Primeros-tiempos-de-la-fotografía-en-Zaragoza

19 Apéndice documental
fo André Adolphe Disdéri en su estudio parisino,
allá por el año 1859. A esa primera visita de Napoleón
III y Eugenia de Montijo, junto a su hijo, el
príncipe heredero, al estudio de Disdéri, atribuyó el
fotógrafo coetáneo Félix Nadar la posterior fortuna
de su patente, el formato “carte de visite”. A partir
de ese momento, toda la aristocracia, nobleza y alta
burguesía, no solo francesa, sino europea acudió en
masa al estudio de Disdéri, poniendo de moda durante
más de dos décadas estos retratos de pequeño
formato coleccionables. Así lo rememoró años después,
el gran fotógrafo parisino Félix Nadar, en sus
memorias 21 :
“Una circunstancia singular, inesperada, excepcional
(Disdéri hubiera pronunciado la palabra
¡Exclusiva!) contribuyó un día a dar el
empujón definitivo a su popularidad, ya de por
sí inaudita: Napoleón III, desfilando con gran
pompa, a lo largo del bulevar, a la cabeza del
cuerpo de la Armada que partía hacia Italia,
¡se detuvo delante del estudio de Disdéri para
hacerse fotografiar¡ Y detrás de él, la Armada
entera, en formación, armas al hombro, esperó
hasta que el fotógrafo realizó su retrato al
Emperador. Gracias a aquel golpe de efecto, el
entusiasmo hacia Disdéri se convirtió en delirio;
el universo entero conocía su nombre y la
dirección de su gabinete.
Sería difícil llevar la cuenta de los millones de
personas que pasaron por su establecimiento
en aquellos años de abundancia ,y seguramente,
el que menos la llevó fue ciertamente el
propio Disdéri.” 22
Confirman la antigüedad y originalidad de estos
dos primeros retratos de la familia imperial francesa,
la factura artesanal de los mismos: albúminas
adheridas sobre tarjetas de corte irregular, no homogéneo,
ni estandarizado todavía. Y que el distintivo
del gabinete de Disdéri, ubicado en el reverso
de las tarjetas, todavía no luce el título honorífico
de “Photographes de S. M. L’Empereur”, que poco
después será habitual en sus tarjetas.
La presencia de estos retratos de la familia imperial
ilustra sin duda la relación de amistad existente
entre los Condes de Sobradiel y la familia de los
Condes de Montijo, puesto que, en las páginas del
álbum, no solo aparece la emperatriz Eugenia de
Montijo, retratada en dos imágenes, sino también
su madre, María Manuela Kirkpatrick, y su hermana
“Paca” de Montijo, duquesa de Alba, así como
su esposo, el duque y sus hijos 23 .
También es digna de reseñar la presencia del retrato
de Isabel II en el álbum de los Condes de Sobradiel.
Y no es prescindible esta afirmación, ya que el
hijo de los condes, Francisco Cavero y Álvarez de
Toledo (Zaragoza, 1838 – Utebo, 1905), militar de
carrera, participó como Ayudante de Campo del
General Ortega en la fracasada sublevación carlista
de abril de 1860. Y, como Ortega, fue condenado a
muerte. Sin embargo, Isabel II, intercedió magnánimamente
por el condenado concediéndole el indulto.
Mucho tuvo que ver en este perdón regio, la
amistad de los Condes con la Casa Real, así como
su poderoso mundo de influencias y relaciones:
21 NADAR, Félix Tournachon: Quand j’étais photographe, París, 1900.
22 Sin embargo, la sagaz fotohistoriadora Elizabeth Anne McCauley, que reconstruyó a través de la prensa el itinerario del recorrido de este desfile
militar presidido por Napoleón III, el día 10 de mayo de 1859, en su obra de referencia A.A.E. Disdéri and the Carte de Visite Portrait (Yale University
Press, London, 1985) afirma que el cortejo militar no transcurrió por delante del estudio de Disdéri. Pero, no por ello resta credibilidad al relato de
Nadar y propone como hipótesis más razonable que la visita de la familia imperial fuera realizada esa misma tarde. Lo confirmaría especialmente
la indumentaria civil y no militar que luce el emperador Napoleón III en esta primera serie de fotografías conocidas y realizadas en el estudio de
Disdéri.
23 Ver catálogo, núms. 7 a 14.