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Portada Simposios - Supplements - Haematologica

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218 <strong>Haematologica</strong> (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000<br />

b) tras tratamiento de inducción (evaluación de la<br />

respuesta) y c) utilidad de los exámenes secuenciales.<br />

a) El porcentaje de células blásticas presentes al<br />

diagnóstico tiene menor impacto pronóstico que su<br />

número absoluto en sangre. En cambio la detección<br />

de rasgos de mielodisplasia, sobre todo si esta es de<br />

carácter trilineal, tiene notable importancia, pues<br />

hace que la LMA tenga un pronóstico mucho<br />

peor 1-3,7 . Muchos de estos casos, probablemente correspondan<br />

a SMD que han evolucionado de forma<br />

inadvertida a LMA, y suelen presentar alteraciones<br />

citogenéticas como – 7, – 5, y 5q- 6,7 . En este sentido<br />

merece reseñarse que dentro de la nueva clasificación<br />

de la OMS se incluyen las LMA con displasia<br />

multilineal, con o sin antecedentes de síndrome mielodisplásico,<br />

así como las LMA asociadas con drogas<br />

(alquilantes o epipodofilotoxinas). Así mismo es<br />

importante destacar que en esta nueva clasificación<br />

el porcentaje mínimo de blastos para el diagnóstico<br />

de LMA se ha reducido de 30 % a 20 % 8 .<br />

b) En la evaluación morfológica de la respuesta al<br />

tratamiento de inducción se establece como dintel la<br />

presencia de 5 % de blastos, los enfermos con niveles<br />

inferiores se consideran que han alcanzado remisión<br />

completa (RC) y tienen mejor pronóstico que el resto.<br />

No obstante en la experiencia del grupo británico<br />

(MRC) de LMA no hay diferencias significativas entre<br />

los enfermos con < 5 % de blastos y aquellos con<br />

5%-15% 9 , y de hecho consideran a este segundo subgrupo<br />

como respondedores parciales (RP). En cambio<br />

los enfermos en los que los blastos no se reducen<br />

por debajo del 15 % tras el primer ciclo de inducción<br />

tienen peor pronóstico, tanto porque es más difícil<br />

que alcancen RC con un segundo ciclo (69 % de estos<br />

casos la alcanzan frente al 89 % de los enfermos con<br />

RP), como por presentar mayor riesgo de recaída<br />

(69 % frente a 49 % y 42 % para los refractarios vs RP y<br />

RC, respectivamente). Además en este estudio del<br />

MRC que incluyó 1.710 pacientes la supervivencia<br />

global a los 5 años era del 53 %, 44 % y 22 % según<br />

que los sujetos mostraran RC, RP o enfermedad resistente<br />

tras el primer ciclo. Aunque los enfermos RP<br />

tenían una supervivencia ligeramente inferior a los<br />

que lograron RC, si con el segundo ciclo alcanzaban<br />

RC no había diferencias en la tasa de recaídas 9 .<br />

En esta misma línea de intentar discriminar grupos<br />

de riesgo en función del número de blastos residuales,<br />

identificados por morfología tras tratamiento de<br />

inducción, Vallespí et al 10 analizaron la posibilidad<br />

de disminuir el dintel de 5 % de blastos, para lo que<br />

realizaron contajes sobre 1.000 células blancas buscando<br />

con ello una mayor especificidad. En este estudio<br />

observaron que ninguno de los dinteles inferiores<br />

establecidos (0,5 %, 1 %, 2 %, 3 %, 4 %) permitía<br />

discriminar grupos con distinto riesgo de recaída,<br />

lo que sugiere que 5 % es el límite máximo de sensibilidad<br />

para la detección de enfermedad residual<br />

mediante examen morfológico. Este nivel es sensiblemente<br />

inferior al que pudieron constatar, en esos<br />

mismos enfermos, cuando se empleaba análisis mediante<br />

citometría de flujo 10 .<br />

Por otro lado en este mismo estudio se observó<br />

que la presencia de rasgos de mielodisplasia en la<br />

MO en RC morfológica obtenida tras tratamiento de<br />

inducción se asociaba con supervivencia y SLE significativamente<br />

inferior 10 . En dicho estudio la mielodisplasia<br />

venía definida en función de que hubiera dishemopoyesis<br />

discreta (1 punto) o marcada (2 puntos)<br />

en una línea hematopoyética y el factor adverso<br />

era tener mielodisplasia grado 2, lo que ocurría<br />

sobre todo a expensas de disgranulopoyesis 10 . Es interesante<br />

destacar que dentro del grupo de enfermos<br />

que presentaban elevada enfermedad residual<br />

por inmunofenotipo (> 5 × 10 -3 células leucémicas),<br />

el 90 % tenían dishemopoyesis 2. En consonancia<br />

con esta observación Del Cañizo et al 11 han constatado<br />

que los enfermos que presentan un crecimiento<br />

anómalo de CFU-GM a partir de células de médulas<br />

óseas en RC morfológica tienen mayor riesgo<br />

de recaída. Este crecimiento anómalo es probablemente<br />

reflejo de la dishemopoyesis subyacentes.<br />

La existencia de RC requiere no sólo la presencia<br />

de < 5 % de blastos en MO sino también recuperación<br />

de las cifras hemoperiféricas (> 1.000 granulocitos/ml<br />

y 100.000 plaquetas/ul). Recientemente<br />

Estey et al 12 han descrito que los enfermos que requieren<br />

más de 50 días para alcanzar RC tienen menor<br />

supervivencia global y supervivencia libre de enfermedad.<br />

La edad fue la única variable al diagnostico<br />

(incluyendo citogenética y tipo de tratamiento)<br />

que influía en el tiempo hasta alcanzar RC (a mayor<br />

edad más tiempo hasta RC –quizás debido a menor<br />

reserva de células stem–). En el análisis multivariante<br />

esta nueva variable (tiempo hasta RC) era independiente<br />

del resto, incluida la citogenética. No obstante<br />

la citogenética sigue teniendo un peso muy importante;<br />

así los enfermos con inv 16 o t(8,21) que<br />

tardaron más de dos meses en alcanzar RC, tuvieron<br />

una supervivencia superior a los enfermos con citogenética<br />

normal o adversa a pesar de que hubieran<br />

alcanzado antes RC. Estey et al 12 sugieren que el<br />

tiempo hasta alcanzar RC está en relación con la<br />

presencia de enfermedad residual y por tanto esta<br />

variable sería un indicador clínico de EMR.<br />

c) Otro aspecto de interés dentro del examen morfológico<br />

es el de si las evaluaciones periódicas, cada<br />

2-4 meses de la MO, contribuyen más a detectar recaídas<br />

precoces que el hemograma de rutina (semanal).<br />

Estey et al 13 analizaron con esta finalidad<br />

444 casos de LMA; en el 77 % de los enfermos una<br />

anomalía en el hemograma (neutrófilos < 1000/ul,<br />

plaquetas < 100.000/ul o algún blasto circulante)<br />

fue lo que llevó a realizar un nuevo examen de MO<br />

(la previa era normal) confirmándose la recaída –detección<br />

concomitante–. Un 16 % de los casos sin embargo<br />

tenía una sangre periférica normal mientras<br />

que la MO había alertado recaída 4,5 semanas antes,<br />

y por el contrario en un 7 % de los casos a pesar

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