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Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

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Los zapatos de la generosidad<br />

89<br />

—No abandono a mis hijos. Nunca los voy a abandonar. No puede atacar mi honra.<br />

Hago todo lo que puedo por ellos. Usted no me tiene que decir lo que tengo que hacer en<br />

mi casa. Todo está muy limpio, cuido muy bien de mi casa, más no puedo hacer.<br />

—Pues ya verás, volveré en una semana.<br />

Una semana después, la asistente volvió y le dijo que iba a perder a sus hijos por<br />

no cuidar de ellos como una madre debería hacerlo. Además, dijo que ya conocía a una<br />

familia en un país rico que los adoptaría.<br />

La pobre María empezó a llorar. Sólo tenía a sus hijos. Su vida eran sus hijos. Era<br />

pobre, pero esa no era razón para que se llevasen a sus hijos. María era una persona<br />

honrada, que hacía todo lo posible para que ellos pudieran ir a la escuela. A veces, llegaba<br />

a casa con las piernas doloridas de lo mucho que trabajaba y, sin embargo, nunca se<br />

quejaba.<br />

Entonces Joan, <strong>al</strong> ver a su madre desesperada, sin nadie que la pudiera ayudar,<br />

intentó hablar con su profesora de todo lo que estaba ocurriendo. La profesora, <strong>al</strong> conocer<br />

los hechos, habló con la directora del colegio que no tenía la menor idea de lo que pasaba.<br />

Le había dicho a la asistente que fuera a casa de Joan para ayudar, no para dejar a la Sra.<br />

María sin sus hijos.<br />

Después de una semana, ya tenían firmas de todos los <strong>al</strong>umnos, profesores y de<br />

todos los vecinos para que dejasen a María en paz con sus hijos. Todos juntos acudieron<br />

<strong>al</strong> despacho donde trabajaba la asistente y ésta, <strong>al</strong> ver que había cometido un error, pidió<br />

disculpas. Ella no conocía a María y había empezado a interferir en su familia y en su<br />

casa. Además, había ofendido la honra de María. Con mucha vergüenza, la asistente<br />

pidió disculpas.<br />

Pasada una semana, la asistente soci<strong>al</strong> llegó a la casa de María con una cesta de frutas<br />

y dos pares de zapatos para cada niño.<br />

Al día siguiente, s<strong>al</strong>ieron camino de la escuela con los zapatos más preciosos del<br />

mundo> ¡¡¡iban c<strong>al</strong>zados con los zapatos de la generosidad!!!

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