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y XVIII y verdadera suma de la lengua y del saber indígenas en el alborear de la<br />
colonización. La utilidad y oportunidad de la publicación son palmarias pues son pocos<br />
los ejemplares que quedan en el mundo del vocabulario de Holguín, como lo acredita el<br />
profesor Rivet en su reciente Bibliografía de las lenguas Aymara y Kichua, en la que<br />
apunta tan sólo 6 ejemplares en todo el Perú: uno en el Cuzco, en el Convento<br />
franciscano de la Recoleta, dos en Arequipa, en los conventos de San Francisco y de la<br />
Recoleta, y tres en Lima, uno deteriorado e incompleto en la Biblioteca Nacional, otro en<br />
la biblioteca de los Padres Redentoristas y el tercero en la biblioteca particular del doctor<br />
don Arturo García. La presente edición se hace tomándola directamente de un cuarto<br />
ejemplar limeño, existente en mi colección privada de libros peruanos, del que lo han<br />
copiado, directamente, los tipógrafos de la Imprenta Santa María, vigilando la correción<br />
de pruebas el estudiante quechuista de San Marcos, don Guillermo Escobar Risco. No<br />
es, pues, una edición crítica, sino conmemorativa y de divulgación universitaria. La<br />
reproducción facsimilar no pudo hacerse, como las de las obras de Santo Tomás, por la<br />
impresión débil de algunas páginas del libro de González Holguín y la transparencia del<br />
papel que hacía visibles en algunas fojas el texto del reverso. Esta, como la anterior<br />
publicación, se ha hecho bajo el patrocinio del Rector de la Universidad, don Pedro<br />
Dulanto, y del Consejo Universitario con el apoyo de la Facultad de Letras.<br />
SIGLO XVI: DOCTRINAS, ARTES Y VOCABU<strong>LA</strong>RIOS<br />
Fray Domingo dio no sólo el primer Arte o Grammatica de la lengua hablada por los<br />
Incas e incomprendida por los conquistadores, sino la primera lista de palabras con sus<br />
equivalentes castellanos y bautizó el Runa simi incaico con el nombre de quichua que<br />
hizo fortuna y que ha conservado, con algunos reveses fonéticos u ortográficos. El<br />
dominico era amigo y corresponsal del fraile Las Casas y fue maestro e iniciador del<br />
cronista Cieza de León en antiguallas indianas y de ahí el doble signo de su obra:<br />
estímulo apostólico a la tarea de la evangelización y amor y curiosidad por las<br />
manifestaciones del espíritu indio. Toda la labor quechuista subsecuente del siglo XVI se<br />
encauza por la senda abierta por el doctrinero de Chicama y de Chincha.<br />
El entusiasmo por el aprendizaje del quechua es general en el siglo XVI. Es la gran tarea<br />
original y creadora de captación del alma indígena para fundirla con el espíritu cristiano y<br />
occidental. En el fondo de ella bullen un sentimiento humanitario y una apetencia<br />
histórica. La finalidad es ganar las almas para el cristianismo y recoger a la vez el<br />
mensaje de la tierra. La finalidad evangelizadora se persigue con la creación de<br />
escuelas y conventos y con la predicación constante. El obstáculo es la lengua nativa.<br />
De las dos políticas imperiales a seguir, la de exterminar la lengua indígena o la de<br />
conservarla estudiándola y aprendiéndola, el español opta por la segunda. Roma no<br />
respetó la lengua ibérica ni el Islam el romance español. En Indias oscilan frente al caso<br />
lingüístico incaico, las corrientes contradictorias de los juristas románicos y los teólogos<br />
católicos, pero a la postre es el cura de almas, el doctrinero, el que escoge el camino<br />
más humano. Los frailes comienzan a estudiar las lenguas indígenas y a captar los<br />
secretos de la civilización primitiva. Los órganos de esa actividad incansable fueron los<br />
prelados y los concilios, la Universidad y las congregaciones religiosas, particularmente<br />
domínicos y jesuitas. Tres concilios se realizan en el siglo XVI, presididos los dos<br />
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