Memoria de actividades 2005-2006 - Real Academia de la Historia

HECHOS SOBRESALIENTES DEL BIENIO
Para anunciar la exposición en el exterior de la Academia se encargaron
dos banderolas, que se colgaron en las fachadas del edificio
del Nuevo Rezado y del palacio Molins. También se confeccionó
un panel para decorar la entrada a las salas. En las vitrinas y en
las imágenes de las paredes se colocaron cartelas explicativas de las
piezas, cuyo contenido didactico recibió elogiosos comentarios de
los visitantes.
Del diseño de la exposición se ocuparon: Carmen Manso Porto
y Ecra. Servicios Integrales de Arte (Abraham Rubio Celada, Elena
Martínez Benito y Cristina de Castro González). Del montaje, la misma
empresa Ecra. De la impresión digital de las banderolas y cartel, la
empresa Zíbola. Se controló la temperatura y humedad de las salas y
la intensidad de la iluminación (40-50 lux).
El ciclo de conferencias y la exposición fueron inaugurados por
Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias el seis de noviembre. El
director don Gonzalo Anes dirigió las siguientes palabras:
Menéndez Pelayo, historiador y académico
Altezas Reales,
La Real Academia de la Historia recibe el gran honor de que
Vuestras Altezas Reales inauguren el ciclo de conferencias y la exposición
que hemos organizado para conmemorar los 150 años del
nacimiento del que fue académico y director egregio, don Marcelino
Menéndez Pelayo. Reciban Vuestras Altezas Reales nuestro más
rendido y cálido homenaje y nuestro agradecimiento por estar con
nosotros en la tarde de hoy.
Marcelino Menéndez Pelayo nació en Santander el tres de noviembre
de 1856. Fue hijo de don Marcelino Menéndez Pintado, catedrático
de Matemáticas en el Instituto de segunda enseñanza de
aquella ciudad, y de María Jesús Pelayo. Son conocidas las noticias
sobre su prodigiosa inteligencia y gran aplicación, mostradas ya en
la infancia, por lo que se comprende que obtuviese óptimas calificaciones
en sus estudios de bachillerato. Su padre, conocedor de la vocación
de su hijo, decidió que siguiese los estudios de licenciatura en
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Barcelona, por
la amistad y el paisanaje castropolino que le unían al profesor don
José Ramón Luanco y Riego. Esperaba que éste orientase al joven
Marcelino en los estudios que habría de seguir en aquella Facultad.
Años después, don Marcelino Menéndez Pelayo recordaba la «vida
espiritual propia», «aunque modesta», de la Universidad de Barcelona
en aquellos años. Fue alumno allí de Francisco Javier Llorens, repre-
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