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ias o no, inculpaban a inocentes y exoneraban a culpables. El<br />
juez, por lo tanto, sólo conocía tales expedientes alterados.<br />
En 1810, Lizardi había sido juez interino de Taxco en sustitución<br />
de un español. Fue sustituto porque, según las disposiciones<br />
borbónicas, sólo los nacidos en la Metrópoli podían ocupar<br />
cargos burocrático-políticos. Es de suponer que el peninsular<br />
huyó o simplemente le heredó el cargo a nuestro autor cuando<br />
vislumbró a las tropas insurgentes en las cercanías de esta<br />
ciudad de españoles. La Nueva España se dividía en ciudades<br />
de indios y de españoles. Segregación que funcionó como una<br />
manera de proteger las comunidades no-hispanohablantes de<br />
los iniciales repartimientos de indios, esclavismo disfrazado de redención<br />
cristiana.<br />
En aquellos días, la Nueva España, llamada por José Joaquín<br />
Fernández de Lizardi América Septentrional, se hallaba bajo el<br />
gobierno de Francisco Javier Venegas. En Taxco, donde nuestro<br />
periodista era intendente, escribió cartas a este virrey acerca de<br />
los hipotéticos planes que los lugareños fraguaron en defensa<br />
de su “república de españoles”. Explico. La Nueva España estaba<br />
organizada en dos, a saber, “repúblicas” o poblaciones de<br />
españoles, y de “naturales” o pueblos originarios. Taxco, habitado<br />
por “gachupines”, fue rodeado por tropas de Hidalgo, compuestas<br />
de indios. Estaba, pues, en peligro a los ojos de los hispanohablantes<br />
que la habitaban. Las cartas mencionadas nunca<br />
llegaron a su destino. Fernández de Lizardi entregó sin presiones<br />
las armas al general Hernández, quien comandaba una de<br />
las tropas. Otro dato relevante. En El Pensador Mexicano número<br />
9, Lizardi le felicita el aniversario a Venegas, el texto obedece la<br />
censura: obligaba a escribir alabanzas sin límite a la autoridad, o<br />
no se imprimían los escritos. Después de estos párrafos de marras,<br />
nuestro periodista espeta críticas muy fuertes a Venegas<br />
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