2010 a 2011 - Ambassade de France

CAMI NOS
2010 2011
Los Caminos del Barroco en el Nuevo Mundo
A principios de los años 90, Alain Pacquier, musicólogo y periodista, lanza desde la región de Lorena,
su tierra de acogida, el proyecto “Les Chemins du Baroque” (Los Caminos del Barroco) junto con Lionel
Lissot y Laurent Blaise, otros dos grandes aficionados de música y de exploración de nuevos horizontes.
Un programa de colaboración cultural único en su género
Desde hace más de veinte años, los Caminos del Barroco recorren el continente latinoamericano restaurando
instrumentos, exhumando partituras olvidadas, preparando músicos y despertando las conciencias en
torno a un extraordinario patrimonio musical nacido de la confrontación entre los pueblos indígenas y los
conquistadores españoles.
Esta magnífica aventura ha permitido poner en marcha, con obstinación continua y tranquila un amplio
programa de colaboración cultural sin parangón en unos quince países de América Latina y el Caribe. Se
han restaurado órganos antiguos, organizado grandes festivales y multiplicado los conciertos, los talleres de
formación de lutiers y músicos jóvenes, la edición de partituras y las grabaciones discográficas.
Acción cultural y ayuda al desarrollo
Más allá de un conjunto de cifras impresionantes, esta iniciativa ha adquirido con el paso de los años una
dimensión de desarrollo social indudablemente única para un programa “cultural y patrimonial”, en el sentido
en que suele utilizarse este término. Efectivamente, la localización geográfica de los patrimonios musicales
que salvados de la destrucción y el contexto social en el que ocurrían ha pronto llevado a los promotores de
los Caminos del Barroco a convertirlos en una herramienta incomparable de desarrollo turístico y económico
y, al mismo tiempo, de inserción social para cientos de jóvenes (entre ellos, una gran mayoría de jóvenes con
formación musical). Fue el caso tanto en el pueblo de Uribicah para Bolovia como para los niños del barrio
popular de El Alto, en la Paz; de Cuba y de Chile, en las barriadas desfavorecidas de Santiago y Valparaíso;
y de Paraguay (en Asunción, pero también en la pequeña ciudad de Ita), de Colombia (en Neira), de Perú
(Lima, Andahuaylillas y Cuzco) y de Ecuador, en Guayaquil.
Estos músicos, a menudo procedentes de los medios menos desfavorecidos, y la música es, ante todo,
sinónimo de identidad y dignidad social. Basta con observar cómo la restauración de los órganos de la Iglesia
de San Pedro (también conocida como “la Capilla Sixtina de los Andes”), en el pueblo de Andahuayllilas, en
Perú, cerca de Cuzco, ha servido también para iniciar y acompañar un programa de desarrollo local que toca
diversos ámbitos, que sea el educativo, el cultural y el administrativo.
Todas esas actividades las ha llevado a cabo de forma continuada el equipo de formadores del “Conservatorio
itinerante” de los Caminos del Barroco, compuesto por cuatro jóvenes músicos que recorren incesantemente
los países en los que se han establecido programas de ayuda.
5