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angustia al hombre un ansia de perennidad. Fundamos un balneario de lujo y hemos de<br />
contener su expansión porque al lado está una de las más viejas necrópolis del<br />
continente y lo estorban las momias y sus artefactos primitivos, asombro de la<br />
arqueología; establecemos un aeródromo donde confluyen las rutas del Continente y<br />
caemos en Limatambo, donde se hallaba el oráculo indio antes de la fundación<br />
española...". Desde el momento en que Porras escribió estas frases hasta nuestros días,<br />
muchos de los incontables restos arqueológicos han desaparecido casi totalmente con la<br />
aquiescencia, la indiferencia o la complicidad de quienes han tenido la responsabilidad<br />
de defender nuestro patrimonio cultural y también por el desinterés de los propios<br />
limeños. Es lógico que no todo aquel legado pre-hispánico podía permanecer incólume<br />
ante la acometida de los nuevos tiempos, como en el caso de la expansión urbana, pero,<br />
por lo menos, mucho más de lo poco que queda podía haberse conservado para<br />
mostrarlo al mundo y para alentar el turismo del cual tanto se habla. Y no me refiero a la<br />
Lima monumental de la Colonia y la República, porque es tema para otra oportunidad.<br />
En la parte en que Porras se ocupa de la raíz india de la ciudad declara enfáticamente<br />
que "no es cierto que Lima sea exclusivamente española por su origen, por su formación<br />
biológica y social y por su expresión cultural". Dos factores pre-existentes no pueden<br />
dejar de ser considerados: "el marco geográfico y el estrato cultural indígena. Ambos<br />
influyeron, decisivamente, en aspectos y formas de la peculiaridad de nuestro desarrollo<br />
urbano". De estos aspectos y formas se ocupa Porras, con citas de cronistas, de Hipólito<br />
Unanue, del poeta Pedro de Oña y de viajeros posteriores que se refieren a las<br />
"constantes geográficas del clima limeño", como son la falta de lluvia, la humedad<br />
ambiente, la fauna menuda y doméstica, de los sembríos existentes y de otros factores,<br />
determinados todos ellos por el clima y la geografía. El hombre tuvo que acomodarse a<br />
esa situación e influencia y desarrollar dentro de ellas sus facultades para vivir. Las<br />
"realidades geográficas modelan las instituciones y las relaciones humanas", dice<br />
Porras. Por estas razones el yunga, el habitante del valle limeño, antes de la llegada de<br />
los españoles, se alimentaba con los productos que tenía a la mano y construía sus<br />
viviendas en lugares altos, con material de caña y barro. La relación de éstos y otros<br />
aspectos es amplia en la pluma de Porras.<br />
A continuación se refiere al cacicazgo de Lima, a su extensión y a la importancia de los<br />
centros poblados que existían alrededor de ella. Muchos de estos y otros aspectos<br />
relacionados con Lima han sido tratados después, con mayor detenimiento, por diversos<br />
autores, algunos de los cuales han tomado como fuente principal la Antología de Lima,<br />
sin citar al autor, o sea que ésta "ha sido objeto de la santa industria del plagio por<br />
benévolos escritores nacionales y extranjeros", conforme expresó Porras en su<br />
conferencia de 1953. Por limitación de tiempo en la conferencia mencionada, Porras no<br />
vertió todos los conocimientos que poseía sobre el interesante tema de Lima prehispánica.<br />
Sin embargo, no dejó de ocuparse del cacique de Lima Taulichusco, "señor<br />
del valle en tiempo de Huayna Cápac y cuando entraron los españoles." Para tal efecto<br />
cita un proceso judicial de la época que revela las condiciones y extensión del poder de<br />
aquél y la entraña del régimen incaico. Analiza el documento, recoge los nombres de los<br />
personajes principales y de los testigos; el sistema de sucesión entre los curacas, y se<br />
refiere a una "comprobación importante para la reconstrucción del marco geográfico<br />
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