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Coli y Chepi<br />
LOS TÉRMINOS DORADOS DE <strong>LA</strong> AMBICIÓN DE PIZARRO<br />
En el mes de setiembre de este año de 1953 un incendio destruyó en la serranía andina<br />
de Parinacochas un pueblecito, al parecer anónimo, entre los muchos pueblecitos que<br />
integran el inmenso y milenario Perú. Los diarios dieron cuenta del pavoroso siniestro<br />
que dejó inermes y ateridos a 500 pobladores descendientes de los antiguos Soras y<br />
Lucanas, cargadores de las andas del Inca y "gente robusta y belicosa", según Cieza.<br />
Las informaciones de los diarios atrajeron por unas horas el interés sobre el cuasi inédito<br />
caserío cuyos techos de paja ardieron sin alivio, estimulados por el viento que corre en<br />
el páramo andino. Se dijo entonces que Chaipi era un caserío dependiente de Pullo, en<br />
la provincia de Parinacochas, a sesenta kilómetros del puerto de Chala, al que lo une un<br />
mal camino que sigue el lecho seco del río Indio Muerto, desigual y pedregoso. Se dijo,<br />
también, que el pueblo de Chaipi se ufanaba de una reliquia colonial que era la imagen<br />
de una Virgen del Rosario milagrera, que regalara el presidente de la Audiencia de<br />
Quito, Marques de Selva Alegre y que congregaba las devociones indias de varias<br />
leguas a la redonda. El templo que –fue notable, arquitectónicamente– se quemó a<br />
mediados del siglo XVIII, en algún incendio despiadado como el de ahora. Y después de<br />
esto el pueblecito de Chaipi volvió a su ancestral letargo.<br />
Y sin embargo, este nombre de Chaipi o de Chepi sonó en la conquista del Perú antes<br />
que el de Lima o el de Arequipa o Huamanga con un prestigio alucinado, junto al de<br />
Tumbes, al del Cuzco y al de Chincha. En 1534 el nombre de Chepi vuela, a través del<br />
Pacífico y del Atlántico, a Toledo y a Zaragoza y se pronuncia a media voz, con<br />
misteriosa hipérbole, por los comisionados de Pizarro en España, mientras éste funda el<br />
Cuzco y reparte el oro del Coricancha. Dos cartas reales lo mencionan cuando la<br />
geografía incaica andaba todavía en tinieblas y Cieza no había prendido aún su antorcha<br />
viajera para alumbrar pueblos y caminos, y le dan categoría de hito en la tensa frontera<br />
de la gobernación de Pizarro. ¿Quiénes eran, en el rígido imperio del Tahuantinsuyu, los<br />
"Caciques Coli y Chepi", que el Apu Macho español solicitaba, con instancia, se<br />
agregasen a su dominio, sobrepasando la cicatera línea de Chincha que se había<br />
trazado a su desmandado afán imperial Este es el tema de estas líneas.<br />
Desde la isla de la Puná, en mayo de 1532, Pizarro envió a España a su secretario<br />
Rodrigo de Mazuelas para que pidiese al rey ampliación de la gobernación que le fue<br />
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