Descargar PDF - Inicio - UNAM
Descargar PDF - Inicio - UNAM
Descargar PDF - Inicio - UNAM
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
de contarse las de los impresores), sino un lenguaje apropiado<br />
para las clases que describe la diégesis o la trama: desde las más<br />
humildes, los honrados llamados “canallas”, como “indios” y<br />
“negros”, así como las clases potentadas en grado sumo.<br />
La riqueza léxica que manejó ha desa parecido en el intercambio<br />
con los medios de comunicación masivos. Ahora bien,<br />
quizá por motivo de la mejor redacción, al finalizar el tomo V nos<br />
enteramos de que El Pensador Mexicano se ha comprometido a<br />
retocar y anotar los cuadernos de Perico: “¡ojalá el éxito corresponda<br />
a sus intenciones laudables!” (1990b: 415). Se encargó,<br />
dice el autor homodiegético, o sea el narrador empírico o real,<br />
José Joaquín Fernández de Lizardi, de la corrección, las notas y<br />
de dar la forma última a los cuadernos del autor heterodiegético,<br />
quien figura como narrador del texto, es decir, Pedro Sarmiento.<br />
El Pensador Mexicano afirma que los cuadernos del difunto<br />
tienen la gracia que los hace dignos de leerse y publicarse, a<br />
pesar de que los habían tachado de vulgares, entre otras razones,<br />
porque en la cárcel El Periquillo dice que los otros presos<br />
le vaciaron encima bacinicas llenas de orines. Víctima de odios<br />
larvados comprensiblemente en contra de alguien de otro nivel<br />
social, aunque la venganza la ejercieran fuera de la justicia del<br />
caso, recibió “unos jarritos de orines […] tantos y tan llenos y<br />
con tan buen tino que al poco estaba hecho una sopa de meados,<br />
descalabrado y dado a Judas” (1990a: 367), acto propio de<br />
aquellos desorientados que lo juzgaban un blanquito rico venido<br />
a menos.<br />
Si enjuiciaron por ladrones a tales vengativos, fue no por<br />
violación de la ley, sino por falta de “valimiento”. Aún de viejo<br />
Lizardi siente dolor cuando toca las llagas de aquellos agravios<br />
que cicatrizaron tan mal como se aplicaba la ley. Frente a las críticas<br />
desaforadas por este episodio, pese a su moral encubierta,<br />
41