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ta porque ¿qué hará el secular más escandaloso en tales lances<br />

cuando ve que un religioso que ha profesado la virtud, que ha<br />

jurado separarse del mundo y refrenar sus pasiones, escandaliza<br />

con su “perverso ejemplo” (1990b: 119). Por ejemplo, el confesor<br />

cumplía con sus funciones “de priesa” (1990a: 241), en oposición<br />

a sus largas visitas en las casas de los pudientes. Éstos los invitaban<br />

por lujo y por vanidad, no por devoción. Este clero servía<br />

más para adular que corregir a los amos o patrones y demás feligreses;<br />

incluso percibe sus dobleces el chino. El Pensador atenúa<br />

lo malo de los curas de alcurnia con ejemplos notorios: en aquel<br />

espacio históricamente lúgubre para la religión auténtica, conoce<br />

al converso Martín Pelayo, sacerdote con vocación contraria<br />

al mercantilismo, con quien se confesó desde entonces hasta su<br />

muerte y de quien recibió el Viático. Se confesaba viniendo a la<br />

ciudad de México desde San Agustín de las Cuevas. Otro párrafo<br />

lleva la misma orientación en el caso de Don Roque.<br />

Después de fungir como vigía de la gavilla de ladrones a la<br />

que se había incorporado, Periquillo regresa a la capital. Entra a<br />

los ejercicios de la Profesa, donde conoce a Don Roque, confesor<br />

que lo acomoda en una tienda. Es un sacerdote sabio, ejemplar,<br />

que le enseña cómo se disfrazan los vicios como virtudes<br />

(1990b: 347): los lisonjeros y oportunistas llenan de incienso al<br />

ídolo que los favorece por criminal que sea; con la mayor desvergüenza<br />

alaban sus maldades como acciones heroicas.<br />

3.7 La medicina<br />

Quizá por la veneración a su figura paterna insiste en la pésima<br />

atención que hubo en la Nueva España en asuntos de salud. No<br />

falta en la novela el matasanos Dr. Purgante. Los médicos charlatanes<br />

engañaban con terminajos generalmente desatinados, con<br />

títulos retumbantes de enfermedades que se sacaban de su ma-<br />

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