En torno al epistolario Jaspers-Heidegger - cristobal holzapfel
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“La fiesta del pensamiento” Realización: Cristóbal Holzapfel Programa No. 263 para la Radio de la Universidad de Chile Ciclo: “En torno al epistolario Jaspers-Heidegger” Audición: miércoles 17 de Enero del 2001 a las 16,45 hrs. Hemos visto como la amistad entre Jaspers y Heidegger da pie a que se reanude a partir de una carta del primero al segundo de febrero de 1949. Pues bien, la amistad, cabe decir, efectivamente se reanuda con la respuesta del 22.6.49 de Heidegger, y esta tardanza en su respuesta se debe a algo que tendría que ver, al parecer, con el hecho de que las autoridades francesas de las fuerzas de ocupación tienen a Heidegger bajo vigilancia, y controlan su correo. Probablemente la carta de Jaspers tuvo que pasar por el examen de algún funcionario, para que finalmente fuera aprobada, lo que tardó algunos meses. Si interpretamos esto, podríamos traer a colación la concepción del ser y del hombre que tiene Jaspers, en el sentido de que hay mundo y trascendencia. El mundo, del que se habla allí tiene su organización determinada por el interés, la utilidad, la conveniencia, y otros, es decir, está determinado por condiciones. Por su parte, la trascendencia está pensada siempre desde el acto de trascender, y por ejemplo, en el ámbito ético se trata de que trascendemos hacia lo incondicional, hacia lo que se sustrae a las condiciones en que siempre se está debatiendo el mundo. A su vez, el mundo está caracterizado porque en él se existe siempre en situaciones, supongamos situaciones de carácter económico, social, político, cultural, y otros, mientras que cuando trascendemos lo hacemos hacia situaciones límites, y podríamos agregar, una amistad, como también un amor, únicamente se pueden realizar desde una situación límite. Me refiero a que estas vivencias únicamente se viven de veras y propiamente desde lo que se sustrae a cualquier condición impuesta por el mundo. En ellas no hay criterios de conveniencia ni de ninguna otra especie similar que expresen lo esencial de ellas. P 1 Volviendo al epistolario de nuestros pensadores, podemos decir que los avatares del mundo y las facilidades o, en este caso, dificultades que suele poner en la mejor realización de las relaciones humanas, han impuesto sus trabas en la reanudación de esta amistad. Y lo cierto es que esas trabas, esos obstáculos, podrían haber sido definitivos: supongamos que la carta de Jaspers nunca habría llegado a su destinatario, y que este simple hecho hubiera suscitado que ninguno de los dos hubiera dado un paso más para acercarse al otro: Jaspers porque Heidegger no le contestó, y Heidegger, porque se quedó con la idea de que Jaspers nunca contestó su carta sobre Roma del año 36, lo que ya hemos visto, se debió también a eso que hemos llamado aquí una intervención del mundo y sus vicisitudes. En este caso, esas vicisitudes tienen que ver con el hecho de una carta extraviada. Esto nos lleva a otro de los aspectos de la noción jaspersiana de mundo, como que éste está siempre en ruinas. Desde luego, cabe aclarar de inmediato, que el mundo no es que esté en ruinas porque hay cartas extraviadas, porque el servicio de correos, y aunque se trate del servicio alemán de correos, no siempre funciona bien, sino porque cualquier organización que haya habido, que haya actualmente o que habrá en lo futuro nunca es perfecta, porque además en el mundo siempre ha habido crimen, discordia, violencia, guerras, hambre y desolación. 70
Pero, claro está, la trascendencia hacia la que trascendemos en distintos ámbitos existenciales, entre ellos, en la amistad no puede concebirse como algo separado, como ubicado en algún ultramundo, sino que transcurre aquí y ahora, implicando esto que, si pensamos en la comunicación, suelen haber situaciones mundanales que la interrumpen, y así también una amistad se puede interrumpir y fracasar por una carta extraviada. P 2 Ahora bien, hemos dicho que en el hecho de que la carta de Jaspers de febrero del 49 no llegue a su destinatario es algo que tiene que ver con los avatares del mundo, pero junto con ello también, con lo fortuito. Vale la pena que nos detengamos a pensar sobre este punto, ya que en eso que llamamos lo "fortuito" se abre una ventana a lo que solemos llamar el "destino". Se trata en ello de que todo lo que está en dependencia nuestra, que se ajusta a nuestras decisiones y que podemos organizar, programar y producir, genera un orden, precisamente un orden que depende de nosotros. Por ejemplo, si decido hacer un viaje a un determinado lugar y efectivamente voy para allá, como posteriormente si decido volver en tal fecha y lo hago, todo ello genera y está dentro de cierto orden. Y si, por el contrario, no emprendo el viaje tal, o lo postergo, o bien lo realizo efectivamente, pero no vuelvo en la fecha programada, o postergo indefinidamente el regreso, o incluso, decido no volver nunca más de aquel lugar, cada una de esas posibilidades implica que he modificado el orden en el que en cada caso se debate mi existencia. Pero, en los ejemplos dados el mentado orden depende siempre de mí y aunque se trate de modificarlo. Pero, ¿qué pasa cuando lo programado es alterado, sin saber que ha habido en ello una alteración Volviendo a nuestro ejemplo: ¿qué pasa si yo - Karl Jaspers - le envío una carta a mi antiguo amigo Martin Heidegger, y esta carta no le llega por algún motivo que desconozco, y más encima yo no se ni siquiera que no le llegó Es aquí donde podemos hablar de lo fortuito. P 3 Pero eso - lo fortuito - da pie a que con ello abramos una ventana al destino. Mas, salta a la vista que se hace necesario hacer alguna distinción entre ambos términos. Ciertamente estamos ante un tema enorme que va más allá de lo que podemos hacer aquí. Por eso, a continuación sólo algunas indicaciones al respecto. Aristóteles ha pensado el azar en tanto (en latín 'casus') y , suerte o fortuna. A su vez, el azar se vincula con aquello que se supone no corresponde visiblemente a ninguna de las 4 causas que participan en cada fenómeno o acontecimiento (causa material, formal, eficiente y final), y en este sentido corresponde a lo accidental. Esto quiere decir que lo azaroso es lo excepcional, lo que se aparta de lo que se espera que suceda, lo que tiene que ver con una estructura legal que rige todo. Por ejemplo, es un accidente que yendo al ágora (la plaza pública) a comerciar aceite alguien me pague una deuda, o que el que construye una casa tenga la tez pálida, o una ardilla que come una mazorca. Se podría agregar relativamente a ello que una vez que sucede algo: que la ardilla efectivamente come una mazorca, aunque no sea lo que acostumbre, entonces esa situación de hecho, como toda situación, todo fenómeno, todo acontecimiento ya se rige por una necesidad, es decir, con ello rozamos el ingente problema del determinismo. 71
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“La fiesta del pensamiento”<br />
Re<strong>al</strong>ización: Cristób<strong>al</strong> Holzapfel<br />
Programa No. 263 para la Radio de la Universidad de Chile<br />
Ciclo: “<strong>En</strong> <strong>torno</strong> <strong>al</strong> <strong>epistolario</strong> <strong>Jaspers</strong>-<strong>Heidegger</strong>”<br />
Audición: miércoles 17 de <strong>En</strong>ero del 2001 a las 16,45 hrs.<br />
Hemos visto como la amistad entre <strong>Jaspers</strong> y <strong>Heidegger</strong> da pie a que se reanude a partir<br />
de una carta del primero <strong>al</strong> segundo de febrero de 1949. Pues bien, la amistad, cabe decir,<br />
efectivamente se reanuda con la respuesta del 22.6.49 de <strong>Heidegger</strong>, y esta tardanza en su<br />
respuesta se debe a <strong>al</strong>go que tendría que ver, <strong>al</strong> parecer, con el hecho de que las autoridades<br />
francesas de las fuerzas de ocupación tienen a <strong>Heidegger</strong> bajo vigilancia, y controlan su correo.<br />
Probablemente la carta de <strong>Jaspers</strong> tuvo que pasar por el examen de <strong>al</strong>gún funcionario, para que<br />
fin<strong>al</strong>mente fuera aprobada, lo que tardó <strong>al</strong>gunos meses.<br />
Si interpretamos esto, podríamos traer a colación la concepción del ser y del hombre que<br />
tiene <strong>Jaspers</strong>, en el sentido de que hay mundo y trascendencia.<br />
El mundo, del que se habla <strong>al</strong>lí tiene su organización determinada por el interés, la<br />
utilidad, la conveniencia, y otros, es decir, está determinado por condiciones.<br />
Por su parte, la trascendencia está pensada siempre desde el acto de trascender, y por<br />
ejemplo, en el ámbito ético se trata de que trascendemos hacia lo incondicion<strong>al</strong>, hacia lo que se<br />
sustrae a las condiciones en que siempre se está debatiendo el mundo.<br />
A su vez, el mundo está caracterizado porque en él se existe siempre en situaciones,<br />
supongamos situaciones de carácter económico, soci<strong>al</strong>, político, cultur<strong>al</strong>, y otros, mientras que<br />
cuando trascendemos lo hacemos hacia situaciones límites, y podríamos agregar, una amistad,<br />
como también un amor, únicamente se pueden re<strong>al</strong>izar desde una situación límite. Me refiero a<br />
que estas vivencias únicamente se viven de veras y propiamente desde lo que se sustrae a<br />
cu<strong>al</strong>quier condición impuesta por el mundo. <strong>En</strong> ellas no hay criterios de conveniencia ni de<br />
ninguna otra especie similar que expresen lo esenci<strong>al</strong> de ellas.<br />
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Volviendo <strong>al</strong> <strong>epistolario</strong> de nuestros pensadores, podemos decir que los avatares del<br />
mundo y las facilidades o, en este caso, dificultades que suele poner en la mejor re<strong>al</strong>ización de<br />
las relaciones humanas, han impuesto sus trabas en la reanudación de esta amistad. Y lo cierto es<br />
que esas trabas, esos obstáculos, podrían haber sido definitivos: supongamos que la carta de<br />
<strong>Jaspers</strong> nunca habría llegado a su destinatario, y que este simple hecho hubiera suscitado que<br />
ninguno de los dos hubiera dado un paso más para acercarse <strong>al</strong> otro: <strong>Jaspers</strong> porque <strong>Heidegger</strong><br />
no le contestó, y <strong>Heidegger</strong>, porque se quedó con la idea de que <strong>Jaspers</strong> nunca contestó su carta<br />
sobre Roma del año 36, lo que ya hemos visto, se debió también a eso que hemos llamado aquí<br />
una intervención del mundo y sus vicisitudes. <strong>En</strong> este caso, esas vicisitudes tienen que ver con el<br />
hecho de una carta extraviada.<br />
Esto nos lleva a otro de los aspectos de la noción jaspersiana de mundo, como que éste<br />
está siempre en ruinas. Desde luego, cabe aclarar de inmediato, que el mundo no es que esté en<br />
ruinas porque hay cartas extraviadas, porque el servicio de correos, y aunque se trate del servicio<br />
<strong>al</strong>emán de correos, no siempre funciona bien, sino porque cu<strong>al</strong>quier organización que haya<br />
habido, que haya actu<strong>al</strong>mente o que habrá en lo futuro nunca es perfecta, porque además en el<br />
mundo siempre ha habido crimen, discordia, violencia, guerras, hambre y desolación.<br />
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