FRAGMENTO

Horizontes del saber I
Clorinda Matto de Turner, nació en la ciudad del Cusco el 11 de septiembre
de 1852. Fue hija de Ramón Matto Torres y Grimanesa Usandivaras Gárate,
quienes la bautizaron con el nombre de Grimanesa Martina, que después
sería cambiado por el de Clorinda. Durante su infancia alternó estadías
en la ciudad del Cusco en la hacienda familiar de Paullo–Chico, situada
en la provincia de Calca. Estudió en el Colegio Nuestra Señora de las
Mercedes del Cusco, donde aparece registrada como alumna becada,
hasta la edad de 16 años, cuando dejó el colegio para dedicarse a las
labore de su hogar.
Tras casarse en 1871 con el comerciante inglés Joseph Turner, Clorinda
Matto se trasladó al pueblo de Tinta donde continuó la carrera literaria que
iniciara años antes, escribiendo versos y artículos que fueron publicados
bajo diversos seudónimos en publicaciones regionales como el Heraldo,
El Ferrocarril, El Rodadero, El Eco de los Andes y el Mercurio.
En abril de 1876, la escritora peruana fundó la revista El Recreo y al año
siguiente se trasladó por primera vez a Lima donde tuvo la oportunidad
de participar en las tertulias literarias organizadas por la escritora argentina
Juana Manuela Gorriti, veladas que luego continuaría la propia Clorinda.
Para entonces ya colaboraba con las principales publicaciones literarias
del país firmando artículos con su nombre o con el seudónimo de Carlota
Dimont. Después de la muerte de su esposo, se trasladó a Arequipa para
asumir la jefatura de redacción del diario La Bolsa. Luego se estableció
en Lima en 1886, donde fue incorporada al Círculo Literario y al Ateneo
de Lima. En 1888, la Unión Iberoamericana de Madrid le nombró socia
honoraria.
En octubre de 1889, Clorinda asumió la dirección del semanario El Perú
Ilustrado, la más importante publicación literaria del país en esa época,
donde despertó la oposición y excomunión de la Iglesia por haber
publicado el relato Magdala, del escritor brasileño Enrique Coelho Netto,
considerado sacrílego. Un año antes se había publicado la novela Aves sin
Nido, en la que hacía denuncia de ciertos actos de corrupción. Renunció
a la dirección para que se levantase la censura eclesiástica contra el
semanario.
Para independizarse, fundó su propia imprenta la Equitativa que publicaba
bisemanalmente Los Andes, que por apoyar a Andrés Avelino Cáceres fue
asaltada y saqueada por las tropas de Piérola. Después de este episodio,
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