Portada Simposios - Supplements - Haematologica

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162 Haematologica (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000 mioterapia, anemia hemolítica resistente al tratamiento) 1,12 . La constatación de que, si bien con estas medidas se mejora la calidad de vida de los enfermos con MI pero no se prolonga su supervivencia, ha estimulado en los últimos años la búsqueda de alternativas terapéuticas, lo cual es especialmente importante en la subpoblación de pacientes jóvenes. Trasplante alogénico de progenitores hemopoyéticos Aunque existía cierta preocupación acerca de la posible influencia negativa de la fibrosis medular en el logro de un implante adecuado en los pacientes con MI, la puesta en práctica del trasplante alogénico ha disipado las dudas iniciales al respecto. En la pasada década algunos casos clínicos individuales y pequeñas series de pacientes permitieron demostrar la viabilidad de este tipo de estrategia terapéutica en la MI. Más recientemente, Guardiola et al 3 han analizado la experiencia con el TPH alogénico en 55 pacientes con MI no agudizada menores de 54 años, procedentes de 28 instituciones de todo el mundo. La edad mediana en el momento del trasplante era de 42 años y el intervalo mediano entre el diagnóstico y el procedimiento de 21 meses, con unos extremos de 2 y 266 meses, lo cual se explica por el carácter retrospectivo del estudio, que hacía que el grupo analizado fuese muy heterogéneo, pues incluía tanto enfermos no tratados previamente como otros que habían sido politransfundidos o esplenectomizados. Se observó fallo del implante en 5 pacientes, siendo la presencia de osteosclerosis y la ausencia de esplenectomía los factores que influyeron significativamente en la aparición de esta complicación. La mortalidad relacionada con el trasplante (considerando como tal la registrada por esta causa durante el primer año post-trasplante) fue del 27 % y la probabilidad de supervivencia a los 5 años del 47 %, influyendo desfavorablemente en ésta la osteosclerosis y la presencia de una cifra de Hb < 10 g/dL en el momento del trasplante. Por su parte, la probabilidad de supervivencia libre de enfermedad a los 5 años del trasplante era del 39 %, siendo los factores predictivos de la no erradicación o ulterior recaída de la enfermedad la edad más avanzada, la presencia de alteraciones citogenéticas y la ausencia de enfermedad del injerto contra el huésped o el grado I de la misma. Este último hallazgo hablaba a favor de la posible existencia de un efecto injerto contra la mielofibrosis, hipótesis que se ha visto confirmada recientemente mediante la observación de remisiones de la MI tras la infusión de linfocitos del donante en pacientes en recaída post-trasplante 13 . Teniendo en cuenta los resultados anteriores, así como el conocimiento sobre los factores pronósticos en los individuos jóvenes con MI, la recomendación actual sería realizar el trasplante alogénico de entrada en los pacientes con enfermedad de “alto riesgo”, puesto que su supervivencia mediana no llega a los tres años. En el resto, con una supervivencia mediana cercana a los 15 años, parece más razonable adoptar una actitud expectante, reservando el trasplante para cuando se observe la aparición de factores de mal pronóstico, entre los que se incluiría, además de los tres mencionados (Hb < 10 g/dL, sintomatología constitucional, blastos circulantes 1 %), la presencia de alteraciones citogenéticas, pues este hallazgo se asocia a un riesgo aumentado de evolución de la MI a leucemia aguda. La preparación para el trasplante debería incluir la esplenectomía en los casos de esplenomegalia masiva u osteosclerosis, teniendo en cuenta la asociación significativa de estos dos hallazgos con el fallo del implante. Trasplante autólogo de progenitores hemopoyéticos La ausencia de donante para muchos de los pacientes jóvenes con MI de “alto riesgo” y el hecho de que no se dispone de una terapéutica eficaz para los enfermos con MI de edades comprendidas entre los 55 y 65-70 años y factores pronósticos desfavorables han inducido a ensayar el autotrasplante en esas situaciones como alternativa terapéutica no erradicativa al TPH alogénico. La base racional para el empleo de esta modalidad de tratamiento es, por una parte, la constatación de que tanto la fibrosis medular como la esplenomegalia y la metaplasia mieloide pueden revertir tras la administración de quimioterapia y, por otra, la demostración de la existencia de un número elevado de stem cells circulantes en los pacientes con MI 14 . La hipótesis sería que la inducción de una intensa disminución de la población clonal podría dar lugar a una restauración de la hemopoyesis normal residual. Los resultados disponibles sobre el autotrasplante en la MI son aún escasos, tanto en número de pacientes como en su seguimiento 15 . Con todo, fue posible obtener un número suficiente de células CD34+ y se observó implante en todos los pacientes en que se intentó. Por otra parte, en algo más de la mitad de los enfermos se constató una disminución de la fibrosis reticulínica y colágena, mientras la esplenomegalia y las citopenias mejoraron en prácticamente todos los casos. La experiencia con un mayor número de pacientes, así como un seguimiento más prolongado de los mismos, permitirán determinar la duración de los efectos positivos del autotrasplante sobre las manifestaciones de la MI y si dicha terapéutica no erradicativa alarga o no de forma significativa la supervivencia de los enfermos. Fármacos antiangiogénicos Recientemente se ha preconizado el empleo de fármacos antiangiogénicos en la MI, basándose en la existencia de una intensa neovascularización en la médula ósea de la mayoría de estos pacientes, mediada, al menos en parte, por la liberación de factores de crecimiento tales como el bFGF y el TGF-. Entre dichos fármacos, se ha administrado la talidomida a algunos enfermos con MI, intentando aprovechar su efecto inhibidor de la angiogenesis inducida por el

XLII Reunión Nacional de la AEHH y XVI Congreso de la SETH. Simposios 163 bFGF y la producción de TNF-. La experiencia publicada con este tipo de tratamiento se limita a 7 enfermos, en algunos de los cuales se observó cierta mejoría de los valores hematológicos, si bien por lo general fue necesario seguir administrando hidroxiurea u otros fármacos para controlar la enfermedad. Bibliografía 1. Tefferi A. Myelofibrosis with myeloid metaplasia. New Engl J Med 2000; 342: 1255-1265. 2. Jacobson RJ, Salo A, Fialkow PJ. Agnogenic myeloid metaplasia: a clonal proliferation of hemopoietic stem cells with secondary myelofibrosis. Blood 1978; 5: 189-194. 3. Guardiola PH, Anderson JE, Bandini G et al. Allogeneic stem cell transplantation for agnogenic myeloid metaplasia: a European Group for Blood and Marrow Transplantation, Société FranÇaise de Greffe de Moelle, Gruppo Italiano per il Trapianto del Midollo Osseo, and Fred Hutchinson Cancer Research Center collaborative study. Blood 1999; 93: 2831-2838. 4. Morel P, Demory JL, Dupriez B. Relevance of prognostic features in myeloid metaplasia to selection of patients for bone marrow transplantation (letter). Blood 1997; 89: 2219-2220. 5. Cervantes F, Barosi G, Demory JL et al. Myelofibrosis with myeloid metaplasia in young individuals: disease characteristics, prognostic factors and identification of risk groups. Br J Haematol 1998; 102: 684-690. 6. Dupriez B, Morel P, Demory JL et al. Cytogenetic studies and their prognostic significance in agnogenic myeloid metaplasia: a report on 195 cases with a new scoring system. Blood 1996; 88: 1013-1018. 7. Cervantes F, Ribera JM, Sánchez J, Brugués R, Rozman C. Myeloproliferative disease in two young siblings. Cancer 1984; 54: 899-902. 8. Sahu S, Shah SS, Srivastava A et al. Pediatric hyperfibrotic myelodysplasia: An unusual clinicopathologic entity. Pediatr Hematol Oncol 1997; 14: 133-139. 9. Sekhar M, Prentice HG, Popat U y cols. 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Myeloid progenitor cells in the circulation of patients with myelofibrosis and other myeloproliferative disorders. Br J Haematol 1984; 57: 495-503. 15. Anderson JE, Deeg HJ, Tefferi A et al. Effective treatment of myelofibrosis (MF) by autologous peripheral blood stem cell (PBSC) transplantation (PBSCT). Blood 1999; 94: Supl. 1: 396a (resumen). 16. Thomas DA, Aguayo A, Giles FJ et al. Thalidomide anti-angiogenesis therapy (Rx) in Philadelphia (Ph)-negative myeloproliferative disorders (MPD) and myelofibrosis (MF). Blood 1999; 94: supl 1: 702a (resumen). Tabla 1. Antiguas denominaciones de la HCL Granulomatosis de células de Langerhans Histiocitosis X: Granuloma eosinófilo Enfermedad le Letterer-Siwe Enfermedad de Hand-Schuller-Christian Histiocitosis diferenciada Histiocitosis cutanea pura Histiocitosis de resolución espontánea Introducción La histiocitosis de células de Langerhans (HCL) es una enfermedad poco frecuente, de etiología desconocida, caracterizada por la proliferación de células de Langerhans que infiltran diversos órganos, con manifestaciones clínicas muy variadas, que incluyen desde lesiones osteolíticas solitarias, que remiten espontáneamente, hasta un fallo multiorgánico por infiltración tisular por células sin características morfológicas de malignidad. Las diferentes denominaciones que ha recibido con anterioridad (tabla 1) han sido sustituidas por el de HCL y sus criterios diagnósticos bien definidos. Célula de Langerhans (CL) La CL fue descrita en 1865 por el Dr. Paul Langerhans Jr. como una célula aurófila presente en la piel, y hoy sabemos que es una de las células presentadoras de antígenos más potentes, ubicada normalmente en la epidermis, en los ganglios linfáticos regionales, en el epitelio tímico y en la mucosa bronquial. Son células de aproximadamente 12 micras, con núcleo característicamente lobulado y, en microscopía electrónica, muestran escasas organelas entre las que destacan los gránulos de Birbeck (fig. 1). Los gránulos de Birbeck son estructuras con forma de raqueta de mango trilaminar, que se suelen agrupar cerca del aparato Golgi. Se desconoce su origen y su función, pero son uno de los marcadores más importantes de estas células. Los marcadores inmuno-histoquímicos más útiles en tejidos fijados e incluidos en parafina son S-100 y CD1a (fig. 2). La CL forma parte del grupo de células denominadas “histiocitos”, que incluye a las células fagocíticas-mononucleares y a las células dendríticas-celulas HISTIOCITOSIS DE CÉLULAS DE LANGERHANS: UNA PERSPECTIVA CLÍNICO-PATOLÓGICA F. GARCÍA-BRAGADO E I. EZPELETA Servicios de Anatomía Patológica y Hematología-Hemoterapia. Hospital Virgen del Camino. Pamplona. Figura 1. HCL ósea. Imagen ultraestructural de una célula de Langerhans que muestra el aspecto característico de los gránulos de Birbeck con su estructura trilaminar. (50.000 ×)

162 <strong>Haematologica</strong> (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000<br />

mioterapia, anemia hemolítica resistente al tratamiento)<br />

1,12 . La constatación de que, si bien con estas<br />

medidas se mejora la calidad de vida de los enfermos<br />

con MI pero no se prolonga su supervivencia,<br />

ha estimulado en los últimos años la búsqueda de<br />

alternativas terapéuticas, lo cual es especialmente importante<br />

en la subpoblación de pacientes jóvenes.<br />

Trasplante alogénico de progenitores hemopoyéticos<br />

Aunque existía cierta preocupación acerca de la<br />

posible influencia negativa de la fibrosis medular en<br />

el logro de un implante adecuado en los pacientes<br />

con MI, la puesta en práctica del trasplante alogénico<br />

ha disipado las dudas iniciales al respecto. En la<br />

pasada década algunos casos clínicos individuales y<br />

pequeñas series de pacientes permitieron demostrar<br />

la viabilidad de este tipo de estrategia terapéutica en<br />

la MI. Más recientemente, Guardiola et al 3 han analizado<br />

la experiencia con el TPH alogénico en 55 pacientes<br />

con MI no agudizada menores de 54 años,<br />

procedentes de 28 instituciones de todo el mundo.<br />

La edad mediana en el momento del trasplante era<br />

de 42 años y el intervalo mediano entre el diagnóstico<br />

y el procedimiento de 21 meses, con unos extremos<br />

de 2 y 266 meses, lo cual se explica por el carácter<br />

retrospectivo del estudio, que hacía que el grupo<br />

analizado fuese muy heterogéneo, pues incluía tanto<br />

enfermos no tratados previamente como otros que<br />

habían sido politransfundidos o esplenectomizados.<br />

Se observó fallo del implante en 5 pacientes, siendo<br />

la presencia de osteosclerosis y la ausencia de esplenectomía<br />

los factores que influyeron significativamente<br />

en la aparición de esta complicación. La mortalidad<br />

relacionada con el trasplante (considerando<br />

como tal la registrada por esta causa durante el primer<br />

año post-trasplante) fue del 27 % y la probabilidad<br />

de supervivencia a los 5 años del 47 %, influyendo<br />

desfavorablemente en ésta la osteosclerosis y la<br />

presencia de una cifra de Hb < 10 g/dL en el momento<br />

del trasplante. Por su parte, la probabilidad<br />

de supervivencia libre de enfermedad a los 5 años del<br />

trasplante era del 39 %, siendo los factores predictivos<br />

de la no erradicación o ulterior recaída de la enfermedad<br />

la edad más avanzada, la presencia de alteraciones<br />

citogenéticas y la ausencia de enfermedad<br />

del injerto contra el huésped o el grado I de la<br />

misma. Este último hallazgo hablaba a favor de la<br />

posible existencia de un efecto injerto contra la mielofibrosis,<br />

hipótesis que se ha visto confirmada recientemente<br />

mediante la observación de remisiones<br />

de la MI tras la infusión de linfocitos del donante en<br />

pacientes en recaída post-trasplante 13 .<br />

Teniendo en cuenta los resultados anteriores, así<br />

como el conocimiento sobre los factores pronósticos<br />

en los individuos jóvenes con MI, la recomendación<br />

actual sería realizar el trasplante alogénico de entrada<br />

en los pacientes con enfermedad de “alto riesgo”,<br />

puesto que su supervivencia mediana no llega a los<br />

tres años. En el resto, con una supervivencia mediana<br />

cercana a los 15 años, parece más razonable adoptar<br />

una actitud expectante, reservando el trasplante para<br />

cuando se observe la aparición de factores de mal<br />

pronóstico, entre los que se incluiría, además de los<br />

tres mencionados (Hb < 10 g/dL, sintomatología<br />

constitucional, blastos circulantes 1 %), la presencia<br />

de alteraciones citogenéticas, pues este hallazgo<br />

se asocia a un riesgo aumentado de evolución de la<br />

MI a leucemia aguda. La preparación para el trasplante<br />

debería incluir la esplenectomía en los casos<br />

de esplenomegalia masiva u osteosclerosis, teniendo<br />

en cuenta la asociación significativa de estos dos hallazgos<br />

con el fallo del implante.<br />

Trasplante autólogo de progenitores hemopoyéticos<br />

La ausencia de donante para muchos de los pacientes<br />

jóvenes con MI de “alto riesgo” y el hecho de<br />

que no se dispone de una terapéutica eficaz para los<br />

enfermos con MI de edades comprendidas entre los<br />

55 y 65-70 años y factores pronósticos desfavorables<br />

han inducido a ensayar el autotrasplante en esas situaciones<br />

como alternativa terapéutica no erradicativa<br />

al TPH alogénico. La base racional para el empleo<br />

de esta modalidad de tratamiento es, por una parte,<br />

la constatación de que tanto la fibrosis medular<br />

como la esplenomegalia y la metaplasia mieloide<br />

pueden revertir tras la administración de quimioterapia<br />

y, por otra, la demostración de la existencia de un<br />

número elevado de stem cells circulantes en los pacientes<br />

con MI 14 . La hipótesis sería que la inducción<br />

de una intensa disminución de la población clonal<br />

podría dar lugar a una restauración de la hemopoyesis<br />

normal residual. Los resultados disponibles sobre<br />

el autotrasplante en la MI son aún escasos, tanto<br />

en número de pacientes como en su seguimiento 15 .<br />

Con todo, fue posible obtener un número suficiente<br />

de células CD34+ y se observó implante en todos los<br />

pacientes en que se intentó. Por otra parte, en algo<br />

más de la mitad de los enfermos se constató una disminución<br />

de la fibrosis reticulínica y colágena, mientras<br />

la esplenomegalia y las citopenias mejoraron en<br />

prácticamente todos los casos. La experiencia con un<br />

mayor número de pacientes, así como un seguimiento<br />

más prolongado de los mismos, permitirán determinar<br />

la duración de los efectos positivos del autotrasplante<br />

sobre las manifestaciones de la MI y si dicha<br />

terapéutica no erradicativa alarga o no de forma<br />

significativa la supervivencia de los enfermos.<br />

Fármacos antiangiogénicos<br />

Recientemente se ha preconizado el empleo de fármacos<br />

antiangiogénicos en la MI, basándose en la<br />

existencia de una intensa neovascularización en la médula<br />

ósea de la mayoría de estos pacientes, mediada,<br />

al menos en parte, por la liberación de factores de<br />

crecimiento tales como el bFGF y el TGF-. Entre dichos<br />

fármacos, se ha administrado la talidomida a algunos<br />

enfermos con MI, intentando aprovechar su<br />

efecto inhibidor de la angiogenesis inducida por el

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