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07.01.2015 Views

104 “dada la exigüidad de nuestro proletariado industrial, es de pensar que ese partido clasista que piensan los radicales no contaría sino con pocos centenares de militantes”. Defendía a cambio en su correspondencia la concepción de un partido de masas, que constituya por sí mismo “un frente de clases explotadas”; “un movimiento capaz de transformar nuestra realidad con sentido renovador”, con posibilidades de victoria, “sin conformarnos con hacer la revolución por cuentagotas”; “sin que para nada usemos la palabra con olor a azufre (comunismo)” ... “Me he llamado comunista y como comunista he actuado; pero creo que necesitamos proceder un poco zorrunamente para lograr lo que necesitamos: el contacto con las Masas”. 20 Ese mismo pensamiento lo sostuvo Betancourt con toda “vehemencia una vez de regreso al país el año 36. Primero en ORVE y luego en el PDN. Ideas que cada día precisó mejor, en su afán de construir un “movimiento libre” de la tutela de Moscú”... Eso sí, acreditándose un enfoque marxista, “aplicando el marxismo a la realidad nacional”, por lo cual recibió grandes elogios de quienes le atribuyeron (y todavía le atribuyen) valores de visionario “, de “mente creadora que supo romper con los rígidos esquemas dogmáticos”… ... Sin analizar (ni antes ni ahora) a qué clases sociales ha servido su orma político-social, más allá de la fortuna política personal, que ha cosechado con el negocio del 20) La Verdad sobre las Actividades Comunistas en Venezuela. Caracas, 1936.

105 anti-comunismo, del anti-sovietismo, de la contrarevolución (originalmente camuflada con frases de altisonante radicalismo verbal). Tales concepciones participaron en la polémica interna del PDN (donde la mayoría de sus militantes se consideraban entre comunistas); de allí que la discusión pudo menos que conducir a un inevitable deslinde de posiciones, la cual tuvo como vértice pronunciarse a favor o en contra del criterio que planteaba la necesidad de un partido de la clase obrera venezolana, con un pensamiento marxista-leninista y por lo tanto internacionaslista. Era una polémica librada en Venezuela entre los comunistas apegados a los principios fundamentales de su doctrina y el pensamiento de un revisionista de derecha copartícipe de las mismas tesis que para toda América Latina sostenía desde el Perú Raúl Haya de La Torre. La respuesta a esa discusión fue rubricada en Maracay cuando el 8 de agosto de 1937, actuando dentro de la más cerrada clandestinidad, se reunió la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Venezuela. En ella se decidió “dar la cara como partido de la clase obrera venezolana”, sin sujetarse a amarras que alimentaran su cuestionamiento. Para esa decisión que ponía punto final a una discusión no menos trascendental, se razonó diciendo: que si bien nuestro proletariado era todavía joven y numéricamente reducido; por sus perspectivas de desarrollo y el papel de vanguar-

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anti-comunismo, d<strong>el</strong> anti-sovietismo, de la contrarevolución<br />

(originalmente camuflada con frases de<br />

altisonante radicalismo verbal).<br />

Tales concepciones participaron en la polémica interna<br />

d<strong>el</strong> PDN (donde la mayoría de sus militantes se<br />

consideraban entre comunistas); de allí que la discusión<br />

pudo menos que conducir a un inevitable deslinde de<br />

posiciones, la cual tuvo como vértice pronunciarse a<br />

favor o en contra d<strong>el</strong> criterio que planteaba la necesidad<br />

de un partido de la clase obrera venezolana, con<br />

un pensamiento marxista-leninista y por lo tanto internacionaslista.<br />

Era una polémica librada en Venezu<strong>el</strong>a<br />

entre los comunistas apegados a los principios fundamentales<br />

de su doctrina y <strong>el</strong> pensamiento de un revisionista<br />

de derecha copartícipe de las mismas tesis que<br />

para toda América Latina sostenía desde <strong>el</strong> Perú Raúl<br />

Haya de La Torre.<br />

La respuesta a esa discusión fue rubricada en<br />

Maracay cuando <strong>el</strong> 8 de agosto de 1937, actuando<br />

dentro de la más cerrada clandestinidad, se reunió<br />

la Primera Conferencia Nacional d<strong>el</strong> Partido Comunista<br />

de Venezu<strong>el</strong>a. En <strong>el</strong>la se decidió “dar la<br />

cara como partido de la clase obrera venezolana”,<br />

sin sujetarse a amarras que alimentaran su cuestionamiento.<br />

Para esa decisión que ponía punto final<br />

a una discusión no menos trascendental, se razonó<br />

diciendo: que si bien nuestro proletariado era todavía<br />

joven y numéricamente reducido; por sus<br />

perspectivas de desarrollo y <strong>el</strong> pap<strong>el</strong> de vanguar-

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