10.01.2015 Views

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

22<br />

drets <strong>humans</strong> <strong>al</strong> <strong>carrer</strong>. Cuentos <strong>infantiles</strong> <strong>sobre</strong> <strong>derechos</strong> <strong>humanos</strong><br />

años ya era grande. Fueron tantas las pat<strong>al</strong>etas, que acabé convenciendo a mi madre<br />

para que me llevara a la peluquería. Insistí para que me hicieran un peinado especi<strong>al</strong>.<br />

Jijijijiji, quedé re<strong>al</strong>mente extraña y ridícula, tanto que aun hoy me causa risa, pero a mí<br />

me gustaba y eso era lo importante. Tenía el cabello largo, muy lacio y rebelde, por eso<br />

la pobre peluquera tuvo que hacerme un enredo que parecía un nido de avispas, para<br />

lograr la forma de bomba que yo le había explicado. Jejejjejeje, era re<strong>al</strong>mente un nido de<br />

avispas, gigante. No recuerdo si ya había visto en <strong>al</strong>gún lugar una cosa de ese tipo o era<br />

solo producto de mi fantasía, pero así me presenté en la escuela. No quise ponerme el<br />

uniforme, que era obligatorio solo para las niñas pobres (las niñas de las familias ricas<br />

no lo llevaban, aunque estudiaran en la escuela pública, pues era la única que tenían en<br />

el pueblo). Me puse un vestido blanco, nuevo, con una especie de babero triangular con<br />

cuadros rojos. Recuerdo que parecía tela de mantel, adornado con un moño en raso rojo,<br />

amarrado a la cintura. Lo recuerdo perfectamente porque yo misma había diseñado el<br />

modelo en mi cuaderno y mi pobre madre, a pesar de su pobreza, había sacado todos sus<br />

ahorros para llevarme a la modista y reg<strong>al</strong>arme el vestido de cumpleaños. Lo había hecho<br />

desde siempre, desde que yo tenía tres años.<br />

¡No lo podréis creer, pero mi fiesta de cumpleaños se derritió en medio de un mar de<br />

lágrimas! Uno, porque cuando entré en el aula todo el mundo soltó una sonora carcajada.<br />

Dos, porque a primera hora teníamos clase de matemáticas con una profesora negra,<br />

gorda y <strong>al</strong>ta, de nombre Patrocinia. Esta profesora era muy rígida con el reglamento y<br />

la disciplina. Las niñas ricas decían que era m<strong>al</strong>a porque era negra. Yo nunca estuve de<br />

acuerdo porque un día ella me mostró en el mapa de Colombia, su pueblito, un pueblito<br />

que era minúsculo, todavía más pequeño que el mío. Quedaba en la región del Chocó,<br />

en el océano Pacífico. Lejísimos, re<strong>al</strong>mente muy, muy lejos. Colombia es un país enoooorme<br />

y la pobre había ido a parar a la región del Chocó, a la inmensidad de la llanura.<br />

Ese, pienso, era el motivo de un carácter que escondía la ternura bajo una máscara de<br />

rigidez y de fri<strong>al</strong>dad.<br />

En todo caso, lo que les quiero contar, es que esta profesora no permitía que se fuese<br />

<strong>al</strong> baño durante el horario de clase. No obstante, ese día, aunque yo conocía muy bien las<br />

reglas sentí un deseo incontenible de ir <strong>al</strong> baño y no podía esperar el horario establecido<br />

(t<strong>al</strong> vez estaba nerviosa por el cumpleaños y <strong>sobre</strong> todo por ver cómo mis compañeritas<br />

de clase se reían de mi famoso peinado). Cuando le pedí autorización a la maestra para ir<br />

<strong>al</strong> baño me silenció con uno de sus gritos y por si fuera poco me dejó en ridículo delante

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!