10.01.2015 Views

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

28<br />

drets <strong>humans</strong> <strong>al</strong> <strong>carrer</strong>. Cuentos <strong>infantiles</strong> <strong>sobre</strong> <strong>derechos</strong> <strong>humanos</strong><br />

En mis sueños veo fuego, veo camiones, cuerpos. Todo esto me persigue todas las<br />

noches como una m<strong>al</strong>dición. Estas p<strong>al</strong>abras definen mi vida. En un momento veo pasar<br />

este año.<br />

Todo empezó en enero de 1999 en una pequeña <strong>al</strong>dea de la que ni tan sólo recuerdo<br />

el nombre. Yo tan sólo tenía once años y mi hermano Zippo unos dieciséis. Una noche,<br />

mi hermano y yo nos levantamos <strong>al</strong> escuchar los llantos y llamadas de auxilio de nuestros<br />

padres. S<strong>al</strong>imos corriendo hacia ellos pero fue demasiado tarde> habían sido tiroteados<br />

por unos hombres que me eran desconocidos. Yo no había s<strong>al</strong>ido de mi <strong>al</strong>dea y sólo conocía<br />

las historias que se contaban <strong>sobre</strong> que por las noches venían los soldados rebeldes<br />

y se llevaban a los niños para que lucharan en una guerra sin sentido, en una lucha perdida.<br />

Después de matar a nuestros padres prendieron fuego a nuestra humilde cabaña<br />

y nos llevaron con ellos sin saber dónde acabaríamos. No sé cuánto tiempo duró aquella<br />

caminata con decenas de niños, cada uno con historias diferentes. Una noche, cuando<br />

acampamos en medio de la nada, nos as<strong>al</strong>tó una guerrilla que se llevó a varios niños, uno<br />

de ellos era mi hermano. No sabía qué hacer, no sabía qué pasaba, no sabía si correr,<br />

si pedir auxilio, no podía hacer nada… sólo protegerme de las b<strong>al</strong>as, del ruido. Al cabo<br />

de unas semanas, <strong>al</strong>gunos de los niños que no fueron raptados por la guerrilla fueron<br />

vendidos a hombres con una piel muy clara y con ojos azules. Nunca había visto a este<br />

tipo de personas. Nos pusieron en fila y eligieron a los niños que más les interesaban,<br />

pagando por ellos una pequeña cantidad. Uno de los niños me explicó que se los llevaban<br />

para trabajar en campos de cacao, diciéndome que ellos correrían mejor suerte que nosotros.<br />

No entendía nada, era tan inocente que creía que Zippo me vendría a buscar y que<br />

volveríamos a la <strong>al</strong>dea. El tiempo iba pasando y cada noche era el mismo trabajo, saquear<br />

<strong>al</strong>deas y raptar niños, asesinar…Siempre me acordaré del día que me enseñaron a utilizar<br />

el arma y de la primera persona a la que yo le quité la vida sin elección> era su vida o la<br />

mía. Era una mujer de 25 años que tras ver cómo asesinaban a su esposo no tenía mejor<br />

destino que él. Mi capitán me cogió del brazo y yo, con sólo apretar ese gatillo, le quité la<br />

vida, su propia vida. Su mirada la tengo marcada en mi <strong>al</strong>ma, en mi conciencia, pero no<br />

tenía elección, ¿qué podía hacer yo|<br />

Pasaron unos meses hasta que llegamos a una especie de campo con centenares de<br />

niños de diferentes partes de África. Cada uno con historias diferentes, pero no éramos<br />

amigos porque no se podía> cada uno era enemigo del otro. Una madrugada, me levanté<br />

por el fuerte ruido y <strong>al</strong> abrir los ojos vi a centenares de niños <strong>al</strong>rededor de un joven que

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!