Portada Simposios - Supplements - Haematologica
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282 Haematologica (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000 la mejora de la capacidad fibrinolítica es beneficiosa en la CID 60 . Sin embargo, el hecho de que la mortalidad no mejorara significativamente vuelve a poner de manifiesto la complejidad de los eventos que tienen lugar durante la endotoxemia, de los que el desequilibrio hemostático es sólo una parte, y la correción de éste probablemente sea “necesaria pero no suficiente” para contrarrestar los efectos del LPS. Por su parte, la UK no atenuó el incremento de la actividad PAI con la misma eficacia que la mostrada por el t-PA 60 , posiblemente porque el conejo parece ser particularmente resistente a la acción de este fármaco 61 . Para terminar con este apartado de anticoagulantes y profibrinolíticos, vamos a reseñar la comparación de la eficacia de la coadministración de hirudina más t-PA respecto al tratamiento con los mismos fármacos a las mismas dosis, pero por separado. El efecto sobre la actividad PAI fue bastante similar en todos los casos, observándose un descenso en el incremento de los niveles del inhibidor únicamente a las dos horas (la dosis de t-PA empleada en este experimento era muy inferior a la utilizada en el trabajo cuyos resultados se expusieron anteriormente). La hirudina, tanto en solitario como junto con t-PA, logró contrarrestar notablemente los efectos del LPS, ya que disminuyeron en gran medida los depósitos renales de fibrina (con mayor eficacia en el caso del tratamiento simultáneo) y se previno en buena parte la mortalidad. De nuevo el efecto del t-PA como único fármaco se redujo a una disminución de la fibrina sin apenas efecto en la tasa de supervivencia 35 . Estos resultados merecen dos comentarios. Por un lado, de nuevo encontramos casos en los que el animal mejora considerablemente sin obtener una disminución espectacular de la actividad PAI. En cualquier caso, el hecho de que, de todos los conejos que recibieron hirudina, los depósitos renales fueran menos patentes en los que además fueron tratados con t-PA, vuelve a poner de manifiesto la utilidad de incrementar el potencial fibrinolítico durante la endotoxemia. Por otro lado, los resultados de todos nuestros estudios con la hirudina sugieren que la inhibición eficaz de la trombina es crucial en la evolución de la endotoxemia, no sólo por atenuar su función procoagulante [existen trabajos in vivo en los que, tras la estimulación con LPS, la inhibición del factor Xa impide totalmente la activación de la coagulación pero no mejora la supervivencia 34 ], sino por impedir su contribución a la activación de otros mecanismos, probablemente en el área de la inflamación 62 . Terminamos el repaso a nuestra experiencia en el modelo de CID en conejos con los resultados obtenidos tras inhibir directamente al PAI-1 con el anticuerpo monoclonal MA-33B8. Como anteriormente se dijo, la especificidad de esta molécula por el inhibidor nos permitiría correlacionar de forma inequívoca la disminución de la actividad antifibrinolítica con los cambios, de producirse, en la aparición de depósitos de fibrina y en la mortalidad. El tratamiento con MA-33B8 logró disminuir el incremento en la actividad PAI a nivel sistémico con mucha más eficacia que con cualquiera de los tratamientos anteriores (a las seis horas apenas rebasaba el 200 % respecto al valor basal, frente a un incremento de más del 1.000 % en los conejos del grupo control). Además, por inmunohistoquímica se pudo demostrar que la inhibición también fue efectiva a nivel local en el riñón. El hecho de no observar mayores cambios en el resto de las variables hemostáticas que se estudiaron iba a permitir, por lo tanto, establecer la relación PAI-1-fibrina y PAI-1-mortalidad de un modo mucho más directo que hasta ese momento. Se vio una reducción muy notable en los depósitos renales (no se detectó fibrina en cuatro de los cinco conejos que recibieron el tratamiento, mientras que ésta se observó, con mayor o menor intensidad, en ocho de los nueve conejos del grupo control), lo cual confirma, esta vez de un modo mucho menos ambiguo, que la hipofibrinólisis inducida por el aumento del inhibidor juega un papel importante en la formación de coágulos en la microvasculatura en la CID 63 . La mortalidad, sin embargo, no difirió de la del grupo control, lo que nos obliga de nuevo a insistir en la consideración de que el desequilibrio hemostático inducido por el LPS es sólo parte de un complejo proceso, que comprende alteraciones a través de otros mecanismos que podrían contribuir decisivamente a la muerte del huésped. En resumen, nuestros resultados, de acuerdo con los obtenidos por otros investigadores en diferentes modelos animales de endotoxemia 20,64 , sugieren con claridad que el PAI-1 juega un papel importante contribuyendo a la persistencia de los depósitos de fibrina en la microcirculación. Sin embargo, la complejidad de los procesos fisiopatológicos desencadenados por el LPS hace insuficiente, aun siendo aconsejable, la neutralización del inhibidor. En cualquier caso, parece conveniente la prevención de la hipofibrinólisis que cursa típicamente con este síndrome. A este respecto, queda por esclarecer la relevancia que pueda tener el TAFI como agente antifibrinolítico durante la endotoxemia. Futuros esquemas terapéuticos Dado que los efectos del LPS abarcan muy diferentes campos de acción, se ha realizado una infinidad de trabajos, no sólo en el campo experimental en modelos animales sino también en clínica, tratando de contrarrestar dichos efectos a muy diversos niveles. Vamos a centrarnos en los esfuerzos que se han realizado en los dos campos de los que hemos hablado, las citocinas involucradas en la CID, y la fibrinólisis. En primer lugar, hay que recalcar que, a día de hoy, la piedra angular del tratamiento continúa siendo la lucha frente a la enfermedad de base, en nuestro caso la infección bacteriana gramnegativa, pero este aserto se puede generalizar para la CID de cualquier otro origen 1 . La enorme complejidad de
XLII Reunión Nacional de la AEHH y XVI Congreso de la SETH. Simposios 283 la red de las citocinas, aún no totalmente comprendida, es la responsable de esta situación, más aún si se tiene en cuenta que los pacientes no suelen llegar en el mismo estadio patológico, lo cual hace muy complicado el diseño de estudios randomizados. El éxito de un tratamiento puede, por tanto, depender mucho de las características del paciente al que se le ha aplicado, y una misma terapia puede funcionar en uno y fracasar en otro 65,66 . En cualquier caso, y aunque se siguen realizando estudios, algunos autores opinan que la monoterapia anti-citocina, es decir la inhibición selectiva de una sola, está destinada al fracaso 67 . Efectivamente, y a pesar de que se han obtenido resultados esperanzadores en modelos animales, las estrategias terapéuticas dirigidas a impedir el comienzo de la cascada inflamatoria, es decir, a inhibir al propio LPS, o al TNF- o a la IL-1, no han tenido éxito clínico 68-71 , o al menos éste ha sido desigual. Para el momento en el que se logra la inhibición de dichos mediadores, éstos, probablemente, ya han desencadenado una serie de mecanismos “desatendidos” por las medidas terapéuticas. De todos modos, existen datos que apuntan a que los tratamientos anti-citocina, al menos los dirigidos a neutralizar al TNF- y a la IL-1, podrían ser algo más eficaces en los cuadros de sepsis grave o en el shock séptico 65,72,73 . Existe mucha menos experiencia sobre las posibilidades terapéuticas de conseguir la inhibición de la IL-6, la otra citocina a la que hemos involucrado como posible mediadora de la CID. Sin embargo, podría constituir una diana atractiva a juzgar por los resultados obtenidos en un modelo experimental en chimpancés, aunque sólo desde el “punto de vista hemostático”, ya que su inhibición atenúa la activación de la coagulación, pero no la aparición de otras citocinas proinflamatorias 31 . Por otro lado, existen prometedores resultados en modelos experimentales aplicando terapias que afectan, pero indirectamente, a las citocinas en las que nos hemos centrado. Como muestra, la inhibición del MIF, factor inhibidor de la migración 74 , del HMG-1, un mediador de las acciones del TNF0- y de la IL-1 75 , o del NF-B, una proteína que se une al DNA y que es necesaria para la transcripción a gran escala de muchas citocinas proinflamatorias 76 , podrían ser posibilidades interesantes de futuro. Además, se están llevando a cabo ya estudios clínicos administrando AT III y proteína C, cuyo espectro de actuación incluye posiblemente algún efecto sobre la modulación de las citocinas 1 . Asimismo, existe un campo mucho menos explorado, que sería el tratamiento con citocinas antiinflamatorias, entre las que cabría destacar no sólo la IL-10, sino también la IL-4, la IL-12 y la IL-13 10 . En cuanto al tratamiento encaminado a corregir la hipofibrinólisis, se debe ser muy cauto a la hora de tomar la decisión de aplicarlo, ya que podría ser contraproducente una vez rebasado el punto de inflexión por el que se pasa de la microtrombosis al sangrado. Tampoco existen en este caso estudios clínicos lo suficientemente amplios como para extraer de ellos conclusiones firmes, por lo que, basándonos en nuestra propia experiencia con nuestro modelo de CID, podríamos aventurar que la inhibición selectiva del PAI-1 63 , o el incremento del potencial fibrinolítico aportado por activadores como el t-PA 59,60 , podrían tener utilidad en momentos muy concretos, y posiblemente complementados con agentes anticoagulantes. Otra opción podría ser contrarrestar la actividad antifibrinolítica del TAFI, para lo cual previamente se deberá esclarecer si éste juega un papel fisiopatológico importante en la CID. Bibliografía 1. Levi M, Ten Cate H. Disseminated intravascular coagulation. N Engl J Med 1999; 341: 586-592. 2. Rocha E, Páramo JA, Montes R, Panizo C. Acute generalized, widespread bleeding. Diagnosis and management. Haematologica 1998; 83: 1024-1037. 3. Bone RC. Toward a theory regarding the pathogenesis of the systemic inflammatory response syndrome: what we do and do not know about cytokine regulation. Crit Care Med 1996; 24: 163-172. 4. ten Cate H, Timmerman JJ, Levi M. The pathophysiology of disseminated intravascular coagulation. Thromb Haemost 1999; 82: 713-717. 5. Levi M, de Jonge E, van der Poll T, ten Cate H. Disseminated intravascular coagulation. Thromb Haemost 1999; 82: 695-705. 6. Morrison DC, Ulevitch RJ. The effects of bacterial endotoxins on host mediation systems. A review. Am J Pathol 1978; 93: 526-617. 7. Karima R, Matsumoto S, Higashi H, Matsushima K. The molecular pathogenesis of endotoxic shock and organ failure. Mol Med Today 1999; 5: 123-132. 8. Van Deventer SJ, Buller HR, ten Cate JW, Aarden LA, Hack CE, Sturk A. Experimental endotoxemia in humans: analysis of cytokine release and coagulation, fibrinolytic, and complement pathways. Blood 1990; 76: 2520-2526. 9. Blackwell TS, Christman JW. Sepsis and cytokines: current status. Br J Anaesth 1996; 77: 110-117. 10. Lehr HA, Bittinger F, Kirkpatrick CJ. Microcirculatory dysfunction in sepsis: a pathogenetic basis for therapy J Pathol 2000; 190: 373-386. 11. Van der Poll T, Buller HR, ten Cate H et al. Activation of coagulation after administration of tumor necrosis factor to normal subjects. N Engl J Med 1990; 322: 1622-1627. 12. Van der Poll T, Levi M, van Deventer SJ et al. 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282 <strong>Haematologica</strong> (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000<br />
la mejora de la capacidad fibrinolítica es beneficiosa<br />
en la CID 60 . Sin embargo, el hecho de que la mortalidad<br />
no mejorara significativamente vuelve a poner<br />
de manifiesto la complejidad de los eventos que tienen<br />
lugar durante la endotoxemia, de los que el desequilibrio<br />
hemostático es sólo una parte, y la correción<br />
de éste probablemente sea “necesaria pero no<br />
suficiente” para contrarrestar los efectos del LPS.<br />
Por su parte, la UK no atenuó el incremento de la<br />
actividad PAI con la misma eficacia que la mostrada<br />
por el t-PA 60 , posiblemente porque el conejo parece<br />
ser particularmente resistente a la acción de<br />
este fármaco 61 .<br />
Para terminar con este apartado de anticoagulantes<br />
y profibrinolíticos, vamos a reseñar la comparación de<br />
la eficacia de la coadministración de hirudina más<br />
t-PA respecto al tratamiento con los mismos fármacos<br />
a las mismas dosis, pero por separado. El efecto sobre<br />
la actividad PAI fue bastante similar en todos los casos,<br />
observándose un descenso en el incremento de<br />
los niveles del inhibidor únicamente a las dos horas (la<br />
dosis de t-PA empleada en este experimento era muy<br />
inferior a la utilizada en el trabajo cuyos resultados se<br />
expusieron anteriormente). La hirudina, tanto en solitario<br />
como junto con t-PA, logró contrarrestar notablemente<br />
los efectos del LPS, ya que disminuyeron en<br />
gran medida los depósitos renales de fibrina (con mayor<br />
eficacia en el caso del tratamiento simultáneo) y<br />
se previno en buena parte la mortalidad. De nuevo el<br />
efecto del t-PA como único fármaco se redujo a una<br />
disminución de la fibrina sin apenas efecto en la tasa<br />
de supervivencia 35 . Estos resultados merecen dos comentarios.<br />
Por un lado, de nuevo encontramos casos<br />
en los que el animal mejora considerablemente sin<br />
obtener una disminución espectacular de la actividad<br />
PAI. En cualquier caso, el hecho de que, de todos los<br />
conejos que recibieron hirudina, los depósitos renales<br />
fueran menos patentes en los que además fueron<br />
tratados con t-PA, vuelve a poner de manifiesto la utilidad<br />
de incrementar el potencial fibrinolítico durante<br />
la endotoxemia. Por otro lado, los resultados de todos<br />
nuestros estudios con la hirudina sugieren que la inhibición<br />
eficaz de la trombina es crucial en la evolución<br />
de la endotoxemia, no sólo por atenuar su función<br />
procoagulante [existen trabajos in vivo en los que,<br />
tras la estimulación con LPS, la inhibición del factor<br />
Xa impide totalmente la activación de la coagulación<br />
pero no mejora la supervivencia 34 ], sino por impedir<br />
su contribución a la activación de otros mecanismos,<br />
probablemente en el área de la inflamación 62 .<br />
Terminamos el repaso a nuestra experiencia en el<br />
modelo de CID en conejos con los resultados obtenidos<br />
tras inhibir directamente al PAI-1 con el anticuerpo<br />
monoclonal MA-33B8. Como anteriormente<br />
se dijo, la especificidad de esta molécula por el inhibidor<br />
nos permitiría correlacionar de forma inequívoca<br />
la disminución de la actividad antifibrinolítica<br />
con los cambios, de producirse, en la aparición de<br />
depósitos de fibrina y en la mortalidad. El tratamiento<br />
con MA-33B8 logró disminuir el incremento<br />
en la actividad PAI a nivel sistémico con mucha más<br />
eficacia que con cualquiera de los tratamientos anteriores<br />
(a las seis horas apenas rebasaba el 200 %<br />
respecto al valor basal, frente a un incremento de<br />
más del 1.000 % en los conejos del grupo control).<br />
Además, por inmunohistoquímica se pudo demostrar<br />
que la inhibición también fue efectiva a nivel local<br />
en el riñón. El hecho de no observar mayores<br />
cambios en el resto de las variables hemostáticas<br />
que se estudiaron iba a permitir, por lo tanto, establecer<br />
la relación PAI-1-fibrina y PAI-1-mortalidad<br />
de un modo mucho más directo que hasta ese momento.<br />
Se vio una reducción muy notable en los depósitos<br />
renales (no se detectó fibrina en cuatro de<br />
los cinco conejos que recibieron el tratamiento,<br />
mientras que ésta se observó, con mayor o menor<br />
intensidad, en ocho de los nueve conejos del grupo<br />
control), lo cual confirma, esta vez de un modo mucho<br />
menos ambiguo, que la hipofibrinólisis inducida<br />
por el aumento del inhibidor juega un papel importante<br />
en la formación de coágulos en la microvasculatura<br />
en la CID 63 . La mortalidad, sin embargo,<br />
no difirió de la del grupo control, lo que nos obliga<br />
de nuevo a insistir en la consideración de que el desequilibrio<br />
hemostático inducido por el LPS es sólo<br />
parte de un complejo proceso, que comprende alteraciones<br />
a través de otros mecanismos que podrían<br />
contribuir decisivamente a la muerte del huésped.<br />
En resumen, nuestros resultados, de acuerdo con<br />
los obtenidos por otros investigadores en diferentes<br />
modelos animales de endotoxemia 20,64 , sugieren con<br />
claridad que el PAI-1 juega un papel importante<br />
contribuyendo a la persistencia de los depósitos de<br />
fibrina en la microcirculación. Sin embargo, la complejidad<br />
de los procesos fisiopatológicos desencadenados<br />
por el LPS hace insuficiente, aun siendo aconsejable,<br />
la neutralización del inhibidor. En cualquier<br />
caso, parece conveniente la prevención de la hipofibrinólisis<br />
que cursa típicamente con este síndrome.<br />
A este respecto, queda por esclarecer la relevancia<br />
que pueda tener el TAFI como agente antifibrinolítico<br />
durante la endotoxemia.<br />
Futuros esquemas terapéuticos<br />
Dado que los efectos del LPS abarcan muy diferentes<br />
campos de acción, se ha realizado una infinidad<br />
de trabajos, no sólo en el campo experimental<br />
en modelos animales sino también en clínica, tratando<br />
de contrarrestar dichos efectos a muy diversos<br />
niveles. Vamos a centrarnos en los esfuerzos que<br />
se han realizado en los dos campos de los que hemos<br />
hablado, las citocinas involucradas en la CID, y<br />
la fibrinólisis. En primer lugar, hay que recalcar que,<br />
a día de hoy, la piedra angular del tratamiento continúa<br />
siendo la lucha frente a la enfermedad de base,<br />
en nuestro caso la infección bacteriana gramnegativa,<br />
pero este aserto se puede generalizar para la CID<br />
de cualquier otro origen 1 . La enorme complejidad de