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2010 a 2011 - Ambassade de France

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La obra y sus compositores<br />

Nacido en Milán hacia 1683, Roque Ceruti llegó a Lima en 1708 para dirigir la orquesta <strong>de</strong>l palacio <strong>de</strong>l virrey.<br />

Ese mismo año compuso la ópera (hoy perdida) El mejor escudo <strong>de</strong> Perseo sobre el libreto <strong>de</strong>l propio virrey<br />

Manuel <strong>de</strong> Oms. En 1721, se fue al norte <strong>de</strong> Perú, don<strong>de</strong> se convirtió en maestro <strong>de</strong> capilla <strong>de</strong> la catedral<br />

<strong>de</strong> Trujillo antes <strong>de</strong> regresar a Lima, en 1728, para suce<strong>de</strong>r a Torrejón y Velasco como maestro <strong>de</strong> capilla <strong>de</strong><br />

la catedral, carga que ocupará hasta su muerte, en 1760.<br />

Los archivos episcopales <strong>de</strong> Lima conservan hoy unas quince composiciones <strong>de</strong> Ceruti, todas pertenecientes<br />

al género <strong>de</strong>l villancico. Afortunadamente, las copias <strong>de</strong> su música gozaron <strong>de</strong> amplia circulación en otras<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l virreinato, don<strong>de</strong> los compositores locales las reutilizaron <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su muerte (igual que<br />

ocurrió con las <strong>de</strong>l maestro <strong>de</strong> capilla Eustaquio Franco). Esto ha permitido aumentar el catálogo <strong>de</strong> sus<br />

obras en unos doce villancicos más, pero también con obras litúrgicas: una misa, tres salmos para uso en<br />

las vísperas y un magníficat, todos conservados hoy en Sucre, en los Archivos Nacionales <strong>de</strong> Bolivia.<br />

La “columna vertebral” <strong>de</strong> este oficio la constituyen, sin duda, los salmos y el magníficat compuestos por<br />

Ceruti. Los salmos complementarios, villancicos y Salve Regina son <strong>de</strong> Juan <strong>de</strong> Araujo, R. Jacinto <strong>de</strong><br />

Chavarria y autores anónimos, entre los cuales, parece que hay el legendario Domenico Zipoli.<br />

Los archivos musicales <strong>de</strong> Chiquitos (en la parte este <strong>de</strong> la actual Bolivia), hoy reagrupados en Concepción,<br />

permiten <strong>de</strong>scubrir la obra largo tiempo atribuida a quien sería uno <strong>de</strong> los principales compositores <strong>de</strong> las<br />

“misiones jesuíticas”: Domenico Zipoli. Aunque persiste la controversia en torno a esta atribución (en la que<br />

jesuitas e indios han intervenido por igual), conviene <strong>de</strong>tenerse un momento en esta figura tan enigmática<br />

como atractiva, cuya vida fue durante mucho tiempo una larga sucesión <strong>de</strong> interrogantes salpicada <strong>de</strong> unos<br />

cuantos datos y fechas.<br />

Italiano, como Roque Ceruti, Domenico Zipoli nació en Prato, en la Toscana, en 1688. Se instaló en Roma<br />

hacia 1709 para trabajar bajo la dirección <strong>de</strong> Bernardo Pasquini. Se dice que también fue alumno <strong>de</strong><br />

Alessandro Scarlatti. Se sabe a<strong>de</strong>más que entre 1709 y 1716, el año que iba a cambiar su vida, compuso al<br />

menos tres oratorios (<strong>de</strong> los que solo subsisten los libretos), dos cantatas profanas, una sonata para violín y<br />

bajo continuo y, sobre todo, las Sonate <strong>de</strong> intavolatura para órgano y clavicémbalo.<br />

Última obra <strong>de</strong>l periodo europeo <strong>de</strong> Zipoli, las Sonate dan testimonio <strong>de</strong> una maestría perfecta <strong>de</strong>l estilo <strong>de</strong><br />

la época en manos <strong>de</strong> una personalidad musical firme y madura.<br />

Una carrera, en suma, <strong>de</strong> lo más tradicional, que no permitía presagiar que poco <strong>de</strong>spués Zipoli entraría en<br />

la leyenda al convertirse en “el Orfeo <strong>de</strong> los Guaranís”.<br />

De pronto, y sin que se conozcan los motivos, Zipoli llega a Sevilla en 1716, don<strong>de</strong> ingresa como novicio en<br />

la Compañía <strong>de</strong> Jesús. Tras ofrecérsele el puesto <strong>de</strong> maestro <strong>de</strong> capilla <strong>de</strong> la catedral <strong>de</strong> Sevilla (que <strong>de</strong>clinó<br />

humil<strong>de</strong>mente), embarcó hacia el Nuevo Mundo y llegó a Buenos Aires en 1717, para pasar más tar<strong>de</strong> a<br />

Córdoba, don<strong>de</strong> cursó estudios <strong>de</strong> teología y filosofía que quedaron interrumpidos por su muerte en 1726,<br />

antes <strong>de</strong> recibir los votos sacerdotales.<br />

A partir <strong>de</strong> estos hechos comprobados, la historia se vuelve mucho más intrincada. Ya en el siglo XVIII,<br />

algunos músicos, como Johann Gottfried Walter, ponen en tela <strong>de</strong> juicio la existencia <strong>de</strong> Zipoli y atribuyen<br />

su música a otros compositores, como el normando Michel Corrette.<br />

No es hasta 1957, con la edición <strong>de</strong> las Sonate <strong>de</strong> intavolatura por Luigi Fernando Tagliavini y el <strong>de</strong>scubrimiento<br />

por Robert Stevenson, dos años más tar<strong>de</strong> en Bolivia, <strong>de</strong> una Misa para tres voces, dos violines y órgano,<br />

que esta figura vuelve al primer plano <strong>de</strong> los gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>bates que suelen protagonizar los musicólogos<br />

latinoamericanos.<br />

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