Portada Simposios - Supplements - Haematologica

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120 Haematologica (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000 de las nuevas variantes de la ECJ. Hasta no conocer todos éstos detalles, es difícil establecer un juicio definitivo. La situación de poca definición que vivimos ha hecho que se vayan incorporando en diferentes países medidas, a veces muy dispares, en un intento de reducir el posible riesgo de transmisión de nvECJ por productos sanguíneos. A continuación analizaremos las medidas más destacadas que han sido instauradas, y veremos como algunas de ellas, a nuestro juicio, podrían ser al menos muy discutidas a la luz de los datos actualmente existentes. Control en la selección de donantes de sangre Una buena y estricta selección de los donantes de sangre constituye la piedra angular en seguridad transfusional. Ante los antecedentes epidemiológicos ya comentados, muchos países tomaron la decisión de incluir como criterio de exclusión para la donación de sangre los causas relacionadas con la ECJ iatrógena, es decir, la administración previa de hormona de crecimiento, haber recibido un trasplante de dura madre o tejido corneal, así como tener antecedentes familiares de ECJ. Si bien todos estos requisitos parecen bien justificados, más discutibles son los incorporados en agosto de 1999 por Estados Unidos y Canadá, que decidieron rechazar como donantes de sangre, o alguno de sus derivados, a todas aquellas personas que habían vivido un periodo de 6 meses en Inglaterra. Aunque no se disponen de cifras detalladas, la toma de esta decisión podría tener un impacto negativo en el 2 % de donantes en éstos países. En Europa, hasta ahora, no se ha tomado ninguna iniciativa en éste sentido. Retirada del mercado de hemoderivados Dado que no existe ninguna prueba biológica, lo suficientemente sensible, específica y automatizable para poder detectar la ECJ, diferentes países han ido tomando una serie de iniciativas para prevenir la distribución de hemoderivados que tuviesen al menos teóricamente un hipotético potencial infectivo. En Estados Unidos, a pesar de la falta de evidencia de que la ECJ es transmitida por la sangre o alguno de sus componentes, en 1995 la FDA adoptó la iniciativa de recomendar la retirada de todos los lotes de plasma en los que hubiese participado como donante, un individuo que hubiese desarrollado la forma esporádica de la ECJ. Esta medida ocasionó problema de abastecimiento de los distintos hemoderivados plasmáticos. En 1998, ésta política fue reconsiderada, ciñendo la exclusión solamente a los lotes de productos donde hubiese participado un donante que hubiese desarrollado una forma variante de la enfermedad. Esa es la recomendación actualmente vigente en Estados Unidos y Canadá 14 . En Europa, desde el mes de febrero de 1998, el Comité para Empresas de Productos Farmacéuticos (CEPF) recomendó también la retirada de todos los productos donde constara la existencia de un donante que desarrolló la nvECJ. Desde mayo de 1998, Inglaterra decidió no usar para ningún fin terapéutico todo el plasma extraído de sus donantes, importando desde entonces todos los hemoderivados 13 . Fraccionamiento e inactivación de derivados plasmáticos En los últimos años se han realizado numerosos experimentos encaminados a investigar si el fraccionamiento de los diferentes componentes plasmáticos reducen o eliminan el contenido de partículas priónicas de carácter patógeno. Para ello se han utilizado diferentes procedimientos, siendo uno de los más habituales la utilización de sangre humana “contaminada” en diferente grado con células tripsinadas de cerebro de hamster infectado. Muestras de los diferentes componentes plasmáticos eran inoculadas en cerebro de ratón para ver su potencial patógeno 22 . Los estudios han concluido que el procedimiento de fraccionamiento plasmático reduce significativamente la infectividad 25 . Por otra parte, se pudo comprobar que la capacidad infectiva del plasma y buffy coat administrado por vía intravenosa, es sensiblemente inferior a la vía intracerebral 22 . Todo ello ha permitido sugerir que la evidencia epidemiológica de la ausencia en humanos de la transmisión de ECJ, por el plasma y sus derivados, podría explicarse por varios motivos: a) Ausencia de capacidad infectiva del plasma hasta el comienzo sintomático de la enfermedad, e que incluso también es baja la infectividad durante la fase sintomática. b) Reducción de la capacidad infectiva durante el proceso de fraccionamiento. c) Es mayor la necesidad de carga infectiva por vía intravenosa que intracerebral 22 . Desgraciadamente los diferentes procedimientos de inactivación viral no ejercen ninguna actividad sobre el contenido priónico de la membrana celular. Podrían ser útiles procesos extremos, pero causarían la desnaturalización e inactivación de las proteínas presentes en los diferentes hemoderivados 26 . Eliminación de los leucocitos de los componentes sanguíneos En los dos últimos años ha surgido el debate de la utilidad y necesidad de implantar la filtración universal de todos los productos sanguíneos. Una de las principales razones aducidas desde un principio ha sido el hecho de que la posible transmisión transfusional de la ECJ fuese vehiculizada por los leucocitos. En octubre de 1997, el Comité de Seguimiento de la Encefalopatía Espongiforme del Reino Unido recomendó la implantación de la leucorreducción universal de los productos sanguíneos en aquel país. La decisión fue aprobada un año más tarde, y se implantó globalmente en otoño de 1999. El costo estimado de esa decisión es de unos 70 a 80 millones de libras esterlinas por año. Recientemente otros países occidentales han decidido también su implantación.

XLII Reunión Nacional de la AEHH y XVI Congreso de la SETH. Simposios 121 Si bien está demostrado que los linfocitos B y células dendríticas foliculares tienen capacidad de portar en su membrana las partículas priónicas, han surgido recientes datos que al menos hacen dudar seriamente de la específica capacidad de la leucorreducción como procedimiento eficaz para evitar la supuesta transmisión de ECJ por transfusión sanguínea. Ha sido demostrado que las plaquetas en reposo expresan un alto contenido de moléculas priónicas por célula (1.400 moléculas de PrPc/célula), que se cuadruplica cuando la plaqueta es activada. En una unidad de sangre el 96 % de las plaquetas expresan proteína-PrP, mientras que solamente el 2,8 % de los leucocitos mononucleares es capaz de expresarla 7 . Como es bien conocido, la filtración de productos sanguíneos no evita el paso de las plaquetas, y no está demostrado que no pueda condicionar cierto grado de activación plaquetaria. Adicionalmente, la isoforma PrPc también se ha encontrado en plasma 27 . En definitiva, se han identificado substratos celulares y plasmáticos de PrPc accesibles a la conversión por PrPsc, y por ello, poder participar en la replicación priónica y transmisión de enfermedad. Por otra parte, la leucorreducción con los filtros habituales consigue una reducción de 3-4 log10 en el número de leucocitos en los componentes sanguíneos, pero actualmente desconocemos el “umbral” mínimo necesario para evitar la transmisión de la nvECJ. Podemos concluir, que si bien la leucorreducción podría ser útil con otra finalidad, que no es motivo de ésta revisión, los datos existentes elevan una duda razonable acerca de su eficacia en la prevención de la supuesta transmisión de la ECJ por transfusión sanguínea. Uso racional de los productos sanguíneos Durante la última década hemos asistido a una explosión en el consumo de sangre y sus derivados. La aplicación de recursos terapéuticos más agresivos, especialmente en el área de oncología y hematología, justifica el cambio vivido. Desgraciadamente, el mayor consumo viene acompañado también de una menor racionalización en las indicaciones de los productos sanguíneos. Esta observación no es un hecho aislado en nuestro país, sino un elemento de preocupación en toda la Unión Europea 28 . El control estricto del uso de la sangre, y el cumplimiento eficaz de las recomendaciones o guías terapéuticas, son sin dudar la mejor medida de prevención de las complicaciones actuales o potenciales que conlleva el uso de la sangre y sus derivados. Bibliografía 1. Griffith JS. Self-replication and scrapie. Nature 1967; 215: 1043-1044. 2. Prusiner SB. Novel proteinaceous infectious particles causes scrapie. Science 1982; 216: 136-144. 3. Saiz A, Graus F. Enfermedad de Creutzfeldt-Jacob y otras enfermedades por priones. Haematologica (Supl. 1) 2000; 85: 2-8. 4. 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120 <strong>Haematologica</strong> (ed. esp.), volumen 85, supl. 2, octubre 2000<br />

de las nuevas variantes de la ECJ. Hasta no conocer<br />

todos éstos detalles, es difícil establecer un juicio definitivo.<br />

La situación de poca definición que vivimos<br />

ha hecho que se vayan incorporando en diferentes<br />

países medidas, a veces muy dispares, en un intento<br />

de reducir el posible riesgo de transmisión de nvECJ<br />

por productos sanguíneos. A continuación analizaremos<br />

las medidas más destacadas que han sido instauradas,<br />

y veremos como algunas de ellas, a nuestro<br />

juicio, podrían ser al menos muy discutidas a la<br />

luz de los datos actualmente existentes.<br />

Control en la selección de donantes de sangre<br />

Una buena y estricta selección de los donantes de<br />

sangre constituye la piedra angular en seguridad<br />

transfusional. Ante los antecedentes epidemiológicos<br />

ya comentados, muchos países tomaron la decisión<br />

de incluir como criterio de exclusión para la<br />

donación de sangre los causas relacionadas con la<br />

ECJ iatrógena, es decir, la administración previa de<br />

hormona de crecimiento, haber recibido un trasplante<br />

de dura madre o tejido corneal, así como tener<br />

antecedentes familiares de ECJ. Si bien todos estos<br />

requisitos parecen bien justificados, más discutibles<br />

son los incorporados en agosto de 1999 por<br />

Estados Unidos y Canadá, que decidieron rechazar<br />

como donantes de sangre, o alguno de sus derivados,<br />

a todas aquellas personas que habían vivido<br />

un periodo de 6 meses en Inglaterra. Aunque no se<br />

disponen de cifras detalladas, la toma de esta decisión<br />

podría tener un impacto negativo en el 2 % de<br />

donantes en éstos países. En Europa, hasta ahora,<br />

no se ha tomado ninguna iniciativa en éste sentido.<br />

Retirada del mercado de hemoderivados<br />

Dado que no existe ninguna prueba biológica, lo<br />

suficientemente sensible, específica y automatizable<br />

para poder detectar la ECJ, diferentes países han ido<br />

tomando una serie de iniciativas para prevenir la distribución<br />

de hemoderivados que tuviesen al menos<br />

teóricamente un hipotético potencial infectivo. En<br />

Estados Unidos, a pesar de la falta de evidencia de<br />

que la ECJ es transmitida por la sangre o alguno de<br />

sus componentes, en 1995 la FDA adoptó la iniciativa<br />

de recomendar la retirada de todos los lotes de<br />

plasma en los que hubiese participado como donante,<br />

un individuo que hubiese desarrollado la forma<br />

esporádica de la ECJ. Esta medida ocasionó problema<br />

de abastecimiento de los distintos hemoderivados<br />

plasmáticos. En 1998, ésta política fue<br />

reconsiderada, ciñendo la exclusión solamente a los<br />

lotes de productos donde hubiese participado un<br />

donante que hubiese desarrollado una forma variante<br />

de la enfermedad. Esa es la recomendación<br />

actualmente vigente en Estados Unidos y Canadá 14 .<br />

En Europa, desde el mes de febrero de 1998, el<br />

Comité para Empresas de Productos Farmacéuticos<br />

(CEPF) recomendó también la retirada de todos los<br />

productos donde constara la existencia de un donante<br />

que desarrolló la nvECJ. Desde mayo de 1998,<br />

Inglaterra decidió no usar para ningún fin terapéutico<br />

todo el plasma extraído de sus donantes, importando<br />

desde entonces todos los hemoderivados 13 .<br />

Fraccionamiento e inactivación<br />

de derivados plasmáticos<br />

En los últimos años se han realizado numerosos experimentos<br />

encaminados a investigar si el fraccionamiento<br />

de los diferentes componentes plasmáticos<br />

reducen o eliminan el contenido de partículas priónicas<br />

de carácter patógeno. Para ello se han utilizado<br />

diferentes procedimientos, siendo uno de los más<br />

habituales la utilización de sangre humana “contaminada”<br />

en diferente grado con células tripsinadas<br />

de cerebro de hamster infectado. Muestras de los diferentes<br />

componentes plasmáticos eran inoculadas<br />

en cerebro de ratón para ver su potencial patógeno<br />

22 . Los estudios han concluido que el procedimiento<br />

de fraccionamiento plasmático reduce significativamente<br />

la infectividad 25 . Por otra parte, se<br />

pudo comprobar que la capacidad infectiva del plasma<br />

y buffy coat administrado por vía intravenosa, es<br />

sensiblemente inferior a la vía intracerebral 22 . Todo<br />

ello ha permitido sugerir que la evidencia epidemiológica<br />

de la ausencia en humanos de la transmisión<br />

de ECJ, por el plasma y sus derivados, podría explicarse<br />

por varios motivos: a) Ausencia de capacidad<br />

infectiva del plasma hasta el comienzo sintomático<br />

de la enfermedad, e que incluso también es baja la<br />

infectividad durante la fase sintomática. b) Reducción<br />

de la capacidad infectiva durante el proceso de<br />

fraccionamiento. c) Es mayor la necesidad de carga<br />

infectiva por vía intravenosa que intracerebral 22 .<br />

Desgraciadamente los diferentes procedimientos<br />

de inactivación viral no ejercen ninguna actividad sobre<br />

el contenido priónico de la membrana celular.<br />

Podrían ser útiles procesos extremos, pero causarían<br />

la desnaturalización e inactivación de las proteínas<br />

presentes en los diferentes hemoderivados 26 .<br />

Eliminación de los leucocitos de los componentes<br />

sanguíneos<br />

En los dos últimos años ha surgido el debate de<br />

la utilidad y necesidad de implantar la filtración universal<br />

de todos los productos sanguíneos. Una de<br />

las principales razones aducidas desde un principio<br />

ha sido el hecho de que la posible transmisión transfusional<br />

de la ECJ fuese vehiculizada por los leucocitos.<br />

En octubre de 1997, el Comité de Seguimiento<br />

de la Encefalopatía Espongiforme del Reino Unido<br />

recomendó la implantación de la leucorreducción<br />

universal de los productos sanguíneos en aquel país.<br />

La decisión fue aprobada un año más tarde, y se implantó<br />

globalmente en otoño de 1999. El costo estimado<br />

de esa decisión es de unos 70 a 80 millones<br />

de libras esterlinas por año. Recientemente otros<br />

países occidentales han decidido también su implantación.

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