegue de la vida. Se<br />
administran mejor las viejas cosas familiares y se inventan nuevos objetos y satisfacciones. De<br />
la mano de esta mejor destreza en la regulación va un enriquecimiento de la significación y el<br />
valor de las cosas, una clarificación, una creciente profundidad y continuidad -resultado más<br />
precioso aún que el poder superior de la regulación”. 73<br />
El desarrollo de las ciencias físicas es precisamente el ensanche de las instrumentalidades, que<br />
cada vez son más eficaces en hacer frente a las condiciones de la vida y de la acción. Cuando<br />
se descuida la conexión de estos objetos científicos con los objetos de la experiencia primaria,<br />
el resultado es el cuadro de un mundo de cosas indiferentes a los asuntos humanos. Siguiendo<br />
los supuestos del método no empírico, se observa una seria contradicción con cualquier<br />
proyecto de ingeniería, o con toda medida de salud pública, motivo por el que es preciso<br />
examinar tales supuestos. Dewey sostiene que el aislamiento de los objetos de la experiencia<br />
trae como resultado el quedar ella reducida al mero hecho de “tenerla”. Esta noción de<br />
experiencia, como algo equivalente a una conciencia subjetiva y contrapuesta a la naturaleza,<br />
que consistiría solamente en objetos físicos, es la que ha aislado los términos experiencia y<br />
naturaleza. Lo que primeramente observamos son cosas, no observaciones. También el acto de<br />
observar puede convertirse ene tema de una investigación y, como objeto de estudio,<br />
constituirse en un objeto refinado. Lo mismo puede decirse del desear, de los estados<br />
afectivos, la ensoñación etc.: pueden también ser objeto de estudio. Pero de modo espontáneo,<br />
lo natural en el hombre es encontrarse volcado hacia lo objetivo. En tales circunstancias ha<br />
estado desde hace milenios. No obstante, se reconoce en el sujeto la capacidad de no estar<br />
sumergido en la naturaleza, el ver que el sujeto es una especie de centro de experiencia en que<br />
73 Dewey, Ob cit página 14.<br />
62
el individuo puede distinguir cosas del ambiente y de sí mismo. Esta operación de<br />
discernimiento, que distingue ciertos actos propios del organismo humano y otras energías<br />
características de otros cuerpos, distintos de él mismo, es la que permite que la experiencia<br />
humana sea vía de conocimiento. Mientras esto no se logra, no hay posibilidades de regular el<br />
curso de la experiencia. Esa distinción y abstracción de cualidades de las cosas como debidas a<br />
los estados y actos humanos es el “punto de apoyo” en la capacidad de regulación. Durante un<br />
largo período la humanidad permaneció detenida en un nivel de cultura que aisló al ser<br />
humano como una clase especial de objeto que no era consciente de sí mismo. En este<br />
sentido, el reconocimiento de estos elementos subjetivos representa un gran progreso en<br />
opinión de Dewey. Equivale al surgimiento de agentes con capacidades de observación y<br />
experimentación, con deseos y emociones distinguibles de la naturaleza misma, lo que les<br />
permite separarse del mundo natural y empezar a controlar las energías naturales, para<br />
ponerlas al servicio de fines precisos. Los ejemplos históricos de Dewey para soportar sus<br />
tesis son particularmente interesantes, pues reflejan cómo la fuerza de la costumbre y de la<br />
tradición termina por imponer la autoridad, la instrucción o la acción inconsciente del<br />
lenguaje:<br />
“Las cosas de la experiencia primaria son tan absorbentes y dominantes que tendemos a<br />
aceptarlas exactamente como son: la Tierra plana, la marcha del Sol de este a oeste, con su<br />
hundirse bajo la Tierra. Las creencias corrientes en materia moral, religión y política reflejan<br />
análogamente las condiciones sociales presentes. Unicamente el análisis muestra que las<br />
formas en que creemos y esperamos tienen un enorme efecto sobre lo que creemos y<br />
esperamos. Al cabo hemos descubierto que estas formas son impuestas [...], pues, por factores<br />
sociales, por la tradición y por la influencia de la educación.” 74<br />
La historia de la humanidad nos demuestra que aprendimos que las cualidades que atribuimos<br />
a los objetos se deben imputar a la experiencia que tenemos de ellos, y que su forma se debe<br />
además a la fuerza de la costumbre y de la convivencia. Este descubrimiento es sin duda una<br />
emancipación, en la que se depuran y rehacen los objetos de nuestra experiencia primaria.<br />
Liberados de la fuerza de la costumbre y de la tradición, tanto por las creencias científicas<br />
como morales, se el abrió camino para el desarrollo del conocimiento. Se trata de una especie<br />
de des-personalización y des- socialización de ciertos objetos que se constituyen en objetos de<br />
la ciencia física, como condición indispensable para regular la experiencia misma. Pero esta<br />
74 Dewey, John, Experience and Nature, ob cit página 17.<br />
63
gran emancipación no mantuvo en modo permanente los ojos de los investigadores en el<br />
origen subjetivo de la experiencia, lo cual hubiera hecho posible el discernimiento necesario<br />
para la administración de los objetos de la experiencia. Dewey atribuye este fenómeno a la<br />
falta de método. La consecuencia fue que se concibieron los resultados de la investigación<br />
psicológica como si pertenecieran a un mundo separado, aislado y encerrado en sí mismo. Tal<br />
mundo se identificó con el de los objetos aislados, en sí, y nuevamente como resultado<br />
encontramos el dualismo entre el espíritu y la materia, el representado por el mundo físico y el<br />
mundo psíquico que domina desde Descartes la formulación de los problemas filosóficos.<br />
El dualismo en esta descripción epistemológica de la experiencia se produce por haberse<br />
olvidado el carácter primero y último que tiene la experiencia. Carácter primero, en cuanto que<br />
se da como una forma no regulada; y carácter último, en cuanto se da en una forma mas<br />
regular y significativa. Esta forma es la que hace posible el método y el resultado de la<br />
experiencia reflexiva:<br />
“Lo que nos interesa directamente a esta altura de la discusión es la repercusión del<br />
descubrimiento de los objetos subjetivos sobre la filosofía, en la creación del subjetivismo con<br />
mayúsculas. El final fue que mientras en la vida real del descubrimiento de las actitudes<br />
personales y de sus consecuencias fue un gran instrumento de emancipación, la psicología<br />
resultó para la filosofía “maligna” como bien ha dicho Santayana. Esto es, se trataron las<br />
actitudes del espíritu, las formas de la experiencia como si fuesen suficientes por sí y<br />
completas de suyo; como si fuesen lo dado primariamente, los únicos datos originales y por<br />
tanto indubitables. Así, ora se vio en los rasgos de la auténtica experiencia primaria, en la que<br />
las cosas naturales son los factores determinantes de que se produzca todo cambio, cosas no<br />
dadas y dudosas que sólo cabría alcanzar dotando a la única cosa cierta, la del espíritu, de un<br />
poder milagroso; ora, incluso, se les negó toda existencia, salvo la de complejos estados de<br />
espíritu, de impresiones, sensaciones, sentimientos”. 75<br />
Dewey critica las descripciones epistemológicas del subjetivismo. La descripción de un objeto<br />
percibido por los sentidos, se realiza mediante el análisis reflexivo sobre un elemento de la<br />
experiencia real, y su resultado se toma como primario. Como consecuencia de este hecho, el<br />
objeto se vuelve dudoso y problemático para el subjetivismo. Por el contrario, el método<br />
empírico parte del objeto real de la experiencia primaria, reconoce que la reflexión discierne<br />
en él un factor nuevo, el acto de ver, haciendo un objeto de él y usando este objeto nuevo para<br />
75 Dewey, Ob cit página 19.<br />
64
egular, en caso necesario, ulteriores experiencias relativas al objeto ya contenido en la<br />
primaria. 76<br />
El método empírico o deductivo propuesto por Dewey sitúa como hemos afirmado a la<br />
experiencia en la condición de un primer y último término. Como inicio y como fin de la<br />
experiencia misma. Inicio en tanto que de la experiencia bruta obtenemos lo preciso para<br />
volver a ella. La imagen del puente colgante presentada más arriba constituye un ejemplo del<br />
lugar que la experiencia ocupa. Ahora bien, habiendo demostrado los beneficios de tal método<br />
en relación con otros modelos epistemológicos, Dewey quiere añadir que como bondad<br />
particular del mismo, destaca el preservarnos de crear problemas innecesarios, y desviar la<br />
atención de los problemas que surgen realmente en el conocimiento efectivo. De otra parte,<br />
constituye la piedra de toque para analizar las conclusiones de la investigación filosófica,<br />
insistiendo en que los resultados de esta reflexión deben ser asumidos como “productos<br />
secundarios”, de tal modo que puedan servir de objetos de confirmación o modificación para<br />
introducir en la experiencia de la que brotaron nuevos y significativos objetos de experiencia<br />
futura. De este modo, viendo como funcionan los nuevos objetos introducidos en la<br />
experiencia, adquieren valor empírico los resultados filosóficos mismos. El método empírico<br />
entonces es aplicable del modo descrito a la filosofía misma. Los resultados filosóficos que<br />
puedan obtenerse mediante este método son sometidos de nuevo a la experiencia, adquiriendo<br />
así el crédito necesario para que valgan todavía a experiencias ulteriores. No deja de ser una<br />
propuesta novedosa, pues sugiere que se adopte el método inductivo en filosofía. La<br />
superación del modelo aristotélico se hace manifiesta en dicha propuesta.<br />
Aristóteles pretendía con su lógica mostrar cómo procede el pensamiento cuando piensa, y<br />
cuál es su estructura. Su lógica era una ciencia que se proyectaba sobre sí misma, en cuanto su<br />
contenido está constituido por las operaciones del pensamiento. Tanto en los Analíticos<br />
Primeros como en los Segundos Analíticos su indagación sobre la estructura silogística admite<br />
que el estudio prescinde del valor de verdad y se centra sólo en la coherencia interna del<br />
razonamiento. Aunque en los Segundos Analíticos se ocupe de los llamados silogismos<br />
científicos, es decir, los que se apoyan en premisas verdaderas, la propuesta aristotélica que<br />
76 Cifrado, Experience and Nature, ob cit página 20.<br />
65
perduró fue precisamente el establecimiento de una lógica encerrada dentro de sí misma. La<br />
crítica de Roger Bacon, en el siglo XIII, también al aristotelismo –no reconocida por Dewey<br />
como lo es la de Francis Bacon– resulta válida en este caso. El razonamiento no puede<br />
distinguir entre el sofisma y la demostración sino por la experiencia. Toda la lógica<br />
argumentativa de los analíticos aristotélicos puede decirse que es concluyente. Pero no<br />
elimina la duda, como sí lo hace la experiencia. El valor demostrativo de la experiencia es<br />
reconocido por Francis Bacon, y ratificado por Dewey bajo los siguientes postulados:<br />
1. Por el carácter de primer y último término que tiene el material de la experiencia ordinaria, Dewey<br />
atribuye a éste el valor de preservar la creación innecesaria de problemas artificiales que desvían la<br />
atención epistemológica de los verdaderos problemas del conocimiento.<br />
2. El método empírico proporciona una herramienta para juzgar las conclusiones de la investigación<br />
filosófica, bajo la descripción original de los objetos secundarios o productos reflexivos que,<br />
brotando directamente de la experiencia, cumplen un papel de utilidad cognoscitiva sólo en la<br />
medida en que tales conocimientos se controlen nuevamente en la experiencia, de suerte que en<br />
este proceso sean confirmados adquiriendo un valor empírico.<br />
3. Si bien la filosofía, tal y como tradicionalmente se ha practicado, nos aparta temporalmente de las<br />
cosas tomadas de la experiencia primaria, esto es un hecho propio de su naturaleza reflexiva, o<br />
“secundaria”. Sin embargo, la tentación –que tradicionalmente se sostuvo durante siglos– de hacer<br />
de estos objetos secundarios la realidad misma, una realidad superior a la experiencia, es un grave<br />
error que debe ser evitado.<br />
Tradicionalmente se ha identificado, como un elemento común incluso a las filosofías más<br />
distantes, la identidad que en ellas se hace de los objetos del conocimiento y los objetos reales.<br />
Éste es precisamente uno de los aspectos mas diferenciales del pragmatismo, en el que no deja<br />
de verse la herencia de Peirce, y también de James en relación con el criterio de verdad. La<br />
tradición pragmatista ha cuestionado de modo contundente el viejo supuesto, y la obra de<br />
Dewey es una de las referencias más sobresalientes al respecto. Desafortunadamente, el error<br />
se ha hecho tan profundo y habitual en el ejercicio de la filosofía, que se ha convertido en un<br />
supuesto incuestionable. En este punto, se abre nuevamente espacio a las críticas contra el<br />
cartesianismo, e incluso contra el empirismo, cuando declaran que las sensaciones son algo<br />
66
confuso, que requieren de claridad y distinción para ser auténtico material de conocimiento.<br />
Dewey se opone a tal punto de vista, afirmando incluso que pocas veces se admite que la<br />
experiencia moral o la experiencia estética revelan rasgos de las cosas reales con tanta<br />
fidelidad como la experiencia intelectual. Dewey considera que tanto los sueños como los<br />
deseos son dignos de consideración al desarrollar una teoría filosófica. Los rasgos de los<br />
objetos alcanzados por la experiencia científica o reflexiva son importantes. Pero la magia y el<br />
mito también lo son. El fundamento de este criterio consiste en que la naturaleza está<br />
constituida en tal forma que puesto que todas las cosas son reales, son naturalmente posibles;<br />
de aquí también que no se eliminen los objetos por la disputa entre apariencia y realidad. Las<br />
ilusiones –afirma Dewey– son ilusiones, pero el hecho de que se den ilusiones no significa<br />
que sea este hecho una ilusión, sino una auténtica realidad. Lo que realmente existe se<br />
interpreta como algo más allá de lo que se conoce. En la realidad existen cientos de cosas cuya<br />
existencia no está determinada por el conocimiento que se tenga de ellas.<br />
Dewey reconoce que el señalamiento de Descartes en relación con la claridad y la distinción<br />
tiene validez, en la medida en que cuando se conoce un objeto se elimina todo tipo de<br />
vaguedad y oscuridad. Esto es definitivo para la teoría filosófica, pero es igualmente<br />
importante advertir que existe lo oscuro y lo penumbroso en modo abundante. En todo objeto<br />
de la experiencia primaria hay potencialidades que nos son del todo explícitas. Este punto es<br />
resaltado por Dewey cuando critica el pensamiento que sostiene que la naturaleza es en sí<br />
misma explícita y evidente, sin posibilidades latentes ni oscuridades. Tal critica es una nueva<br />
invocación a la transformación de la filosofía y de la ciencia en una búsqueda de nuevos<br />
descubrimientos.<br />
“Por mucho que nos esforcemos, no podemos prever todas las consecuencias, hacer de ellas<br />
parte expresa o conocida de la reflexión o de la decisión. A la vista de semejantes hechos<br />
empíricos el supuesto de que la naturaleza es en sí misma toda de la misma índole, toda<br />
distinta, explícita y evidente, sin posibilidades latentes ni novedades u oscuridades, sólo es<br />
posible sobre la base de una filosofía que traza en algún punto una línea arbitraria entre la<br />
naturaleza y la experiencia.” 77<br />
El psicoanálisis y sus corrientes más próximas a la filosofía y la epistemología son sin duda<br />
influencias que condicionan el pensamiento de Dewey. Lo que llama la atención es que la dura<br />
77 Dewey, John, Experience and Nature, ob cit página 23.<br />
67
crítica que hace a la tradición no es aplicada al momento científico en el que vive. Sin<br />
embargo, sus aportaciones son significativas en el terreno epistemológico y son sin duda el<br />
fundamento de un cambio que posibilitará el horizonte de transformación en la filosofía<br />
misma mediante el método empírico o denotativo. Lo que interesa resaltar en el contenido de<br />
su tesis es precisamente la intención de hacer de la naturaleza una totalidad sin exclusiones de<br />
ninguna clase, sin ningún tipo de prejuicio. Toda la naturaleza, en tanto que objeto primario,<br />
está llena de potencialidades que no siempre son explícitas:<br />
“Todo objeto patente está lastrado de posibles consecuencias latentes; en el acto más patente<br />
entran factores que no están explícitos. Por mucho que esforcemos el pensamiento, no<br />
podemos prever todas las consecuencias ni hacer de ellas una parte expresa o conocida de la<br />
reflexión y la decisión”.<br />
La tesis dewyana se constituye en una constante crítica a la tradición, para señalar el arbitrario<br />
“intelectualismo” que considera que la experiencia es una forma de conocimiento que debe<br />
depurarse hasta asumir las características de los objetos refinados –o “secundarios”–<br />
presentados por la ciencia. Este “intelectualismo” se opone a los hechos de que se tiene<br />
primariamente experiencia. Las cosas de la experiencia son objetos para tratar con ellos en<br />
modo directo, usarlos, gozarlos, sufrirlos más que “conocerlos”. Se trata de cosas tenidas,<br />
antes que conocidas.<br />
En tal aislamiento se ha considerado a la naturaleza como un conjunto de mecanismos<br />
indiferente, aislado o muerto. El intelectualismo criticado acaba por hacer inexplicable el<br />
conocimiento humano, y también el de otros animales. Dewey rescata los aspectos del<br />
conocimiento que –a juicio del autor de este trabajo– son aplicables en alguna medida al<br />
conocimiento como un evento biológico que se puede insertar de modo directo en el contexto<br />
evolutivo y que, por tanto, es transferible otras especies. El hecho del conocimiento se da sin<br />
duda alguna en todas las especies que han sobrevivido, y prueba de este hecho es<br />
precisamente su supervivencia. El conocimiento como tal se da en el ave, la salamandra y en<br />
el hombre. Toda especie experimenta una forma de conocimiento en el que la experiencia se<br />
ve enriquecida según el modelo denotativo propuesto por Dewey. Si se prescinde de este tipo<br />
de explicación, es difícilmente sostenible que las especies asuman un comportamiento que<br />
68
favorezca su supervivencia individual y de grupo. Este tema será motivo de estudio en los<br />
siguientes capítulos de este trabajo.<br />
Para Dewey, el papel del conocimiento en la experiencia humana consiste en la administración<br />
inteligente de la acción y la pasión inherentes a la experiencia ordinaria. Adueñarse de las<br />
condiciones en que sucede la experiencia es solo posible en la medida en que el conocimiento<br />
lo posibilita.<br />
“Hacer y padecer, experimentar y ponerse en actitud de que se actúe sobre nuestro sistema<br />
nervioso, de manera que se den los materiales para la reflexión, puede invertir la situación<br />
original en el que el conocer y el pensar estaban al servicio del hacer y el padecer” 78 .<br />
Esta interpretación favorece en gran medida el hecho de que se estime que el conocimiento<br />
está destinado a favorecer la experiencia. Por el contrario, cuando se asume por “primarios”<br />
los objetos de la experiencia intelectual se rompe la relación que hay entre la experiencia y la<br />
naturaleza. Tal ruptura provocada por el intelectualismo filosófico de la tradición deja sin<br />
explicación al conocimiento de la especie humana y de otras especies, en las que puede<br />
aceptarse una forma de conocimiento análoga. Dewey ve en el sistema nervioso humano un<br />
órgano primeramente de acción y de pasión. De igual modo lo representa la historia de la<br />
evolución humana, en la que la experiencia se vive al margen de todo tipo de intelecutalismo.<br />
La descripción epistemológica que Dewey realiza de la experiencia primaria es perfectamente<br />
compatible con la noción de un conocimiento biológico dependiente por entero del curso de la<br />
historia biológica de las especies. A menos que de modo artificial se rompa la continuidad<br />
entre lo histórico y lo natural, y se introduzca algún agente extranatural que permita aportar<br />
unas cualidades que no tendría en su naturaleza original, el fenómeno del conocimiento puede<br />
ser explicado desde una perspectiva naturalista. El conocimiento humano, en tanto que<br />
biológico, no se ha separado aún del hacer y el padecer. Y continúa siendo tan biológico como<br />
lo fue para las especies que desde hace miles de años han persistido en el recorrido de la<br />
evolución.<br />
78 Dewey, Ob cit página 24.<br />
69
Dewey resalta la universalidad de la experiencia congnoscitiva, y de otro lado subraya que<br />
cuando se identifican los objetos reales con los objetos del pensamiento, los objetos afectivos<br />
y volitivos quedan excluidos del mundo real, de naturaleza, y se ven obligados a refugiarse en<br />
la intimidad del espíritu o en el sujeto. De este modo, se ha constituido en hábito la<br />
experiencia cognoscitiva que levanta un muro entre el sujeto de la experiencia y la naturaleza.<br />
Los efectos epistemológicos de tal hecho trascienden a otros ámbitos. El yo de la psicología y<br />
de la fenomenología se constituye en un peregrino, o todavía mas, en un extraño no<br />
naturalizado ni naturalizable en el mundo. De ahí la contundente afirmación de Dewey:<br />
“La única manera de evitar una separación tajante entre el espíritu que constituye el centro de<br />
los procesos de la experiencia y el mundo natural, que constituye el objeto de la experiencia,<br />
consiste en reconocer que todas las modalidades de la experiencia son vías por las cuales<br />
llegan a realizarse en forma patente algunos rasgos auténticos de la naturaleza.” 79<br />
Dewey denuncia la parcialidad de la filosofía, al declarar que se ha favorecido a los objetos<br />
cognoscitivos y sus características a expensas de los rasgos que provocan efectos sensibles:<br />
“El favorecer a los objetos cognoscitivos y sus características a expensas de los rasgos que<br />
excitan el deseo, conducen la acción y producen pasión, es un caso particular de un principio<br />
de preferencia selectiva que introduce la parcialidad y el partidismo en la filosofía. La<br />
preferencia selectiva, con la concomitante omisión y repulsa, son la sístole- diástole de la vida<br />
del espíritu [...]. Pero en los asuntos corrientes y en las investigaciones científicas seguimos<br />
siempre dándonos cuenta de que el material escogido está seleccionado en vista de un<br />
propósito; no se trata de negar lo que se dejó fuera, pues lo omitido es simplemente lo que<br />
carece de interés para el problema y el propósito especial de que se trata.” 80<br />
Dewey considera que el concepto de realidad como tal es arbitrario. Cuando los filósofos<br />
determinan la “realidad” lo hacen de modo arbitrario, resaltando diferentes “objetos” en los<br />
que raramente están de acuerdo. Para unos la realidad se limita a las entidades matemáticas,<br />
para otros son simplemente los estados de conciencia; otros los datos de los sentidos. Lo que<br />
impresiona a cada filósofo, y es calificado como evidente de suyo, constituye de modo<br />
arbitrario la realidad que ha de ser estudiada. Por ejemplo, la Escolástica pensó la Verdad y el<br />
79 Dewey, John, Ob cit página 26.<br />
80 Dewey, John, Experience and Nature, ob cit página 26.<br />
70
Bien, juntamente con la unidad, como las notas del ser en cuanto tal. Si bien puede afirmarse<br />
que la realidad es una compleja red de elementos, lo característico de la tradición filosófica<br />
consistió en huir de tal complicación y acercarse a lo permanente, a lo inmutable. Esto<br />
justifica el amor por la matemática, y se hace presente incluso en filósofos vinculados<br />
históricamente con el pragmatismo. Casi todos los filósofos buscaron lo permanente, con un<br />
particular: “amor por los elementos”. Locke buscó las ideas simples, Descartes las ideas claras<br />
y distintas, Hume la impresión. Tal preferencia arbitraria sobre la totalidad de la experiencia es<br />
a juicio de Dewey engañosa, pues bajo una equivocada interpretación de lo eterno, como<br />
inmutable y generador de paz y descanso, ve en el cambio una amenaza y omite comprender el<br />
cambio como un desafío. Esta búsqueda de lo permanente está representada en la tradicional<br />
búsqueda de “la piedra filosofal”, una búsqueda ciertamente absurda que persigue ideas<br />
absolutas y universales, tal y como el mismo Aristóteles lo hizo; ideas idénticas en todos los<br />
tiempos e indiferentes a todos los tiempos a la vez.<br />
Hay una clara arbitrariedad en considerar a tales objetos buscados como “reales”,<br />
superioriores a los demás objetos que constituyen la experiencia. Pero este hecho también<br />
refleja una actitud tradicional en la filosofía que encuentra una justificación histórica en el<br />
interés moral por el bien. La explicación está nuevamente conectada son los rasgos sociohistóricos<br />
ineludibles del género humano. Se trata pues de la concepción de la condición<br />
humana de Dewey. El hombre ha estado desde hace miles de años sometido a una precariedad<br />
existencial que lo ha hecho relacionarse con el bienestar y el malestar, es decir, con el valor.<br />
La condición de precariedad de la vida humana nos ha puesto, como a todas las especies, en<br />
situaciones de adversidad, y nos ha llevado a la búsqueda de la prosperidad. Todas las especies<br />
hemos estado en tales condiciones de lucha, lo que necesariamente nos ha puesto en contacto<br />
con el valor, en relación con la prosperidad y la adversidad, con el logro y la frustración, el<br />
éxito y el fracaso. Son circunstancias que nos han obligado a dar prioridad a la experiencia. En<br />
este sentido, la interpretación de la realidad vinculada a la acción, es común a toda especie que<br />
ha logrado sobrevivir. La acción se ha constituido en la historia natural del conocimiento<br />
como el medio probatorio que justifica la previa elección. Tal es la historia del método<br />
deductivo naturalista, que se opone claramente al modelo tradicional que considera los rasgos<br />
previos y finales de la realidad bajo el prejuicio de la inmutabilidad y lo permanente. La<br />
propuesta de Dewey consiste en interpretar el cambio como un generador de beneficios y de<br />
71
esperanzas. El cambio es entonces el hecho presente en la complejidad de la realidad. El<br />
método empírico posee en este sentido las bondades que el modelo de la tradición niega. Pero<br />
tampoco es por sí mismo garantía de encontrar conclusiones absolutamente concluyentes<br />
acerca de la realidad. Y no lo es porque no está dentro de sus pretensiones el reconocer la<br />
naturaleza íntima de las cosas, ni el “ser en cuanto ser”, sino que simplemente entrega en su<br />
análisis una vía de relación con la realidad:<br />
“La adopción de un método empírico no garantiza en modo alguno que se encontrarán<br />
realmente todas las cosas conducentes a una determinada conclusión, ni que si se las encuentra<br />
se las pondrá de manifiesto y comunicará adecuadamente. Pero el método empírico indica<br />
cuándo, cómo y dónde se llegó a las cosas que son objeto de una determinada descripción. El<br />
método empírico pone delante de los demás un mapa del camino por el que se viajó; en<br />
consecuencia, los demás pueden, si quieren, repetir el viaje por el camino para examinar el<br />
paisaje por sí mismos. Así los descubrimientos de uno pueden ser rectificados y ampliados por<br />
los descubrimientos de los demás, con todas las garantías humanamente posibles de<br />
confirmación, ampliación y rectificación. La adopción del método empírico lleva así a la<br />
reflexión filosófica algo de esa tendencia cooperativa hacia la unanimidad que caracteriza la<br />
investigación dentro de las ciencias naturales.” 81<br />
Esta explicación pone al conocimiento en la perspectiva colectiva que ya hemos mencionado.<br />
Las aportaciones al conocimiento que se añaden en un proceso de comprobación permanente<br />
explican en gran medida la lógica del trabajo científico que representa la historia breve de la<br />
ciencia. El científico investigador no ha probado nada con la fuerza de la autoridad, ni de la<br />
dialéctica sino que ha colocado sus indagaciones delante de la experiencia e invita a los demás<br />
a seguir el camino recorrido por él para confrontar sus hallazgos. El método empírico<br />
declarará cuando, dónde y por qué, tuvo lugar el acto de elegir un elemento de la experiencia<br />
y pone a los demás en condición de repetirlo. Pero la elección de alguno o varios factores de la<br />
experiencia no se hace de modo arbitrario sino, por el contrario, con base en los datos de la<br />
experiencia misma, y sometiendo a prueba las simplificaciones intelectuales o las cuestiones<br />
de simple opinión. Toda elección que nace del método empírico deductivo es una invitación a<br />
la comprobación de sus resultados. Una invitación opuesta del todo al dogmatismo:<br />
“La elección confesada es un experimento destinado a la comprobación de resultados. Bajo<br />
todos esos rótulos que hablan de conocimiento inmediato o certidumbre autosuficiente de la fe,<br />
sea lógica, estética o epistemológica, hay algo seleccionado para un fin y, por consiguiente, no<br />
81 Dewey, John, Experience and Nature, ob cit página 30.<br />
72
hay nada ni simple ni autoevidente ni intrínsecamente encomiable. Declárese el fin, de suerte<br />
que quepa someterlo a re-experimentación, y podrá juzgarse de su valor y de lo adecuado de la<br />
selección hecha en su favor. El propósito del pensamiento científico y filosófico no es eliminar<br />
la elección sino tornarla menos arbitraria y más significativa” 82<br />
82 Dewey, John, Ob cit página 31.<br />
73
SECCIÓN. 4 EL CONCEPTO CLÁSICO DE RAZÓN EN CONTRAPOSICIÓN AL<br />
CONCEPTO DE INTELIGENCIA PRAGMATISTA<br />
Racionalismo y empirismo en contraposición con la noción pragmatista de experiencia<br />
Nos hemos referido a la apelación que ha hecho Dewey a la filosofía clásica, señalando que en<br />
ella se dio a la noción de experiencia el significado de algo contingente y particular. Quedó<br />
pues relegada a una condición de inferioridad. De la mano del viejo criterio solamente es<br />
posible un verdadero conocimiento en la medida en que se trasciende las experiencias<br />
particulares y se busca el plano de la necesidad, la universalidad, es decir de la seguridad.<br />
Dewey también ha explicado que, como ejemplo destacado de este criterio, puede señalarse a<br />
Descartes y el cartesianismo, en cuya concepción la realidad se revela intuitivamente a la<br />
razón, simplemente con la exigencia de poner en orden las ideas. La experiencia, y los<br />
sentidos como parte de ella, se encuentran relegados a una condición de inferioridad y plena<br />
desconfiaza, tal y como lo declaran los siguientes argumentos expuestos por él en sus célebres<br />
meditaciones metafísicas:<br />
a) “Ya me percaté hace algunos años de cuántas opiniones falsas admití como verdaderas en<br />
la primera edad de mi vida y de cuan dudosas eran las que después construí sobre aquéllas,<br />
de modo que era preciso destruirlas de raíz para comenzar de nuevo desde los cimientos, si<br />
quería establecer alguna vez un sistema firme y permanente; con todo parecía ser este un<br />
trabajo inmenso, y esperaba yo una edad que fuese tan madura que no hubiese de sucederla<br />
alguna mas adecuada para emprender esa tarea”. 83<br />
b) “Todo lo que hasta ahora he admitido como absolutamente cierto lo he percibido de los<br />
sentidos o por los sentidos”;<br />
c) He descubierto, sin embargo, que éstos engañan de vez en cuando y es prudente no confiar<br />
nunca en aquellos que nos han engañado aunque solo haya sido por una sola vez.” 84<br />
Tal criterio cartesiano sostuvo que el conocimiento de los sentidos nos engaña y que Dios es<br />
quien infunde en nosotros las ideas innatas. La mente aparece como una entidad con la que se<br />
accede al mundo mediante los sentidos, mediación dentro de la cual hay espacio para el<br />
83 Descartes, René. Meditaciones Metafísicas ( 1641). Aguilar editores. Buenos Aires Argentina 1981. Primera<br />
meditación.<br />
84 Descartes, MM,I Ob cit. página 31<br />
74
engaño. En contra de tal concepción, la filosofía deweyana defiende el significado de la<br />
filosofía empírica de la siguiente manera:<br />
“Los racionalistas se sirvieron de la lógica empírico-sensorial para hacer ver que la experiencia<br />
sólo daba un amontonamiento de cosas particulares, caóticas y aisladas; lo que resulta tan fatal<br />
para la ciencia como para las leyes y obligaciones morales [...]; y concluían sosteniendo que<br />
era indispensable recurrir a la Razón, si se quería que la experiencia tuviese alguna clase de<br />
principios que le diesen ligazón y coordinación. Las consecuencias totalmente destructoras de<br />
la nueva filosofía empírica parecieron hacer necesario el nuevo idealismo racionalista de Kant<br />
y sus sucesores.” 85<br />
Esta crítica es también extensible a los filósofos empiristas. Siguiendo a Dewey, incluso ellos<br />
consideraron la experiencia como algo con lo que teníamos que conformarnos, al no disponer<br />
de otra cosa distinta. Su crítica a la tradición se orientó mas al escepticismo. John Locke<br />
(1632-1704) sostiene que aun tratándose de una experiencia limitada como la nuestra,<br />
podemos modestamente guiar nuestra conducta. Limitando el conocimiento a la experiencia, y<br />
situando en ella el origen de todo aquello que podemos percibir, niega el innatismo; y<br />
juzgando descabelladas las ideas de Descartes, propone “ examinar la longitud de nuestra<br />
cuerda de sondear”, analizando cuál es nuestra propia capacidad, para ver qué objetos están<br />
realmente a nuestro alcance. 86 El empirismo cuestionó plenamente la legitimidad de una<br />
autoridad racional superior y tomó por segura a la experiencia. Dewey comparte elementos<br />
del empirismo de Locke, y resalta en este filósofo más su motivación transformadora que el<br />
contenido mismo de sus tesis. Aunque comparte con él su aprecio por la experiencia, se niega<br />
a investigar bajo el modelo de Locke, porque su filosofía representa al hombre en el proceso<br />
de conocimiento como un sujeto pasivo. En esta filosofía el sujeto es un ente en el que las<br />
cosas imprimen sus cualidades mediante los sentidos. Tales “impresiones”, yuxtapuestas,<br />
combinadas y abstraídas constituyen nuestra representación del mundo. Lo único que<br />
conocemos son nuestras ideas. Por el contrario Dewey no admite la pasividad en el proceso de<br />
conocimiento, y apartándose del empirismo, afirma que conocer significa actuar en medio de<br />
la experiencia.<br />
85 Ver John Dewey, Early Works volumen .Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.Página<br />
Reconstruction in Philosophy. Ob cit., página 108.<br />
86 John Locke Ensayo sobre el entendimiento humano" ( New York Dover Publications 1959 Traducción al<br />
castellano de Juan <strong>José</strong> García Norro. Madrid Tecnos 1998.<br />
75
Dewey considera al empirismo parte de la psicología tradicional. Durante los siglos XVIII y<br />
XIX la psicología que imperó sostenía que la vida mental tenía su origen en las sensaciones<br />
que, recibidas de modo separado y pasivo, se procesaban mediante leyes de asociación y<br />
retentiva, formando un mosaico de imágenes y conceptos. Los sentidos eran simplemente<br />
“puerta de entrada” para el conocimiento”. Dewey se sirve de la psicología con intenciones<br />
epistemológicas y también filosóficas. El estudio que desarrolla en su obra Naturaleza<br />
Humana y Conducta resalta de modo sobresaliente las relaciones estrechas entre la filosofía, la<br />
psicología y las preocupaciones de carácter epistemológico. La experiencia y los sentidos<br />
juegan un papel definitivo en el proceso de integración del conocimiento. Pero no se trata de<br />
un empirismo como el empirismo británico, es un análisis de la experiencia humana con el<br />
significado biologista que ya hemos referido. No obstante, estima en gran medida el<br />
empirismo de Locke por su significado en materia social.<br />
“Así fue como el empirismo iniciado por Locke estuvo movido por propósitos desintegradores.<br />
Tomó por cosa segura el que una vez quitada la carga de la costumbre ciega, de la autoridad<br />
impuesta, y de las asociaciones accidentales, las ciencias y la organización social progresarían<br />
de manera espontánea. El papel que correspondía al empirismo era el de quitar esa carga. La<br />
manera mejor de liberar a los hombres de la carga la ofrecía la historia natural, el cómo habían<br />
surgido y se habían desarrollado en la mente las ideas relacionadas con las creencias y las<br />
costumbres recusables. Santayana llama con justeza psicología maliciosa a la de esta escuela<br />
filosófica”. 87<br />
A lo largo de toda su obra, en particular en Experience and Nature, Dewey quiere sostener<br />
que la experiencia constituye una guía para la ciencia y para la vida moral. Desde tal<br />
planteamiento, nos encontramos frente a una concepción nueva de la experiencia, distante de<br />
la que caracteriza a los tiempos antiguos. La herencia de la noción de experiencia procede<br />
como es natural de la filosofía griega. La tradición siempre ha dado el signficado de<br />
“empírico” a lo que tiene algo de peyorativo, obedeciendo al modelo platónico que opuso la<br />
contemplación a la experiencia. Los empiristas, y posteriormente los filósofos del Círculo de<br />
Viena, pretendieron socavar críticamente la tradición acudiendo a la experiencia como único<br />
criterio de comprobación. El intento de estos filósofos empiristas es en criterio aceptable para<br />
Dewey, un criterio ciertamente reformista, pero del cual solo vale recuperar la motivación. El<br />
87 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy. Ob cit., página 107<br />
76
contenido -ya lo hemos afirmado- no es válido, en la medida en que su esfuerzo se fundaba de<br />
igual modo en un criterio de razón que se oponía de modo pleno a la experiencia y por lo<br />
mismo a la naturaleza. Se trata de adoptar una perspectiva naturalista que muestre la<br />
continuidad entre la experiencia y la naturaleza, defendiendo la tesis que sostiene la capacidad<br />
de la experiencia para penetrar en la realidad y ponernos en contacto con ella:<br />
“Estos lugares comunes prueban que la experiencia es de la naturaleza, y figura en la<br />
naturaleza. No es la experiencia lo que es objeto de la experiencia, sino la naturaleza: las<br />
piedras, los animales, las enfermedades, la salud, la temperatura, la electricidad, etc. Cosas en<br />
ciertas formas de acción mutua son la experiencia; ellas son aquello de que se tiene<br />
experiencia”. ( EN, 6)<br />
La inteligencia y el Arco Reflejo<br />
Hemos visto cómo Dewey pretende examinar los problemas epistemológicos por medio de la<br />
psicología. En ello se aprecia una gran novedad, consistente en abandonar la tradicional vía<br />
analítica. Dewey acepta la distinción, pero pretende establecer los nexos y conexiones entre<br />
ambos procedimientos 88 . Por otra parte, el objetivo de la psicología es evitar tanto la<br />
interpretación idealista de la conciencia como la interpretación materialista. Es James quien<br />
suministra la clave a Dewey para entender las emociones al margen del empirismo y del<br />
racionalismo. Según James, no existe una percepción que excite las emociones que luego<br />
darán lugar a las acciones. Para él, la percepción estimula a un organismo que ya está<br />
organizado. Tanto James como Dewey niegan que sea adecuado considerar a la percepción<br />
como algo independiente de la respuesta orgánica. Tanto para uno como para otro las ideas y<br />
excitaciones emocionales se constituyen al mismo tiempo. El estudio que se ocupa del papel<br />
de la inteligencia es el artículo titulado “The reflex Arc Concept in Psichology” 89 , considerado<br />
por los especialistas como punto de referencia obligado del pensamiento de Dewey. Al<br />
concepto de arco reflejo vincula Dewey la génesis de los dualismos en psicología. El cuerpo y<br />
el alma, la sensación y la idea se construyen sobre la base de la separación entre el estímulo y<br />
88 Uno de los artículos en que pretende establecer las conexiones entre la lógica y la psicología se titula: “¿Is<br />
logic a Dualistic Science ( 1890) ver John Dewey, Early Works volumen3 Obras completas.<br />
89 89 Publicado por primera vez en 1896 en Psychological Review( 1896) 3, 357-370 The Reflex Arc Concept<br />
in Psichology.<br />
77
la respuesta. La separación de estímulo y respuesta es quizá la más difundida. Según Dewey,<br />
el concepto del arco reflejo designa la concepción por la cual tenemos una sensación seguida<br />
de una idea seguida de un movimiento. El ejemplo que usa es el mismo que emplea James: el<br />
del niño y la vela. La luz de la vela provoca en el niño el estímulo, que provoca el intento de<br />
apagarla, y la consecuente retirada de la mano por el dolor que le produce quemarse. Según<br />
Dewey, un análisis minucioso del fenómeno muestra lo erróneo del razonamiento dualista. El<br />
punto de partida no es algo ajeno al niño, sino una coordinación sensorial motora que<br />
posibilita el acto de ver dentro del cual se debe situar el estímulo sensorial. También debe<br />
establecerse una relación entre el ver y estirar el brazo hacia la llama. Tanto el ojo como el<br />
brazo actúan de manera coordinada, de modo que no puede pensarse tal acción por separado.<br />
Ver no es un “puro ver” sino que está vinculado con el alcanzar, el esquivar, el evitar, el<br />
tomar. Y porque está dentro del niño es por lo que es posible el aprendizaje; de modo que “la<br />
experiencia óptico ocular está engrandecida y transformada en su valor. Ya no será más ver,<br />
sino que en adelante será ver-de-una-luz-que-significa dolor- cuando- entra- en-contacto”. 90<br />
Todas las teorías anteriores defienden la tesis de que la respuesta es una experiencia<br />
totalmente nueva, esto es: que la sensación ha sido sustituida por el movimiento. Dewey<br />
pretende que “este circuito es más orgánico que reflejo, porque la respuesta motora determina<br />
el estímulo tan verdaderamente como el estímulo sensorial determina la respuesta motora” 91 .<br />
La distinción entre estímulo y respuesta es descriptiva, pero no corresponde a la naturaleza.<br />
No hay cosas que sean por sí mismas estímulo y otras que sean respuestas. Se trata, pues, de<br />
una dicotomía explicativa que, a pesar de ser fácilmente comprensible, nada tiene que ver con<br />
la realidad. No hay nada que justifique que se trate de dos elementos separados e<br />
independientes. La teoría ordinaria del “estímulo-respuesta” ha asumido de modo<br />
injustificable que la respuesta constituye una experiencia totalmente nueva, es decir, que la<br />
sensación ha sido sustituida por el movimiento. Considera que estímulo y respuesta son dos<br />
realidades distintas. El estudio de Dewey muestra que la respuesta es necesaria para la<br />
constitución del estímulo y que en lugar de un arco estamos ante un circuito.<br />
90 Dewey, John. EW,5:97<br />
91 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
102.<br />
78
“circuito que es más orgánico que reflejo, porque la respuesta motora determina el estímulo,<br />
tan verdaderamente como el estímulo sensorial determina la respuesta motora”. 92<br />
El estímulo es lo que permite discriminar el movimiento. Se trata de abandonar el hábito<br />
descriptivo que ha llevado a una distinción entre clases de existencias. No hay, pues, algo que<br />
sea por sí mismo estímulo y otra cosa que sea “respuesta”. La acción debe ser comprendida<br />
de modo global, tanto en el mundo animal como en el caso del hombre. Lo que tenemos es una<br />
secuencia de actos, adaptados unos a otros, para la consecución del fin pretendido. En ellos<br />
dicho fin está completamente incorporado dentro de los medios. Todos los procesos biológicos<br />
que se viven en el reino animal y vegetal son reflejos de la adaptación biológica de los<br />
organismos al medio. Dewey sostiene que existe una continuidad entre el medio y el<br />
organismo, y que el proceso llamado “estímulo- respuesta” es un circuito biológico en el que<br />
se expresa un equilibrio. Tal equilibrio puede ser perturbado u obstruido. El proceso estímulorespuesta<br />
puede interpretarse en dos sentidos. En un sentido, se trata del caso en que una<br />
circunstancia, dentro de cierto nivel de la organización biológica, puede ser considerada como<br />
un estímulo: por ejemplo, la disminución en la concentración de sodio, o la presencia o<br />
ausencia de luz etc. El otro significado se refiere a aquella situación problemática en la que, en<br />
particular el hombre, pero también cualquier otra especie, afronta dificultades de adaptación, y<br />
posibilita la aparición de la conciencia:<br />
“Es una cuestión de “interpretación”, podríamos decir que relativa al caso. De hecho, lo que en<br />
una determinada ocasión es interpretado como estímulo, puede ser considerado desde otro<br />
punto de vista la respuesta. El movimiento final deseado es posible considerarlo en ocasiones<br />
no sólo como respuesta sino también como estímulo.” 93<br />
Aquí emerge el criterio con el que Dewey juzga los errores con los que se ha referido<br />
problema. Se trata de una falacia histórica o psicológica 94 , que consiste en haber convertido<br />
algo que es funcional o eventual en una distinción permanente, perteneciente al orden de las<br />
92 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
102.<br />
93 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
105<br />
94 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
102.<br />
79
cosas. La teoría del arco reflejo rechaza la génesis y función del proceso manteniendo como<br />
partes separadas lo que por sí mismo forma un todo. Se trata de un circuito y no de un arco:<br />
“El hecho es que estímulo y respuesta no son distinciones sobre existencias sino distinciones<br />
teleológicas, esto es, distinciones de funciones, de cara a alcanzar o mantener un fin.” 95<br />
Dewey ha disuelto la dualidad estímulo-respuesta, adoptando una única perspectiva, haciendo<br />
del acto -comprendido en su conjunto- el centro de su consideración. Se trata de un intento<br />
inicial de explicar el proceso de conocimiento desde un punto de vista funcional y orgánico. El<br />
concepto de conciencia no tiene tampoco en este análisis un significado introspeccionista, ni<br />
mucho menos el sentido que adopta en el idealismo. La posición de Dewey nos servirá de<br />
referencia básica para afrontar la problemática que desea tratarse en este trabajo en relación<br />
con algunos problemas de la filosofía de la biología. La caracterización del significado de la<br />
conciencia se lleva a cabo en otro trabajo de Dewey publicado en 1912 96 , y que tiene como<br />
punto de partida la condición natural de los seres vivos, que se encuentran en condición de<br />
reaccionar respecto al medio en el que están insertos y se desenvuelven. La vinculación<br />
orgánica de los seres vivientes con el medio es el fundamento de la explicación de los<br />
llamados estados psíquicos, que en suma no son sino cualidades de esas mismas reacciones, en<br />
el esfuerzo adaptativo de las especies con su medio. Todos los estados reconocidos como el<br />
miedo, la angustia, la curiosidad y la esperanza son “episodios singulares en la vibrante carrera<br />
de éxitos y fracasos de algo viviente”. 97<br />
En relación con la experiencia y los estados psíquicos, es preciso aclarar que para Dewey lo<br />
primero en la experiencia es un estado psíquico, y no un asunto o situación en la que se<br />
experimenta. Las distinciones posibles son siempre distinciones posteriores al suceder de los<br />
acontecimientos, y sólo son útiles para el control de aquéllos. Si echamos una mirada a los<br />
acontecimientos pasados, puede hacerse una distinción entre la cara de miedo y el sentimiento<br />
95 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
102.<br />
96 El ensayo que se menciona se titula “What are states of Mind” (1912). (EW,5:107)Ob cit .El trabajo se ocupa<br />
de las emociones, señalando que los estados psíquicos o de la mente tienen su origen en distinciones<br />
epistemológicas forjadas a la luz de los problemas filosóficos de carácter metafísico que versan sobre la mente y<br />
la materia.<br />
97 Dewey, John. MW 7:36-37 Ob cit<br />
80
de miedo, o el evento triste y el entristecimiento, pero tal duplicidad no existe en la situación<br />
original, en la que las distinciones entre lo subjetivo y lo objetivo, lo físico y lo psíquico no<br />
remiten a dos clases de existencia. Es por esta razón por la que la conciencia no es una<br />
realidad sustantiva sino adjetiva. Dewey se sirve de la explicación de James acerca de la<br />
misma como una corriente, en donde cada impresión está conectada con las demás y ninguna<br />
existe de modo aislado. Tal interpretación se aleja también de todo asociacionismo. La<br />
psicología kantiana tradicional supuso la existencia de una sustancia o conciencia racional que<br />
imponía sus formas a las sensaciones. La perspectiva deweyana interpreta la conciencia como<br />
una corriente integrada en el fluir de los actos. Bajo esta interpretación, no es el estímulo el<br />
que desencadena la acción, por apelación a una conciencia, sino que el estímulo es<br />
interpretado desde el acto, desde la acción:<br />
“De igual modo que el descubrimiento de la sensación marca el establecimiento del problema,<br />
así la constitución de la respuesta marca la solución de este problema.” 98<br />
Hábito e inteligencia como nociones centrales de su propuesta<br />
Anteriormente se explicaba la acción desde la conciencia, ahora es la conciencia la que queda<br />
explicada en términos de acción, en su origen y funcionamiento. Tal enfoque permite ver que<br />
el interés de Dewey por la psicología no se limita a ella misma como tal, sino que se pretende<br />
situar su interpretación del conocimiento y de la inteligencia humana en el marco de una<br />
teoría de la acción. En ese esfuerzo se pretende establecer un anclaje biológico a la<br />
inteligencia, desde los supuestos orgánicos que determinan la acción. Es esta, entonces, una<br />
nueva conceptualización de la mente humana que sitúa en el concepto de hábito el centro del<br />
análisis. En realidad son escasos los autores que se han ocupado del concepto de hábito en la<br />
filosofía. Aristóteles y Hume son quienes más atención han prestado a este aspecto tan<br />
relevante del proceso del conocimiento. Dewey, como Hume, manifiesta la fuerza recíproca<br />
que los hábitos y costumbres ejercen sobre las creencias, las emociones y las actitudes de los<br />
hombres. Algunos estudiosos reconocen en el concepto de hábito deweyano una pieza<br />
98 Ver John Dewey, Early Works Volumen 5. Obras Completas.Southern Illinois University Press.Ob cit.página<br />
107-108.<br />
81
fundamental de su filosofía 99 , desarrollada de modo particular en su ensayo The Reflex Arc<br />
Concept in Psichology 100 . El concepto de hábito no está vinculado, como tradicionalmente se<br />
ha puesto, en la relación con el mundo subjetivo, sino que supone una integración entre el<br />
sujeto y el medio ambiente. Dewey reconoce que el hábito es también una función natural en<br />
la que se incorpora el medio ambiente 101 . Su explicación es de nuevo biológica, cuando<br />
propone como ejemplo funciones naturales, como la respiración, en la que nuestro organismo<br />
mediante los pulmones establece un hábito de interacción con el medio ambiente:<br />
“..las acciones naturales, como el respirar, y el digerir, y las adquiridas como el habla y la<br />
honradez, son funciones tanto del medio ambiente como de la persona; son cosas hechas por el<br />
medio ambiente a través de estructuras orgánicas o de disposiciones adquiridas.” 102<br />
Los hábitos son la manera en que el individuo trata con el medio que le circunda adaptándose<br />
a él. Tal concepción no es del todo compatible con la versión aristotélico-tomista, según la<br />
cual existe un yo o una voluntad que se despliega en los hábitos. Muy por el contrario, Dewey<br />
sostiene que los hábitos tienen tanta fuerza en nosotros que forman parte de nuestro propio ser,<br />
al punto de que nosotros somos el hábito, y nuestra identidad se forma a partir de nuestros<br />
hábitos, haciendo del hábito un elemento alrededor del cual se construye toda psicología.<br />
Dewey lo define de esta manera:<br />
“ ..esa actividad humana que es influida por actividades previas, y en ese sentido adquirida;<br />
que contiene en sí misma ordenamiento, sistematización; que puede proyectarse y es de calidad<br />
dinámica, que está pronta a manifestarse abiertamente y de manera activa” 103 .<br />
El hábito constituye una predisposición para reaccionar de una determinada manera, una<br />
especial sensibilidad a determinados estímulos, y que no pudiendo permanecer oculto siempre<br />
se manifiesta. El hábito en la psicología deweyana constituye el eje esencial de la conducta<br />
99 Ver Kestenbaum (1977) que resalta en el concepto de hábito un significado no solo antropológico y<br />
psicológico, sino también ontológico.<br />
100 Ob cit.<br />
101 Ver John Dewey, Early Works Naturaleza y conducta humana. Obras Completas. Southern Illinois University<br />
Press.ob cit. página 26<br />
102 Ver John Dewey, Early Works volumen . Naturaleza y conducta humana. Obras Completas. Southern Illinois<br />
University Press.ob cit. página 25<br />
103 Ver John Dewey, Early Works volumen . Naturaleza y conducta humana. Obras Completas. Southern Illinois<br />
University Press.ob cit. página 28<br />
82
humana, en la que la sociabilidad juega un papel preponderante. En este punto es necesario<br />
afirmar que la presencia de las costumbres sociales sirve de modo fundamental a la<br />
consolidación de hábitos individuales: “Las costumbres persisten porque los individuos<br />
forman sus hábitos personales bajo condiciones establecidas por hábitos anteriores” 104 . La<br />
resultante de este proceso de interacción entre los hábitos individuales y sociales, es una<br />
concreción del proceso de socialización. Ello explica la forma en que la sociedad se configura<br />
a partir de los individuos. Tradicionalmente se ha partido de la mente como una entidad<br />
aislada del medio que le circunda. Por el contrario, Dewey propone como punto de partida la<br />
comprensión de la acción establecida de modo colectivo, considerando los hábitos sociales y<br />
colectivos como elementos de configuración de los hábitos individuales, y éstos como los que<br />
en última instancia definen el carácter y demás elementos que configuran la personalidad.<br />
Para Dewey lo decisivo no son los impulsos, aunque nos parezcan originales y primarios. Lo<br />
decisivo es lo secundario, lo adquirido, lo aprendido, esto es: los hábitos. La razón de ello es<br />
que no existen impulsos puros. Todos los impulsos se transforman en hábitos bajo la<br />
influencia de otras personas que ya tienen hábitos. Esto determina la dimensión social de los<br />
hábitos, que hacen que una cierta descarga física se convierta en una acción intencional. Aquí,<br />
una vez más, se sitúa Dewey en contra de la tradición, en la que el pensamiento de Platón,<br />
Rousseau, Hobbes etc., al pretender justificar el comportamiento humano desde una visión<br />
basada en el conocimiento innato, lleva a simplificaciones artificiales y distorsionadoras. Tales<br />
explicaciones son reflejo de las tendencias y de las épocas, pero en modo alguno explican<br />
conductas. De este modo, no pueden justificarse conductas “innatas” como la guerra, sino<br />
obedecen a hábitos e instituciones sociales que las generan y toleran. Menos aún puede<br />
justificarse el estado o la propiedad privada aludiendo a la naturaleza humana. Es preciso<br />
apoyar la existencia de una psicología con fundamentos biológicos, y por lo mismo situarse<br />
en el contexto de una antropología más objetiva.<br />
“Los impulsos son puntos de partida muy flexibles de las actividades, las cuales se diversifican<br />
de acuerdo con las formas en que son usadas. Cualquier impulso pude convertirse en una<br />
disposicion cualquiera, según su interacción con el medio que le rodea.” 105<br />
104 Ver John Dewey, Early Works volumen . Naturaleza y conducta humana.Obras Completas. Southern Illinois<br />
University Press.ob cit. página 63<br />
105 Dewey John, NHC,95 Ob cit<br />
83
Bajo este análisis de los impulsos y su carácter plástico y moldeable mediante los hábitos,<br />
Dewey quiere resaltar la posibilidad de moldear aquéllos mediante la educación. La variedad<br />
de formas institucionales y culturales son producto de las interacciones sociales, por lo que el<br />
problema de la modificabilidad humana depende en gran medida de la persistencia de<br />
costumbres y tradiciones. Por esta razón, semejantes problemas de carácter antropológico y<br />
social son empíricos, y no deben dar lugar a teorizaciones a priori. Determinar qué es el<br />
hombre, al margen del medio que le rodea, es una indagación inútil. Lo natural del hombre es<br />
estar en relación con el medio, y tal relación está mediada por la sociedad y la cultura. Por<br />
tanto no es posible obtener lo natural en el hombre, excepto afirmando que cada forma social<br />
de lo humano es natural. Lo que el hombre hereda es su necesidad de aprendizaje. De ahí que<br />
la primacía del hábito signifique antes que nada que el ser humano no tiene una naturaleza que<br />
le prescriba una forma según la cual tiene que ser, pues no hay ninguna estructura orgánica<br />
que se convierta en normativa. La mente tampoco es una dotación originaria, dada, sino más<br />
bien algo adquirido, una reorganización de las actividades en un medio determinado. La mente<br />
es el funcionamiento de ciertas clases de deseo y de creencias que son en definitiva un<br />
producto social:<br />
“El impulso y la inteligencia son secundarios respecto del hábito, de manera que puede<br />
considerarse la mente como un sistema de creencias, deseos y propósitos que se originan en la<br />
acción recíproca entre las aptitudes biológicas y el medio social.” ( NHC, 11)<br />
Dewey quiere defender la primacía del hábito sobre el impulso, así como acentuar el poder<br />
que la sociedad tiene sobre el individuo, al configurar su carácter mediante los hábitos<br />
colectivos. No se trata de un reduccionismo sociológico; por el contrario, Dewey resalta la<br />
circularidad que existe entre el hábito y la costumbre, entre el individuo y la sociedad. Los<br />
hábitos se forman bajo el imperio de la costumbre, pero la costumbre es el resultado de la<br />
moralidad encarnada en los hábitos. Lo decisivo es que el individuo no está predeterminado<br />
desde el punto de vista social. Pero, de otra parte, queda abierta la transformación del hombre<br />
mediante la educación: mediante la acción directa sobre los hábitos se puede transformar al<br />
individuo y a la sociedad. La pregunta es entonces esta: ¿cómo poder transformar los hábitos e<br />
inaugurar diferentes cursos de acción La respuesta se halla en una explicación naturalista del<br />
pensamiento y la inteligencia. Los hábitos son fuente de conocimiento e inteligencia:<br />
84
“Los hombres saben con sus hábitos, no con su conciencia.” 106<br />
Dewey se opone a la visión de la mente como un órgano específico que se dispone al<br />
conocimiento. Es una crítica de tipo biológico, que además fundamenta su trabajo<br />
epistemológico. La tesis pone en tela de juicio muchos años de historia de la filosofía con la<br />
siguiente afirmación:<br />
“Es un mito la existencia de una mente, conciencia o alma en general, que ejecute estas<br />
operaciones. La doctrina de la existencia de un alma sola, simple e indisoluble fue la causa y el<br />
efecto del error cometido al no admitir que los hábitos concretos son los medios de los que se<br />
sirven el conocimiento y el pensamiento.” 107<br />
Son los hábitos los que constituyen la forma en que los individuos se adaptan y ajustan al<br />
medio, y también mediante ellos interacctúan con el. Pero ya hemos afirmado que la<br />
interacción con el medio significa conflicto:<br />
“Sin hábito, sólo hay irritación y vacilación confusa. Con el hábito sólo, no hay sino una<br />
repetición maquinal, una recurrente duplicación de viejos actos; en cambio, con el conflicto de<br />
los hábitos y la liberación de impulsos se realiza la búsqueda consciente.” 108<br />
Esta propuesta deweyana define el interés principal del presente trabajo, que desea establecer<br />
las consecuencias que se siguen de la disolución del concepto tradicional de mente. El<br />
concepto de inteligencia en el contexto evolutivo será entonces el que sustituirá al de mente,<br />
para fijar su significado epistemológico, y ver cómo actúa en la filosofía de Dewey. La tesis<br />
deweyana consiste en negar que el pensamiento exista como una entidad que desde fuera dicta<br />
las normas de la acción; por el contrario, el pensamiento emerge de la acción cuando ésta se ve<br />
perturbada por problemas. De dicha tesis se desprende un modelo de interpretación de la<br />
ciencia misma y en general del trabajo psicológico de la mente humana. El pensamiento surge<br />
cuando el hábito se ve interrumpido, cuando no sabemos qué hacer o cómo actuar. Es por esta<br />
razón por la que la inteligencia se halla en continuidad con los mecanismos de adaptación del<br />
individuo y de la especie en términos biológicos. He aquí de nuevo la vinculación de tal<br />
106 Dewey, John. NHC,172. Ob cit<br />
107 Dewey, John, NHC,166. Ob cit<br />
108 Dewey, John. NHC, 170 Ob cit.<br />
85
interpretación con la acción y con el deber de la filosofía. Se trata de lograr cambios en los<br />
hábitos de la sociedad, de modo que las escisiones que han separado el cuerpo y mente, la<br />
experiencia y la razón, la teoría y la práctica sean superadas, en un horizonte pragmatista que<br />
integre tal disolución bajo una noción biológica de inteligencia, que beneficie al hombre.<br />
“Cuanto mayor es la separación entre lo corporal y lo mental, menor es el desarrollo de nuestra<br />
civilización” 109<br />
Cuerpo y mente se encuentran fundidos, y cualquier separación que se haga resulta artificial y<br />
perjudicial. De aquí la importancia de comprender el pensamiento como acción introyectada.<br />
La acción está al inicio y al final; más aún: la naturaleza del pensamiento es acción. Dewey<br />
critica la sustancialización de la mente, y la explica como un resultado del pensamiento<br />
dicotómico de la tradición, que es preciso reconstruir. Su tesis tiene implicaciones<br />
epistemológicas, como hemos explicado, pero también de carácter sociopolítico: las<br />
instituciones no son otra cosa que el reflejo de los individuos y sus hábitos, que crean<br />
costumbres sociales. De ahí que la noción de democracia no se fundamente en ideales<br />
distantes sino en las arenas movedizas de los individuos. La democracia tiene en esta<br />
interpretación un asiento psicológico. Este interesante aspecto sobrepasa los intereses de este<br />
trabajo. Baste decir que la psicología sirve de base para la democracia, sin que ello implique<br />
una reducción. Dada la plasticidad originaria del ser humano, la psicología puede estudiar<br />
cómo las costumbres influyen en los individuos, y cómo lograr hábitos más flexibles y<br />
abiertos. La psicología deweyana pretende mostrar que estamos en la acción, que en ella nos<br />
movemos. El hombre, en esta perspectiva, se muestra como un constante transformador del<br />
medio:<br />
“En este sentido, el recuerdo del pasado, la observación del presente y la previsión del futuro<br />
son indispensables, pero lo son para una liberación del presente, para un floreciente desarrollo<br />
de la acción” 110 .<br />
Resumiendo, la tarea crítica de Dewey quiere ser una denuncia al intelectualismo, que nos ha<br />
llevado a suponer que podemos reducir la acción a supuestos teóricos. Por el contrario, Dewey<br />
109 Dewey, John. LW, 3:30. Ob cit<br />
110 Dewey, John. NHC, 214 Ob cit.<br />
86
quiere sostener que estamos inmersos en la acción, y que la tarea de la inteligencia es la<br />
liberación de todas sus potencialidades.<br />
87
SECCION 5. CONCEPTO DE LO REAL Y LO IDEAL<br />
El concepto clásico de lo real y lo ideal<br />
La constitución de la experiencia en Dewey depende plenamente de asociaciones, de recuerdos<br />
y emociones con una historia natural que ha descrito en varios lugares -en especial en<br />
Reconstruction in Philosophy-. 111 Se trata, como ya hemos afirmado, de una reconstrucción<br />
histórica que muestra que la religión ha antecedido de modo natural a la ciencia, y de cómo las<br />
experiencias humanas han sido manipuladas en función del placer. Es una teoría vigente en la<br />
psicología de los años 20 que rescata parte del freudismo de la época. Dewey sostiene que, en<br />
función del placer y el displacer, los hombres apartamos lo desagradable, de la misma manera<br />
que nos apartamos en la acción de lo perjudicial. El hombre esquiva las consecuencias<br />
desagradables de los actos pasados y presentes, mediante todo tipo de excusas, en la búsqueda<br />
de que el panorama mental sea lo mas tranquilo posible. La tesis de que todo tiempo pasado<br />
fue mejor, es en verdad sostenida por Freud, y su contenido es casi indiscutible por la<br />
psicología contemporánea. 112 De esta manera, las cosas que la imaginación propone como<br />
elemento remodelador son precisamente las cosas que menor realidad han tenido; y, de igual<br />
manera, las circunstancias que hacen difícil la vida son remodeladas por la imaginación con el<br />
fin de hacer más soportables las dificultades. La ensoñación es la vía que permite a la<br />
imaginación superar las dificultades de lo real. De estas observaciones extraídas de la<br />
psicología humana, Dewey deriva los rasgos más sobresalientes de la filosofía, cuando<br />
describe una realidad suprema y última que es de naturaleza ideal. El reino de las ideas de la<br />
filosofía platónica es el ejemplo más característico. Esta perspectiva de análisis permite<br />
comprender la esencia de las religiones. Los dioses griegos se convierten en proyecciones<br />
idealizadas de los rasgos vistos como admirables en los mortales. De ahí su parecido, y de ahí<br />
su búsqueda de perfección en los dioses; en quienes encontraban hombres mas perfectos, mas<br />
bellos, mas sabios pero con todos los rasgos humanos. Se trata de un análisis de corte<br />
psicologista, que pretende explicar la naturaleza de la religión y de la filosofía misma. Según<br />
111 Ob citada capítulo II.<br />
112 Ver Freud. Psicopatología de la vida cotidiana. Traducción al castellano por <strong>Luis</strong> Lopez Ballesteros y de<br />
Torres Madid Alianza 2000.<br />
88
Dewey, en el plano de la filosofía se vive la misma tendencia. Las formas de Aristóteles no<br />
son otra cosa que objetos de la experiencia corriente a los que se les ha privado de sus<br />
defectos, y se han elevado a un nivel de perfección idealizado, para satisfacer las exigencias de<br />
un deseo insatisfecho en relación con la experiencia, que como tal resulta desalentadora. El<br />
poeta y el moralista se lamentan al unísono de que los bienes y valores de la experiencia sean<br />
bienes sujetos al cambio, sean efímeros. Toda mutación existe dentro de la inestabilidad, y<br />
ésta es comprendida como una carencia. Por tanto, la realidad completa, el reino del Ser, ha de<br />
mantenerse siempre fijo, inmutable, verdadero y bueno.<br />
El cambio, como contraste con lo permanente, opone lo múltiple a la unidad: es la oposición y<br />
lucha de los contrarios de Heráclito. El mundo pasajero es un mundo de discordia. El Ser,<br />
verdadero, total, inmutable, es la perfección. De aquí la superioridad del conocimiento de las<br />
cosas inmutables, en oposición al contacto con lo lutable; la superioridad del conocimiento<br />
como contemplación al conocimiento práctico, de la teoría sobre la experiencia. Es el<br />
dualismo que ha consagrado tradicionalmente la filosofía. El conocimiento contemplativo es<br />
superior al conocimiento práctico que ofrece resultados útiles como la alimentación, el<br />
vestido, y que al no ocuparse de lo eterno es inferior e imperfecto. De igual modo, en esta<br />
forma aristotélica de pensar se entiende que el conocimiento político es superiro al del<br />
artesano, pero todavía inferior al filosófico, por ser las dos primeras actividades de índole<br />
práctica que tienen una finalidad más alla de sí mismas. Por el contrario, el conocimiento<br />
contemplativo de las formas es el conocimiento que por naturaleza corresponde a la Filosofía,<br />
es decir, la Filosofía representa el último y más elevado nivel de conocimiento; conocimiento<br />
encerrado dentro de sí mismo como contemplación última de la realidad. Platón lo describe en<br />
varios de sus diálogos, en los que explica cómo la mente del que conoce se transforma y se<br />
hace semejante a lo que ella conoce.<br />
En esta línea de pensamiento, la teología cristiana vivió también la transformación del<br />
platonismo al aristotelismo, y sostuvo que el fin del hombre era conocer la Verdad. La mente<br />
humana, semejante a Dios, conoce bajo el esquema contemplativo. Ello permite a Dewey<br />
describir el conocimiento como un espectáculo. Lejos de la idea de transformación el<br />
conocimiento es contemplación:<br />
89
“Estas ideas se abrieron camino hasta la teología cristiana pasando por una variedad de<br />
conductos, especialmente por el neoplatonismo y por San Agustín; grandes pensadores<br />
escolásticos enseñaron que la finalidad del hombre es conocer al Ser Verdadero, que el<br />
conocimiento es contemplativo, que el Ser Verdadero es pura Mente inmaterial, y que en<br />
conocerlo consisten la Bienaventuranza y la Salvación. Aunque no puede llegarse a tal<br />
conocimiento en esta etapa de la vida sin la ayuda sobrenatural, sin embargo la mente humana<br />
se asemeja a la esencia divina conforme lo realiza, y de ese modo constituye la salvación. Este<br />
traslado del conocimiento contemplativo a la religión dominante en Europa ejerció su<br />
influencia en las personas desprovistas de filosofía teórica. Fue legada a generaciones de<br />
pensadores como axioma indiscutible la idea de que el conocer es intrínsecamente una mera<br />
percepción o visión de la realidad, es decir el concepto del conocimiento como espectáculo.” 113<br />
Pero Dewey describe en este hecho una ruptura radical, hecha por la filosofía misma, que ha<br />
modificado sustancialmente el criterio de lo real y lo ideal. Dewey declara que el<br />
conocimiento, en realidad, nada tiene de contemplativo. El conocimiento de la física y la<br />
química no “contempla” de modo pasivo al objeto con la esperanza de descubrir sus formas<br />
físicas inmutables. El físico y el químico buscan un cambio. Sacan al objeto fuera de sus<br />
condiciones habituales, para producir cambios. En vez de adoptar una actitud antagonista<br />
hacia todo cambio, lo propician como estrategia de conocimiento. El cambio es entonces<br />
contemplado como una oportunidad, no como una pérdida, ni como una imperfección. El<br />
cambio es utilizado como elemento de conocimiento e incluso como criterio dentro del<br />
método experimental.<br />
“En resumen, ya no se consideran las mutaciones como una caída desde el estado de gracia<br />
como descenso de realidad o como una señal de imperfección del Ser. La ciencia moderna no<br />
trata ya de descubrir alguna forma fija o esencia detrás de cada uno de los proceso del cambio.<br />
El método experimental trata, por el contrario, de deshacer las fijezas aparentes y de provocar<br />
los cambios. No considera a la forma que permanece inmutable frente a los sentidos, a la forma<br />
de la semilla o del árbol, como clave del conocimiento de la cosa, sino como un miro, como<br />
una obstrucción que es preciso echar abajo”.<br />
En consecuencia, el científico hace experiencias, con este o con aquel producto, en esta o en<br />
aquella condición, hasta que algo empieza a ocurrir; hasta que, como si dijéramos, se produce<br />
un hacerse. El científico supone que constantemente está cambiando algo, que dentro de todas<br />
las cosas en aparente reposo se realiza un movimiento; y que estando como está el proceso<br />
oculto a nuestra percepción, la manera de descubrirlo consiste en colocar la cosa en cuestión en<br />
circunstancias nuevas hasta que el cambio surge a la vista. En resumen, la cosa que hay que<br />
aceptar y a la que hay que dedicar la atención no es la que nos fue dada originariamente, sino la<br />
que surge después de que hemos colocado esta última en una gran variedad de circunstancias<br />
para ver cómo se conduce.” 114<br />
113 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy, ob cit pag 132.<br />
114 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy, ob cit pag 134.<br />
90
Esta nueva interpretación de lo real es pues la propuesta deweyana. Tendrá de inmediato<br />
consecuencias para el problema epistemológico. Lo real se presenta no como algo para ser<br />
contemplado sino para ser transformado. El mundo es materia para ser transformada. En ello<br />
Dewey no se aparta de las pretensiones transformadoras del marxismo. El carpintero no<br />
describe la madera, sino que la transforma, su actividad transformadora es parte del<br />
conocimiento de la misma. Tal es el ingrediente pragmático del conocimiento, que convierte el<br />
conocimiento con fines contemplativos en otro con fines de utilidad.<br />
“Ahora bien, lo que hace del carpintero un constructor es que se fija en las cosas, pero no<br />
simplemente como objetos en sí mismos, sino con referencia a la finalidad que tiene en la<br />
mente. Lo que a él le preocupa en la madera, en las piedras, en los hierros, que él observa, es<br />
que sean adecuados para realizar ciertos cambios adecuados que el desea ver cumplidos. Su<br />
atención se dirige a los cambios que esos materiales experimentan, y a los cambios que ellos<br />
hacen sufrir a otras cosas, para de ese modo poder elegir la combinación de cambios que él<br />
producirá, el resultado que desea. Solo gracias a esos procesos de manipulación activa de las<br />
cosas para llevar a cabo su designio, descubre el carpintero las propiedades que tienen.” 115<br />
Esta comprensión pragmática de lo real describe a las cosas en función de lo que ellas pueden<br />
ser, y de lo que con ellas puede hacerse. Se trata de una modificación profunda de la actitud<br />
del hombre frente al mundo natural. El concepto de lo real, bajo el paradigma clásico, podía<br />
propiciar una actitud pasiva ante al realidad, incluso de resignación y de sumisión; también<br />
una viva curiosidad estética. Puede verse en tal posición cierta búsqueda del placer: el<br />
conocimiento contemplativo se ve vinculado con la contemplación de lo bello, en condiciones<br />
de plenitud, y es opuesto a la vida turbulenta del cambio natural. El análisis de Dewey permite<br />
reconocer el trasfondo psicológico griego que heredará la filosofía bajo la imagen del<br />
conocimiento contemplativo. Como contrapartida a este concepto, la interpretación activa del<br />
conocimiento ve al medio en el que se realiza como algo que debe ser transformado, en una<br />
actitud que puede ser calificada de agresiva. La naturaleza se hace plástica, se convierte, pues,<br />
en algo que debe ser transformado para el uso humano, y entonces el cambio se entiende de<br />
modo distinto. Se abandona la consideración patética del cambio, dejando atrás las ideas de<br />
decadencia o pérdida que lo acompañaban. Los cambios ahora son también instrumentos de<br />
los que puede obtenerse provecho, en los que se puede intervenir para conducirlos, para<br />
encaminarlos a nuevas finalidades. Esta es la representación del trabajo propio de la ciencia.<br />
En el devenir científico el cambio siempre es acogido de modo activo, y el provecho de éste<br />
115 Dewey, John. Ob cit pag 134.<br />
91
coopera de modo directo en la obtención de resultados concretos. Se trata entonces no de un<br />
conocer pasivo y contemplativo sino de un conocer activo.<br />
Dewey se lamenta de que esté tan arraigado el concepto de una razón alejada de las cosas y<br />
encerrada en sí misma. Critica con decisión el intelectualismo que supone que las cosas son<br />
suficientes en sí mismas, y que contribuyen en el conocer a un espectáculo del todo pasivo.<br />
Sus críticas se hacen agudizan cuando afirma que tal representación del conocimiento ha<br />
impedido que el conocimiento se constituya en un factor que altere el curso de los<br />
acontecimientos, para limitarse a ser algo sublime que no puede contaminarse con la practica:<br />
“Han transformado el conocimiento en un esteticismo moralmente irresponsable. El verdadero<br />
sentido de la doctrina del carácter actuante o practico del conocimiento, de la inteligencia, es<br />
objetivo. Equivale a afirmar que las estructuras y los objetos que la ciencia y la filosofía<br />
levantan frente a las cosas y los hechos de la experiencia concreta, cotidiana, no constituyen<br />
un campo aparte en el que pueda descansar satisfecha la contemplación racional; significa que<br />
esas estructuras y objetos son obstáculos elegidos, los medios materiales y los métodos ideales<br />
de encaminar en una dirección ese cambio que de todos modos tiene por fuerza que ocurrir.” 116<br />
Sin embargo, este cambio de actitud no significa de ninguna manera una renuncia a tener<br />
ideales, o que el hombre deje de ser lo que también es, un ser de imaginación, sino que invita a<br />
que se geste un cambio de perspectiva en la determinación de las funciones imaginativas que<br />
el hombre modela para sí mismo. Esta propuesta pone en evidencia que la refutación del<br />
modelo epistemológico clásico no es una negación basada en su “falsedad”, al modo en que<br />
tradicionalmente ha operado el discurso de la filosofía, sino una llamada a que, reconociendo<br />
la naturaleza del hombre, sea posible modelar sus propias tendencias imaginativas en su<br />
beneficio. Gracias a la imaginación, el hombre se impuso la tarea de explicar el conocimiento<br />
del mundo como un acto de contemplación; se trata ahora de conducir la imaginación, la<br />
energía imaginativa, hacia la transformación del mundo y de sí mismo. El mundo ideal del<br />
hombre, dentro de la filosofía clásica, es un puerto de llegada, un lugar de remanso donde<br />
puede escaparse del cambio, donde se puede refugiar de las tempestades de la vida bajo una<br />
seguridad ideal. Pero en la propuesta del conocimiento activo, ese reino ideal ya no es algo<br />
remoto a lo cual se tienda con la actitud contemplativa, sino que es algo real, perteneciente a<br />
las posibilidades de realización humanas. Sobrevive la idea que Dewey ha sostenido desde<br />
116 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy, ob cit pag 136<br />
92
sus primeras obras. Son las dificultades las que hacen que el hombre filosofe, y se proyecte<br />
hacia un mundo de posibilidades. Este trabajo al que se llama filosofía se convierte, pues, en<br />
un instrumento para la acción sobre ese mundo que es preciso concretar mediante las acciones<br />
humanas.<br />
Uno de los ejemplos mas elocuentes que señala Dewey, en relación con las capacidades de<br />
transformación posibles mediante la interpretación activa del conocimiento, está representado<br />
por el problema de la distancia. La distancia es una fuente de obstáculos y dificultades para el<br />
hombre desde hace milenios. No en vano el mundo permaneció aislado durante muchos siglos<br />
por esa razón. La distancia imposibilitó el contacto entre los hombres, su interacción y su<br />
comprensión mutua. En tal estado de cosas, el descontento, la inquietud debida a los<br />
problemas de la comunicación, encontraron una respuesta inicial en los mensajeros. Grandes<br />
distancias eran recorridas por muchos de estos hombres en todas las culturas humanas. Ahora<br />
bien, puede decirse que para salir de aquella situación había sólo dos caminos. Uno, confiar,<br />
desde el reino de la ensoñación, en alguna fuerza mágica que hiciera posible la comunicación<br />
entre los hombres −de lo que se deriva que puede hacerse una comprensión subjetivista de la<br />
distancia, como algo metafísicamente irreal−. Por medio de tal caricatura, Dewey describe<br />
nuestra familiaridad con la metafísica clásica. Pero la molestia real no se ve superada por la<br />
explicación metafísica, y por mucho que el hombre sueñe con un mundo mejor, el problema<br />
persiste. El otro camino es explicado del siguiente modo:<br />
“La idea se convierte en un punto elevado desde el cual se examina el panorama de la realidad<br />
actual con el fin de ver si no hay algo que nos sirva de indicación de cómo podríamos realizar<br />
la comunicación a distancia, algo utilizable como medio de hablar hasta muy lejos. La<br />
sugerencia o la imaginación aunque sigue siendo ideal, es abordada como una posibilidad<br />
capaz de ser realizada dentro del mundo natural concreto, y no como una realidad superior<br />
aislada de ese mundo. En ese aspecto se convierte en una plataforma desde la que examinamos<br />
los hechos naturales. Las cosas, observadas desde el punto de vista de esta posibilidad, nos<br />
descubren propiedades que ignorábamos hasta entonces.” 117<br />
Situados en este terreno, la idea de hablar a distancia adquiere caracteres menos confusos y<br />
más seguros. La idea acaba tomando una forma positiva y las acciones encaminadas a tal<br />
propósito se van multiplicando. La posibilidad es usada como instrumento y, a la luz de lo que<br />
se logra descubrir, la idea toma forma concreta. Cada vez tiene menos de idea, de posibilidad<br />
117 Dewey, John. Ob cit pag 138<br />
93
anhelada, para adquirir cada vez mas el perfil de un hecho real. La invención acaba teniendo<br />
forma; y, entonces, el hombre ha dispuesto primero del telégrafo, del teléfono, luego de<br />
inalámbricos. Hoy podremos añadir el desarrollo de las comunicaciones que ha sido posible a<br />
lo largo del siglo XX.<br />
En este punto es preciso subrayar que la metodología ha sido entonces, como ahora, la misma.<br />
Es el problema o la necesidad la que ha hecho posible que la imaginación se encamine,<br />
mediante el método de la experimentación, a la búsqueda de soluciones. Hoy más que nunca<br />
puede ratificarse la capacidad transformadora del conocimiento. Pero nada de esto ha sido<br />
gracias a la interpretación del conocimiento como contemplación. La división del mundo en<br />
dos clases de ser, el del mundo de la razón, superior e inmutable, y el de la experiencia,<br />
inferior y sujeto inevitablemente al cambio, ha posibilitado la representación del conocimiento<br />
como contemplación. Lo cierto es que con el desarrollo de la ciencia, y en particular de los<br />
grandes cambios de los últimos siglos, el conocer fundamentó su naturaleza experimental, y<br />
sus propias pruebas experimentales se han hecho vehículos de conocimiento que cooperaron<br />
en la transformación de las cosas y que dieron lugar a nuevos descubrimientos. Las ciencias<br />
experimentales son entonces comprendidas como un obrar gobernado por la inteligencia, que,<br />
lejos de la contemplación, están plenamente inmersas en la práctica. La propuesta deweyana<br />
de la transformación de la filosofía camina en esta dirección. La filosofía debe transformar su<br />
comprensión de lo real y lo ideal, si no quiere apartarse del espíritu de la ciencia. La filosofía<br />
debe convertirse en operante y experimental. Lo real adquiere, así, un significado nuevo. Deja<br />
de presentarse como algo acabado y definitivo, para asumir una naturaleza inscrita en el<br />
cambio, y a la vez como vía de realización de mayores cambios. Lo ideal y lo racional se<br />
constituyen ahora como instrumentos de transformación del mundo, es decir, de mutación. Su<br />
instrumentalidad está representada en la capacidad de proporcionar nuevas posibilidades que<br />
pueden rehacer y mejorar lo real.<br />
Según Dewey, hemos asumido la costumbre de pensar el conocimiento bajo la forma del<br />
espectador pasivo, es decir de la contemplación. Hay que transformar ese modelo. No se trata<br />
de contemplar un cuadro acabado; por el contrario, hay que participar, como el artista, en la<br />
realización del cuadro. No se trata de alejar a la filosofía de la comprensión de las personas<br />
94
corrientes, ni tampoco a la ciencia de sus resultados y procesos. Se trata de pensar el<br />
conocimiento como algo activo y operante:<br />
“Si se convierte en hábito el pensar el conocimiento como cosa activa y operante, después de la<br />
analogía de la experimentación guiada por la hipótesis, o de la invención guiada por la<br />
imaginación de alguna posibilidad, no exageraríamos diciendo que la primera consecuencia<br />
sería la de independizar a la filosofía de todos los rompecabezas de la epistemología que<br />
actualmente la llenan de perplejidad. Porque todos ellos surgen de un concepto de la relación<br />
en el conocer entre la mente y el mundo, el sujeto y el objeto, que parte del supuesto de que el<br />
conocer consiste en atrapar algo que existe ya.” 118<br />
Muchos consideran que privando a la filosofía de esta distinción entre lo noumenal y lo<br />
fenoménico, y de la intención de explicar el conocimiento como el acto de un sujeto aislado en<br />
relación con otro objeto aislado, no le queda nada para hacer. Por el contrario, Dewey sostiene<br />
que, libre de estos problemas, queda una tarea mucho más fructífera y necesaria, de cara a<br />
afrontar los fallos sociales y morales que sufre la humanidad, concretando su atención en<br />
poner remedio a tales males y desarrollar una idea mas clara de mejores posibilidades sociales.<br />
Dejando de lado la indagación de otros mundos, se encargará de comprender y corregir<br />
defectos sociales concretos. Se trata en alguna medida, aunque vagamente descrita en la obra<br />
citada –Reconstruction in Philosophy -, de liberar a la filosofía de la metafísica y de las<br />
insolubles cuestiones epistemológicas, para hacer comprender a la sociedad que, atendiendo al<br />
modo como hoy se lleva a cabo la investigación y la invención, es posible conseguir un<br />
cambio en el concepto de conocimiento; que de ser pasivo y contemplativo, se convierte en<br />
activo.<br />
Tal cambio en el conocimiento solo se ha hecho en la dimensión técnica del trabajo<br />
contemporáneo mediante las ciencias industriales. El hombre ha multiplicado sus fuerzas<br />
sobre la naturaleza, controlando sus fuentes de riqueza y prosperidad material. Pero hay un<br />
desfase entre el desarrollo material y el desarrollo moral del hombre. Hemos vivido una<br />
revolución tecnológica, circunscribiendo el progreso en el conocimiento a ella. Pero, de otro<br />
lado, esta revolución ha propiciado también cambios y perturbaciones morales serias. La<br />
segunda guerra mundial es un ejemplo al que acude Dewey para sostener que el problema del<br />
capital y el trabajo, y el desarrollo tecnológico en diferentes campos, no se realizan de modo<br />
118 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy, ob cit pag 141<br />
95
simultáneo y equilibrado, sino que, por el contrario, se evidencia una disparidad notoria que<br />
genera los problemas que hoy afrontamos.En esta línea, Dewey reconoce la necesidad del<br />
progreso moral y político mediante la educación. Precisamente porque persisten las causas<br />
que dieron origen a la existencia de la filosofía tradicional, busca encontrar en esa vía las<br />
soluciones a estos problemas. Dewey niega que este cambio de tareas dentro de la filosofía sea<br />
una rebaja al plano burdo del utilitarismo. Se trata de racionalizar las posibilidades de la<br />
experiencia, y en modo particular de la experiencia humana colectiva. Los pueblos<br />
occidentales progresaron por el camino de la ciencia experimental y del control de la<br />
naturaleza antes que los pueblos orientales. La razón de este hecho se debe a que han generado<br />
hábitos de vida contemplativos y religiosos, antes que el esfuerzo científico y práctico de<br />
occidente. Lo curioso es que el problema de lo real y lo ideal es un problema característico de<br />
la filosofía de occidente, y se ha presentado como uno de los temas persistentes en la filosofía,<br />
en especial en nuestra época:<br />
“ Nunca lo ‘real’ y lo ‘ideal’ se han afirmado de manera tan ruidosa como en nuestro tiempo; y<br />
jamás en toda la historia del mundo estuvieron tan distanciados entre sí. La guerra mundial se<br />
hizo alegando finalidades puramente idealistas: la humanidad, la justicia, y una libertad igual<br />
para los fuertes y para los débiles. Y se llevó a cabo valiéndose de medios realistas,<br />
suministrados por la ciencia aplicada, con altos explosivos, aviones de bombardeo y maravillas<br />
mecánicas del bloqueo que llevaron al mundo hasta muy cerca de la ruina, con el resultado de<br />
que las personas reflexivas están hoy preocupadas por la perpetuidad de esos valores selectos<br />
que llamamos civilización.” 119<br />
Pero la crítica deweyana va todavía más lejos al sostener que el problema de lo real y lo ideal<br />
es tan serio que en manos de una filosofía tradicional, inmersa en los problemas ya descritos,<br />
ha conducido a un estancamiento histórico con graves consecuencias. El rechazo a los<br />
idealismos del siglo XIX es sin duda uno de los elementos que Dewey incluye en su trabajo<br />
crítico. Tales idealismos están caracterizados por la perniciosidad y el perjuicio, al estar<br />
aislados de la existencia concreta. El idealismo es en realidad una “tragedia” que considera la<br />
existencia de un mundo espiritual autónomo, que existe dentro de sí mismo y por sí mismo:<br />
“La verdadera moraleja que habría que sacar sería la de hacer comprender la tragedia de ese<br />
idealismo que cree en un mundo espiritual que existe dentro de sí mismo y por sí mismo, y la<br />
trágica necesidad de estudiar de la manera más realista las fuerzas y las consecuencias, de<br />
llevar a cabo ese estudio de una manera más científicamente exacta y completa que la titulada<br />
119 Dewey, John. Ob cit pag 145<br />
96
‘política del realismo’. Porque los criterios de corto alcance, el sacrificar el porvenir a los<br />
intereses inmediatos, el cerrar los ojos a los hechos, y a las fuerzas que nos resultan<br />
desagradables y el magnificar lo duradero de aquello que se acomoda a nuestras apetencias<br />
inmediatas, no son cosas ni verdaderamente realistas, ni científicas. Es una falsedad afirmar<br />
que los males de la situación nacen de la falta de ideales; de donde nacen es de los ideales<br />
equivocados. Y estos ideales equivocados tienen a su vez la base en la ausencia de una<br />
investigación metódica, sistemática, imparcial, crítica e incansable, siempre que se trata de<br />
problemas sociales, llevada a cabo en las condiciones ‘reales’ y operantes que llamamos<br />
ciencia, y que han conducido en el campo de la técnica al hombre hasta el dominio de las<br />
energías físicas” 120<br />
Para Dewey el problema entre lo real y lo ideal no está situado en el contexto del idealismo<br />
sino el ámbito de la vida ordinaria. Dewey no cree que la filosofía resuelva el problema entre<br />
de lo real y lo ideal. Tal problema está en el devenir cotidiano. La clave del primer paso para<br />
su solución consiste en liberarnos de los errores de la filosofía, ya mencionados, y que han<br />
consistido en el rechazo a la comprensión del cambio, y en la supuesta existencia de ideales<br />
del espíritu y de la razón apartados de lo material y de lo físico.<br />
120 Dewey, John. Reconstruction in Philosophy, ob cit pag 146<br />
97
SECCION 6. EL SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS DE LA RECONSTRUCCIÓN<br />
LÓGICA.<br />
La interpretación que Dewey realiza del significado de la lógica es asimismo crítica, y forma<br />
parte de su esfuerzo reconstructivo. La lógica ha sido elegida como guardiana de principios<br />
que pretenden establecer la estructura última del universo, bajo el criterio que afirma que el<br />
mundo posee una racionalidad, es decir que es inteligible, y que, por lo mismo, está formado<br />
de acuerdo con leyes. La lógica limita su campo a las leyes del razonamiento correcto; pero lo<br />
correcto puede no llevar a realidades auténticas. Muchos idealistas consideran a la lógica el<br />
sustituto de la antigua metafísica. Es en estos dos campos en los cuales la crítica deweyana se<br />
centra. De un lado, pretende negar que la lógica se ocupe del “razonamiento correcto” y, de<br />
otro, señala su vinculación directa con la tradición. Desde este punto de vista, Dewey<br />
encuentra en la lógica una actividad heredera del aristotelismo, que asume un carácter<br />
demostrativo en la Edad Media, y que luego se apropia de un perfil inductivo para el<br />
descubrimiento de la verdad. Pero, la lógica fue también objeto crítica por parte de la filosofía<br />
alemana, la psicología, las matemáticas, tanto en la línea de la deducción, como en la linea del<br />
descubrimiento inductivo. Sine embargo, el fundamento del trabajo crítico de Dewey se apoya<br />
en el argumento biológico, afirmando que el juicio lógico antes que ser lógico es psicológico.<br />
“El juicio no es, en modo alguno, lógico, sino personal y psicológico. Si es lógico constituye la<br />
función primordial a la que están subordinados el concepto y la deducción; es un subproducto<br />
de ambos; la distinción entre sujeto y predicado es necesaria [...]. Entre los que sostienen que la<br />
relación sujeto predicado es esencial, hay algunos que afirman que el juicio es un análisis de<br />
algo anterior a ambos términos, en tanto que otros afirman que es una síntesis de ellos que da<br />
lugar a algo distinto. Unos sostienen que el sujeto del juicio es la realidad, y otros que la<br />
‘realidad’ es lógicamente sin importancia. Entre quienes niegan que el juicio es la atribución<br />
del predicado al sujeto, y lo consideran como una relación de elementos, hay algunos que<br />
sostienen que esa relación es ‘interna’ y otros que es ‘externa’, mientras que otros afirman que<br />
unas veces es interna y otras veces es externa.” 121<br />
Dewey afirma que pueden aceptarse tales contradicciones en el discurso acerca de la lógica,<br />
sólo si no tienen ninguna importancia práctica. En realidad califica tales contradicciones de<br />
121 Dewey, Ob cit. Cap VI. Página 150.<br />
98
“cómicas” en el caso de que no tengan significado practico. Pero son demasiado graves si se<br />
pretende un significado práctico para la lógica:<br />
“La afirmación convencional de que la experiencia nos hace ver únicamente cómo han pensado<br />
o cómo piensan los hombres, en tanto que la lógica se preocupa de las normas, del cómo<br />
deberían pensar los hombres, es cómicamente absurda. La experiencia ha hecho ver que ciertas<br />
maneras de pensar no han llevado a ninguna parte; peor aún, que han llevado al engaño y a los<br />
errores sistemáticos. Otros modos de pensar demostraron mediante una experiencia clara que<br />
conducían a descubrimientos fructíferos y duraderos.” 122<br />
Dewey afirma que la lógica se ve afectada por la modificación que ha existido en la<br />
comprensión de las relaciones entre la experiencia y la razón, en la medida en que el<br />
pensamiento, según su epistemología pragmatista, es considerado simplemente como un<br />
medio de reconstrucción de la experiencia. En este sentido la lógica pierde su significado<br />
“formal”, en la misma medida en que el pensamiento es comprendido como resultado<br />
biológico natural. Es por esta razón por la que prescindir de su dependencia con la realidad<br />
resulta inaceptable para Dewey. La lógica es simplemente un resultado natural que carece de<br />
las pretensiones formales señaladas por la tradición. Tampoco podría ser interpretada la lógica<br />
como el campo de las estructuras intrínsecas del pensamiento del universo como supusiera<br />
Hegel, ni menos aún como aproximaciones sucesivas a la estructura objetiva del pensamientos<br />
humano bajo el criterio de Lotze. El pensamiento es una reorganización deliberada de la<br />
experiencia. En esta medida, la lógica es la formulación clarificada de los procesos del pensar,<br />
capaces de hacer posible la reconstrucción de la filosofía de modo eficaz.<br />
“Pero si el pensar constituye la manera de llegar a una reorganización deliberada de la<br />
experiencia, entonces la lógica es la formulación clarificada y sistematizada de los procesos del<br />
pensar, capaces de hacer posible que la deseada reconstrucción avance de manera económica y<br />
eficaz. En lenguaje familiar a los estudiosos, la lógica es al mismo tiempo una ciencia y un<br />
arte; una arte en cuanto que partiendo de esa descripción, proyecta métodos mediante los<br />
cuales el pensamiento futuro se beneficiará de las operaciones que conducen al éxito y evitará<br />
aquellas que conducen al fracaso.” 123<br />
Dewey de este modo resuelve la disputa de si la lógica es empírica o normativa, psicológica o<br />
reguladora. Bajo la interpretación deweyana es ambas cosas, en la medida en que suministra<br />
122 Dewey, Reconstrucction in Philosophy. Ob cit. Cap VI. .<br />
123 Dewey, Ob cit. Cap VI. Página 151.<br />
99
el material empírico concreto. El hombre ha razonado desde hace milenios con resultados de<br />
todo tipo. Pero es bajo la experiencia donde se demuestran las consecuencias distintas de los<br />
diferentes modos de investigar y de razonar. Se trata pues de una interpretación de la lógica no<br />
como un camino formal de reglas del pensar, sino como una manera de comprobar el<br />
significado empírico del pensamiento, en el contexto de una relación directa de causa y efecto<br />
comprobada de modo empírico.<br />
“Quien medite en esta manifestación empírica no se quejará de falta de materiales con que con<br />
construir un arte regulador. Cuanto más se estudian los datos empíricos del pensamiento real,<br />
más evidente resulta la conexión entre las características concretas que condujeron al fracaso y<br />
al éxito. Las normas y las reglas de un arte del pensar se derivan de esta relación de causa y<br />
efecto comprobada de manera empírica.” 124<br />
La crítica que hace Dewey es análoga a la hecha por Mill a la lógica. Su argumento histórico<br />
pone a prueba todo tipo de formalidad en la lógica y las matemáticas. Dewey considera que<br />
examinada de esta manera, la lógica es también un resultado tan empírico como la metalurgia.<br />
El hombre primitivo y sus sucesores comenzaron golpeando piedras, de igual modo que<br />
empezaron luego a contar por necesidad. El mismo proceso de constitución del método<br />
científico se llevó a cabo en dicha circunstancia. Algunas veces se tuvo éxito y en otras<br />
muchas se fracasó. Los resultados obtenidos incitaron a nuevas formas de mejoramiento. La<br />
matemática es producto de un largo desarrollo histórico durante el cual se han intentado<br />
diversas formas experimentales en diferentes direcciones. Algunos ejercicios propiciaron<br />
confusión, otros alcanzaron resultados fructíferos y esclarecedores. El método científico a lo<br />
largo de todo este proceso ha sido el hilo conductor del progreso y el conocimiento actuales.<br />
“Los matemáticos contemporáneos pueden presentar la estructura de las matemáticas como si<br />
esta hubiese brotado completa y de golpe del cerebro de un Zeus, que tenía la conformación<br />
anatómica de la lógica pura. Sin embargo, la realidad es que esa estrucutra matemática es<br />
producto de un largo desarrollo histórico, durante el cual se han intentado toda clase de<br />
experimentos.” 125<br />
124 Dewey, Reconstrucction in Philosophy. Ob cit. Cap VI. Página 153<br />
125 Dewey, Ob cit. Cap VI. Página 151.<br />
100
Para Dewey la estructura de las matemática calificada como a priori no es más que el final de<br />
un proceso largo de penosas experiencias, equivalente a los conocimientos obtenidos a lo largo<br />
de los siglos en el manejo y obtención de metales. También el metalúrgico selecciona, refina y<br />
organiza los métodos que el pasado comprobó como eficaces en la práctica. La lógica tiene<br />
fundamentos empíricos, y su importancia radica en ser un resultado empírico antes que ser un<br />
objeto formal y a priori. En el camino reconstructivo, Dewey señala la necesidad de examinar<br />
el pensamiento en sus orígenes biológicos remotos, de modo que se derive de estos<br />
fundamentos la estructura de una nueva lógica que sirva de guía a la experiencia. Ya ha<br />
señalado cómo la experiencia es materia de conducta, de impulsos sensoriales, y cómo el<br />
pensamiento parte de los conflictos concretos propiciados por la experiencia ordinaria.( Ver<br />
sección 2 y 3 Capítulo II). Hemos señalado en dicha sección cómo Dewey afirma que el<br />
pensamiento surge de los problemas concretos de la experiencia. Es de los problemas<br />
concretos propiciados por la experiencia odinaria de donde emerge la reflexión y la<br />
investigación:<br />
“Los seres pensantes son aquellos cuya vida se ve tan apretada y oprimida dentro de sí misma<br />
que no pueden llevar de inmediato el curso de su acción hacia su realización victoriosa” 126<br />
El pensar emerge en situaciones de dificultad sólo en la medida en que éste constituye un<br />
camino para salir de ellas. Pero no sólamente es el pensar el camino de solución de los<br />
problemas. También el sueño, el embelesamiento, las idealizaciones emotivas son caminos<br />
que estudia la psicología moderna, en los que se evidencia la tendencia a solucionar<br />
problemas. Dewey sigue de cerca las explicaciones que da la psicología a los recusos humanos<br />
ante las situaciones de dificultad, y que pretenden eliminar las sensaciones conscientes de la<br />
angustia. Señala que la investigación nace como respuesta a una situación o condición<br />
problemática. La búsqueda sistemática, minuciosa, extensa y la observación son formas en que<br />
la investigación se ejecuta para obtener resultados que permitan la resolución de problemas:<br />
“El pensar, cuando es un método de reconstrucción de la experiencia, por otro lado, considera<br />
la observación de los hechos como paso indispensable para definir el problema, para localizar<br />
la dificultad y de dónde proviene esta, en lugar de conformarse con una sensación vaga y<br />
emotiva. Ese pensamiento no es casual, sin finalidad, no es una mezcolanza, sino que es<br />
intencionado, concreto delimitado, por el carácter de la dificultad encontrada. Su finalidad es la<br />
126 Ver sección 2 y 3 Capítulo I de este trabajo. ( Dewey, Reconstrucction in Philosophy. Ob cit. Cap VI. Página<br />
154)<br />
101
de aclarar la situación perturbada y confusa, a fin de que puedan sugerirse modos razonables de<br />
hacerle frente. Cuando el científico da la sensación de que observa sin finalidad determinada es<br />
simplemente que está poseído de un amor tan grande hacia los problemas como fuentes y guías<br />
de la investigación, que trata de descubrir un problema allí donde no aparece ninguno en la<br />
superficie; podríamos decir que anda a la cabeza de una dificultad para darse el gusto de<br />
resolverla.” 127<br />
La vieja forma de contemplar el proceso de conocimiento ha propiciado desde la antigüedad la<br />
emergencia del idealismo, calificado como “sonambulismo intelectual”. Tal hábito generó la<br />
presencia de “pensadores” que se mantienen alejados de la práctica, esto quiere decir que se<br />
mantienen alejados de la posibilidad de someter a prueba la consistencia de su pensamiento.<br />
Esta es la consecuencia de haber separado la teoría de la práctica con las consecuencias<br />
funestas ya señaladas. (Ver Secciones 1 a 3 del capítulo II). Las dificultades observadas en los<br />
hechos concretos poseen además un significado que está representado en el alcance que<br />
representa para la experiencia subsiguiente. Se trata de una anticipación de lo que está por<br />
venir:<br />
“ El herrero se fija en el hierro, en su color y contextura para sacar indicaciones de la<br />
transformación que está a punto de ocurrir en el mismo. El médico observa a su enfermo para<br />
descubrir síntomas de un cambio en alguna dirección determinada. El científico vigila atento su<br />
material de laboratorio para obtener una clave de lo que ocurrirá bajo determinadas<br />
condiciones.” 128<br />
Dewey resalta que la observación no es en sí misma una finalidad, sino una búsqueda de<br />
indicaciones y señales, y que de ella emerge la previsión anticipadora. Pero en el proceso de<br />
acción el modo de respuesta está siempre bajo el modelo científico del ensayo y el error, del<br />
tanteo:<br />
“Ahora bien, el método de acción, el modo de responder con que se pretende producir un<br />
determinado resultado, es decir, el que capacitará al herrero para dar al hierro caliente una<br />
forma determinada, al médico para dar al paciente un tratamiento que facilite su curación, y al<br />
experimentador científico sacar una conclusión aplicable a otros casos, son por la naturaleza<br />
misma del caso simples tanteos, inseguros mientras los resultados no los hayan<br />
comprobado.” 129<br />
127 Dewey, Reconstrucction in Philosophy. Ob cit. Cap VI. Página 157<br />
128 Dewey, Ob cit. Cap VI. Página 159.<br />
129 Dewey, Reconstrucction in Philosophy. Ob cit. Cap VI. Página 159.<br />
102
Es en este sentido como la lógica también se inscribe dentro del la experiencia. Todo sistema,<br />
por muy sólido y trabajado que parezca, debe siempre ser mirado como una hipótesis. Sus<br />
afirmaciones deben ser siempre miradas como base para acciones que servirán de<br />
comprobación, no como finalidades.<br />
103
CAPITULO III. ANÁLISIS DE ALGUNOS ELEMENTOS VINCULADOS CON LA<br />
PROPUESTA DEWEYANA<br />
SECCION 1. LA NOCIÓN EXPERIENCIA DEL PRAGMATISMO DEWEYANO<br />
El papel de la experiencia en el conocimiento y su doble dimensionalidad.<br />
Es preciso hacer una breve recapitulación en relación con el significado de la experiencia. Ya<br />
hemos afirmado que la noción de experiencia que se encuentra en la propuesta deweyana<br />
forma parte de un planteamiento cuyo objetivo no se limita a la descripción del proceso del<br />
conocimiento según el modelo epistemológico tradicional (sujeto cognoscente –objeto<br />
conocido). La experiencia no se sitúa en un plano opuesto al de la razón contemplativa sino<br />
que se constituye en el único lugar desde el que puede establecerse el conocimiento. La<br />
simplicidad de su planteamiento choca en gran medida con el hábito que la filosofía ha creado<br />
durante siglos en la mente de los filósofos herederos del clasicismo. Desde su perspectiva, la<br />
naturaleza se halla vinculada inseparablemente con la experiencia, y solo puede conocerse<br />
mediante la experiencia misma; los estrechos vínculos de la naturaleza con la experiencia<br />
humana se remontan al ámbito biológico y evolutivo. En realidad, según Dewey, poseemos la<br />
experiencia que nos ha otorgado la naturaleza por el camino de la evolución. En otras palabras,<br />
podemos experimentar la naturaleza gracias a los dones con los que la naturaleza misma ha<br />
dotado al conocimiento humano. Y es precisamente el camino de la experiencia humana con<br />
su significado biológico el que permite desentrañar la naturaleza misma del cosmos en función<br />
de nuestro conocer y de nuestra vida.<br />
El proceso del conocimiento se ha estructurado de modo semejante en las especies, incluida la<br />
humana, como una mediación entre el redescubrimiento de lo nuevo a través de lo viejo. En<br />
pocas palabras, se trata de reconocer aquella manera de pensar que establece conexiones<br />
operantes entre los nuevos y los viejos temas, bajo la idea de que no podemos hacernos dueños<br />
104
de lo nuevo, y ni siquiera mantener lo presente, si no es mediante el servicio que como<br />
instrumentos podemos encontrar en las ideas que ya tenemos. El conocimiento nuevo y el<br />
viejo toman significados epistemológicos definidos cuando están en presencia el uno ante el<br />
otro. Lo viejo es siempre un instrumento para interpretar el nuevo conocimiento, y mientras<br />
mayor sea la distancia que hay entre lo nuevo y lo viejo, mayor es la carga que pesa sobre la<br />
reflexión. Tal ha sido la actividad del científico cuando hace historia natural. En su propósito<br />
se pretende una reconstrucción del pasado que relacione elementos y secuencias no observadas<br />
pero sí inferidas. De esta manera se pueden predecir observaciones en ciertos lugares sobre<br />
determinados acontecimientos, de modo que se obtenga un conocimiento que puede ser<br />
comprobable en el futuro. Aquí aparece la noción de experimento como la estrategia que pone<br />
a prueba tal predicción. Este es en gran medida el centro del método empírico o denotativo<br />
que pone de manifiesto que la ciencia vive de la experiencia en modo permanente, y que hace<br />
de ella su aproximación a la naturaleza.<br />
Una de las inflexiones del pensamiento deweyano en relación con la tradición consiste en<br />
reconocer en la naturaleza el objeto mismo de la ciencia. No es la noción de verdad clásica la<br />
que motiva la investigación, sino el poder transformar la naturaleza el motor que pone en<br />
movimiento el conocimiento humano. Experiencia y naturaleza han sido separadas de modo<br />
injustificable por la tradición, trayendo consigo un sinnúmero de problemas y<br />
pseudoproblemas que han ocupado a la filosofía, procediendo de este trabajo buena parte del<br />
descrédito en el que se encuentra sumergida la filosofía. Antes que ser trascendida, la<br />
naturaleza es el lugar ordinario de la experiencia y del conocer. Dewey, en su análisis, no se<br />
introduce en el hábito que la filosofía clásica ha impuesto. Discutir dicho hábito significaría<br />
analizar las preguntas de la epistemología tradicional que establece las tajantes distinciones<br />
entre sujeto y objeto, o la estructura a priori del conocimiento que propuso Kant, o los<br />
argumentos dialécticos como vía de explicación de lo natural. Libre de tales ataduras, el<br />
pensamiento deweyano deja para la historia del pensamiento occidental tales enfoques, y<br />
promueve el examen mismo de la ciencia y su método, como un lugar en el que se evidencia la<br />
vinculación directa entre la experiencia y la naturaleza. Si bien el naturalismo empírico<br />
deweyano pretende explicar nuestra condición natural cognoscitiva, de igual manera pretende<br />
ser explicación del conocimiento de la ciencia. Tanto la ciencia como el hombre particular<br />
elaboran un conocimiento en el que desde observaciones se hacen preguntas y comparaciones<br />
105
con resultados congnitivos previos, y que establecen la posibilidad de colegir circunstancias y<br />
a la vez predecir nuevas condiciones:<br />
“Un geólogo en 1928 nos habla de los acontecimientos que tuvieron lugar no solo<br />
antes de que él naciera, sino millones de años antes de que ser humano alguno hubiera<br />
venido a la existencia sobre la tierra. Lo hace así partiendo de cosas que son<br />
actualmente el material de la experiencia. ( ...) El geólogo no saltó de la cosa que<br />
puede ver y tocar a un acontecimiento de las edades pasadas; colacionó la cosa<br />
observada con otras muchas, y de diferentes géneros, que se encuentran por todo el<br />
globo; y comparó los resultados con los de otras comparaciones anteriores, y con los de<br />
otras experiencias, digamos las del astrónomo. Esto es, el geólogo traduce las<br />
coexistencias observadas, en secuencias no observadas inferidas. Finalmente fecha su<br />
objeto situándolo en un orden de acontecimientos. Mediante el mismo método predice<br />
que en ciertos lugares se observarán ciertas cosas de que no se tiene todavía<br />
experiencia.” 130<br />
En tal planteamiento se hace visible la dependencia entre la ciencia y la experiencia. Tal<br />
dependencia es debida a la relación existente entre la experiencia y la naturaleza. Si bien esta<br />
dependencia tiene raíces biológicas como lo hemos dicho, también posee una segunda<br />
dimensión instrumental:<br />
“La naturaleza intrínseca de los acontecimientos se revela bajo la forma de cualidades<br />
directamente sentidas de las cosas. La estrecha coordinación y hasta fusión de estas<br />
cualidades con las regularidades que forman los objetos del conocimiento, en el sentido<br />
propio de la palabra ‘conocimiento’, caracteriza la experiencia inteligentemente<br />
dirigida, a diferencia de la experiencia simplemente causal y acrítica”. 131<br />
Aquí se observa el doble significado de la experiencia. De una parte, la experiencia se nos<br />
muestra con todos los problemas que han caracterizado a la gnoseología. Sobre el particular ya<br />
hemos descrito la postura crítica de Dewey, con declarado carácter antimetafísico y también<br />
antiepistemológico (en el sentido clásico). De otro, se observa la noción de experiencia bajo la<br />
perspectiva instrumental, según la cual la experiencia deja de ser pasiva y acrítica para<br />
constituirse en el ingrediente esencial del conocimiento. Dewey pretende encontrar una<br />
similitud en la problemática que vincula al lenguaje con ese doble dimensionalidad. El<br />
lenguaje posee una dimensión cultural instrumental como elemento de cooperación social y de<br />
130 Dewey, John. Experience and Nature, pag XVI introducción. Ob cit<br />
131 Dewey, John. Experience and Nature, pag XIV introducción. Ob cit<br />
106
compenetración, y otra como un acontecimiento simplemente natural consistente en los gritos,<br />
la voz animal, las ondas y el aire. No será tema de nuestro análisis la problemática del<br />
lenguaje. No obstante, baste afirmar que el lenguaje participa dentro de esta perspectiva del<br />
carácter de instrumento, con serias implicaciones sociales y, por iguales razones, con un<br />
significado educativo.<br />
Retornando a nuestro análisis, subrayemos que Dewey ha sostenido de modo rotundo que en<br />
las ciencias naturales la experiencia y la naturaleza son inseparables, y que tal unión no ha<br />
sido descalificada por ningún filósofo, y mucho menos por ningún científico. Muy al<br />
contrario, esta indisolubilidad es el camino mismo de la experiencia, que de modo controlado<br />
permite, mediante el método empírico, que sus conocimientos se muestren como<br />
verdaderamente científicos. Es precisamente este el lugar en que la teoría es comprendida<br />
como un puente colgante entre los hechos. 132 La experiencia es para Dewey parte de la<br />
naturaleza:<br />
“Las piedras las plantas, los animales, las enfermedades, la salud, la temperatura, la<br />
electricidad, etc. Cosas en ciertas formas de acción mutua son experiencia; ellas son aquello de<br />
que se tiene experiencia. Vinculadas en otras determinadas formas a otro objeto natural -el<br />
organismo humano- son igualmente la manera como se tiene experiencia de las cosas. La<br />
experiencia llega así a descender al fondo de la naturaleza; tiene profundidad. Tiene también<br />
anchura y la tiene con una amplitud indefinidamente elástica. Se extiende. Este extenderse<br />
constituye la inferencia.” 133<br />
En suma, Dewey quiere sostener que la ciencia misma es la forma de la experiencia, prueba<br />
de tal hecho es que la ciencia se presenta como la capacidad de penetración y de elasticidad<br />
casi sin límites que despliega en la naturaleza como parte de ella. En la ciencia natural la<br />
experiencia es el punto de partida, y es a la vez el único método de habérnoslas con la<br />
naturaleza. De alguna manera, hablar de experiencia y hablar de ciencia es tautológico.<br />
“La razón es que todo lo designado por la palabra ‘experiencia’ está tan<br />
adecuadamente incorporada a los temas y los procedimientos de la ciencia, que<br />
mencionar la experiencia solo sería duplicar con un término general lo abarcado ya en<br />
términos precisos.” 134<br />
132 Ver Dewey, John Experience and Nature cap I. Ob cit.<br />
133 Ver Dewey, John Experience and Nature cap I. Ob cit página 6.-<br />
134 Ver Dewey, John Experience and Nature cap I. Ob cit página Capítulo I, página 12.<br />
107
Tal posición se opone de modo radical a la investigación filosófica que puso a la experiencia<br />
lejos del escenario del conocimiento. La tradición cartesiana puso en un lugar inferior a la<br />
experiencia y al experimento, en comparación con la intuición y el raciocinio, hasta que se<br />
impuso el triunfo del método galileano y newtoniano que reubica el significado de la<br />
experiencia para el conocimiento científico. En este argumento se expresa el vínculo que<br />
existe entre la naturaleza y la experiencia. Pero no es sin duda el único lugar en el que hallar<br />
tal unión. El esfuerzo de Dewey consiste en eliminar el hábito que las ha separado. Deshacer<br />
tal hábito es un importante propósito de su investigación psicológica y epistemológica que ya<br />
hemos comentado (véase Capítulo II ).<br />
No obstante este gran esfuerzo explicativo, que justifica la estrecha e inseparable vinculación<br />
de la experiencia con la naturaleza, pervive la crítica que Cohen ha hecho a Dewey 135 -quien le<br />
acusa de exceso de antropocentrismo-, al hacer inviable toda teoría sobre la naturaleza no<br />
humana o física, y reducirlo todo al dominio de la experiencia del hombre. Cohen señala que<br />
la postura deweyana es radicalmente empirista, impidiendo que podamos traspasar el ámbito<br />
de la experiencia; alude, como Kant, a la posibilidad de una realidad previa a la experiencia o,<br />
como los metafísicos, a una realidad más allá de la experiencia. Dewey, por el contrario, niega<br />
cualquier posibilidad de explicación trascendental, afirmando, no sin dificultades, que la<br />
naturaleza está dentro de la experiencia. Su planteamiento supone que no es posible hablar de<br />
la realidad más allá de lo que permite nuestra experiencia, con lo que al mismo tiempo<br />
pretende hablar de la continuidad entre la naturaleza y la experiencia. La explicación<br />
deweyana para tal continuidad puede tener elementos confusos, sin duda. Lo definitivo está en<br />
comprender que la objeción de Cohen es respondida, afirmando que la pretensión de<br />
diferenciar lo humano de lo no humano en la experiencia carece de sentido, pues la<br />
formulación de tal interrogante se hace bajo una perspectiva de discontinuidad entre la<br />
naturaleza y la experiencia. La experiencia no es cosa distinta de la naturaleza misma, y es<br />
precisamente en la naturaleza en que la experiencia se hace presente al ser humano.<br />
135 Ver Cohen, “ Nature in Experience ( 1940) .<br />
108
“Tanto la experiencia se encuentra en la naturaleza, como la naturaleza se encuentra en la<br />
experiencia.” 136<br />
Bajo esta perspectiva, la experiencia puede ser comprendida como un tipo de eventos que se<br />
producen en la naturaleza, y la experiencia contiene naturaleza por ser algo de ella misma, y<br />
que ella misma posibilita. Ahora bien, es preciso aclarar que por continuidad no puede<br />
entenderse identidad. La continuidad entre experiencia y naturaleza quedaría expresada bajo el<br />
siguiente punto de vista:<br />
“La experiencia es exploradora, transformadora y liberadora de la naturaleza. A través<br />
de la experiencia, los caminos y potencialidades de nosotros mismos y de las cosas<br />
llegan a hacerse manifiestas.” 137<br />
Experiencia como eje de la acción reconstructiva.<br />
Dewey ha descrito el deber de la filosofía “como una teoría generalizada de criticismo” 138 , y a<br />
la metafísica la señala como una búsqueda de un insigth genérico dentro de la existencia, 139<br />
para la que todo lo vinculado a la experiencia es un elemento contaminante de cara a<br />
alcanzarlo. La problemática propiciada por la metafísica puede ser resuelta desde la propuesta<br />
deweyana, consistente en dos elementos: de un lado, la negación de tal insight y, de otro, la<br />
reubicación de la experiencia como única vía posible de conocimiento. La estructura de la<br />
experiencia es precisamente la experiencia vivida. Conocer significa conocer con nuestro<br />
cerebro, conocer con los dones con los que la naturaleza misma nos ha dotado para<br />
experimentarla y transformarla. Lejos de esta perspectiva está el criterio de conocimiento de<br />
las cosas tal y como son en realidad; aquí es preciso señalar que el pragmatismo deweyano<br />
considera las cosas, las ideas y “verdades” como realidades prácticas, ya que todas ellas lo<br />
son, aunque en sentidos diferentes. Por interpretaciones erróneas de estos sentidos fue por lo<br />
que aparecieron las injustas acusaciones en contra del pragmatismo. La epistemología<br />
deweyana es una reelaboración cercana al empirismo, aunque como ya hemos afirmado, está<br />
136 Alexander, Thomas John Dewey’s Theory of Art, Experience and Nature. State University of N York Press,<br />
1987.<br />
137 Dewey, John. (EN, capítulo I )<br />
138 Cifrado en Experience and Nature, pag XVI introducción. Ob cit.<br />
139 Ibid, página 440.<br />
109
muy apartada de su punto de vista, pues el empirismo aún considera la experiencia como una<br />
vía inadecuada pero útil para el hábito racionalista de la tradición.<br />
“La importancia peculiar que tiene en la filosofía el punto de vista y la perspectiva que éste<br />
constituye, se ve acrecentada por el hecho que en la historia de la filosofía una gran parte de los<br />
puntos de vista contrastantes ha sido elaborada según el modo en que el mundo aparecía desde<br />
ellos, es decir según las categorías fundamentales mediante las cuales se deben comprender las<br />
cosas del mundo. Los significados conferidos a las palabras e ideas que prácticamente se<br />
repiten en todos los sistemas, tienden a fijarse de tal manera que parecería que no quedara otra<br />
posibilidad de elección que dar a los nombres -y a los problemas a que se refieren- el<br />
significado establecido por alguno de los puntos de vista filosóficos del pasado. En la medida<br />
en que una filosofía se aleja de los viejos puntos de vista [...] tanto el autor como aquellos a los<br />
que se dirige se encuentran en dificultades. El primero debe utilizar palabras con significados<br />
fijados en condiciones establecidas según puntos de vista más o menos extraños, y los últimos<br />
deben empeñarse en una especie de traducción imaginaria.” 140<br />
Una de las dificultades a quealude esta observación se hace evidente en el interior de su<br />
propuesta misma. De un lado, Dewey se ve obligado a hablar de experiencia, pero con un<br />
significado cuya resonancia histórica tradicional ha condicionado su valor, limitándolo. De<br />
otro lado, tiene que luchar con lo que significa la experiencia para el movimiento empirista<br />
que le antecedió. La historia de la filosofía posee una larga tradición empirista que en algunos<br />
casos es abiertamente sensualista, y el significado que tiene para el empirismo la experiencia<br />
es otro elemento del que Dewey se aparta. Debe dar entonces un nuevo significado al concepto<br />
de experiencia, y criticar el desvío empirista que ve a la experiencia como una escalera rota,<br />
pero utilizable para elevarse a un nivel de experiencia absoluta, que no es otra cosa que una<br />
nueva forma de idealismo. Sin embargo, su nuevo significado está ligado a la naturaleza y<br />
aquí es preciso afirmar que Dewey encuentra problemas, porque debe explicar las relaciones<br />
que hay entre la experiencia y la naturaleza, y determinar en qué medida la naturaleza forma<br />
parte de la experiencia, y la experiencia de la naturaleza, esto es, debe explicar su<br />
dependencia:<br />
“Al hablar de dependencia quiero significar que los instrumentos intelectuales, los órganos<br />
para la comprensión de los nuevos objetos específicos de las experiencias, son proporcionados<br />
por las ciencias naturales, no que los objetos experimentados en tanto experimentados deban<br />
140 Dewey, John, El hombre y sus problemas. Versión castellana de Eduardo Prieto, Editorial Paidós, Argentina<br />
1952 página 172<br />
110
ser traducidos a objetos de las ciencias físicas: esta última concepción conduciría a un<br />
naturalismo como el materialismo mecanicista.” 141<br />
Otros elementos implicados en la crítica deweyana<br />
Es preciso afirmar que la crítica que Dewey hace a la filosofía en general es demasiado<br />
amplia. Acusar a la filosofía como tradición de no haberse ocupado de los verdaderos<br />
problemas que le competen es, sin duda, una afirmación que puede pecar al menos de<br />
generalidad. No obstante, la propuesta deweyana de interpretación de la tradición filosófica<br />
precedente debe ser examinada bajo la perspectiva de su contexto. Su crítica también es<br />
inseparable de su contexto histórico, en donde la filosofía es comprendida también como una<br />
expresión cultural, y en el que tales juicios a pesar de encontrar excepciones son pertinentes.<br />
Se trata ante todo de una crítica a la filosofía que sólo se ha interesado por una realidad<br />
superior que determina la tarea que debe realizar la investigación. La generalidad con la que<br />
Dewey se expresa es justificable en la medida en que tal punto de vista condiciona la forma en<br />
que el mundo es contemplado, de igual manera que el papel mismo de la filosofía.<br />
La interpretación que realiza Dewey de la historia de la filosofía como producto cultural le<br />
lleva a hacer generalizaciones que acaban en lugares comunes. En la historia de la filosofía<br />
muchos de los significados conferidos a las palabras e ideas se repiten y fijan en los sistemas.<br />
Dewey sostiene que, en la medida en que una filosofía se aparta de tales significados, tanto su<br />
autor como los sistemas mismos en cuestión se hallan en problemas. Incluso el empirismo, que<br />
parecería ser afín a la propuesta deweyana, se encuentra en problemas, en la medida que sigue<br />
atado en la perspectiva de la tradición.<br />
“En la historia de la filosofía hay una larga tradición de empirismo; en conjunto tal tradición,<br />
en su lógica y ontología, es particularista y nominalista, si no abiertamente sensualista. Cuando<br />
el empirismo se ha mantenido alejado de estas limitaciones, lo ha hecho en general<br />
considerando a la experiencia humana como una escala rota pero aún utilizable, para elevarse a<br />
una experiencia absoluta, y ha habido un vuelo hacia alguna forma de idealismo cósmico. La<br />
141 Dewey, John, El hombre y sus problemas. Versión castellana de Eduardo Prieto, Editorial Paidós, Argentina<br />
1952 página 173.<br />
111
presentación de un concepto de la experiencia que la vincula con la naturaleza, con el cosmos,<br />
pero que sin embargo construiría su concepto de la experiencia sobre la base de las<br />
conclusiones alcanzadas en las ciencias naturales, encuentra dificultad en hallar modos de<br />
expresarse que no la reduzcan a alguna de las perspectivas opuestas a las que ha sancionado la<br />
historia”. 142<br />
El empirismo también se halla incrustado en tradición que contempla el mundo bajo las<br />
categorías de un saber absoluto e ideal, cercano por lo mismo al platonismo. Es por esta razón<br />
por la que Dewey no se adhiere a la propuesta empirista; ésta se halla enraizada también en la<br />
tradición, y la noción de naturaleza que tiene no es compatible con la propuesta de interacción<br />
entre naturaleza y experiencia elegida por aquél.<br />
Una de las críticas a la postura deweyana acerca de la experiencia fue realizada por Morris<br />
Cohen (ya ha sido comentada en este capítulo). Consiste en acusar a la perspectiva deweyana<br />
de exceso de antropocentrismo, y de ser incapaz de formular una teoría adecuada de la<br />
naturaleza no humana o física. 143 Sostiene que el hecho de que la experiencia implique un<br />
elemento humano, es una limitación para una filosofía que considera la experiencia como<br />
fundamental en los asuntos humanos, dado que constituye su único material. Y que, por esto,<br />
tal filosofía no admite proposiciones en torno a cosas tales como, por ejemplo, el origen de la<br />
vida sobre la tierra, o los hechos de las eras geológicas anteriores al advenimiento del hombre,<br />
y por lo tanto necesariamente de la experiencia humana. La existencia de la experiencia es un<br />
hecho, como lo es también el que los órganos de la experiencia como nuestro cuerpo, el<br />
sistema nervioso, nuestros sentidos, nuestros ojos, etc., son los medios a través de los cuales<br />
accedemos al mundo no humano. Dentro del concepto de experiencia, en el contexto de la<br />
explicación deweyana, sobreviven entonces los siguientes interrogantes:<br />
1. ¿Es la experiencia en sí misma natural, y considerable de este modo como un producto de<br />
la naturaleza<br />
2. ¿Es la experiencia en algún sentido algo supranatural, o subnatural y extraño<br />
142 Dewey, John, El hombre y sus problemas. Versión castellana de Eduardo Prieto, Editorial Paidós, Argentina<br />
1952.<br />
143 El artículo escrito por Cohen se titula “Some Difficulties in John Dewey’s Antropocentric Naturalism”,<br />
publicado por primera vez en The Philosophical Review, Vol XLIX, 1940 y después incluido en Studies in<br />
Philosophy and Science, N York, Henry Holand Co.,1949.<br />
112
3. Si se considera que la experiencia es algo natural, ¿cómo puede describirse la continuidad<br />
entre la experiencia y la naturaleza<br />
La respuesta de Dewey al primer interrogante es ciertamente afirmativa. No sólo la<br />
experiencia es natural, sino que se trata de la experiencia del género humano, con la que la<br />
naturaleza ha dotado nuestro cerebro y nuestros sentidos, configurando de esta manera un<br />
aparato de conocimiento que depende de nuestra estructura biológica. Así, en las cosas<br />
experimentadas como objetos de la experiencia humana se encuentran cualidades y relaciones<br />
que no dependen de los objetos físicos, como sus propias cualidades, valores y fines. Dewey<br />
ha sostenido que el dominio del deseo, los sentimientos y la fantasía del hombre ha de estar<br />
tan presente en una teoría filosófica como lo puede estar la física matemática:<br />
“Las cualidades y los valores que no son caracteres de los objetos de la ciencia natural tal como<br />
se los conoce ahora, estuvieron en un tiempo fundidos con el material de lo que se consideraba<br />
era la ciencia. Toda cosmología clásica o teoría de la naturaleza está construida de esta manera.<br />
El progreso de la misma ciencia material es lo que ha destruido aquella cosmología, y como<br />
prueba la historia de la filosofía moderna, esta destrucción produjo la crisis representada por la<br />
separación que se expresa en la oposición dualista del sujeto y el objeto, del espíritu y la<br />
materia, de la experiencia y la naturaleza. El problema aquí implicado es tal que todas las<br />
filosofías deben enfrentarlo: cualquier opinión, como la que yo he expuesto, puede sólo se<br />
criticada inteligentemente desde el punto de vista de alguna teoría opuesta, en tanto las teorías<br />
de la bifurcación padecen por dificultades y complicaciones que les son propias tal como lo<br />
demuestra con abundancia la historia del pensamiento moderno. La afirmación de la<br />
continuidad de la experiencia y la naturaleza tiene sus dificultades. Pero no se las resuelve, ni<br />
se refuta la teoría, traduciendo su contenido en los términos de una teoría que afirma que la<br />
presencia del factor humano en la experiencia cierra el paso desde la experiencia al mundo no<br />
humano y físico. 144<br />
El significado de la experiencia es mucho mayor que el que la tradición le ha otorgado. La<br />
experiencia deweyana se inscribe en la noción ofrecida por James, en la que la vida e historia<br />
de los hombres abarca la totalidad de lo que hacen y padecen, lo que luchan por conseguir, lo<br />
que se ama, se cree, se soporta. Esta noción amplia de experiencia es ciertamente una de las<br />
estrechas relaciones entre Dewey y James.<br />
“Experiencia denota el campo plantado, la simiente sembrada, las cosechas recogidas, los<br />
cambios del día y de la noche, de la primavera y del otoño, de la humedad y sequedad, de calor<br />
y de frío, que se observan, se temen, se ansían, y denota también aquel que planta, y cosecha,<br />
144 Dewey, John, El hombre y sus problemas. Versión castellana de Eduardo Prieto, Editorial Paidós, Argentina<br />
1952. Página 176.<br />
113
trabaja y se recrea, espera, teme, hace planes, invoca la magia o la química en su ayuda, aquel<br />
que resulta abatido o triunfante. Es una palabra de doble filo en cuanto su integridad primaria<br />
no reconoce división alguna entre el acto y el material, el sujeto y el objeto, sino que contiene a<br />
ambos en una totalidad no analizada todavía. ‘Cosa’ y ‘pensamiento’ como dice James en el<br />
mismo texto, son de un solo filo; se refieren a productos discernidos por la reflexión en la<br />
experiencia primaria. 145<br />
El carácter de la experiencia como algo supranatural es abiertamente negado. No sólo no es<br />
algo sobrenatural, y menos aún subnatural en sentido de inferior, como lo ha querido sostener<br />
la tradición. La experiencia, en sentido estricto, es el modo como el conocimiento es posible,<br />
es en ella como opera la ciencia misma; y el propio modelo de la ciencia se sirve de ella como<br />
criterio de cientificidad o de “verdad” en pleno sentido instrumental y pragmatista. La<br />
experiencia no solamente se halla ligada a la naturaleza, sino que al contexto de la naturaleza,<br />
a los dones biológicos con los que se ha dotado el conocimiento humano, a los que<br />
inseparablemente se encuentra ligada. Esto lleva a pensar que no hay otra forma distinta de<br />
experiencia que la que resulta de la interacción entre nuestros condicionamientos biológicos y<br />
la naturaleza en sentido estricto. Tal postura ha sido criticada por Cohen, como lo hemos<br />
referido. Sin embargo, tal crítica es contestada por Dewey con varios argumentos 146 . El<br />
método empírico es el único método capaz de hacer justicia al concepto amplio de experiencia.<br />
La razón de la incapacidad de los demás métodos propuestos por la tradición consiste en que<br />
tales métodos empiezan por los resultados de una reflexión que rasgó de modo injustificado el<br />
objeto de la experiencia y las operaciones o estados en los que consiste la experiencia misma,<br />
como cosas distintas y separadas.<br />
“El problema es entonces el de juntar de nuevo lo que se separó [...]. Para el método empírico<br />
no hay nada tan imposible de resolver como este problema. Su problema es del de registrar<br />
cómo y por qué se diferencia el todo en sujeto y objeto, naturaleza y operaciones del espíritu.<br />
Hecho esto, está en posición de ver a qué efecto se hizo la diferenciación: cómo funcionan los<br />
factores diferenciados en la ulterior dirección y enriquecimiento de los objetos de la<br />
experiencia en bruto pero total. El método no empírico parte de un producto de la reflexión<br />
como si fuese lo originalmente ‘dado’ ” 147<br />
145 James,William. Essays Empiricism, página 10, citado por Dewey, John en Experience and Nature, Ob cit<br />
página 12. El artículo escrito por Cohen se titula “Some Difficulties in John Dewey’s Antropocentric<br />
Naturalism”, publicado por primera vez en The Philosophical Review, Vol XLIX, 1940 y después incluido en<br />
Studies in Philosophy and Science, N York, Henry Holand Co.,1949. (Ver además nota anterior)<br />
146 Ver Nota anterior.<br />
147 Dewey, John. Experience and nature. Ob cit. Página 13.<br />
114
Tal es la constante y reiterada crítica de Dewey al método no empírico: la injustificable<br />
separación entre objeto y sujeto, espíritu y materia (bajo cualquier palabra o denominación con<br />
las que nos refiramos a ellos), como entidades separadas e independientes. De aquí la<br />
necesidad de reconstrucción de la filosofía. Se trata de superar el pensamiento dicotómico que<br />
ha fragmentado la realidad y ha dejado a la experiencia al margen del conocimiento, en<br />
función de la búsqueda de un conocimiento “verdadero”, estrechamente vinculado con la<br />
tradición y la dominación. Al cumplimiento de tales funciones sociales estuvo estrechamente<br />
ligada la filosofía. El papel renovado de la filosofía de Dewey posee entonces en esta línea de<br />
pensamiento una nueva y particular característica. Si bien la filosofía debe adquirir el método<br />
de la ciencia, como lo ha propuesto en reiteradas ocasiones en sus obras, la misión de la<br />
filosofía es también de carácter moral, es decir, práctico. Las filosofías que no reconocen esta<br />
función en la filosofía contienen propiedades indeseables que las llevan a proclamarse como<br />
puramente congnoscitivas, lo que las pone en condición de rivalizar con la ciencia, y a<br />
descuidar el campo que tienen como propio, esto es, la posibilidad de dirigir la actividad<br />
humana en el reino de los valores. 148 Pero no se trata de funciones separadas o independientes.<br />
También aquí se trata de superar todo dualismo, todo pensamiento fragmentador. La función<br />
de la filosofía ha sido explicada de modo claro en la obra The quest for Certainly:<br />
“¿Cuál sería la función de la filosofía si cesase de tratar el problema del conocimiento de la<br />
realidad en general De hecho su función consistiría en facilitar la fecunda interacción de<br />
nuestras creencias cognoscitivas, nuestras creencias fundadas en métodos de investigación más<br />
seguros, con las creencias practicas en torno a los valores, los fines y los propósitos que<br />
deberían dirigir la acción humana en las cosas en que tienen una importancia humana<br />
amplia.” 149<br />
La otra dimensión del método empírico consiste en servir de criterio en el examen de los<br />
métodos no empíricos de la tradición. Su posición crítica se encargará de señalar que tales<br />
métodos no dan una satisfactoria explicación sobre el proceso del conocimiento, es decir, en<br />
fijar sus contradicciones y debilidades:<br />
148 Cifrado Dewey, John, El hombre y sus problemas. Versión castellana de Eduardo Prieto, Editorial Paidós,<br />
Argentina 1952. Página 176.<br />
149 Dewey, John. The Quest for Certainty, pág 10.<br />
115
“El método no empírico tiene el deber de responder cómo es posible el conocimiento, es decir,<br />
cómo un mundo exterior puede afectar a un mundo encerrado en su intimidad, y cómo los actos<br />
del espíritu pueden llegar más alla de éste y hacer presa en objetos definidos en contraposición<br />
a ellos. Naturalmente ese método se siente perplejo para responder, puesto que sus premisas<br />
hacen del hecho del conocimiento un hecho que ni es natural ni es empírico. Tal pensador se<br />
vuelve un materialista metafísico y niega la realidad a lo espiritual; tal otro se vuelve idealista<br />
psicológico y sostiene que la materia y la fuerza son acontecimientos físicos simplemente<br />
disfrazados. Van proponiéndose soluciones en un esfuerzo desesperado, o bien las diferentes<br />
escuelas amontonan una complicación intelectual sobre otra simplemente para llegar por un<br />
largo y tortuoso camino a aquello que la experiencia ingenua tiene ya en su propio poder. 150<br />
Para el empirismo naturalista el problema clásico entre sujeto y objeto no está en su relación<br />
bajo un a priori que los separa, con las consecuencias que inevitablemente siguen a tal<br />
separación. La vía del empirismo naturalista consiste en distinguir en la reflexión lo físico y<br />
mantenerlo en aislamiento temporal para retornar a la experiencia con espíritu de prueba, es<br />
decir, con el espíritu experimental renovado por los objetos secundarios de la reflexión:<br />
“La respuesta no hay que buscarla lejos. Distinguir en la reflexión lo físico y mantenerlo en<br />
aislamiento temporal es entrar por la ruta que conduce a los útiles y las tecnologías, a la<br />
construcción de mecanismos, a las artes que se siguen del despertar de las ciencias. Es evidente<br />
que estas construcciones hacen posible una mejor regulación de los asuntos de la experiencia<br />
primaria. La respuesta son la ingeniería y la medicina, todas las cosas útiles al despliegue de la<br />
vida. Se administran mejor las viejas cosas familiares y se inventan nuevos objetos y<br />
satisfacciones. De la mano de esta superior destreza en la regulación va un enriquecimiento de<br />
la significación y del valor de las cosas, haciendo una clarificación, una creciente profundidad<br />
y continuidad, resultado más precioso aún que el superior poder de regulación. 151<br />
Dewey acude a la historia de la ciencia como prueba de que el ensanche de instrumentalidades<br />
cada vez más provechosas y eficaces para hacer frente a las condiciones de la vida ha aplicado<br />
plenamente el uso del método naturalista empírico. Por el contrario, el método no empírico,<br />
abandonándose al mundo de los objetos secundarios de la reflexión, ha descuidado la conexión<br />
de estos con el mundo de la experiencia, dejando un cuadro de cosas y resultados ajenos en su<br />
totalidad a la experiencia, y más que aislados, abiertamente en oposición. Tal oposición se<br />
hace evidente en la inutilidad de semejantes reflexiones para cualquier proyecto de ingeniería,<br />
de salud pública o cualquier proyecto de verdadera necesidad y utilidad humana. En esta vía,<br />
el reconocimiento del método empírico se constituye en una forma de liberarse de los demás<br />
métodos que son en definitiva fuente de opresión para la imaginación. Se llega al absurdo de<br />
150 Dewey, John. Experiencie and Nature. Ob cit Cap I página 14.<br />
151 Dewey, John. Experiencie and Nature. Ob cit Cap I página 14.<br />
116
ser simplemente experiencia de sí mismo, de estados y procesos de conciencia, en lugar de<br />
serlo de procesos de la naturaleza. De tales estragos tenemos como sobresaliente muestra la<br />
filosofía cartesiana con la que se afirma haber comenzado la modernidad:<br />
“Desde el siglo XVII ha hecho estragos en filosofía esta concepción de la experiencia como<br />
algo equivalente a una conciencia subjetiva y privada contrapuesta a la naturaleza, que por su<br />
parte consistiría exclusivamente en objetos físicos. Esta concepción es responsable del sentir<br />
mencionado al principio, según el cual ‘naturaleza’ y ‘experiencia’ son nombres de dos cosas<br />
que no tienen nada que ver una con otra” 152<br />
152 Dewey, John. Experiencie and Nature. Ob cit Cap I página 15.<br />
117
SECCION 2. ANALISIS DE LA ESTRUCTURA Y DE LAS APLICACIONES DEL<br />
METODO EMPIRICO O DENOTATIVO<br />
Hemos descrito brevemente el método empírico o denotativo en el Capítulo II, Secciones 2 y<br />
3. El esfuerzo de Dewey por explicar el proceso de conocimiento vinculado con la experiencia<br />
fue desarrollado en su obra Experience and Nature. Sobre el tema hemos venido señalando el<br />
papel de los así llamados “objetos secundarios” con los que se pretende dar cuenta del proceso<br />
del conocimiento científico, y también del conocimiento ordinario. El contenido de su<br />
reflexión versa sobre las relaciones existentes entre los objetos de la experiencia primaria y los<br />
de la secundaria o reflexiva. Naturalmente los hechos de la experiencia primaria presentan<br />
problemas y a la vez proporcionan los primeros datos de reflexión que construyen los objetos<br />
secundarios. Tales objetos secundarios adquieren consistencia cuando se retrotraen a la<br />
experiencia bruta o macroscópica, pero es preciso hacer un análisis del significado de tales<br />
objetos primarios y secundarios en el contexto del método empírico y su estructura.<br />
Dewey sostiene que los objetos secundarios explican los primarios, y nos capacitan para<br />
apoderarnos con la inteligencia de tales objetos. Los objetos secundarios nos permiten un<br />
camino con el cual reexaminar los objetos primarios de la experiencia. Las cualidades que<br />
antes se encontraban en los objetos de la experiencia primaria dejan de ser detalles aislados,<br />
para adquirir significación mayor en un sistema de objetos relacionados. Tales objetos<br />
secundarios pasan a conformar parte integral de la naturaleza y participan ahora del sentido de<br />
las cosas, con las que se las ve sin solución de continuidad. Para este propósito, Dewey hace<br />
uso de ejemplos de su época. Trae a colación a Darwin quien haciendo uso primero de<br />
palomas y ganado, así como de plantas cultivadas por jardineros, llegó a conclusiones que eran<br />
contrarias a las creencias del momento. Pero en su caso, y en el de sus seguidores, se<br />
emplearon hipótesis como ideas directivas para hacer nuevas observaciones y experimentos<br />
con los objetos de la experiencia primaria. Otro tanto puede decirse del trabajo de Einstein,<br />
cuyos objetos secundarios de reflexión son en extremo refinados para justificar algo de la<br />
experiencia bruta, como lo es la desviación de la luz en presencia del Sol.<br />
Pero en esta dirección argumentativa, sus propios ejemplos demuestran que es la experiencia<br />
la que pone en evidencia la coherencia de tales objetos secundarios y su papel de<br />
118
conocimiento. Tal y como ya hemos dicho, el significado de tales objetos secundarios es el de<br />
un puente colgante entre los fenómenos o hechos. No son sus ejemplos meras analogías. Son<br />
evidencias del modo con el que opera la ciencia. Los fenómenos observados durante un<br />
eclipse pusieron de manifiesto que la teoría einsteniana de la desviación de la luz era<br />
sostenible, y entonces los fenómenos de la experiencia ordinaria asumen en este camino un<br />
cambio significativo en su interpretación. La experiencia ordinaria está plagada de detalles que<br />
en lo cotidiano carecen de signficado, y que en el contexto de la ciencia pueden adqurirlo de<br />
modo elástico y expansivo mediante el trabajo científico. Tal método empírico o denotativo es<br />
a su vez el modo con el que se niega la validez del método no empírico del filosofar, pues cree<br />
servir de base a la teoría, y abandona el camino de regreso a la experiencia primaria con el<br />
consecuente fracaso. La justificación de ese fracaso obedece a varios factores que deseo volver<br />
a mencionar:<br />
1. A la ausencia de verificación, y a la ausencia incluso de motivación por la comprobación.<br />
2. Ausencia de enriquecimiento de la experiencia primaria en su signficación, como<br />
consecuencia de que los objetos secundarios no son retrotraídos a la experiencia.<br />
3. Deficiencia funcional que revierte de modo negativo sobre la filosofía misma.<br />
La ausencia de verificación es en suma el elemento que hace del método no empírico de<br />
filosofar una actividad que consolida su dogmatismo. Evitando ponerlo a prueba para<br />
examinar sus consecuencias sobre la experiencia ordinaria, se convierte en sentido negativo en<br />
“abstracto” y arbitrario. La resultante de estos tres erores trae como consecuencia el descrédito<br />
mismo de la filosofía. Aquí la crítica al hegelianismo es clara:<br />
“Los objetos de la reflexión filosófica, al alcanzarlos por medio de métodos que les parecen<br />
racionalmente imperativos a quienes los emplean, se consideran como ’reales’ en sí y por sí -y<br />
hasta como real por excelencia. Pero entonces resulta un problema insoluble, el de por qué son<br />
lo que son, e incluso por qué existen pura y simplemente las cosas de la experiencia primaria”<br />
La afirmación de Dewey es ciertamente demoledora. Se trata del conflicto propiciado por el<br />
idealismo en el que se ven enfrentadas las cosas “reales”, es decir ideales, con las cosas de la<br />
experiencia bruta. Esta circunstancia no es otra distinta que la propiciada por la filosofía<br />
platónica y el platonismo. Si las cosas de la experiencia ordinaria entran en conflicto con las<br />
119
cosas “reales”, entendiendo por ellas las ideales, o dotadas de una existencia más plena, no<br />
queda otra alternativa que considerar tales cosas de la experiencia ordinaria como simples<br />
sombras de lo real. La denuncia deweyana pone en evidencia las redes del platonismo en las<br />
que se encuentra el filosofar, que no reconoce la experiencia primaria como el lugar en el que<br />
se realiza el conocimiento como proceso y como acción.<br />
El Método empírico en contraposición al método no empírico: raíces de una larga<br />
confrontación<br />
Las ideas de Platón son las piezas sobre la cuales se establece el pensamiento dicotómico que<br />
será objeto de las más duras críticas de Dewey. La teoría de las ideas supone la aceptación de<br />
realidades absolutas, eternas, inmutables, universales e independientes del mundo de la<br />
experiencia ordinaria. Tal es la vía que permite hablar en términos absolutos de belleza,<br />
bondad, justicia, de las que derivan su entidad todas las cosas que llamamos buenas, por<br />
ejemplo. El alcance de tal planteamiento penetra en toda la filosofía, particularmente en la<br />
ética, en la política, y en general en la organización social humana que posibilita la existencia<br />
misma de la filosofía. Se trata, pues, de un planteamiento que reconoce posteriormente el<br />
mundo cristiano occidental, configurando de modo ineludible todas las raíces de su discurso.<br />
La palabra Idea ( Idea / eidos) es aplicada por Platón al mundo de “las formas” o realidades<br />
supremas. Dos siglos antes de Platón la escuela de Mileto y los presocráticos habían<br />
pretendido reducir la variedad del mundo físico a una única sustancia subyacente que<br />
respondía a la pregunta ¿de qué esta hecho el mundo. Anaxímenes y Anaximandro, junto a<br />
los demás presocráticos, influyeron notoriamente en constitución del pensamiento platónico;<br />
en particular Parménides, afirmando la existencia de lo Uno, que eterno e inmovil negaba la<br />
posibilidad de todo cambio en los llamdos seres “sensibles”.<br />
La honda raíz griega de tales planteamientos con los que se gestó la filosofía en sus inicios<br />
vició desde el comienzo el discurso sobre la realidad, al escindir de modo irreparable el mundo<br />
en dos tipos de realidades, dicotómicas. Puede afirmarse que la presencia misma de los<br />
120
sofistas cooperó en la consolidación del pensamieno dicotómico, al desviar la atención hacia<br />
las cosas del mundo práctico - en especial por su escepticismo y falta de fe en la posibilidad de<br />
conocer tales realidades absolutas-. De alguna manera Platón pone de manifiesto cómo el<br />
conocimiento es imposible, si es que conocimiento y sensación son la misma cosa. 153 La lógica<br />
del discurso socrático, y platónico posteriormente, está centrada en un modelo de definiciones<br />
bajo el cual cada una de ellas ha de ser universalmente válida, y por ello ha de remitir a una<br />
realidad permanente e independiente de cualquier ejemplar de la cosa definida. Una definición<br />
del hombre no lo es de ningún hombre en particular, sino del Hombre, como realidad<br />
independiente que continúa existiendo a pesar de que los hombres particulares perezcan. Esta<br />
realidad es el eidos, la forma platónica del Hombre. Como se ha dicho ya, las raíces del<br />
pensamiento platónico también beben de la escuela Eleática de Parménides, cuya concepción<br />
de lo Uno también debió conducirlo directamente a la noción de estas realidades abstractas. En<br />
efecto, el pensamiento de Parménides no puede estar más alejado de la clase de experiencia<br />
ordinaria que Dewey defiende.<br />
La filosofía tuvo el modelo platónico como el arquetipo a partir del cual se puede pensar el<br />
significado mismo del filosofar. Si bien se afirma que la historia de la filosofía es un conjunto<br />
de notas a pie de página de la filosofía de Platón -y tal afirmación puede ser discutida-, lo que<br />
sí puede sostenerse es que la filosofía que sucedió a Platón, - especialmente con Aristóteles-,<br />
se forja bajo una noción ya existente de lo que era la filosofía y su tipo de búsqueda. Era<br />
precisamente la lucha política en contra de los sofistas, la emergencia de la verdad como<br />
objetivo, y la elevación hacia formas abstractas que como realidades eternas constituían la<br />
fuente y el objeto mismo del filosofar. Aristóteles escribe ya para un público familiarizado<br />
con la filosofía de la Academia platónica. Y el devenir mismo de la filosofía se ve<br />
condicionado como el propio Rorty señala:<br />
"Si queremos podemos usar esa hipóstasis del mismo modo que los admiradores de Platón<br />
siempre han usado otras parecidas -belleza bondad y justicia. Esto es, podemos narrar una<br />
histoira sobre cómo nuestros avances en las artes, la ciencia, la moral o la política nos han<br />
acercado más a esas reificaciones. Con todo no está claro de qué sirve hacerlo.<br />
Sustanvizar esos adjetivos no ayuda a responder a preguntas escépticas del tipo: ¿cómo<br />
sabemos que el incremento de poder predictivo y de control sobre el medio (lo que incluye<br />
una mayor capacidad para curar enfermedades, fabricar bombas, explorar el espacio, etc)<br />
nos aproxima a la verdad, entendida ésta como una representación exacta del modo de ser<br />
153 Ver Platón, Diálogos. Teeteto.<br />
121
de las cosas en sí mismas, al margen de las necesidades e intereses humanos ¿Cómo<br />
sabemos que más salud, seguridad, igualdad de oportunidades, longevidad, libertad frente<br />
a las humillaciones, y otros indicadores similares de mayor florecimiento humano, lo son<br />
también de un progreso social y político Mucha gente todavía quiere que los filósofos<br />
aporten respuestas interesantes a preguntas como estas." 154<br />
Siguiendo como hilo conductor el análisis de tipo socio-histórioco hecho por Dewey, se<br />
puede afirmar que la aparición de la filosofía platónica en el siglo V en Grecia estuvo rodeada<br />
por un momento en el que reinaba el escepticismo, a consecuencia de la presencia del discurso<br />
de los sofistas 155 . En oposición a este escepticismo sin esperanza, Platón insistía en la<br />
posibilidad del conocimiento y en la existencia de valores absolutos. Para ello era necesario<br />
establecer la existencia de una realidad objetiva y universalmente válida que era sostenible en<br />
su doctrina de las Formas o Ideas. Es posible también que Sócrates hubiese influido en Platón<br />
conduciéndolo en tal dirección, pero no cabe duda de que ambos recorrieron ese camino,<br />
aceptando la vía socrática de la definición.<br />
El método empírico como criterio de validez de las filosofías<br />
Dewey pretende atribuir al método empírico o denotativo la función de evaluar el papel de las<br />
diversas filosofías. Se trata de un largo proceso el que se ha vivido en el interior de la filosofía,<br />
en el que durante siglos se ha incurrido en el hábito de considerar que la función de la filosofía<br />
era investigar en ese campo abstracto ajeno a la experiencia que hablaba de las realidades<br />
absolutas. Si se examina detenidamente el análisis hecho por Dewey, se puede deducir que<br />
jamás en la historia de la filosofía se ha dado el valor a la experiencia que Dewey pretende. El<br />
mundo abstracto de las ideas de Platón se ha constituido en un hábito para la filosofía, y en<br />
general la experiencia ha quedado en el olvido para la reflexión filosófica. Es el contacto con<br />
la ciencia lo que permite poner en evidencia que la experiencia tiene el papel más importante<br />
en el proceso de conocimiento, y es precisamente este contacto el que hace reflexionar sobre el<br />
método empírico. De modo tradicional la ciencia también ha estado ligada a la experiencia, al<br />
154 Rorty, R. Verdad y Progreso. Escritos filosóficos 3. Cambridge University Press 1994. Traducción de Angel<br />
Manuel Faerna García Bermejo.Paidós Barcelona 2000. Página 15.<br />
155 Sobre el pensamiento de Platón en relación con la vida política de Grecia puede leerse entre otras obras: Plato,<br />
The Man and His Work, de A.E. Taylor, y también Plato’s Thougth, de G.M.A. Grube, Methuen and Comp.<br />
1970 Versión en Castellano de Editorial Gredos traducida por Ángel <strong>González</strong> Álvarez, Madrid 1973<br />
122
punto de que las relaciones entre la ciencia y la experiencia son realmente indistinguibles, de<br />
tal modo que “mencionar la experiencia solo sería duplicar con un término general lo<br />
abarcado en términos precisos.” 156 Sin embargo, si se examina la historia de la ciencia y de la<br />
técnica se observa que la experiencia no estuvo ligada a la ciencia en sus inicios. La<br />
experiencia era un instrumento de validación de principios en el Medioevo, y todavía esta<br />
influencia pervivía en los célebres “experiementos” galileanos. La estructura epistemológica<br />
del método empírico hace que el valor de la experiencia sea restituido, de modo que los<br />
objetos secundarios sean una vía de reingreso al mundo de la experiencia, permitiendo un<br />
nuevo contenido de significado con el que se gana una mayor fuerza de expansión y de<br />
interacción con la naturaleza. Esta vuelta a la naturaleza, mediada por el hecho de retrotraer<br />
los objetos secundarios a la experiencia ordinaria, es la que en definitiva sustenta la unión<br />
entre experiencia y naturaleza, en la simbiosis constante que es vivida por la ciencia. No hay<br />
pues espacio para la pretendida solución de continuidad entre experiencia y naturaleza. De ahí<br />
que sea el método el criterio según el cual pueda examinarse el valor de las filosofías:<br />
“¿Termina esta filosofía en conclusiones que al retrotraerlas hasta las experiencias de la vida<br />
ordinaria y las situaciones correspondientes las vuelven mas significativas Se vuelven más<br />
luminosas ¿Hacen nuestro trato con ellas más fructífero Si por el contrario las cosas se vuelven<br />
más opacas de lo que eran en un principio y se les priva de la significación que primeramente<br />
habían parecido tener, se puede tener como criterio el rechazo de tales filosofías. 157<br />
La propuesta de Dewey consiste en examinar las filosofías en función de la experiencia<br />
misma. Esto podría llamarse una inversión del hábito que tradicionalmente se ha dado en la<br />
filosofía, para determinar su validez y “eficacia” en pleno sentido pragmatista. La filosofía ha<br />
de tener un valor medible en sentido práctico; debe ser evaluada en términos experimentales,<br />
del mismo modo que la ciencia misma.. No se trata, pues, de sustituir la filosofía por la<br />
ciencia, se trata de aplicar el método empírico de la ciencia a la filosofía.<br />
El método empírico como la forma de la investigación científica.<br />
156 Dewey, John. Experience and Nature, Ob cit, cap I<br />
157 Dewey, John. Experience and Nature, Ob cit, cap I<br />
123
Dewey se dirige de modo constante a las ciencias naturales, en las que resalta el hecho de que<br />
sus objetos secundarios o refinados son parte de la reflexión, y que se revierten de nuevo a la<br />
experiencia primaria, ensanchando de este modo su significado y permitiendo el conocimiento<br />
como proceso que redescubre lo nuevo a partir de lo viejo. Los objetos de reflexión de las<br />
ciencias naturales no se convierten en problema, sino en medios para dominar y utilizar de<br />
modo más amplio las cosas de la vida ordinaria. Ciertamente, ofrecen nuevos problemas de la<br />
misma índole, usando el mismo método y los mismo criterios de experimentación y<br />
verificación. Dewey cree que las ciencias naturales ofrecen el modelo aplicativo del método<br />
empírico, de tal suerte que los nuevos problemas que emergen como resultado de los procesos<br />
de interacción entre los objetos primarios y secundarios en el tránsito de la inteligencia, son<br />
resueltos con igual método, y proporcionan de este modo la oportunidad de propiciar nuevas<br />
investigaciones, cuyo fruto enriquece las experiencias anteriores que serán comprendidas a la<br />
luz de nuevos objetos secundarios.<br />
Por el contrario, el uso del método no empírico del filosofar cierra de modo permanente el<br />
camino. No hay más salida que el dogmatismo, y es en suma el dogmatismo de tal modelo no<br />
empírico el que ha ocupado a la filosofía durante siglos. Otra aplicación posee el método<br />
empírico, ser medio de análisis de la validez de cualquier filosofía. El método denotativo se<br />
constitue en el criterio de primer orden que examina el valor de cualquier filosofía mediante<br />
los siguientes interrogantes:<br />
“¿Termina en conclusiones que al retrotraerlas hasta las experiencias ordinarias de la vida y<br />
las situaciones correspondientes las vuelven más significativas, mas luminosas para nosotros y<br />
hacen nuestro trato con ellas más fructífero ¿O acaban por volver las cosas de la experiencia<br />
ordinaria más opacas de lo que eran en un principio, y por privarlas de tener en “realidad”<br />
hasta la significación que anteriormente habían parecido tener ¿Tiene por consecuencia el<br />
enriquecimiento e incremento del poder de las cosas ordinarias que son propios de los<br />
resultados de la ciencia física cuando se la aplica a los asuntos de la vida diaria, o viene a ser,<br />
en conclusión , un misterio el que estas cosas ordinarias sean los que son, y se deja a los<br />
conceptos filosóficos permanecer separados en algún reino técnico privativo de ellos 158<br />
Son ciertamente muchas las filosofías que acaban en conclusiones que condenan y desprecian<br />
la experiencia, induciendo a quienes las sostienen a pensar en la sublimidad de “realidades”<br />
158 Dewey, John. Experience and Nature, Ob cit, cap I. página 12.<br />
124
opuestas a la experiencia como proporcional a la distancia de las cosas de la vida ordinaria.<br />
Esta es en definitiva la causa del desprecio de la filosofía, en suma de su propio descrédito.<br />
Visto lo anterior en relación con el método empírico o denotativo, es preciso que se haga un<br />
análisis de su propuesta. El primer problema señalado por Dewey, en relación con el método<br />
no empírico, tiene como resultante la imposibilidad de explicar la naturaleza de la experiencia<br />
ordinaria. Lo hace del siguiente modo:<br />
“Como estricto resultado de estos tres yerros encontramos ese extraordinario fenómeno que<br />
explica la repulsión que tienen muchas personas cultivadas ante toda forma de filosofía. Los<br />
objetos de la reflexión filosófica, al alcanzarlos por métodos que les aparecen racionalmente<br />
imperativos a quienes los emplean, se consideran como “reales” en sí y por si -y hasta como lo<br />
reales por excelencia. Pero entonces resultan un problema insoluble el de por qué son lo que<br />
son, e incluso por qué existen pura y simplemente las cosas de la grosera experiencia<br />
primaria” 159<br />
Dewey sostiene que los objetos secundarios no acaban conviertiendo los materiales de que se<br />
derivan en un problema sino que por el contrario plantean nuevas perplejidades que no pueden<br />
resolver por sí solos. Es preciso volver a indagar sobre ellos, imitando así el modelo de la<br />
ciencia. La explicación de Dewey es ciertamente consistente cuando se piensa en el modelo de<br />
las ciencias naturales. Cómo opera la biología, cuáles son su método y sus problemas, y cómo<br />
la propuesta epistemológica pragmatista de Dewey sirve para resolverlos es en gran medida el<br />
objetivo general de este trabajo. Sin embargo, el análisis que corresponde a esta sección<br />
pretende examinar detenidamente la propuesta del así llamado método denotativo, y verificar<br />
su eficacia y consistencia de cara a los problemas de la ciencia.<br />
Es verdad que podemos hablar de objetos secundarios de conocimiento, refiriéndonos en este<br />
sentido a los resultados del razonamiento. La teoría matemática posee una solidez que hace<br />
pensar que la estructura pudiera existir por sí sola al margen de los acontecimientos de la<br />
experiencia. Sin embargo, esta asunción es la que ha hecho el pensamiento clásico a partir de<br />
los pitagóricos, Platón y el platonismo, abriendo la brecha entre los dos mundos a los que<br />
Dewey alude: un mundo inalcanzable y otro no nacido. La propuesta de comprender la teoría<br />
como un puente entre fenómenos observables se centra antes que en la naturaleza de los<br />
fenómenos y de la teoría, en la actitud del hombre que conoce, y su hábito de describir la<br />
159 Dewey, John (EN, Cap I, 11)<br />
125
naturaleza de las cosas. Aquí se evidencia precisamente el centro del pragmatismo como una<br />
actitud ante el conocer, que no se queda en la descripción del “ser” de las cosas, sino que se<br />
dirige al hacer. La actitud del método no empírico es calificada por el método empírico<br />
deweyano como una muralla que bloquea la investigación y cierra los caminos al<br />
conocimiento. Se trata más de acertijos que de conocimiento verdadero. Por el contrario, el<br />
método empírico no está sujeto a una interpretación contemplativa del conocer, sino a una<br />
actitud pragmática, en donde todo objeto secundario no es más que un paso explicativo entre<br />
una sucesión de fenómenos que, encadenados por la acción de tales objetos, explican el<br />
devenir de la ciencia.<br />
Hasta aquí puede verse cómo el pragmatismo deweyano constituye en gran medida un cambio<br />
de actitud, un filosofar diferente que no se inspira en una búsqueda del ser de las cosas sino de<br />
su transformación. El abandono de la actitud contemplativa que indaga el ser de las cosas es<br />
con toda su carga tradicional el “distintivo” de la actitud filosófica por excelencia. A pesar de<br />
ser una actitud tan tradicional, es preciso, en la propuesta reconstructiva, abandonarla y<br />
sustituirla por una actitud pragmático-instrumental, en que filosofía debe comprometerse con<br />
un conocimiento menos ligado a la autoridad y más ligado a los problemas humanos. Esta es<br />
la transformación de la filosofía mediante el método denotativo. La filosofía misma se<br />
constituye así en un método que busca resolver los problemas del hombre. Por el contrario, el<br />
método no empírico se ve en el problema de explicar el conocimiento desde su perspectiva<br />
absoluta, es decir, debe explicar cómo el mundo exterior puede afectar a un espíritu encerrado<br />
en su intimidad, y sobre todo cómo este espíritu puede llegar, más allá de sí mismo, a conocer<br />
los objetos definidos como contrapuestos a él.<br />
La crítica de Dewey a tal conocimiento consiste en afirmar que tal conocer ni es natural ni es<br />
empírico. Es preciso convertirse en un materialista de tipo metafísico, o por el contrario un<br />
idealista. El método no empírico se halla envuelto en el problema clásico del sujeto y el<br />
objeto, de igual modo que distinguió primeramente entre lo físico y lo psíquico o espiritual. El<br />
error estuvo en haber tomado lo físico y mantenerlo como una realidad distinta.<br />
“Cuando se aíslan los objetos de la experiencia a través de la cual se alcanzan, en la cual<br />
funcionan, queda reducida la experiencia misma al simple proceso de tenerla y este proceso es<br />
tratado, por consiguiente, como si fuese también <strong>completo</strong> de suyo. Llegamos al absurdo de un<br />
126
proceso de experiencia que lo es lo de sí mismo, de estados procesos de conciencia en lugar de<br />
serlo de las cosas de la naturaleza.” 160<br />
En la propuesta deweyana sobreviven, no obstante, algunos interrogantes que deseo<br />
mencionar. Transformada entonces la filosofía, ¿queda en ella el método empírico como su<br />
método, y lo que la historia ha llamado “filosofía” resulta llamado a convertirse simplemente<br />
en un capítulo de la historia Es posible que esta pregunta fuera contestada por Dewey de<br />
modo afirmativo. En realidad, Dewey no rescata de la tradición ningún elemento o sistema. La<br />
alusión al empirismo se limita a reconocer su posición crítica fente a la tradición, pero el<br />
empirismo es condenado igualmente en su juicio, por pertenecer de todos modos al modo<br />
clásico de filosofar, que quiere remontarse a un mundo absoluto desde la precariedad de los<br />
sentidos.<br />
Las menciones que Dewey hace a los demás pragmatistas son siempre tangenciales, sin<br />
admitir planteamientos que cooperen en su modelo naturalista. Simplificando, la condena de<br />
Dewey es de cierta manera generalizable a la historia de la filosofía. Si bien Platón es uno de<br />
los fílósofos cuyo influjo se deja ver en Aristóteles, como se verá el de Aristóteles en la<br />
tradición que le sucedió. Se trata, pues, no de una reconstrucción de la Filosofía, sino de una<br />
demolición. Los nuevos planos de trabajo proponen tareas específicas para la filosofía, entre<br />
las que destaca la reflexión moral, que será en gran medida la ocupación fundamental de la<br />
filosofía. ¿Qué es entonces la filosofía para Dewey ¿En qué medida la propuesta deweyana<br />
evita ser un simple cientificismo ¿Cuál es el alcance definitivo de la propuesta deweyana<br />
160 Dewey, John (EN, Cap I, 15)<br />
127
CONCLUSIONES GENERALES<br />
La problemática epistemológica considerada por Dewey, y examinada en las páginas<br />
anteriores, contiene implicaciones de gran valor para la filosofía como actividad, para el<br />
modelo explicativo del conocimiento y de la ciencia, y para la filosofía de la biología.<br />
Señalaremos estos elementos a la luz de tres conceptos: la revisión de la filosofía, el discurso<br />
pragmatista antiepistemológico y el significado biológico del conocimiento.<br />
1. Revisión de la filosofía<br />
La obra de Dewey puede ser considerada, sin ninguna duda, como una crítica y revisión de la<br />
filosofía tradicional. Su texto Reconstrucción de la Filosofía, además de cumplir este<br />
propósito, significa un esfuerzo por plasmar sus propias tesis. De modo singular, su trabajo se<br />
encuentra ligado a la historia, y en particular a la historia de la ciencia de los inicios del siglo<br />
XX -desde donde se quiere observar de modo crítico el peso de la tradición, cuyos conceptos y<br />
valores fueron acuñados en momentos muy distintos a la época vivida por Dewey-. Se trataba,<br />
pues, de una época en la que poco se sabía de lo que somos y de lo que podemos hacer, en<br />
especial por carecer de dos conceptos que en la ciencia moderna y en la perspectiva adoptada<br />
por Dewey serán definitivos: la evolución, que como concepto se inserta en la historia del<br />
pensamiento desde la segunda mitad del siglo XIX, y de otra parte el concepto de proceso<br />
biológico, a la luz del cual los eventos surgidos en la naturaleza poseen una interpretación que<br />
se aparta de modo radical de los mitos que han impregnado a la filosofía. Ambos elementos,<br />
en conjunción con el método científico -entendido como el método del conocimiento posible<br />
en el contexto de su naturalismo empírico-, establecen las coordenadas más firmes de su<br />
pensamiento: de una parte el naturalismo, y de otra el experimentalismo, con toda la carga de<br />
significado que posee la experiencia, interpretada de un modo diferente a como lo ha sido en<br />
la tradición.<br />
128
La obra de Dewey es un constante combate contra los obstáculos intelectuales y materiales<br />
que impiden el crecimiento individual y colectivo. La filosofía tradicional ha sido sierva de<br />
instituciones que han fraguado en un poder que ha sembrado de fines últimos el destino del<br />
hombre y ha puesto como función de la filosofía el describirlos en un discurso dicotómico,<br />
muy distante de los hechos biológicos reales descubiertos e investigados en nuestro tiempo. El<br />
lector de la obra de Dewey está inclinado a pensar que el diagnóstico hecho consiste en haber<br />
leído la vida con categorías que la desvitalizan y la entorpecen y que en última instancia<br />
acaban por destruir su verdadero y vital significado. Esta lógica perversa es el origen de<br />
muchos errores de fondo en nuestras concepciones éticas, políticas y epistemológicas. En<br />
contra del idealismo hegeliano, y a pesar de haber influido notoriamente en la primera etapa de<br />
su pensamiento, Dewey se convence de la necesidad de que las verdades encontradas por la<br />
filosofía tengan una aplicación: “Si las verdades que vio Hegel no pueden establecerse como<br />
verdades directas, prácticas, es que no son verdades” 161 . El descenso desde las alturas<br />
metafísicas se lo permite la psicología. El deseo de redefinir en términos funcionales lo que el<br />
idealismo había impregnado de significado metafísico.<br />
La renovación de la filosofía comprende también otra renovación referida al concepto de<br />
lógica. La lógica no tiene otro significado que el de un conjunto de estrategias destinadas a<br />
resolver problemas o, dicho de otra manera, equivale a “maneras de investigar”. Ante las<br />
circunstancias ordinarias de la vida nos encontramos con cuatro tipos de problemas: los<br />
problemas “prácticos”, que son los problemas y apremios de la vida cotidiana; los problemas<br />
teóricos, que son los problemas de los que se ocupa la ciencia; los problemas de valor, que<br />
comprenden aquellas circunstancias en las que es preciso saber qué es lo que debe hacerse; y<br />
los llamados problemas de hecho, en los que hay un esfuerzo por describir algo. En cada tipo<br />
de problemas afrontado por el hombre para su resolución, éste emplea un patrón común que no<br />
está inscrito en ningún código normativo ideal, sino que es el resultado empírico que ha<br />
acompañado y hecho a la especie a lo largo de su evolución. La lógica es, pues, en la<br />
perspectiva deweyana, un investigar cómo se investiga, es decir una “teoría con contenido<br />
natural y experiencia” de cómo se investiga. Es en este sentido en el que la lógica de Dewey<br />
resulta ser también una historia de la lógica y una teoría del lenguaje, del juicio, de la<br />
161 Carta a James A R.Angel de 1873, citado en Westbrook, Ob cit. Página 61.<br />
129
inferencia, y una teoría de la ciencia. La lógica es una obra ambiciosa que compromete<br />
directamente a la filosofía en su conjunto. 162 El papel de la filosofía es sintetizado así:<br />
“La filosofía deberá convertirse con el tiempo en un método para identificar e interpretar los<br />
conflictos más serios que tienen lugar en la vida, y en un método para proyectar maneras de<br />
enfrentarse a ellos: un método de diagnosis y prognosis moral y política.” 163<br />
Dewey es consciente de que existe un grave peligro al atar el pensamiento a una época y a un<br />
determinado lugar. El peligro es precisamente que el pensamiento muera encadenado con el<br />
pasado, o que nazca muerto y, por tanto, incapaz de resolver y afrontar los problemas<br />
contemporáneos. Dewey señala que a los filósofos les cuesta aceptar que la filosofía no haya<br />
nacido para la eternidad, incluso luego de haber aprendido que todo lo demás tampoco está<br />
destinado a la eternidad. Sin embargo, la filosofía posee una responsabilidad seria con la<br />
condición humana, cual es la de cooperar en la resolución de problemas concretos y<br />
específicos. Introduciendo el método empírico en la práctica filosófica, la responsabilidad de<br />
la filosofía se consolida. Es esta la razón por la cual Dewey exige a la filosofía un compromiso<br />
con el cambio y con la generación de valores sociales que comprometan al hombre. Dewey<br />
está convencido de que, para asumir tal responsabilidad, la filosofía debe reconstruirse. La<br />
sólida dependencia de la experiencia es sin duda la pieza fundamental en reconstrucción de la<br />
filosofía. Se trata de suprimir los hábitos que han privado de significado a la experiencia, y<br />
también de una opción por un materialismo naturalista. Dewey es crítico frente a las<br />
interpretaciones que los teólogos hicieron del pensamiento evolucionista de Spencer.<br />
“Uno se acuerda de cómo muchos moralistas y telólogos celebraron que Herbert<br />
Spencer reconociera la existencia de una energía incongnoscible de la que brotarían los<br />
procesos físicos externos y las operaciones internas. Sólo porque Spencer llamó a su<br />
energía incognoscible ‘Dios’, esta descolorida pieza del muestrario metafísico fue<br />
saludada como una importante y agradecida concesión a la realidad de lo espiritual. De<br />
no ser por el fuerte arraigo del hábito de buscar justificación para los valores ideales en<br />
lo remoto y trascendente, seguro que el remitirlos de esta forma a un absoluto e<br />
incognoscible se habría juzgado de poco valor en comparación con las muestras que a<br />
diario nos proporciona la experiencia de cómo energías cognoscibles generan a nuestro<br />
alrededor valores preciosos.” 164<br />
162 No es el objetivo de este trabajo profundizar en las relaciones de la lógica con el lenguaje en la obra de<br />
Dewey. Baste referir una breve idea con alto nivel de anticipación a posteriores teorías, que sostiene que el<br />
lenguaje forma un sistema “práctico más que intelectual” cuyos signficados se implican con las tradiciones y<br />
ocupaciones técnicas establecidas en coordenadas sociológicas específicas. En esto es cercano al segundo<br />
Wittgenstein cuando comprende al lenguaje como una forma de vida.<br />
163 Dewey, John. El carácter práctico de la realidad. ( 1908) Publicado en el libro “ Miseria de la<br />
Epistemología” Ob cit. Cap VII página 157-174.<br />
164 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
130
Se trata de una denuncia a una impotencia intelectual que caracterizó a la humanidad durante<br />
largos siglos. Según Dewey, esta tendencia a idealizar y racionalizar el universo a gran escala<br />
equivale a una incapacidad de gobernar el curso de las cosas que nos conciernen de manera<br />
concreta. La humanidad ha transferido a los hombros de esta trascendencia la carga de una<br />
responsabilidad que era incapaz de acarrear, pero de la que ahora debe hacerse cargo. Dewey<br />
resalta la necesidad de responsabilidad de la filosofía, renunciando al hábito de los ejercicios<br />
dialécticos, para pasar a vincular todas sus tesis a la prueba experimental, dirigida de modo<br />
explícito a la educación y la política. La lógica experimental traerá a la filosofía los cambios<br />
necesarios, con la ayuda de la biología darwiniana:<br />
“La pretensión de formular a priori la constitución legislativa del universo puede llevar<br />
por su propia naturaleza a un despliegue de ejercicios dialécticos. Pero también se<br />
caracteriza por apartar a esas mismas conclusiones de la sujeción a la prueba<br />
experimental, toda vez que, por definición, tales resultados no suponen diferencia<br />
alguna para el curso detallado de los acontecimientos. Por el contrario, una filosofía<br />
que rebaja sus aspiraciones a la tarea de proyectar hipótesis sobre el modo de educar y<br />
conducir la mente, individual y socialmente, queda sujeta a prueba según funcionen en<br />
la práctica las ideas que propone. Al imponerse a sí misma modestia, la filosofía<br />
adquiere al mismo tiempo responsabilidad.”<br />
La reconstrucción de la filosofía es precisamente rebajar sus aspiraciones a la formulación de<br />
hipótesis que tengan significado práctico en la vida del hombre, en vez de intentar alcanzar las<br />
leyes inmutables del universo en medio de una retórica dialéctica. El modo de pensar<br />
darwiniano no permite que existan formulaciones a priori acerca de la realidad. Dewey es<br />
consciente de que su propuesta afecta a los credos populares, y por supuesto a las filosofías de<br />
carácter absolutista. La tarea consiste en abandonar los viejos interrogantes, sustituyéndolos<br />
por otros nuevos, instaurados en una nueva actitud. El catalizador más disolvente de las viejas<br />
y también inútiles preguntas lo constituye precisamente El Origen de las Especies de Darwin.<br />
2. Discurso anti-epistemológico<br />
Si bien hemos considerado que una de las tareas más sobresalientes de la obra deweyana<br />
consiste en reconstruir de modo crítico el quehacer de la filosofía, Dewey declara una abierta<br />
131
atalla en contra de lo que él denomina la “industria epistemológica”, a la que califica de<br />
subgénero literario que, bajo el pretexto de sacar a la luz las esencias, fuentes y métodos del<br />
conocimiento, lo encierra en un laberinto de conceptos que no tienen relación con los seres<br />
humanos, quienes son en definitiva sus verdaderos protagonistas. El conocimiento sobre el que<br />
versa la epistemología que Dewey critica, está construido por seres humanos, esto es, sujetos<br />
biológicos y culturales, en cuyos procesos intervienen acciones físicas y orgánicas de<br />
raciocinio. El conocimiento no se relaciona, pues, con “mentes “ o “conciencias”, ni mucho<br />
menos de “espíritus” o “sujetos” que conocen mediante “intuiciones”, “sensaciones” o<br />
“ideas”. Todo ese discurso pertenece más a una “industria académica” que en definitiva crea<br />
“rompecabezas” que sólo existen para el epistemólogo, y que nada aportan para resolver la<br />
actividad humana más útil y más importante:<br />
“La epistemología clásica vendría a ser una industria académica de producción de<br />
rompecabezas que nada dicen y en nada ayudan a comprender y desarrollar la función humana<br />
más importante y más útil, y lo que es más, que escamotean con su insistencia en rebanar<br />
salomónicamente a los hombres en dos rodajas o hemisferios -el cognoscitivo o científico y el<br />
evaluativo o moral- su verdadera importancia y utilidad, que no es otra que favorecer el<br />
crecimiento del individuo y de la especie enriqueciendo la cantidad y la calidad de su<br />
experiencia (una experiencia, claro está, no lobotomizada del modo en el que se acaba de<br />
indicar.) 165<br />
La crítica a tal epistemología es aún más radical cuando afirma que tales problemas son<br />
“autoproblemas” es decir meras excusas para parecer que se hace algo intelectual, algo que<br />
tiene el aspecto pero no la sustancia de la actividad científica. 166 El peor pecado cometido por<br />
la epistemología es haber transformado casi en una quimera su propio objeto de reflexión.<br />
Según Dewey, el sueño de esa razón epistemológica ha generado el monstruo del<br />
escepticismo. A pesar de que muchos epistemólogos se declaran en guerra contra éste, lo<br />
cierto es que, en sus esfuerzos por combatirlo, no hacen otra cosa que alimentarlo, al generar<br />
una hipertrofia de la actividad cognoscitiva que termina por engullir las cosas mismas que<br />
debían ser sus destinatarias. Esta critica la ha dirigido Dewey especialmente a dos formas<br />
antitéticas de idealismo: la de Hegel y la de Berkeley. 167 El esfuerzo deweyano radica<br />
165 El patrón de la investigación. NHC, 214 Ob cit<br />
166 Cifrado Ibid. El patron de la investigación.<br />
167 Ver Dewey John. La evolución del pragmatismo norteamericano ( 1925). Publicado en edición castellana en el<br />
texto titulado “ Miseria de la Epistemología”.Biblioteca Nueva, Madrid 2000 página 61-80.<br />
132
sustancialmente en sostener que el conocimiento es un hecho biológico del que participan<br />
todas las especies. No se trata de un problema, al modo habitual en que la filosofía y<br />
epistemologías clásicas nos han obligado a comprenderlo. Se trata de un hecho que puede ser<br />
descrito, comprendido; y que como toda actividad es susceptible de perfeccionarse. La<br />
perfección del conocimiento es posible a la luz del método empírico, desde el cual lo que<br />
hacemos puede ser calificado de “conocimiento genuino” que puede librarnos del error y la<br />
ilusión. Investigar en esta dirección es asumir la vía opuesta a la de los epistemólogos clásicos.<br />
Se trata de asumir esa vía que nos acerca al entramado de nuestras relaciones con los hechos.<br />
Estas relaciones tienen poco de “enigmático” tal y como al epistemólogo le gusta subrayar<br />
para envolverse en un halo de trascendencia engañosa. Estas relaciones tienen por el contrario<br />
mucho de vital, mucho de biológico. Por ello es preciso que se reafirme el significado<br />
biológico del conocimiento, con sus consecuencias para la filosofía y la biología.<br />
3. Significado biológico del conocimiento.<br />
La obra de Dewey está indisolublemente ligada a la biología darwinista. El ensayo “La<br />
influencia del darwinismo en la filosofía” 168 es una breve síntesis de tal hecho. El<br />
reconocimiento de que el darwinismo ejerce un papel definitivo para la filosofía es el elemento<br />
que gravita sobre toda la propuesta deweyana. Se trata de un compromiso que Dewey pretende<br />
mantener a lo largo de toda su obra, y que consiste en afirmar que las implicaciones filosóficas<br />
de la revolución biológica iniciada por Darwin son quizá más profundas y definitivas que las<br />
que se siguieron de la revolución newtoniana en la física.<br />
Dewey sostiene que el discurso darwinista propone una nueva “lógica”, un nuevo marco de<br />
catergorías descriptivas y evaluadoras que abre de modo definitivo las puertas a un<br />
naturalismo, y que da cuenta del pensamiento y de las ideas desde una perspectiva<br />
naturalmente antiesencialista. De este modo, la naturaleza comprendida bajo la tesis de la<br />
evolución choca frontalmente con el cosmos aristotélico, y rompe de modo definitivo con el<br />
168 Este trabajo hace parte de una conferencia pública integrada en un ciclo sobre Charles Darwin y su influencia<br />
en la ciencia organizado por la Universidad de Columbia durante el invierno y la primavera de 1909. (Ver<br />
MW,4:3-14) Está también traducido en el texto titulado Miseria de la filosofía citado, página 49 a 60. ( Ver nota<br />
anterior)<br />
133
fetiche del espíritu, obligando a la filosofía a asumir y reformular nuevas bases que doten de<br />
sentido la existencia humana y su dimensión moral y social.<br />
“Que la publicación de El origen de las especies marcó una época en el desarrollo de las<br />
ciencias naturales es cosa bien sabida para el lego. Que la combinación de las palabras mismas<br />
‘origen’ y ‘especie’ entrañaba una revuelta en el ámbito de las ideas, e introducía un talante<br />
intelectual nuevo, es algo que el experto fácilmente pasa por alto” 169<br />
Durante más de dos mil años reinaron en la filosofía de la naturaleza concepciones que en el<br />
campo de la biología y del conocimiento se convirtieron en el mobiliario habitual de la mente,<br />
generando hábitos de pensamiento que condicionaron la forma de abordar tento los problemas<br />
filosóficos como los problemas cotidianos. La tesis de la permanencia absoluta, de lo inmóvil,<br />
era el lugar en que reposaban tales concepciones, hasta que El origen de las especies introdujo<br />
un modo de pensar que estaba destinado a cambiar de modo definitivo la lógica del<br />
conocimiento, y del mismo modo la política y la religión. La obra de Darwin precipitó una<br />
crisis, y parte de esta crisis fue apagada por las serias implicaciones teológicas que abrigaba.<br />
Sin embargo, Dewey afirma que la aparente disputa entre la ciencia y la teología, a raíz del<br />
evolucionismo darwinista, no fue tal y enmascaraba otra cosa. En realidad se trataba de una<br />
disputa en el interior de la ciencia misma, a partir de los cambios en la comprensión de su<br />
propia naturaleza, finalidad y objetivos. La revolución en la ciencia se vive más con Darwin<br />
que con Newton, pues las implicaciones de su modelo interpretativo comprenden no solo a la<br />
ciencia sino a la epistemología.<br />
Según Dewey la palabra “especie” condensa un gran significado histórico. Tan unida a la<br />
historia y la biología está la palabra especie, que los griegos, impresionados con la vida de<br />
animales y plantas, quisieron de igual modo explicar la vida de la mente y la sociedad:<br />
“Con el paso del tiempo, la interpretación de los griegos de ese misterio, la formulación que<br />
ellos dieron a la meta y al modelo de conocimiento, se incorporó a la palabra ‘especie’ y pasó a<br />
controlar la filosofía durante dos mil años. Así pues, para comprender el vuelco intelectual que<br />
se encierra en la expresión ‘origen de las especies’ es preciso que entendamos esa idea largo<br />
tiempo dominante, frente a la que dicha expresión se alza como una protesta. 170<br />
169 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
170 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
134
Dewey reconoce que el cambio, que tanto impresionó a los filósofos griegos, sucede de modo<br />
muy distinto en la vida y en las cosas inertes. Los cambios en la vida son ordenados y<br />
acumulativos, no destruyen como otros cambios, y siempre se realizan y completan. La vida<br />
que se refleja en el cambio de las semillas contiene todos estos elementos propios del cambio<br />
biológico. Tales cambios poseen igual desenlace en miles de individuos que están separados<br />
en el tiempo y el espacio:<br />
“Consideremos el modo en que los hechos de la vida impresionaron a los hombres. Sus ojos se<br />
posaron sobre ciertas cosas de tamaño menudo y frágil estructura. Tal como las percibían<br />
parecían a todas luces inertes y pasivas. De repente, en determinadas circunstancias, esas<br />
cosas- conocidas desde entonces como semillas huevos o gérmenes- empezaban a cambiar,<br />
rápidamente se alteraba su tamaño forma y cualidades. Ahora bien, cambios generalizados<br />
tienen lugar en muchas cosas (como cuando el fuego toca la madera). Pero los cambios en las<br />
cosas vivas son ordenados, acumulativos, tienden constantemente hacia una única dirección; no<br />
destruyen o consumen como otros tipos de cambios ni pasan sir dan fruto en un errático fluir;<br />
por el contrario, realizan y completan. Cada estadio sucesivo, no importa lo diferente que sea<br />
del anterior, conserva su efecto neto y, a la vez, prepara le camino de una actividad más plena<br />
por parte del que le sucede. En los seres vivos los cambios no ocurren del modo en que parecen<br />
ocurrir en otros sitios, cualquiera que sea su forma; aquí los cambios precedentes están<br />
regulados en vista de ulteriores resultados. 171<br />
Aristóteles dio el nombre de eidos a esa actividad formal que opera a lo largo de una serie de<br />
cambios que están ligados en un único curso. Los escolásticos tradujeron este término como<br />
species. De ahí el vigor que Dewey encuentra en la palabra especie. Es precisamente este<br />
concepto el que da origen a otros como forma fija y causa final, así como de la naturaleza, los<br />
cuales se constituyeron en elementos centrales del conocimiento. Sobre tal principio se hizo<br />
desansar la lógica de la ciencia. Ya hemos dicho cómo Dewey señala que tales principios<br />
inmutables se constituyeron el objeto del conocimiento. Captar ese fin que permanece en el<br />
cambio, y que mantiene a estos principios dentro de los límites de una verdad inmutable fue la<br />
interminable búsqueda de la filosofía durante siglos.<br />
Ante tal esatado de cosas, Dewey se rebela, y propone derribar semejante obstáculo con los<br />
elementos ligados al devenir de la propia natualeza:<br />
171 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
135
“No obstante, dado que el panorama natural que se ofrece directamente a nuestros ojos está en<br />
cambio, la naturaleza tal y como la experimentamos directa y prácticamente no satisface los<br />
requisitos del conocimiento. La experiencia humana fluye, de manera que las virtualidades de<br />
la percepción sensorial y de la inferencia basada en la observación están condenadas de<br />
antemano. La ciencia se ve compelida a dirigirse hacia realidades situadas por debajo, más allá<br />
de los procesos naturales, y a buscarlas mediante formas racionales que trascienden los modos<br />
cotidianos de percepción e inferencia.” 172<br />
La filosofía reinante en Europa durante dos mil años fijaba la noción de causa primera y final<br />
en todas las empresas intelectuales. La astronomía, la física y luego la química supusieron una<br />
dura sacudida a tal doctrina, y con posterioridad el concepto de selección natural darwiniano<br />
rompe definitivamente con tal modelo. Darwin propicia un cambio en la filosofía que de modo<br />
radical cambia las coordenadas de relación con la naturaleza:<br />
“La influencia de Darwin sobre la filosofía radica en haber conquistado el principio de<br />
transición de los fenómenos de lo vivo, permitiendo así que la nueva lógica se aplique a la<br />
mente, a la moral y a la vida. Al afirmar de las especies lo que Galieo había afirmado de la<br />
tierra, e pur si muove, Darwin emancipó de una vez para siempre las ideas genéticas y<br />
experimentales como un organon para formular preguntas y buscar explicaciones” 173<br />
Las implicaciones del pensamiento biológico darwinista son todavía incipientes y también<br />
inciertas. Dewey reconoce que estamos viviendo el amanecer de una transición intelectual de<br />
la que poco puede predecirse. A lo sumo pueden establecerse sus consecuencias generales y su<br />
efecto en la configuración de la mente, con sus dimensiones conscientes, inconscientes e<br />
instintivas. Todas las energías de la mente, condicionadas por estos factores, son el trasfondo<br />
de nuestras empresas intelectuales. Se trata pues, como lo ha dicho de modo explícito en su<br />
Reconstrucción, de abandonar de modo definitivo las viejas preguntas sustituyéndolas por<br />
otras nuevas, acordes con la vida y la cultura humana, con una nueva lógica para la filosofía y<br />
para la comprensión de la ciencia. El instrumentalismo de Dewey se sitúa en una línea que<br />
prolonga la filosofía de Peirce y de James, y donde el concepto de razón se propone como una<br />
facultad que reconstruye la experiencia mediante sus conceptos, juicios e inferencias, sin<br />
captar principios atemporales o esencias. Nada de esto es pensable si no se articula con la tesis<br />
de la evolución. En Dewey se observa la necesidad de volver a la naturaleza desde una mirada<br />
172 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
173 Dewey, John, La influencia del darwinismo en la filosofía” MW,4:3-14<br />
136
práctica, con consecuencias determinantes para el llamado “discurso epistemológico”; en<br />
especial para la ciencia, y por su puesto para la filosofía. Las ideas, objetos y verdades son<br />
realidades “prácticas”, pero con sentidos diferentes. El descuido de James a la hora de<br />
distingiur estos sentidos fue lo que hizo posible las desviaciones en la interpretación del<br />
pragmatismo, que fueron la causa de las injustas acusaciones que lo asimilaron al idealismo, el<br />
voluntarismo o el irracionalismo. La epistemología deweyana es en cierta medida –como el<br />
propio James lo afirmara- una reelaboración del empirismo clásico, conjugada con la noción<br />
de evolución, y en la que el conocimiento depende de una lógica naturalista que sustituye la<br />
experiencia pasada por la experiencia futura como base metodológica. Este modelo empíriconaturalista<br />
es la forma del conocimiento que ha realizado el hombre en el devenir biológico de<br />
su historia, y el que de hecho estudia la biología. Las reflexiones sobre el conocimiento<br />
humano, como estrategia de resolución de problemas con raíces biológicas, abren un camino<br />
para comprender el significado de la ciencia. Por consiguiente, lo abren también para definir el<br />
papel de la filosofía y, por supuesto, de la filosofía de la biología.<br />
137
CRONOLOGÍA DE JOHN DEWEY<br />
1859 Nace en Burlignton, Vermont, USA.<br />
1879 Se gradúa en la Universidad de Vermont. Inicia su actividad como profesor de escuela ( High school)<br />
en Oil City, Pennsilvania.<br />
1881 Enseña en Charlotte, Vermont, y estudia filosofía con H. A. P. Torrey<br />
1882 Se gradúa en la Universidad John Hopkins.<br />
1884 Se doctora en la Universidad John Hopkins<br />
1886 Se casa con Alice Chipman<br />
1887 Trabaja como profesor de filosofía en la Universidad de Minessota<br />
1889-1894 Profesor de Filosofía en la Universidad de Michigan. Profesor de filosofía, Director del<br />
Departamento de Filosofía, Psicología, y Educación de la Universidad de Chicago.<br />
1899. Presidente de la Asociación Americana de Psicología ( 1889-1900)<br />
1904 Profesor de Filosofía, en la Universidad de Columbia desde 1904 hasta 1930.<br />
1905 Presidente de la Asociación Americana de Filosofía ( 1905-1906)<br />
1915 Fundador y primer presidente de la Asociación Americana de Profesores Universitarios.<br />
1919. Lecciones en Japón<br />
Lecciones en China<br />
1924 Profesor visitante de escuelas en Turkía.<br />
1926 Profesor visitante de escuelas en México<br />
1927 Muerte de su esposa Alice<br />
1928 Profesor visitante de escuelas en la Unión Soviética.<br />
1929 Profesor emérito, Universidad de Columbia<br />
1946 Matrimonio con Roberta Lowitz Grant<br />
1952 Muere el 1 de Junio en Nueva York.<br />
138
LA OBRA DE JOHN DEWEY: BIBLIOGRAFÍA<br />
Escritos de John Dewey<br />
La obra de Dewey ha sido recogida en sus Obras Completas, publicadas por Southern Illinois<br />
University Press, quedando dividida en tres partes: Early Works, Middle Works, y Later<br />
Works, que frecuentemente se citan con las abreviaturas ( EW = Early Works, MW= Middle<br />
Woks, y LW = Later Works), con su correspondiente tomo y página.<br />
The Early Works Of John Dewey, 1882-1898, Carbondale Southern Illinois University Press,<br />
1967- 1972. 5 volúmenes.<br />
The Middle Works Of John Dewey, 1899-1924, Carbondale Southern Illinois University Press,<br />
1976- 1983. 15 volúmenes.<br />
The Later Works Of John Dewey, 1882-1898, Carbondale Southern Illinois University Press,<br />
1925-1953. 17 volúmenes.<br />
De este modo la fórmula EW, 3 :450, significa, por tanto, que pertenece al volumen 3 de los<br />
Early Works, en la página 450. De igual modo, la fórmula MW, 2:249 , significa que<br />
pertenece a los Middle Works, al volumen 2 página 249, etc.<br />
En las obras que poseen traducción al castellano, se citarán también las correspondientes<br />
versiones.<br />
Otras obras editadas independientemente, (algunas con traducción al castellano):<br />
1. The School and Society. ( 1900) Chicago, Chicago University Press, ( Rev., ed. 1915,<br />
Paperback Phoenix Books, 1956.<br />
2. The Child and the Curriculum, Chicago, Chicago University Press, ( Rev., ed. 1915,<br />
Paperback Phoenix Books, 1956.<br />
3. How we Think. ( 1910) Boston D. C. Health and Co. ( Rev. ed 1933). Traducción al<br />
castellano de Antonio Caparros. Ediciones Paidós, 1989.<br />
4. The influence of Darwin and Other Essays on Contemporany Thought. New York, Henry<br />
Holt and Company, ( Papperback Midland Books, 1965)<br />
139
5. Democracy and Education,( 1916) New York, Macmillan Compani, (Macmillan<br />
Paperbacks, 1961).<br />
6. Essays in Experimental(1916) Logic. Chicago University of Chicago Press, (Paperback,<br />
Dover Books, n.d.).<br />
7. “The need for a Recovery of Philosophy” (1917) en “Creative Intelligence, Essays in the<br />
Pragmatic attitude”. New York, Henry Holt and Co., pp 3-69.<br />
8. Reconstrucción in Philosophy, New York, Henry Holt and Co, ( Paperbackm enlarged<br />
edition, Beacon Press, 1957). Traducción al castellano de Amando Lázaro Ros. Editorial<br />
Planeta D’Agostini 1986.<br />
9. Human Nature and Conduct. (1922) New York Henry Holt and Co.,<br />
Modern Library edition, 1930.<br />
10. Experience and Nature (1925). Chicago, Open Court Publishing Co. (Paperback, Dover<br />
Books 1958). Traducción al castellano de Daniel Cosío Villegas, con prologo a la versión<br />
española de <strong>José</strong> Gaos. Fondo de Cultura Económica, México D.F.,1948.<br />
11. The Public and its problems ( 1927) New York, Henry Holt and Co. (Paperback, Alan<br />
Shallow, 1957).<br />
12. Characters and Events: Popular Essays in Social and Political Philosophy.( 1929) New<br />
York Henry Holt and Co, 2 vols. (Paperback, Capriconr Books, 1959)<br />
13. The Quest for Certainty (1929) New York, Minton Balch and Co. (Paperback, Capriconr<br />
Books, 1960).<br />
14. Individualism Old and New. (1930) New York Minton, Balch and Co. (Paperback,<br />
Capriconr Books, 1962).<br />
15. Philosophy and Civilization, (1931) New York Minton, Balch and Co. (Paperback,<br />
Capriconr Books, 1963).<br />
16. Art as Experience ( 1934) New York Minton, Balch and Co 355pp Paperback, Capriconr<br />
Books, 1959) Traducción castellana editada por el Fondo de Cultura Económica, Buenos<br />
Aires 1948.<br />
17. A common Faith. ( 1934) New Haven, Yale University Press, (Paperback, Yale, 1960).<br />
18. Liberalism and Social Action ( 1935) New York, G. P.Putnam’s Sons (Paperback,<br />
Capriconr Books, 1963).<br />
19. Logic: The Theory of Inqury.(1938) New York, Henry Holt and Co.<br />
140
20. Experience and Education. (1938) New York Macmillan Co. (Paperback, Collier Books,<br />
1963).<br />
21. Freedom and Culture.(1939) New York, G .P. Putnam’s Sons. (Paperback, Capricorn<br />
Books, 1963).<br />
22. “Experience knowlwdge and value: a Rejoinder”( 1939) en Paul Arthur Schlipp, (ed.) The<br />
Philosophy of John Dewey. Evanston, Northwestern University Press, pp 517-608.<br />
23. Problems of men. Philosophical Library. N York. Versión castellana de Euardo Prieto.<br />
Editorial Paidós, Buenos Aires, 1952.<br />
Bibliografias sobre la obra de Dewey<br />
Existen 3 grandes trabajos bibliográficos sobre los escritos de John Dewey, dos de los cuales<br />
están organizados de modo cronológico y el tercero por materias:<br />
1. Writtings of John Dewey, 1882-1950, editado por Paul Arthur Schlipp, New York Tudor<br />
Publishing Company, 1951.<br />
2. Writtings of John Dewey, en John Dewey: A Centennial Bibliography ( 1882- 1962)<br />
editada por Milton Halsey Thomas, Chicago, University of Chicago Press, 1962 pp 1-153<br />
y 298.<br />
3. Jo-Ann Boydstone, (ed.) Guide to the Works of John Dewey. Cabondale, Southern Illinois<br />
University Press, 1970.<br />
Las obras de Dewey han sido traducidas a varios idiomas. Para esta información puede<br />
consultarse la obra de Jo-Ann Boydstone y Robert L Andresen eds, John Dewey: A Chick list<br />
of Translations, 1900- 1967, Cabondale, Southern Illinois University Press, 1969.<br />
Bibliografía secundaria<br />
Para una lista de bibliografía secundaria sobre John Dewey ver: Writtings of John Dewey, en<br />
John Dewey: A Centennial Bibliography ( 1882- 1962) editada por Milton Halsey Thomas,<br />
Chicago, University of Chicago Press, 1962. Pag 195-293.<br />
141
1. Alexander, T. John Dewey’s Theory of Art, Experience and Nature, State University of N<br />
York Press, 1987.<br />
2. Boydstone, J A (ed). Guide to the Works of John Dewey, Carbondale Southern Illinois<br />
University Press, 1970.<br />
3. Castillo, R. Conocimiento y Acción: el giro pragmático de la filosofía, Madrid, UNED<br />
1995<br />
4. Catalán, M. Pensamiento y Acción: teoría de la investigación moral de John Dewey,<br />
Barcelona, PPU, 1994.<br />
5. Dykhuizen, G. The mind and the Life of John Dewey. Carbondale Southern Illinois<br />
University Press, 1973<br />
6. Faerna, A. Introducción a la teoría pragmatista del conocimiento. Madrid Siglo XXI,<br />
1996.<br />
7. Gouinlock, J. John Dewey’s Philosophy of Value. Nueva York, Humanities Press, 1972.<br />
8. Hook, s (ed). John Dewey, Philosopher of Science and Freedom. Nueva York, Dial Press,<br />
1945<br />
9. Mc Dermott John J. (ed.) The Philosophy of John Dewey. The University of Chicago<br />
Press. Chicago and London, 1973.<br />
10. Mougán Rivero Juan C. Acción y racionalidad de la obra de John Dewey. Universidad de<br />
Cadiz, 2000.<br />
11. Perez Tudela, J . El pragmatismo Americano: acción racional y reconstrucción del<br />
sentido, Madrid, Cincel, 1988.<br />
12. Ratner, J. (ed). Intelligence in the Modern World: John Dewey’s Philosophy. Nueva York,<br />
Modern Library, 1939.<br />
13. Rockefeller, S. C. John Dewey: Religious, Faith and Democratic Humanism. Nueva<br />
York, Columbia University Press, 1991.<br />
14. Ryan, A. John Dewey and the High tide of American Liberalism. Nueva York, W. W.<br />
Norton, 1995.<br />
15. Schlipp, P.A. (ed) The Philosophy of John Dewey.The Library of Living Philosophers, vol<br />
I La Salle, Northwestern University and Southern Illinios University Press 1939.<br />
16. Sini, C. El pragmatismo. Madrid, Akal, 1999.<br />
17. Thayer, H. S. Meaning and Action:A critical history of Pragmatism, Indianápolis, Hacket<br />
Publishing Co., 1981.<br />
142
18. Tiles.J. E. John Dewey, Londres, Routledge 1992. 4 vols<br />
19. Welchman J. Dewey’s Ethical Thought. Ithaca, Cornell University Press, 1995.<br />
Westernbrook, R. B. John Dewey and American Democracy, Ithaca, Cornell Universiy Press,<br />
1991.<br />
143