Primeros-tiempos-de-la-fotografía-en-Zaragoza

Apéndice documental
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No es extraño que en el ámbito de las fotografías de
mediados del siglo XIX, éstas se encuentren dispersas,
prácticamente ilocalizables, hasta que el azar o
algún otro tipo de acontecimientos las hace visibles,
como en este caso. Proceden en muchos de los casos
de legados familiares y se conservan, habitualmente,
acompañando los retratos de vetustos antepasados,
que resultan hoy irreconocibles, cuando no inidentificables
incluso para sus actuales descendientes y
propietarios. Cuando me interesé por el legado de la
familia Martín, pensaba tan solo en ese grupo reducido
de fotografías, que conocía y había publicado a
partir de las diapositivas conservadas en el Archivo
Municipal. Por ello, mi sorpresa e interés se incrementaron,
cuando Mariano Martín me hizo ver que
aquel grupo de siete imágenes, no eran sino parte
de un conjunto mayor, integrado por un número sin
precedente de vistas de Zaragoza en formato “carte
de visite”, nada menos que veinte imágenes. Y que
todas ellas procedían de un álbum dedicado a su antepasado,
Andrés Martín Ipás, de su puño y letra por
el fotógrafo Mariano Júdez y Ortiz. Además, en las
páginas de dicho álbum encontraría una nueva sorpresa,
dos soberbios retratos en formato álbum del
propio Júdez y de su mujer Tomasa Chinar 17 .
Así pues, en esa pertinaz búsqueda, tantas veces infructuosa,
en la que, como he dicho, cada nueva imagen
era considerada toda una conquista, me encontraba
de repente ante un legado unitario, constituido
por veintisiete vistas de Zaragoza y dos retratos en
gran formato de Júdez y de su esposa, además de
otros tantos retratos familiares, que por sí mismo
constituía el mejor testimonio en imágenes conocido
hasta la fecha de aquella Zaragoza de la década
de 1860, tan solo fotografiada coetáneamente, unos
meses antes, por el fotógrafo de cámara de Isabel II,
Charles Clifford.
No cabía duda, un álbum así confeccionado, con
la efigie del fotógrafo y su mujer en primer término
y dedicado “a Dn. Andrés Martín Ipás”, solo
podía responder a un valioso obsequio realizado
por Mariano Júdez a su amigo y tal vez benefactor,
Martín Ipás. Desgraciadamente, no hemos podido
averiguar mucho más, por el momento, del origen
y naturaleza de esta relación de amistad o de protectorado
que unía a ambos personajes y que dio
origen a este legado singular.
Pero ¿quién fue Andrés Martín Ipás Debo a su
actual descendiente, Mariano Martín Casalderrey,
celoso custodio del legado y memoria familiar, los
datos que a continuación expongo:
Andrés Martín Ipás (Zaragoza, 1821 – 1889), cuya
familia procedía de la provincia de Teruel, nació
en Zaragoza y fue el cuarto de ocho hermanos,
de los que solo sobrevivieron tres. Sin profesión
conocida, al parecer, vivía de la administración de
las rentas que les proporcionaba su acomodado patrimonio
familiar, en particular del arrendamiento
de tierras de labor y de viviendas e inmuebles. Se
sabe, no obstante, que colaboró junto a su hermano
Mariano, durante su etapa como tesorero del
Ayuntamiento de Zaragoza. Su afición más noble,
que compartía con su otro hermano, Bartolomé,
fue la bibliofilia. Ambos eran bien conocidos en la
ciudad por su afición a la compra y colección de
libros, formando en su tiempo una notable biblioteca,
parte de la cual conserva en la actualidad su
familia. Permaneció soltero y sus restos descansan
en el cementerio de Torrero de Zaragoza.
Como deja entrever esta breve semblanza biográfica,
la desahogada situación financiera de Martín
Ipás, así como sus posibles relaciones e influencias
en el Ayuntamiento de la ciudad, inducen a pensar,
tal vez, en algún tipo de colaboración financiera o
17 Catálogo núms. 22 y 23.