Primeros-tiempos-de-la-fotografía-en-Zaragoza

Apéndice documental
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conservan en el álbum ya mencionado de Andrés
Martín Ipás. Por último, a modo de inventario, habría
que hacer mención de un pequeño retrato al óleo
de un perrito, al parecer, la mascota del matrimonio
Júdez Chinar, y de una cuchara sopera de plata, con
las iniciales “MJ”, como únicos objetos conservados
que fueron propiedad en su día del malogrado fotógrafo
zaragozano.
Al margen de estos retratos familiares, también las
páginas del álbum de Hilarión Júdez y Ortiz, muestran
algunos otros retratos de interés que hemos
seleccionado para la presente muestra, como el del
pontífice Pío IX, curiosamente comercializado por
Mariano Júdez a partir de un retrato oficial, según
reza el distintivo al pie de la albúmina, o el del célebre
y valeroso torero “El Tato”, antes de su grave
cogida de 1869, fotografiado en el estudio pamplonés
de Leandro.
Álbumes de los Condes de Sobradiel
En las respetables manos de una colección particular
zaragozana se encuentran en la actualidad un par
de voluminosos álbumes de tamaño folio y cuatro
fotografías por página, que fueron en otro tiempo
propiedad de los Condes de Sobradiel y de sus familiares
zaragozanos. Uno de ellos, el más interesante,
cuyas cubiertas en cuero rojo, presentan una corona
real, bajo la cual cobija la inicial mayúscula “S.”
de la casa de Sobradiel y en cuyas guardas hay una
etiqueta adherida con el emblema de la casa de Sobradiel:
“Campanas de Ahones ia non combairem
mes” (sic.), consta de nada menos que de doscientas
fotografías en formato “carte de visite”. El lujoso álbum
de páginas de corte y filete dorado alrededor de
cada una de las fotografías, fue confeccionado por
encargo en París, en el prestigioso establecimiento
de Alphonse Giroux, ubicado en el número 43 del
Boulevart des Capucines 20 .
El segundo álbum, también procedente de alguna
de las ramas de la familia Cavero, conserva en
la actualidad tan solo ciento sesenta y siete de sus
doscientas antiguas fotografías, y aunque también
se trata de un álbum de idénticas características, sus
cubiertas están repujadas sobre piel marrón. En
su portada, luce las iniciales sobredoradas: “M.” y
“C.”, inscritas, cada una de ellas, en el interior de
un pequeño escudo heráldico, que debe interpretarse
como el enlace familiar de las casas “M.” y
“Cavero”.
Ambos álbumes fueron encontrados y adquiridos
recientemente en un comercio dedicado a artículos
de coleccionismo, sellos, monedas y postales,
de la capital zaragozana. Solo por la inusual cantidad
de fotografías en formato “carte de visite”
que contienen y en cuyos reversos encontramos un
inagotable muestrario de distintivos y referencias
de los gabinetes fotográficos locales, nacionales y
extranjeros, los álbumes ya presentarían el mayor
interés. Y aunque es bien cierto que, desde nuestra
perspectiva actual, resulta una tarea prácticamente
imposible el tratar de identificar a la mayor parte de
los personajes en él retratados (familiares y amigos
de los Condes de Sobradiel y su extensa familia,
repartida y con propiedades en Madrid, Zaragoza
y Sobradiel). Por fortuna, entre las páginas del
álbum, se encuentran además algunos de los más
ilustres personajes de la vida política, cultural y religiosa
europea de mediados del siglo XIX.
Para comenzar, nos encontramos con la grata sorpresa
que supone descubrir dos de las fotografías
de la familia imperial francesa, pertenecientes a la
primera serie conocida y realizada por el fotógra-
20 Tras su acuerdo comercial con Daguerre, el establecimiento de Alphonse Giraux había sido el primero en comercializar cámaras para
daguerrotipos.