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NUEVAS ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS BASADAS EN LA BIOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD DEL INJERTO CONTRA EL HUÉSPED F. PRÓSPER, C. SOLANO, C. ARBONA, J. RODRÍGUEZ, A. GUTIÉRREZ, I. BENET Y J. GARCÍA-CONDE Servicio de Hematología y Oncología Médica. Hospital Clínico Universitario de Valencia. Universidad de Valencia. Valencia. Introducción La primera descripción de la enfermedad injerto contra el huésped (EICH) fue realizada por Barnes y Loutit a partir de las observaciones realizadas en animales irradiados a los que se administraba células esplénicas. Las manifestaciones clínicas de lo que entonces se denominó enfermedad secundaria, para diferenciarlo de la enfermedad primaria derivada de la radioterapia, consistían en un cuadro de diarrea y afectación cutánea. La constatación de la etipatogenia inmunológica de este cuadro llevó a la introducción del termino EICH 1. Los primeros trasplantes realizados en humanos se vieron complicados por la aparición de este cuadro caracterizado por la afectación cutánea, hepática y gastrointestinal con características similares a las de la enfermedad desarrollada en los animales de experimentación 2,3 . La EICH en sus formas aguda y crónica es una de las complicaciones más importantes asociadas al trasplante alogénico de células progenitoras, tanto por las consecuencias directas sobre los órganos que afecta (piel, gastrointestinal e hígado) como por el cuadro de inmunodeficiencia severa que induce en los enfermos. El objetivo de las siguientes líneas, no es detallar las manifestaciones clínicas y el tratamiento de la EICH. Por el contrario, vamos a intentar revisar algunos aspectos de la patogenia de la enfermedad y como el estudio de mecanismos básicos de enfermedad a conducido al desarrollo de nuevas estrategias de tratamiento y profilaxis de la EICH basadas en dichos conocimientos. Fisiopatologia de la EICH En 1966, Billingham describió las condiciones necesarias para que se desarrolle la EICH: 1) el injerto debe contener células inmunológicamente competentes; 2) las células del huésped deben expresar aloantígenos ausentes en las células del donante de forma que el huésped sea capaz de estimular antigénicamente al donante; 3) el huésped debe ser incapaz de montar una respuesta inmunológica contra el injerto al menos durante un tiempo. A pesar de que nuestros conocimientos sobre la etiopatogenia de la EICH se ha incrementado, los principios básicos están contenidos en esta descripción realizada hace mas de 30 años 4 . Desde un punto de vista cronológico la patogenia de la EICH aguda puede resumirse en tres fases (fig. 1): Fase 1: Régimen de acondicionamiento La fase inicial de la EICH se inicia antes de la infusión de las células progenitoras. La radioterapia y quimioterapia de acondicionamiento constituyen una variable fundamental en el desarrollo de la EICH. La toxicidad inducida en los distintos órganos se asocia con la liberación de citocinas proinflamatorias y factores de crecimiento tales como la IL-4 o el TNF-, TGF- o G-CSF. La liberación de estas citocinas regula positivamente la expresión de moléculas de adhesión así como moléculas del complejo mayor y menor de histocompatibilidad que contribuyen a iniciar la segunda fase de la EICH 5,6 . Fase 2: Activación de linfocitos T Mientras que la presencia de antígenos en unión de moléculas de histocompatibilidad condiciona la primera señal necesaria para la respuesta antigénica, la presencia de moléculas coestimuladoras y de adhesión facilitan la segunda señal necesaria para que se produzca la proliferación, diferenciación y activación de los linfocitos T, responsable de la respuesta efectora citotóxica (fig. 2). Las células presentadoras de antígenos, mayoritariamente del receptor presentan pequeños péptidos del paciente a los linfocitos T maduros del donante en unión a moléculas HLA del receptor. Además del reconocimiento inmunológico, para que la respuesta aloantigénica se desarrolle es necesario la contribución de moléculas coestimuladoras principalmente el sistema B7-CD28, cuyo papel en la EICH ha quedado ampliamente demostrado. Como comentaremos posteriormente la manipulación del sistema de coestimulación ha abierto nuevas perspectivas en la inducción de tolerancia como forma de profilaxis de la EICH. Fase 3: Fase efectora Finalmente las células efectoras bien directamente o mediante la liberación de citocinas inducen daño celular y muerte. Además de los linfocitos T citotóxicos (CTL), otras poblaciones celulares juegan un papel en la fase efectora de la EICH. Los linfocitos grandes granulares y células NK son reclutados mediante

56 Haematologica (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000 APC Linfocito T Ad-L MHC Adhesión Ad-R TCR Reconocimiento CS-L Coestimulación CS-R LFA-1 (CD11a/18) ICAM-1 (CD54) VCAM (CD106) LFA-3 (CD58) Adhesión Ligandos/Receptores LFA-1 (CD11a/18) ICAM-1 (CD54) CD43 CD2 VLA-4 (CD49d/CD29) HLA -A/B/C HLA-DR/DP/DQ LFA-3 (CD58) ICAM-1 (CD54) CD40 CD72 CD24 B7-1 (CD80) B7-2 (CD86) Reconocimiento específico antigénico Coestimulación Ligando/Receptor Proliferación/Activación Linfocitos T CD3 TCR CD8 CD3 TCR CD4 CD2 LFA-1 CD40-L CD24 CD5 CD28 CTLA-4 Figura 1. Representación esquemática de las fases de la enfermedad injerto contra el huésped. La fase 1 se caracteriza por el daño tisular inducido por la quimioterapia que induce la secreción de LPS estimulando la liberación de TNF-e IL-1. Estas citocinas inducen la expresión de antígenos HLA y moléculas de adhesión. En la fase 2, los linfocitos T proliferan hacia fenotipo Th1 en presencia de IL-12 y secretan IL-2 e interferon- los cuales inducen mayor proliferación y respuestas de LTC y células NK. Durante la tercera fase los CTL y células NK dañan los tejidos utilizando sistemas como el FAS-FAS-L o perforina-granzima. citocinas secretadas durante la segunda fase de la EICH y contribuyen al daño celular 9,10 . Los monocitos y macrófagos que han sido estimulados inicialmente reciben nuevas señales mediadas por la producción de lipopolisacarido y que contribuyen a estimular la secreción de citocinas con capacidad efectora y citopática directa (TNF-e IL-1) así como oxido nítrico y que contribuyen a la inmunosupresion asociada al desarrollo de la EICH 11,12 . Los mecanismos efectores son comunes con otras situaciones clínicas e incluyen el sistema de perforinas-granzima B, Fas-Fas-L o la toxicidad mediada por citocinas principalmente TNF- 13,14 . Papel de las citocinas mediadoras en la EICH La activación de los linfocitos T conlleva la producción de citocinas. La diferenciación de los linfocitos y su clasificación en función del perfil de secreción de citocinas tiene una relevancia fundamental en el desarrollo de la EICH. Los linfocitos Th1 y Tc1 producen fundamentalmente IL2 e interferon- y se asocian a la aparición de EICH e ICT 15,16 . La producción de IL2 juega un papel fundamental en el control de la respuesta inmune contra aloantígenos durante la segunda fase de la EICH. El papel fundamental de la IL2 incluye la inducción de otras citocinas proinflamatorias y el reclutamiento de células efectoras. La liberación de interferon- aparece de forma inicial tras la activación de los linfocitos T y participa en diferentes aspectos de la patogenia de la EICH. Por una parte es capaz de ejercer efectos citopáticos directos tanto sobre la piel como sobre el sistema gastrointestinal induciendo además una regulación positiva de la expresión de moléculas HLA clase I y II. Por el contrario, la liberación de interferon- es capaz de inhibir la proliferación y activación de linfocitos 17,18 . Los linfocitos Th2 y Tc2 secretan de forma principal IL4 e IL10. La inducción de un feno-

NUEVAS ESTRATEGIAS TERAPÉUTICAS BASADAS<br />

EN LA BIOLOGÍA DE LA ENFERMEDAD DEL INJERTO<br />

CONTRA EL HUÉSPED<br />

F. PRÓSPER, C. SOLANO, C. ARBONA, J. RODRÍGUEZ, A. GUTIÉRREZ, I. BENET Y J. GARCÍA-CONDE<br />

Servicio de Hematología y Oncología Médica. Hospital Clínico Universitario de Valencia. Universidad de Valencia. Valencia.<br />

Introducción<br />

La primera descripción de la enfermedad injerto<br />

contra el huésped (EICH) fue realizada por Barnes y<br />

Loutit a partir de las observaciones realizadas en<br />

animales irradiados a los que se administraba células<br />

esplénicas. Las manifestaciones clínicas de lo que<br />

entonces se denominó enfermedad secundaria, para<br />

diferenciarlo de la enfermedad primaria derivada de<br />

la radioterapia, consistían en un cuadro de diarrea<br />

y afectación cutánea. La constatación de la etipatogenia<br />

inmunológica de este cuadro llevó a la introducción<br />

del termino EICH 1. Los primeros trasplantes<br />

realizados en humanos se vieron complicados por<br />

la aparición de este cuadro caracterizado por la<br />

afectación cutánea, hepática y gastrointestinal con<br />

características similares a las de la enfermedad desarrollada<br />

en los animales de experimentación 2,3 .<br />

La EICH en sus formas aguda y crónica es una de<br />

las complicaciones más importantes asociadas al<br />

trasplante alogénico de células progenitoras, tanto<br />

por las consecuencias directas sobre los órganos<br />

que afecta (piel, gastrointestinal e hígado) como por<br />

el cuadro de inmunodeficiencia severa que induce en<br />

los enfermos. El objetivo de las siguientes líneas, no<br />

es detallar las manifestaciones clínicas y el tratamiento<br />

de la EICH. Por el contrario, vamos a intentar<br />

revisar algunos aspectos de la patogenia de la enfermedad<br />

y como el estudio de mecanismos básicos<br />

de enfermedad a conducido al desarrollo de nuevas<br />

estrategias de tratamiento y profilaxis de la EICH basadas<br />

en dichos conocimientos.<br />

Fisiopatologia de la EICH<br />

En 1966, Billingham describió las condiciones necesarias<br />

para que se desarrolle la EICH: 1) el injerto<br />

debe contener células inmunológicamente competentes;<br />

2) las células del huésped deben expresar aloantígenos<br />

ausentes en las células del donante de forma<br />

que el huésped sea capaz de estimular antigénicamente<br />

al donante; 3) el huésped debe ser incapaz<br />

de montar una respuesta inmunológica contra el injerto<br />

al menos durante un tiempo. A pesar de que<br />

nuestros conocimientos sobre la etiopatogenia de la<br />

EICH se ha incrementado, los principios básicos están<br />

contenidos en esta descripción realizada hace<br />

mas de 30 años 4 . Desde un punto de vista cronológico<br />

la patogenia de la EICH aguda puede resumirse<br />

en tres fases (fig. 1):<br />

Fase 1: Régimen de acondicionamiento<br />

La fase inicial de la EICH se inicia antes de la infusión<br />

de las células progenitoras. La radioterapia y<br />

quimioterapia de acondicionamiento constituyen<br />

una variable fundamental en el desarrollo de la<br />

EICH. La toxicidad inducida en los distintos órganos<br />

se asocia con la liberación de citocinas proinflamatorias<br />

y factores de crecimiento tales como la IL-4 o<br />

el TNF-, TGF- o G-CSF. La liberación de estas citocinas<br />

regula positivamente la expresión de moléculas<br />

de adhesión así como moléculas del complejo<br />

mayor y menor de histocompatibilidad que contribuyen<br />

a iniciar la segunda fase de la EICH 5,6 .<br />

Fase 2: Activación de linfocitos T<br />

Mientras que la presencia de antígenos en unión<br />

de moléculas de histocompatibilidad condiciona la<br />

primera señal necesaria para la respuesta antigénica,<br />

la presencia de moléculas coestimuladoras y de adhesión<br />

facilitan la segunda señal necesaria para que<br />

se produzca la proliferación, diferenciación y activación<br />

de los linfocitos T, responsable de la respuesta<br />

efectora citotóxica (fig. 2). Las células presentadoras<br />

de antígenos, mayoritariamente del receptor presentan<br />

pequeños péptidos del paciente a los linfocitos T<br />

maduros del donante en unión a moléculas HLA del<br />

receptor. Además del reconocimiento inmunológico,<br />

para que la respuesta aloantigénica se desarrolle es<br />

necesario la contribución de moléculas coestimuladoras<br />

principalmente el sistema B7-CD28, cuyo papel<br />

en la EICH ha quedado ampliamente demostrado.<br />

Como comentaremos posteriormente la manipulación<br />

del sistema de coestimulación ha abierto<br />

nuevas perspectivas en la inducción de tolerancia<br />

como forma de profilaxis de la EICH.<br />

Fase 3: Fase efectora<br />

Finalmente las células efectoras bien directamente<br />

o mediante la liberación de citocinas inducen daño<br />

celular y muerte. Además de los linfocitos T citotóxicos<br />

(CTL), otras poblaciones celulares juegan un papel<br />

en la fase efectora de la EICH. Los linfocitos grandes<br />

granulares y células NK son reclutados mediante

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