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sería más sano". La provisión de agua y su distribución por canales por el valle, es uno<br />
de los motivos determinantes de la elección del sitio de la ciudad. Las acequias juegan<br />
un papel decisivo.<br />
Al fundarse la ciudad española el cacique de Lima era Taulichusco, "señor principal del<br />
valle en tiempo de Guayna Capac y cuando entraron los españoles". Un proceso judicial<br />
de la época revela las condiciones y extensión de su poder y la entraña del régimen<br />
incaico. Taulichusco, según los testigos indios, era "yanacona y criado de Mama Vilo,<br />
mujer de Huayna Cápac" y proveía los tributos que se enviaban al Inca y lo que éste<br />
mandaba. Un hermano de Taulichusco, llamado Caxapaxa era también criado de<br />
Huayna Cápac y "andaba siempre con el inca en la corte". El padre de Taulichusco, no<br />
obstante la sujeción del Inca y la protección de éste, tenía que luchar con los caciques<br />
"aucas", vecinos y rivales. Uno de ellos llamado Coli –acaso el de Chincha– entró por la<br />
fuerza en el valle, pero los indios viejos declaran que "había otros principales en el valle"<br />
y "tierras del sol y de las guacas" y de "otros caciques comarcanos". También se aclara<br />
el sistema de sucesión entre los curacas. Taulichusco, que alcanzó a recibir a Pizarro,<br />
"no gobernaba por ser viejo", en los últimos años, y ejercía el curacazgo su hijo<br />
Guachinamo, que se presentaba siempre ante los españoles "con gran servicio de<br />
indios". A Guachinamo le sucedió su hermano don Gonzalo que vivía en el pueblo de la<br />
Magdalena, que sustituyó a Limatambo, para alejar a los indios de sus idolatrías. En esa<br />
época, los indios del cacicazgo, que habían sido más de dos mil, se habían dispersado:<br />
unos se habían hecho yanaconas de los españoles en la ciudad, otros habían huido o se<br />
habían "desnaturado" de su tierra o se habían entregado "como vagamundos" a las<br />
borracheras. La mayor parte de las tierras y pastos que pertenecían al cacique, le<br />
habían sido arrebatadas y los indios estaban reducidos "a un rincón", según Pedro de<br />
Alconchel.<br />
Una comprobación importante para la reconstrucción del marco geográfico limeño, en la<br />
época incaica, surge de este proceso, que abre ventanas al tiempo prehistórico. El<br />
cacique don Gonzalo pidió que declarasen los testigos sobre el hecho de que, al entrar<br />
los españoles en el valle de Lima, "había muchas chacras y heredades de los indios y en<br />
ellos muchas arboledas frutales: guayavos, lucumas, pacaes e otros todos" y que todos<br />
habían sido derribados para construir casas de los españoles y también los tiros de<br />
arcabuz. Pedro de Alconchel, el trompeta de Pizarro en Vilcaconga, declara que "avía<br />
muchos árboles de frutales y bosques dellos". El indio Pedro Challamay dice que,<br />
cuando entró el marqués, "hera todo de frutales de guavos e guayavos e lucumos y otros<br />
frutas y asimismo de camotales e donde cogían sus comidas". Y fray Gaspar de<br />
Carvajal, el cronista del descubrimiento del Amazonas, dice que, cuando él llegó a Lima,<br />
la primera vez "avía montes de arboledas e así lo era el sitio de esta ciudad e se iban los<br />
españoles dos leguas sin que les diese sol e todos estos árboles era frutales e agora ve<br />
que no hay ninguno". Marcos Pérez dice que Lima era "como un vergel de muchas<br />
arboledas de frutales". Y doña Inés de Yupanqui, la manceba india del Conquistador,<br />
recuerda el diálogo entre Pizarro y Taulichusco. Este protestó ante el Gobernador<br />
porque le quitaban sus tierras y "decía que adónde avian de sembrar sus yndios y que si<br />
le tomava las tierras se le irían los yndios y el marqués le respondía que no avia donde<br />
poblar la ciudad".<br />
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