Primeros-tiempos-de-la-fotografía-en-Zaragoza

Apéndice documental
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del gabinete fotográfico. Y es que, se tiene por común
que los gabinetes fotográficos en tiempos de
la tarjeta de visita fotográfica o “carte de visite”
utilizaban indefectiblemente cámaras de múltiples
objetivos (4, 6, 8, etc.), a partir de las cuales, podían
obtener el mismo número de imágenes diferentes
por placa. En efecto, esto era así en el caso de los
más importantes estudios fotográficos parisinos y
madrileños, cuya gran demanda obligaba a disponer
de los medios más eficaces, independientemente
de su coste. Sin embargo, en ciudades de provincia,
como Zaragoza, con menos habitantes y, en
consecuencia, con una clientela más reducida en
número, lo más oportuno era utilizar para este tipo
de retratos las versátiles cámaras estereoscópicas o
de doble objetivo. Con ellas, como demuestran los
retratos expuestos del escritor Juan Federico Muntadas
Jornet (catálogo, núms. 67 y 68) o del célebre
paisajista Carlos de Haes (catálogo, núms. 57
y 58), tomados ambos en el gabinete de Júdez, se
obtenían dos tomas diferentes y consecutivas del
retratado por cada una de las placas. No he encontrado
ningún caso de un mayor número de poses
o escenas en los retratos tomados por gabinetes
fotográficos zaragozanos, de entre los más de mil
que llevo inventariados y catalogados durante estos
años atrás.
Pero la utilización de cámaras estereoscópicas no
solo era habitual en el caso de retratos individuales,
sino que era práctica común en el caso de retratos
de parejas o de matrimonios. Es decir, en una
misma placa, se tomarían los retratos de la mujer y
el marido, cada uno de ellos individualizados por
cada uno de los dos objetivos de la cámara estereoscópica.
Son los casos de los retratos del escultor
Antonio José Palao y su esposa Concepción
Ortubia (catálogo núms. 41 y 42), o también el de
la pintora aficionada Ana Ascaso y su marido, el
teniente de alcalde del Ayuntamiento de Zaragoza,
José Moncasi (catálogo núms. 45 y 46), por poner
dos ejemplos concretos.
Y, naturalmente, estas cámaras de doble objetivo
permitían tomar imágenes estereoscópicas, especialmente
indicadas para las vistas urbanas y paisajes,
que Júdez y otros fotógrafos como el francés
afincado en Madrid, Jean Laurent, comercializaron
indistintamente en dos formatos diferentes, como
tarjetas estereoscópicas y como tarjetas de visita,
individualizando cada una de las dos imágenes de
la placa. Véase el ejemplo de las dos vistas de la
Fuente de la Princesa o de Neptuno en la plaza
de la Constitución, que se pueden contemplar en
la muestra (Catálogo, núms. 127 y 128), y de las
que conocemos la existencia de su correspondiente
tarjeta estereoscópica en una colección madrileña.
En definitiva, tres tipos de vistas comercializadas a
partir de una única placa. A la vista de lo expuesto,
acerca de la versatilidad de las cámaras estereoscópicas
y conociendo el fuerte desembolso económico
que suponía la adquisición de cualquier cámara,
es más que razonable que muchos de los gabinetes
zaragozanos optaran por las cámaras estereoscópicas,
en detrimento de las cámaras específicas para
“carte de visite”, de múltiples objetivos. También
estos argumentos pueden ayudar a explicar la dificultad
de encontrar entre los coleccionistas españoles
de material fotográfico y específicamente de
cámaras fotográficas de época, ejemplares de estas
primeras cámaras de objetivos múltiples para “carte
de visite”.
A propósito también del gabinete de Mariano Júdez
y por último, tengo que añadir, que algunas
de las nuevas aportaciones que presentamos en la
muestra, convierten en certeza algunas hipótesis o
sospechas expuestas por quien esto escribe en sus
publicaciones precedentes, acerca de las relaciones
comerciales establecidas entre Júdez y otros gabinetes
fotográficos nacionales. Algunos autores, entre
los que me incluyo, ya habían aludido a la posibilidad
de que fotógrafos como el británico Charles
Clifford o el francés Jean Laurent, utilizaran las
privilegiadas vistas que proporcionaba la céntrica