Jimmy Chiang marC CoPpey - Blog del Auditorio Miguel Delibes

Jimmy
Chiang
Director
Marc
CoPpey
violonchelo

Duración total aproximada: 115´
A. Dvorák: Sinfonía nº 9 43´
E. Carter: Concierto para violonchelo y orquesta 18´
E. Varèse: Amériques 24´
La OSCyL y los intérpretes
Jimmy Chiang dirigió a la OSCyL en la temporada 2009-10
Marc Coppey actuó junto a la OSCYL en la temporada 2009-10
La OSCyL y las obras
A. Dvorák: Sinfonía nº 9
Temporada 1991-92
Max Bragado, director
Temporada 1997-98
Pedro Halffter, director
Temporada 2000-01
Theodore Kuchar, director
Temporada 2005-06
Alejandro Posada, director
Temporada 2008-09
Enrique Diemecke, director
E. Varèse: Amériques
Temporada 2009-10
Jimmy Chiang, director
Editado por
Junta de Castilla y León
Consejería de Cultura y Turismo
Orquesta Sinfónica de Castilla y León
Auditorio Miguel Delibes
Av. Monasterio Ntra. Sra. de Prado, 2
47015 Valladolid
T 983 385 604
info@auditoriomigueldelibes.com
www.auditoriomigueldelibes.com
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León es miembro de la
Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS)
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León y el Auditorio Miguel Delibes
son miembros de la Red de Organizadores de Conciertos Educativos (ROCE)
Imprime: Gráficas Angelma
Dep. Legal: Va-93/2012
Valladolid, España 2012

Orquesta sinfónica
de castilla y león
Jimmy Chiang
Director
—
Marc cOPpey
violonchelo
Valladolid
Abono OSCYL 11
—
viernes 17 y sábado 18 de febrero de 2012 · 20.00 h
sala sinfónica. Auditorio Miguel Delibes

PROGRAMA
Parte I
—
Antonín Dvorák
(1841-1904)
Sinfonía nº 9 en Mi menor, op. 95,
Del Nuevo Mundo
Adagio-Allegro Molto
Largo
Scherzo (Molto vivace)-Poco sostenuto-Scherzo Da Capo
Allegro con fuoco
—
Parte II
—
Elliott Carter
(1908)
Concierto para violonchelo y orquesta*
-Estreno en España-
Drammatico-Allegro appassionato-
Giocoso-Lento sempre-Maestoso-
Tranquillo-Allegro fantastico
—
Edgar Varèse
(1883-1965)
Amériques (Versión 1929)
—
Editores: Boosey & Hawkes (Carter); Ricordi (Varése)
* Primera vez por la OSCyL

música para un nuevo mundo
Anton Dvorák
(Nelahozeves, 8-ix-1841;Praga, 1-v-1904)
Sinfonía No.9 en Mi menor, op. 95, Del Nuevo Mundo
Composición: 1892-1893. Estreno: Nueva York, 16-xii-1893
Dvorák llegó a Nueva York en septiembre de 1892, con el
propósito de dirigir el nuevo Conservatorio Nacional de
Música. Había sido convencido para aceptar el puesto por
Jeanette Thurber, fundadora de la institución e importante
mecenas neoyorquina. Thurber había estudiado música
en el conservatorio de París y a su regreso a Nueva York,
y apoyada por los considerables recursos económicos de
su marido, decidió crear una institución a imagen de
las europeas. Quería que estudiantes con talento y de
diferentes estratos sociales pudiesen tener la oportunidad de
tener una carrera musical que impulsase la música nacional.
Tanto Dvorák como Thurber compartían el sueño de
crear una escuela de composición genuinamente americana.
En busca de fuentes de inspiración, Dvorak estuvo en
contacto con la música afroamericana, prestando especial
atención a los cantos espirituales negros, que causaron una
profunda impresión en el compositor checo. De hecho,
declararía para el New York Herald en mayo de 1893: “Estoy
convencido que el futuro de la música de este país ha de
estar fundado en lo que se llaman melodías Negras. Pueden
ser la base de una escuela de composición seria y original
que se desarrollaría en los Estados Unidos. Cuando vine el
año pasado por primera vez, me impresionó esta idea

y se ha convertido en una convicción
bien establecida. No hay ningún aspecto
compositivo que no pueda encontrar en
esa música una fuente temática.” Dvorák
había conocido esta música a través de
uno de sus alumnos del conservatorio,
Harry Burleigh, compositor
afroamericano que escribía canciones
espirituales con arreglos clásicos, muy
en consonancia con la inspiración de
Dvorák en las melodías populares de
Moravia.
De este modo, cuando Dvorák
comenzó a escribir esta nueva sinfonía,
al poco tiempo de establecerse en
Nueva York, trata de establecer algunos
de los que podrían ser los elementos
para un lenguaje compositivo nuevo y
auténticamente estadounidense: “Nunca
hubiese escrito la sinfonía como lo he
hecho si no hubiese visto América”,
afirmaría. Muchos musicólogos
encuentran similitudes entre pasajes de
la obra y melodías espirituales negras.
Teniendo en cuenta la influencia de
su alumno Burleigh, es muy posible
que Dvorák usase estas melodías para
mostrar un nuevo estilo americano.
Dvorák no olvidó tampoco que una
parte importante de la particularidad
estadounidense son las raíces de los
pueblos nativos americanos, en los
que encuentra también inspiración
compositiva. El segundo y tercer
movimiento de su Novena Sinfonía
estaban inspirados en el poema épico
del escritor romántico estadounidense
Longfellow, La cancion de Hiawatha. Este
poema, escrito en 1855, está basado
levemente en algunas leyendas de los
Ojibwe, y narra los amores de Hiawatha
y Minnehaha. Aunque si según Dvorak
“…he escrito temas originales que llevan
las peculiaridades de la música india, y
usando estos temas los he desarrollado
con todos los recursos de ritmos
modernos, armonía, contrapunto y
color orquestal” , no encontramos
ningún elemento que demuestre una
búsqueda de materiales musicales
propios de los nativos americanos,
ya que según el músico, debían sonar
similares a los afroamericanos para
el oído occidental. Es obvio pues que
Dvorák, a pesar de mostrar cierto
interés por la diversidad cultural, no
tiene ninguna intención de realizar
la labor de recopilación o estudio de
materiales populares que una década
después harían Bartók o Kodály. Para
él, las músicas populares y étnicas eran
simplemente una inspiración que
integraba en su propio vocabulario
artístico. Además, gran parte de la pieza
continúa siendo básicamente bohemia.
Lo que parece una contradicción es
fácilmente comprensible si entendemos
que ciertas melodías de escalas
pentatónicas, séptimas disminuidas,
sincopaciones rítmicas y notas centrales
son comunes a las músicas folclóricas
de todo el mundo, incluidas la música
afroamericana y la de su Bohemia natal.
En definitiva, esta Sinfonía del Nuevo Mundo
esta inspirada por un tema inusual pero
a la vez, está fuertemente anclada a la
tradición orquestal europea y a las obras
de inspiración checa del compositor.

El estreno tuvo un gran éxito de
critica y público, sin duda uno de los
mayores de la carrera del compositor.
El crítico Henry T. Flinck llegó a
declarar que era la más grande sinfonía
jamás compuesta en suelo americano,
lo que en 1893 era probablemente una
afirmación verdadera.
El primer movimiento, en forma
de sonata, comienza con una lenta
introducción que sirve como anuncio
de los temas que se irán desarrollando
en toda la sinfonía. En la sonata destaca
la melodía melancólica de danza,
interpretada por oboe y flauta y otro
tema brillante con solo de flauta. El
“Largo”, según Dvorak inspirado en
La Canción de Hiawatha, abre con unos
acordes densos antes de afirmarse en Re
bemol mayor, dejando paso a la celebre
melodía del corno ingles, una de las
más conocidas de la música occidental.
Con forma tripartita, la melodía deja
paso a una sección bucólica, para luego
regresar con el corno inglés en el tema
inicial. El “Scherzo” está inspirado en la
danza de Pau-Puk-Keewis en la boda de
Hiawathe. Un tema rítmico y brillante
precede el retorno los temas del primer
movimiento. El “Finale, Allegro con
fuoco”, es una de las pieza más célebres
del repertorio clásico, presenta tras una
épica introducción una recolección de
los temas ya aparecidos, combinándolos
magistralmente en una hermosa síntesis
de la pieza.

Edgar Varèse
(París, 22-x i i-1883; Nueva York, 6-x i-1965)
Amériques
Composición: 1918-1921; Estreno: Filadelfia, 9-iv-1926; Revisión: 1927
Amériques es una de las obras más importantes de la carrera
compositiva de Edgar Varèse, ya que, como él mismo
afirmaba, con esta obra empezó a componer una música
propia que dejaba atrás toda su producción anterior,
demasiado anclada en la tradición. Varèse había estudiado
en el conservador Schola Cantorum de París. En 1907
se instaló en Berlín donde estuvo en contacto con las
vanguardias alemanas y de vuelta a París en 1912, se rodeó
de algunos de los principales intelectuales del momento,
como Apollinaire, Satie, Cocteau, el futurista Luigi Russolo
o Debussy. Sin embargo, aunque entre 1912 y 1913 estaba
teniendo lugar en Europa una verdadera revolución musical
que cambiaría definitivamente la historia de la música –se
estrenaron La Consagración de la Primavera de Stravinsky, los Jeux
de Debussy, o el Pierrot Lunaire de Schoenberg–, Varèse no
había sido partícipe del cambio.
Quizás por esta razón, cuando llegó a Nueva York
en diciembre de 1915 –había sido llamado a filas con el
estallido de la Gran Guerra, pero su delicada salud pronto
le libró de servir en el ejército– estaba decidido a dar un
paso hacia delante y crear un idioma compositivo propio.
El viaje en principio se aventuraba como una estancia
temporal, pero se convertiría en su destino definitivo tras
casarse en segundas nupcias con la escritora Louise Norton
y adquirir la nacionalidad estadounidense. Estos primeros
años en el nuevo continente transcurrieron de

forma modesta, trabajando como
director de orquesta y vendedor de
pianos.
Es en estos primeros años
cuando Varèse comienza a escribir
Amériques, donde apuesta por un
nuevo modernismo basado en la
exploración tímbrica y la densidad
de masas sonoras que se convertirían
en las principales características de su
lenguaje compositivo. Esta exploración
de timbres y masas sonoras, aunque
esencial para la pieza, se convirtió en el
principal obstáculo para su estreno. En
1922 el compositor envió una copia de
Amériques a Leopold Stokowski, entonces
director de la Orquesta de Filadelfia.
Este respondió: “Estoy deseoso de
estudiarla, tan pronto como esté menos
ocupado” y poco después “Temo que
tardaré mucho tiempo antes de poder
ponerme con tu obra...Personalmente
lo lamento mucho pero el Comité no
puede dejarme las manos libres en este
asunto por razones financieras”. Las
razones financieras eran claras: la pieza
requiere una inmensa orquesta que
hace difícil su puesta en escena incluso
en la actualidad, con una enorme
sección de percusión e instrumentos
exóticos, incluyendo una sirena.
Además, la importancia que pone a las
masas sonoras hace que la composición
requiera de una orquesta gigantesca,
unos 142 músicos en la versión inicial y
125 en la revisión de 1927. Parece que
Varèse no tenía ninguna esperanza de
que pudiera ser estrenada. Escribió a su
mujer: “Ojalá Stokowski lo haga, pero
es gracioso, en realidad nunca he tenido
ninguna esperanza. Creo que es una
obra condenada a dormir para siempre
en el fondo de un cajón. Y si después
de algunos años se saca, será demasiado
tarde. Habrá perdido todo significado
e importancia”. Afortunadamente,
Stokowski conseguiría estrenarla tan solo
tres años después.
La acogida del público y la crítica
estuvo dividida, para algunos era una
osadía que se atreviese a llamarla Américas,
otros, sin embargo, vieron el instinto
orquestal del músico y los nuevos
caminos que estaba abriendo. Para
Varèse, estos timbres “me ayudan a evitar
la monotonía. Uso estos instrumentos
en un nivel fijo y definido para crear
un contraste con las sonoridades puras.
Es sorprendente ver hasta qué punto
un sonido puro, sin armónicos, da
otra dimensión a la calidad de las notas
musicales que le rodean... ser moderno
es ser natural; es ser un intérprete del
espíritu de su tiempo. Les aseguro, no
estoy intentando ser extraño.”
Algunos críticos la entendieron
como una representación del bullicio
neoyorquino, de la moderna y dinámica
América. Pero el compositor negó
cualquier programa, para él “esta
composición es la interpretación del
estado del alma, una pieza de música
absoluta, completamente separada de
los sonidos de la vida moderna que
algunos críticos han querido encontrar
en mi composición. En definitiva, el

tema es una meditación, la impresión
de un extraño que se pregunta sobre las
posibilidades extraordinarias de nuestra
civilización”.
Esta complicada pieza, de
instrumentación cargada y
sorprendentes bloques sonoros,
dinámicas cambiantes y rítmicas,
cascadas de sonido que cambian
continuamente de dirección, de forma
y de velocidad, consigue su propósito
de señalar un nuevo camino musical.
Los nuevos timbres en las percusiones,
sin altura, crean una textura y atmósfera
particulares, que serán en adelante
utilizadas por los compositores
contemporáneos. Ademas, los crescendos
y diminuendos excesivamente rápidos que
dan efectos de pulsaciones, las paradas
repentinas y la ruptura brusca de los
sonidos se convirtieron en recursos
comunes de la música del siglo x x.
Varèse había logrado sin duda el objetivo
que se había propuesto al llegar al nuevo
continente.

Elliott Carter
(Nueva York, 11-x i i-1908)
Concierto para violonchelo y orquesta
Composición: Nueva York y Southbury, 2000; Estreno: Chicago, 27-ix-2001
Elliott Carter, con su música compleja, urbana y de tempos
agitados, es sin duda el compositor que mejor representa el
siglo xx americano. Nacido en 1908, estudió composición en
Harvard y en París. Sus primeras obras se caracterizan por el
estilo Neoclásico inspirado por compositores como Stravinsky.
A partir de 1950, abandonó definitivamente este estilo para
abrazar la música atonal. Inventa además un complejo sistema
de modulaciones métricas, que se refieren a los constantes y
precisos cambios de tempo de sus obras. Carter había estudiado
contrapunto, y lo utiliza también para crear un estilo propio
en el que densas texturas contrapuntísticas se convierten en una
de las características esenciales su música. Su fascinación por
la complejidad hace que en sus piezas ocurran muchas cosas
al mismo tiempo, pero en tempos diferentes. Esta fascinación
por las capas de contrapunto iría aumentando hasta los años
70 –para muchos, en esa época, la hipercomplejidad de Carter
hacía inaccesibles sus piezas–. En este sentido, Alex Ross escribía
para el New Yorker en 1998: “En los 50 y en los 60, Carter fue el
pintor de acción de los compositores, aplicando notas en capas,
unas encima de las otras: la música es como acuarelas, si usas
demasiada pintura todo se vuelve marrón. El culmen del estilo
de Carter fue el Concierto para piano, dedicado a Stravinsky y
que parecía poner al día La consagración de la primavera al público de
1965. Stravinsky aclamó el concierto como una obra de arte,
pero admitió que tenía problemas para oír toda la página 54.

Carter fue fotografiado delante de esa
página, que tenía 50 cuerdas tocando 50
notas diferentes. Si Stravinsky luchó por
escucharlo, ¿qué esperanza nos queda
a los demás”. Carter sigue siendo
sin duda un compositor complejo
que requiere ser estudiado para ser
entendido, para poder apreciar su
particular sentido estético. Sin embargo,
tras cumplir 80 años se produjo un
cambio en su música. Aunque aún
cerebral, complejo y original, sus
últimas obras le empujaron a una mayor
lucidez, aligerando las densidades
del contrapunto, remplazando el
conflicto por pasajes más líricos y con
información más clara en cada página.
Sus obras se volvieron más ligeras, más
gráciles y mucho más accesibles.
Entre las piezas de esta última etapa
destaca el Concierto para violonchelo y orquesta,
encargado por la Orquesta Sinfónica de
Chicago en 2001. En esos momentos la
orquesta estaba aún dirigida por Daniel
Barenboim, y el concierto se concibió
para el virtuoso violonchelista Yo-Yo
Ma. Este músico había destacado por su
interpretación de la Sonata para violonchelo
de Carter, compuesta en 1948 y hasta
entonces, única obra del músico para
este instrumento, pero esencial para
entender el resto de la producción del
compositor, ya que en ella introduce
muchas de las características que
serán la marca del autor, como las
densas texturas en contrapunto y los
ritmos complejos. El Concierto para
violonchelo y orquesta está escrito en un
movimiento continuo de 20 minutos.
El violonchelo es el único protagonista,
con una orquesta que apenas se limita a
comentar las intervenciones del solista.
En palabras de Carter: “Mi Concierto
para violonchelo es introducido por
el solista, que toca una cantinela
frecuentemente interrumpida que
presenta las ideas que más tarde se
expandirán en movimientos. Estos están
conectados por episodios que a menudo
se refieren al final Allegro fantástico.
En esta partitura he intentado encontrar
formas personales y significativas de
revelar la gran cantidad de maravillosas
posibilidades del violonchelo”.
En efecto, la obra empieza y termina
con el solo del violonchelo. La primera
entrada de la orquesta, con un acorde
en fortissimo, sorprende al oyente,
concentrado en la parte del chelo. Desde
ese momento, la orquesta responde al
solista, a veces afirmando su discurso,
en ocasiones comentándolo. Por todas
sus complejidades –dobles puntillos,
modulaciones métricas, dislocaciones
rítmicas, largos periodos de lirismo
sostenido y luego interrumpido
bruscamente– el violonchelo parece
estar tocando una rapsodia improvisada
y vertiginosa, a la manera de una extraña
cadenza virtuosística. Sin embargo,
a pesar de la gran dificultad de la
partitura, retiene su calidad textual
característica de la última producción
de Carter. Con esta obra, el músico

neoyorquino demuestra que en su estilo
intrincado hay cabida para lo emocional
y no solo para lo intelectual.
El estreno en el Carnegie Hall,
ante un auditorio lleno, fue un éxito
absoluto. Al terminar, Carter, que
contaba entonces con 92 años, subió al
escenario para recibir una prolongada
standing ovation. Pero no era una ovación
por el final de una carrera. De hecho,
entre los 90 y 100 años ha publicado
mas de 48 obras y unas 14 desde que
cumplió la centena. No parece que
Carter quiera ser sólo un compositor
para el siglo x x.
© Raquel Jiménez Pasalodos

JIMMY
CHIANG
Director
Director y pianista afincado en Viena, primer premio
del IV concurso de Jóvenes Directores Lovro von Matacic
en Zagreb, inicia su educación musical en Hong Kong
comenzando a estudiar piano a la edad de 4 años y realizando
después estudios de composición y violonchelo. Ha obtenido
el Fellows Diploma del Trinity College de Londres, es titulado
por la Baylor University de Estados Unidos y recibió el título
de Magister Artium [Maestro de las Artes] en la Universidad de
Música y Artes Interpretativas de Viena donde fue alumno del
reconocido director especializado en Mozart, Leopold Hager.
En 2003 por invitación de Seiji Ozawa, Chiang fue uno de los
tres directores becados en el Rohm Music Festival en Kyoto,
Japón, donde estudió en estrecha colaboración con el maestro.
De 2004 a 2006 ha sido asistente musical y director de las
producciones de ópera del Schloßtheater Schönbrunn de Viena.
Desde 2007 aparece regularmente como Director Asistente del
Theater Lübeck y del Festival de Eutin en Alemania. Entre 2009

y 2011 ha sido el Principal Director
del Theater Lübeck donde ha dirigido
numerosas producciones que han recibido
el reconocimeinto internacional, como
Le Grand Macabre de Ligeti con el pretigioso
director de escena español Calixto Bieito y
Orfeo en los infiernos de Offenbach, entre otras.
En 2010 hace su debut en la Komische
Oper de Berlín con La Traviata de Verdi. Su
creciente carrera como director en Europa
le ha llevado a ser portada de la revista de
ópera Orpheus en 2009 y a cosechar un gran
éxito en el Festival de las Artes de Castilla y
León en España por su interpretación de
música contemporánea. Ha actuado entre
otras orquestas con la Orquesta Sinfónica
de Castilla y León, Zagreb Philharmonic,
Lübeck Philharmonic, Oradea
Philharmonic, Hong Kong Sinfonietta y
Ensemble Amadeus que fundó en el año
2000 en Texas, Estados Unidos. Chiang
es además Principal Director Invitado de la
Hong Kong Pan Asia Symphony.
Junto a su carrera internacional como
director, Chiang actúa como pianista
desde los 13 años. Además, es requerido
con frecuencia como profesor vocal y
es aclamado internacionalmente como
pianista acompañante en los principales
concursos de canto, clases magistrales y
recitales.

MARC
COPPEY
VIOLONCHELO
El violonchelista francés Marc Coopey, ganador de los
dos premios más importantes del Concurso Bach de
Leipzig en 1988 –primer premio y premio especial a la
mejor interpretación de Bach– es considerado uno de
los grandes violonchelistas de la actualidad. Sir Yehudi
Menuhin descubrió su talento a edad muy temprana y le
invitó a debutar en Moscú y París interpretando el Trío de
Chaikovsky junto al propio Menuhin y Victoria Postnikova,
colaboración documentada en la película del famoso
director de cine Bruno Monsaingeon. En 1989 Mstislav
Rostropovich le invitó al Festival de Evian lo que supuso el
despegue su carrera como solista.
Ha actuado como solista con las principales orquestas
del panorama actual y ha colaborado con prestigiosos
directores como Emmanuel Krivine, Rafael Frühbeck de
Burgos, Michel Plasson, Jean-Claude Casadesus, Theodor
Guschlbauer, Pascal Rophé, Yutaka Sado, John Nelson,

Raymond Leppard, Erich Bergel,
Alan Gilbert, Lionel Bringuier, Kirill
Karabits, Paul McCreesh y Asher
Fisch. Coopey ha actuado en numerosas
ocasiones en Europa, América del
Norte y del Sur y Asia, en algunas de
las más importantes salas de conciertos
como el Wigmore Hall de Londres, el
Schauspielhaus de Berlín, la Sala Pleyel,
el Théâtre de la Ville, el Théâtre des
Champs-Elysées, el Théâtre du Chatelet
y el Cité de la Musique en París, el
Palais des Beaux-Arts en Bruselas, la
National Concert Hall en Dublín, la
Rudolfinum en Praga, el Conservatorio
Liszt en Budapest, la Great Hall del
Conservatorio de Moscú, la Capella
en San Petersburgo, la Casals Hall
en Tokyo y el Metropolitan Museum
en Nueva York. Es invitado habitual
de los festivales de Radio-France-
Montpellier, Strasbourg, Besançon,
La Roque d’Anthéron, Printemps des
Arts de Monte Carlo, Folles Journées
de Nantes, Stuttgart, Midem, Kuhmo,
Korsholm y Prades.
Su interés por la música de cámara
le ha llevado a explorar e interpretar
el repertorio de violonchelo junto a
reconocidos artistas como Maria João
Pires, Stephen Kovacevich, Nicholas
Angelich, Aleksandar Madzar, Michel
Beroff, Peter Laul, François-Frédéric
Guy, Augustin Dumay, Victoria
Mullova, Tedi Papavrami, Ilya Gringolts,
Laurent Korcia, David Grimal, Gérard
Caussé, Janos Starker, Marie-Pierre
Langlamet, Michel Portal, Paul Meyer,
Emmanuel Pahud y los Cuartetos Prazak
y Talich. De 1995 al 2000 fue miembro
del Cuarteto Ysaÿe actuando en las
salas de conciertos de mayor prestigio
internacional.
La elección del repertorio de Marc
Coopey es ecléctica e innovadora.
Interpreta frecuentemente las Suites
de Bach completas y otras obras del
repertorio más conocido brindando a
la vez al público obras que se escuchan
en raras ocasiones. La interpretación y
promoción de la música contemporánea
es muy importante para Coopey y
compositores como Christian Durieux,
Fénelon, Jarrell, Krawczyk, Lenot,
Monnet, Pauset, Reverdy y Tanguy le
han dedicado obras. Coopey estrenó el
Concierto para violonchelo de Lenot,
el Concierto para violonchelo nº 1 de
Tanguy y el Concierto para violonchelo
de Elliott Carter en Francia.
En la temporada 2010/11 destacó el
estreno del Concierto para violonchelo
de Marc Monnet con la Orchestre
Philharmonique de Radio-France
bajo la dirección de Eliahu Inbal,
el Don Quijote de Strauss en la Sala
Pleyel de París bajo la dirección de
Alain Alinoglu, el Concierto para
violonchelo de Schumann en el Festival
Internacional Campos do Jordao en
Brasil bajo la dirección de Yan-Pascal
Tortelier, un concierto especial en el
85 aniversario de Pierre Boulez en el
Messiaen Festival en Francia, el estreno
del Concierto para violonchelo de Tüür
en Caen, su debut en el Concertgebouw

en Amsterdam, la integral de las Sonatas
para piano y violonchelo de Beethoven
con Francois-Frederic Guy en Lyon
y Washington y por último, pero no
menos importante, la grabación de
un nuevo CD dedicado a la Sonata
Arpeggione de Schubert.
Las grabaciones de Marc Coopey han
recibido el reconocimiento de la crítica
en todo el mundo. Incluyen obras
de Beethoven, Debussy, Emmanuel
Fauré, Grieg y Strauss producidas por
los sellos Auvidis, Decca, Harmonia
Mundi y K617. Sus últimas grabaciones
de la integral de las Suites de Bach
–premio ffff de Télérama– y un CD
dedicado a Dohnanyi –que aparece en
el ‘10 de Répertoire’–, se han realizado
por el sello Aeon/Harmonia Mundi.
Marc Coopey ha grabado junto con el
Cuarteto Prazak el Quinteto de Schubert
para el sello Praga. En 2006 grabó dos
nuevos CD: uno de grandes sonatas
rusas para violonchelo, acompañado por
el pianista Peter Laul –Aeon–, y el otro
una interpretación del Concierto de
Martin Matalon –Accord/ Universal–.
La grabación en 2008 del Concierto
para violonchelo de Dutilleux y los
conciertos de Caplet con la Orquesta de
Lieja bajo la dirección de Pascal Rophé
obtuvo el Diapason d’Or y un Choc de
la revista Le Monde de la Musique. También
en 2008 ha grabado un CD de Sonatas
de Brahms junto al pianista Peter Laul.
En noviembre de 2009, Marc Coopey
fue invitado a interpretar Bach en la
Plaza de la Concordia de París en la
celebración del 20 aniversario de la
caída del muro de Berlín.
Además de su carrera como solista
y como intérprete de música de
cámara, Marc Coopey es profesor en
el Conservatorio Nacional Superior
de Música de París e imparte clases
magistrales por todo el mundo. Marc
Coopey es Director Artístico del Festival
de Música de Cámara de Colmar.
Toca un violonchelo único de
Matteo Goffriller –Venecia 1711– y
reside en París.
www.marccoppey.com

Lionel Bringuier
director titular
ORquesta
sinfónica de
castilla y león
Alejandro Posada
principal director
invitado
Vasily Petrenko
principal director
invitado
La Orquesta Sinfónica de Castilla y León ha cumplido sus
primeros veinte años situándose como una de las mejores y
más dinámicas agrupaciones españolas gracias a su calidad, a la
amplitud de su heterogéneo repertorio y a la incesante actividad
desplegada en su sede estable del Auditorio Miguel Delibes de
Valladolid y por todo el territorio nacional.
Creada en 1991 por la Junta de Castilla y León, la OSCyL
tiene como su primer director titular a Max Bragado-Darman.
Tras este periodo inicial, Alejandro Posada asume la titularidad de
la dirección durante 7 años hasta la llegada de Lionel Bringuer,
quien permanecerá al frente de la formación orquestal hasta junio
de 2012. Así mismo la OSCyL ha contado con Salvador Mas,
Vasily Petrenko o Alejandro Posada como principales directores
invitados.
Durante estos 20 años de trayectoria, la OSCyL ha llevado
a cabo importantes estrenos y ha realizado diversas grabaciones
discográficas para Deustche Grammophon, Bis, Naxos, Tritó o
Verso entre otras, con obras de compositores como Joaquín

Rodrigo, Dmitri Shostakovich, Joaquín
Turina, Tomás Bretón, Osvaldo Golijov o
Alberto Ginastera. Además, la OSCyL ha
llevado a cabo una intensa actividad artística
en el extranjero, con giras por Europa y
America, que le han permitido actuar en
salas tan destacadas como el Carnegie Hall
de Nueva York.
A lo largo de estas dos décadas, la
OSCyL ha ofrecido centenares de conciertos
junto a una larga lista de directores y solistas,
entre los que destacan los maestros Semyon
Bychkov, Rafael Frühbeck de Burgos, Jesús
López Cobos, Marc Minkowski, Gianandrea
Noseda o Josep Pons, los cantantes Teresa
Berganza, Barbara Bonney, Juan Diego
Flórez, Magdalena Kozena o Angela
Gheorghiu, e instrumentistas como Daniel
Barenboim, Alicia de Larrocha, Joaquín
Achúcarro, Katia y Marielle Labèque,
Maria João Pires, Viktoria Mullova, Gidon
Kremer, Gil Shaham, Natalia Gutman o
Misha Maisky, entre muchos otros.
Algunos de los compromisos para la
presente temporada 2011/2012 incluyen
actuaciones con la soprano norteamericana
Renée Fleming o junto al cantante y
pianista Rufus Wainwright, así como una
versión concierto de la ópera Rigoletto bajo
la dirección de Semyon Bychkov. Además
ofrecerá el estreno en España de 4 obras,
entre las que cabe destacar el concierto para
violín de James McMillan, interpretado por
Vadim Repin.
Uno de los principales objetivos de
la OSCyL es la difusión del repertorio
sinfónico en el sentido más amplio de la
palabra, así como la creación de nuevos
públicos. En este sentido es importante
reseñar la alta implicación de la orquesta en
las numerosas iniciativas sociales y educativas
que el Auditorio Miguel Delibes está
llevando a cabo.
Desde el año 2007, la OSCyL tiene su
sede estable en el Auditorio Miguel Delibes
de Valladolid, obra del arquitecto Ricardo
Bofill.

ORQUESTA SINFÓNICA DE CASTILLA Y LEÓN
VIOLINES PRIMEROS
Elizabeth Moore, concertino
Teimuraz Janikashvili,
ayda. concertino
Cristina Alecu
Irene Ferrer
Irina Filimon
Pawel Hutnik
Vladimir Ljubimov
Eduard Marashi
Renata Michalek
Daniela Moraru
Dorel Murgu
Monika Piszczelok
Piotr Witkowski
Carlos Parra *
Thomas Potiron **
VIOLAS
Nestor Pou, solista
Marc Charpentier, ayda. solista
Michal Ferens, 1 er tutti
Virginia Domínguez
Ciprian Filimon
Harold Hill
Doru Jijian
Julien Samuel
Paula Santos
Jokin Urtasun
Elena Boj *
ARPA
Marianne ten Voorde, solista
Reyes Gómez **
FLAUTAS
Dianne Winsor, solista
Pablo Sagredo, ayda. solista
José Lanuza, 1 er tutti /solista piccolo
André Cebrián **
Alicia Garrudo **
VIOLINES SEGUNDOS
Jennifer Moreau, solista
Malgorzata Baczewska,
ayda. solista
Benjamin Payen, 1 er tutti
Mª Rosario Agüera
Csilla Biro
Anneleen van den Broeck
Iuliana Muresan
Blanca Sanchis
Joanna Zagrodzka
Tania Armesto *
Iván García *
Eva Meliskova *
Hye Won Kim *
VIOLONCHELOS
Marius Diaz, solista
Jordi Creus, ayda. solista
Frederik Driessen, 1 er tutti
Montserrat Aldomá
Mary Helen Blossom
Pilar Cerveró
Marie Delbousquet
Carlos A. Navarro
Diego Alonso *
Ricardo Prieto *
CONTRABAJOS
Miroslaw Kasperek, solista
Joaquín Clemente, ayda. solista
Joan Perarnau, 1 er tutti
Nigel Benson
Juan Carlos Fernández
Emad Khan
Nebojsa Slavic
OBOES
Sebastián Gimeno, solista
Jorge Pinzón, ayda. solista
Juan M. Urbán, 1 er tutti /
solista corno inglés
Unai Gastañares**
Enric Tudela ***
CLARINETES
Salvador Salvador, solista *
Laura Tárrega, ayda. solista
Julio Perpiñá, 1 er tutti /
solista clarinete bajo
Javier Prieto **
Luis M. Torres **

FAGOTES
Salvador Alberola, solista
Igor Melero, ayda. solista
Fernando Arminio, 1 er tutti /
solista contrafagot
Fernando Oriola **
Vicente Moros **
TROMPAS
Carlos Balaguer, solista
Emilio Climent, 1 er tutti
José M. González, 1 er tutti
Martín Naveira, 1 er tutti
Pablo Cadenas **
Enric Camarasa **
Javier Rodríguez **
Doris Gálvez ***
TROMPETAS
Roberto P. Bodí, solista
Emilio Ramada, ayda. solista
Miguel Oller, 1 er tutti
Ricardo García **
Roberto Morcillo **
Victor Teresa **
TROMBONES
Philippe Stefani, solista
Robert Blossom, ayda. solista
Sean P. Engel, trombón bajo solista
Rubén Prades **
Héctor Prieto **
TUBA
José M. Redondo, solista
David Olivera **
TIMBALES/PERCUSIÓN
Juan A. Martín, solista
Tomás Martín, ayda. solista
Ricardo López, 1 er tutti solista
Ricardo Moreno, 1 er tutti
Vicent Vinaixa *
Alexandre Alventosa **
Rodrigo Martínez **
José Andrés Saez **
Alejandro Sancho **
Rocío Solís **
Óscar Martín ***
Pablo Reyes ***
celesta
Catalina Cormenzana, solista **
* Contratado por la OSCyL
** Contratado por la OSCyL para este programa
*** Becados por la OSCyL
Los profesores tutti están clasificados por orden alfabético

Próximos programas
Orquesta Sinfónica
de Castilla y León
Auditorio Miguel
Delibes VALLADOLID
Valladolid
Extraordinario Jóvenes
Intérpretes
Jueves 8 de marzo de 2012
20.00 h · Sala Sinfónica
—
SALAMANCA
ABONO OSCYL 3
Viernes 9 de marzo de 2012
20.30 h · CAEM Salamanca
ALEJANDRO
POSADA
director
JOSÉ MArÍA
VILLEGAS
PIANO
ELENA FRUTOS
PIANO
IGNACIO SOLER
fagot
Obras de C. M. von Weber,
S. Rachmaninov y
F. Mendelssohn
Valladolid
ABONO OSCYL 12
Jueves 15 y viernes 16 de
marzo de 2012 · 20.30 h
Sala Sinfónica
Lionel Bringuier
director
Nicholas
Angelich
PIANO
Obras de J. Brahms
delibes+
Viernes 17 de febrero
de 2012 · 22.00 h
Sala de Teatro Experimental
ERIK TRUFFAZ
QUARTET
delibes+
Sábado 18 de febrero
de 2012 · 22.00 h
Sala de Teatro Experimental
DIGITAL 21 vs
ANA CURRA
Grandes Orquestas
Viernes 24 de febrero
de 2012 · 20.00 h
Sala Sinfónica
London
Philarmonic
Orchestra
Vladimir Jurowski
director
Joshua Bell
violín
Obras de
W. A. Mozart, J. Brahms y
S. Rachmaninov
delibes+
Sábado 25 de febrero de 2012
20.00 h. · Sala Sinfónica
Rufus
Wainwright
COMPOSITOR, voz y piano
OSCYL
andrés Franco
director
en familia
Sábado 25 de febrero de 2012
12.30 h · Sala de Cámara
Katia y
Marielle
Labèque
Pianos
Gonzalo
Grau
Percusión
RaphaËl
SÉguinier
BATERÍA
West Side Story
de L. Bernstein
PIANO
Domingo 26 de febrero de 2012
19.00 h · Sala de Cámara
Katia y
Marielle
Labèque
pianos
Gonzalo
Grau
PERCUSIÓN
RaphaËl
SÉguinier
BATERÍA
Obras de I. Stravisnky,
G. Gershwin y L. Berstein

www.auditoriomigueldelibes.com