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dice: "La tierra es escombrada, seca, sin lagos, ni ciénagas, ni montañas de arboledas<br />
espesas, que todas esas son causas de sanidad y por esto de larga vida para los<br />
habitantes". La tierra fértil y el aire sano predisponían, pues, antes de la historia, al<br />
surgimiento de un pueblo recio, grave y tenaz. El fondo del valle, que suaviza el clima,<br />
estimularía el desarrollo social.<br />
La geografía regala también al Cuzco con una posición privilegiada para el<br />
mantenimiento de sus habitantes y el disfrute de los diversos dones de la tierra que<br />
pueden favorecer el surgimiento de un centro metropolitano. El Cuzco está rodeado de<br />
fértiles llanuras tributarias y de pastales propicios a la ganadería. En las tierras altas,<br />
donde el hombre vive en chozas con muros de piedra y techos de paja, donde la nieve<br />
condiciona la altura de los cultivos, donde crece la "tola", vegetación alpina y el hombre<br />
se alimenta de patatas, el poblador se dedica al pastoreo y vive aislado e ignorante de la<br />
civilización. En los altos valles secos, en los que alternan una estación seca y fría y otra<br />
caliente y lluviosa, aparece una débil vegetación de pequeños arbustos, de cactus, de<br />
chilcas y de molles, con sus bayas granates y su fronda sagrada, en tanto que, en el<br />
fondo del valle, fecundan el maíz, las papas, la quinua, la oca o los frijoles y, después de<br />
la colonización española, el trigo, la cebada, los guisantes. El poblador es, en esta<br />
región, durante el corto período agrícola, cuando no emigra a otros trabajos mineros o<br />
de la costa, agricultor y hombre de ciudad. Toda la vida del agricultor de esta zona y sus<br />
fiestas y sus costumbres están regidas por las dificultades del riego y la obtención de la<br />
única cosecha anual. Este hombre será el inventor de los andenes y los canales, la<br />
lucana (pico) y el huizo (azadón para apoyar el pie). La lucha por la civilización, que dará<br />
origen a la organización social y al Imperio, arranca de la sequedad del suelo y de los<br />
planes de cultivo e irrigación. La tierra del Cuzco es árida, sólo en apariencia, porque<br />
sus páramos son salados y el más leve contacto del agua o del estímulo humano la<br />
vuelve fecunda. Al Cuzco le proveen ampliamente de recursos las llanuras fértiles de<br />
Anta, del valle del Urubamba, los valles del Cuzco y de Sicuani y ahora las plantaciones<br />
de azúcar de Abancay. Los valles orientales sub-tropicales, inmediatos al Cuzco, situado<br />
en el borde de los Andes Orientales, le rendirán, también, como tributo imperial, la divina<br />
planta de la coca, que será lujo de la vida incaica.<br />
Hay algo, sobre todo, que decide, en lo topográfico, la primacía y la calidad<br />
metropolitana del Cuzco y es su posición en un cruce de vías imperiales, por las que<br />
habrán de llegar los tributos de los granos, de la lana, de la coca y del oro. El Cuzco está<br />
no sólo en el límite del cultivo del trigo y la cebada y del frío seco de la sierra al<br />
inhospitalario de la puna, sino que está, también, en un cruce o palca promisorio de<br />
caminos y en un límite étnico entre el hombre de la serranía el puna-runa y el sacharuna<br />
u hombre de la selva. El Cuzco a la vez que hondón en el camino yugular de los<br />
Andes, de Norte a Sur, es una de las mejores puertas de ingreso a la selva de la región<br />
oriental. Ambas zonas, la selva y la sierra, se hallaron separadas en la época primitiva<br />
como ahora, por una muralla infranqueable de montañas, a la vez que por vetos étnicos<br />
y telúricos. El hombre de la sierra repudió al sacha-runa u hombre del bosque. Pero del<br />
Cuzco parten gargantas profundas que cortan y atraviesan la cordillera, por las que<br />
puede llegarse a la región tropical y que son puntos de acceso y de defensa. En las<br />
laderas y pendientes que bajan de la puna a la selva surgirán las ciudadelas incaicas de<br />
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