10.01.2015 Views

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

Drets humans al carrer, cuentos infantiles sobre derechos humanos

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

122<br />

drets <strong>humans</strong> <strong>al</strong> <strong>carrer</strong>. Cuentos <strong>infantiles</strong> <strong>sobre</strong> <strong>derechos</strong> <strong>humanos</strong><br />

—¡Pues claro que puedo hablar, tonto! Y te diré que deberías ir con un poquito más<br />

de educación conmigo, soy un cruasán de primera categoría, elaborado con los mejores<br />

ingredientes, con mantequilla auténtica de vaca, diseñado para los p<strong>al</strong>adares más exquisitos…<br />

¡Y cierra la boca! ¿No te han enseñado que masticar con la boca abierta es de muy<br />

m<strong>al</strong>a educación|<br />

El niño notó que se iba sulfurando por momentos… ¿Pero qué se había creído aquel<br />

pedazo de harina remojada con forma de cornamenta para enseñarle mod<strong>al</strong>es a él, que<br />

acababa de romper su hucha-cerdito para poder desayunar y luego comprarse unas chuches|<br />

Masticó rápidamente y tragó como pudo el bolo <strong>al</strong>imenticio que se le había formado<br />

en la boca y le espetó a su improvisado interlocutor, en un tono de voz tirando a<br />

<strong>al</strong>to y enfadado><br />

—¡Por mí como si quieres pertenecer a la aristocracia! Te he comprado y eres mío,<br />

de mi propiedad… ¿Entiendes el concepto de propiedad| Puedo hacer lo que quiera contigo…<br />

ERES MÍO…<br />

—Ya s<strong>al</strong>ió el niño egoísta, consentido, consumista y materi<strong>al</strong>ista típico de esta sociedad<br />

— comenzó a decir el cruasán — que se cree que todo se puede conseguir con dinero<br />

y no respeta nada de lo que compra.<br />

—¿Ah, sí| — el niño, a punto ya de acabar la primaria con unas excelentes notas y<br />

con un enfado considerable, decidió darle una lección <strong>al</strong> cruasán, en una p<strong>al</strong>abra “leerle”<br />

sus <strong>derechos</strong> <strong>al</strong> susodicho (los suyos y los del cruasán, ya puestos…)> - que sepas, listillo,<br />

que, según el artículo 17 de la Declaración Univers<strong>al</strong> de los Derechos Humanos, tengo<br />

derecho a la propiedad privada, y a hacer lo que me plazca con ella, así que prepárate a<br />

desaparecer en cuestión de segundos en mi estómago. Y tú tienes derecho a permanecer<br />

en silencio mientras esto ocurra. (Este símil que acababa de emplear, proveniente de<br />

las películas americanas de policías y ladrones le pareció de lo más ocurrente <strong>al</strong> niño e<br />

incluso le mejoró levemente el humor).<br />

—Pues claro que tienes derecho a poseerme, pero no a m<strong>al</strong>tratarme. Mira, lo primero<br />

que deberías haber hecho era s<strong>al</strong>udarme educadamente — contestó el cruasán sin<br />

inmutarse.<br />

—¿Y qué más| — <strong>al</strong> niño comenzaba a hacerle gracia la situación, lástima que era<br />

una anécdota inexplicable, le hubieran tomado por loco los de la pandilla si hubiera contado<br />

el hecho en el banco de la plaza donde acostumbraban a reunirse…<br />

—Después, podrías haber dado gracias por la rica comida que el universo te envía,

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!