En torno al epistolario Jaspers-Heidegger - cristobal holzapfel

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ésta sólo podemos llegar a lo que podemos objetivar, y que es posible traducir en conceptos generales. El ser de las cosas para Jaspers se revela sólo parcialmente en una relación sujeto-objeto que hace posible una objetivación de los hechos: en el caso de lo que concierne a Heidegger que es imposible decir simplemente que él fue nazi por tales y cuales motivos, que es también imposible decir que el silencio en el que se sume durante 12 años, aparentemente desinteresándose de lo que les podría haber ocurrido a Jaspers y su esposa, es también por tales y cuales motivos. El ser es, al contrario, siempre un en-sí trascendente que escapa a los catastros y taxonomías de las explicaciones en conceptos generales. Es por ello que en vez de una explicación, él procura al menos comprender, y comprender en particular el largo silencio de Heidegger, pero lo cierto es que, podríamos decir, hasta lo que sería una comprensión mínima fracasa, por lo cual al final no queda más que la oscuridad. Y bien, el punto está en que es tanto lo que le importa la renovación de su amistad con Heidegger, que incluso está dispuesto, como ya vimos, a asumir esa oscuridad como algo inerradicable. P 3 En ello despunta otra de las ideas del pensamiento jaspersiano, cual es la situación límite. Se trata de que el hombre vive normalmente en situaciones, como el tener que alimentarse, trabajar, relacionarse con los otros, pero hay ciertas situaciones llamadas límites, como por ejemplo, que tenemos que morir, la enfermedad, la soledad, pero también puede ser el amor, que nos obligan a ser-desde-el origen. A partir de ellas se realiza el posible ser-sí-mismo, la existencia. A su vez la comunicación es únicamente posible entre existencias que se reconocen mutuamente la posibilidad de ser-sí-mismos. Y precisamente se trata además de que así como el ser propiamente existente, como la comunicación entre existencias no son traducibles en conceptos generales, de tal modo que existencia y comunicación tienen siempre el carácter de aquello a lo que nos arriesgamos, y que es ajeno a todo cálculo y seguridad. Vistas las cosas de esta forma, es patente que lo que procura, y, antes bien, lo que le nace a Jaspers es el logro de esa comunicación con Heidegger, pero también, junto con ello, a partir de una determinada situación límite - reflejada en la oscuridad insondable de aquel silencio -. Y, claro está, ese oscuro silencio pasa a ser un cabo suelto que tanto da para que, asumiéndolo, renazca la amistad, o para que ésta sucumba, si acaso ese silencio se tradujera en algo que de alguna manera se puede objetivar, y más encima, en términos negativos, como que él significara no el hablar silente que surge de un genuino acercamiento al ser de las cosas, sino algo sórdido. P 4 Y Jaspers continúa diciendo en su carta que el que sus respectivas filosofías sigan derroteros distintos (aunque en el mundo se las identifique, como ha hecho Jean Wahl en Francia, lo que ha demandado de parte de cada uno de estos dos pensadores cartas aclaratorias que han sido publicadas) no debe constituir tampoco algún obstáculo en su relación. Es más, relativamente a este punto de la supuesta diferencia entre ambas filosofías, él expresa su confianza en que cuando se va al fondo de los asuntos en filosofía se descubre la unión en sus orígenes y metas, y agrega al respecto lo siguiente: 68

"Esta es una fe como en la comunicación - una fe contra la apariencia engañadora -. Si mi recuerdo no me falla, en esto estuvimos de acuerdo alguna vez". Nótese en relación con las conexiones que hemos hecho entre el contenido de las cartas y el pensamiento de Jaspers que aquí él mismo hace esta conexión, trayendo a colación lo que él define como comunicación. P 5 Y termina la carta en un final emotivo y lleno de esperanza. Escuchemos: "Lo saludo desde un lejano pasado sobre un abismo de los tiempos, reforzando algo que fue y que no puede no ser nada". Bello final para una amistad a punto de renacer. Mas, ya he dicho alguna vez que si hay algo grande en esta amistad, ello no es solamente porque toca ciertos pliegues de lo humano y lo espiritual, sino que esa grandeza se manifiesta en que ella no se sustrae a ciertas cosas que parecen como de destino. Por de pronto, la propia amistad, su nacimiento, su auge, su quiebre y su renacimiento, todo esto parece como destinal; pero también, como dijimos alguna vez, las equivocaciones, los accidentes, el azar, en fin, todo lo que tiene que ver con lo fortuito. En relación a esto fortuito me refiero al hecho de que la carta de febrero del 49 que tan ampliamente nos hemos detenido a analizar, nunca llegó a su destinatario, lo cual, podríamos suponer, se debe a que al parecer Heidegger estaba bajo vigilancia por parte de las autoridades francesas, y es probable que hayan hurgado en su correspondencia. No obstante esto, Heidegger, sin haber leído la mencionada carta, acusará recibo meses más tarde, más precisamente el 22.6.49. Escribiéndole desde Friburgo le dice entonces a Jaspers lo siguiente: "Ayer me dijo Heiss /antiguo alumno de Heidegger y Profesor de Psicología en la Universidad de Friburgo/ de que Ud. me habría escrito en febrero. Para mi pesar, esta carta no llegó. Ciertamente le habría contestado inmediatamente. De todos modos no es el primer caso en los últimos años que correo importante del extranjero no llega a mí". P 6 En lo que sigue de esta carta, podemos reconocer como Heidegger da pie a la reanudación de la amistad entre ambos. Pues bien, el azar de que la carta de Jaspers nunca llegara a sus manos, da pie a una situación peculiar que tiene su exquisita gracia, y esto está representado por el hecho de que cada uno por separado dio el paso a esa reanudación. Ello es a tal punto así que ni siquiera cabe decir que alguno de los dos tiene el mérito de haber sido el primero. Tal solo formalmente aparece Jaspers como el primero, pero en verdad no hay aquí nadie que lo sea propiamente. Terminemos hoy con la cita del pasaje de la carta de Heidegger que induce al renacimiento de la antigua filía: "Le agradezco de corazón por esta carta; que Ud. ha escrito es para mí una gran alegría. A través de todo extravío y confusión y una desazón temporal la relación hacia Ud. ha permanecido intacta para mí, la cual se fundó al inicio de nuestros caminos durante los años 20". P 7 Dentro del Ciclo "El 'esclarecimiento existencial' de Karl Jaspers" continuamos el próximo miércoles a las 16,45 hrs. con el Capítulo "La sociedad de lucha". 69

ésta sólo podemos llegar a lo que podemos objetivar, y que es posible traducir en conceptos<br />

gener<strong>al</strong>es.<br />

El ser de las cosas para <strong>Jaspers</strong> se revela sólo parci<strong>al</strong>mente en una relación sujeto-objeto que<br />

hace posible una objetivación de los hechos: en el caso de lo que concierne a <strong>Heidegger</strong> que es<br />

imposible decir simplemente que él fue nazi por t<strong>al</strong>es y cu<strong>al</strong>es motivos, que es también<br />

imposible decir que el silencio en el que se sume durante 12 años, aparentemente<br />

desinteresándose de lo que les podría haber ocurrido a <strong>Jaspers</strong> y su esposa, es también por t<strong>al</strong>es y<br />

cu<strong>al</strong>es motivos.<br />

El ser es, <strong>al</strong> contrario, siempre un en-sí trascendente que escapa a los catastros y taxonomías de<br />

las explicaciones en conceptos gener<strong>al</strong>es.<br />

Es por ello que en vez de una explicación, él procura <strong>al</strong> menos comprender, y comprender en<br />

particular el largo silencio de <strong>Heidegger</strong>, pero lo cierto es que, podríamos decir, hasta lo que<br />

sería una comprensión mínima fracasa, por lo cu<strong>al</strong> <strong>al</strong> fin<strong>al</strong> no queda más que la oscuridad.<br />

Y bien, el punto está en que es tanto lo que le importa la renovación de su amistad con<br />

<strong>Heidegger</strong>, que incluso está dispuesto, como ya vimos, a asumir esa oscuridad como <strong>al</strong>go<br />

inerradicable.<br />

P 3<br />

<strong>En</strong> ello despunta otra de las ideas del pensamiento jaspersiano, cu<strong>al</strong> es la situación límite. Se<br />

trata de que el hombre vive norm<strong>al</strong>mente en situaciones, como el tener que <strong>al</strong>imentarse, trabajar,<br />

relacionarse con los otros, pero hay ciertas situaciones llamadas límites, como por ejemplo, que<br />

tenemos que morir, la enfermedad, la soledad, pero también puede ser el amor, que nos obligan a<br />

ser-desde-el origen. A partir de ellas se re<strong>al</strong>iza el posible ser-sí-mismo, la existencia. A su vez la<br />

comunicación es únicamente posible entre existencias que se reconocen mutuamente la<br />

posibilidad de ser-sí-mismos.<br />

Y precisamente se trata además de que así como el ser propiamente existente, como la<br />

comunicación entre existencias no son traducibles en conceptos gener<strong>al</strong>es, de t<strong>al</strong> modo que<br />

existencia y comunicación tienen siempre el carácter de aquello a lo que nos arriesgamos, y que<br />

es ajeno a todo cálculo y seguridad.<br />

Vistas las cosas de esta forma, es patente que lo que procura, y, antes bien, lo que le nace a<br />

<strong>Jaspers</strong> es el logro de esa comunicación con <strong>Heidegger</strong>, pero también, junto con ello, a partir de<br />

una determinada situación límite - reflejada en la oscuridad insondable de aquel silencio -.<br />

Y, claro está, ese oscuro silencio pasa a ser un cabo suelto que tanto da para que, asumiéndolo,<br />

renazca la amistad, o para que ésta sucumba, si acaso ese silencio se tradujera en <strong>al</strong>go que de<br />

<strong>al</strong>guna manera se puede objetivar, y más encima, en términos negativos, como que él significara<br />

no el hablar silente que surge de un genuino acercamiento <strong>al</strong> ser de las cosas, sino <strong>al</strong>go sórdido.<br />

P 4<br />

Y <strong>Jaspers</strong> continúa diciendo en su carta que el que sus respectivas filosofías sigan derroteros<br />

distintos (aunque en el mundo se las identifique, como ha hecho Jean Wahl en Francia, lo que ha<br />

demandado de parte de cada uno de estos dos pensadores cartas aclaratorias que han sido<br />

publicadas) no debe constituir tampoco <strong>al</strong>gún obstáculo en su relación.<br />

Es más, relativamente a este punto de la supuesta diferencia entre ambas filosofías, él expresa<br />

su confianza en que cuando se va <strong>al</strong> fondo de los asuntos en filosofía se descubre la unión en sus<br />

orígenes y metas, y agrega <strong>al</strong> respecto lo siguiente:<br />

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