Portada Simposios - Supplements - Haematologica
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XLII Reunión Nacional de la AEHH y XVI Congreso de la SETH. <strong>Simposios</strong><br />
119<br />
ma inmune juega un papel relevante en la mediación<br />
de éste proceso 16 . Por ejemplo, en las formas experimentales<br />
animales se ha comprobado que al poco<br />
tiempo de la inoculación, antes de la aparición de<br />
la enfermedad, se puede detectar PrPsc en tejido linfoide,<br />
la inmunodepresión es capaz de disminuir el<br />
potencial infectivo, y la esplenectomía retrasa el periodo<br />
de incubación de la enfermedad 19 . Ratones<br />
con inmunodeficiencia combinada severa presentan<br />
una mayor resistencia a desarrollar la enfermedad<br />
después de su inoculación por vía periférica, hecho<br />
que no sucede cuando la inoculación es intracerebral.<br />
Esa “protección” desaparece cuando los animales<br />
recuperan su función inmune al ser sometidos<br />
a un trasplante alogénico de médula ósea 20 . Mientras<br />
que en las formas esporádicas observadas en<br />
humanos no suceden estos hechos, sin embargo, en<br />
las nvECJ se demuestra una acumulación de PrP en<br />
células dendríticas foliculares así como en diferentes<br />
estructuras linfoides 12,16 .<br />
Aunque no hay evidencias irrefutables, existe una<br />
razonable sospecha de que las nvECJ fuesen adquiridas<br />
al ingerir carne de animales afectos de EEB. El<br />
primer caso en vacas fue reconocido en Inglaterra en<br />
1985, iniciándose un brote epidémico relacionado<br />
con la alimentación que contenía restos de carne y<br />
huesos de los animales enfermos 12 . En 1998 se habían<br />
registrado más de 175.000 animales afectos<br />
de la enfermedad. En el resto de la Unión Europea<br />
el registro era de aproximadamente 300 casos de<br />
EEB 13 . La extrapolación del impacto de posibles<br />
contagios a humanos es muy difícil de determinar,<br />
ya que faltan datos imprescindibles como son, entre<br />
otros, la cantidad requerida que debe ser ingerida<br />
para desarrollar la enfermedad, la susceptibilidad,<br />
tiempo exacto de incubación, etc. Un dato evidente,<br />
es que no ha existido un incremento en la<br />
descripción de nuevos casos de nvECJ. Por otra parte,<br />
un estudio inmunohistoquímico retrospectivo de<br />
más de tres mil muestras de amígdalas y apéndices<br />
provenientes de individuos británicos, considerados<br />
de alto riesgo para desarrollar una nvECJ, no demostró<br />
ninguna positividad 21 . Indudablemente,<br />
aunque este dato es de interés, es necesario ampliar<br />
el número de muestras para poder extraer unas conclusiones<br />
sólidas. Hay abiertos diferentes estudios<br />
intentando arrojar más luz a éste problema. Posiblemente,<br />
hasta dentro de 3 a 5 años no podremos disponer,<br />
con cierta precisión, de una información epidemiológica<br />
fiable.<br />
Priones y transfusión sanguínea<br />
La serie de acontecimientos vividos en la medicina<br />
transfusional de las últimas dos décadas (sida,<br />
hepatitis C, entre otras), justifica la existencia de un<br />
estado de vigilancia extrema ante la posibilidad de<br />
aparición de contagios por nuevos agentes a través<br />
de la sangre o sus derivados. La posibilidad, al menos<br />
teórica, de una transmisión transfusional de una<br />
enfermedad tan devastadora como son las EET ha<br />
creado una gran expectación, si bien hasta la fecha<br />
no hay datos objetivos de que las EET puedan seguir<br />
una vía de contagio por la sangre o sus componentes<br />
13-16,22,23 .<br />
Muy recientemente ha sido publicado un metaanálisis<br />
que analiza el resultado encontrado en cinco<br />
estudios casos-control, de diseño y características similares,<br />
realizados en Inglaterra dos de ellos, Japón,<br />
Australia y Europa, que incluye un total de 2.479 pacientes<br />
y descarta la asociación de ECJ esporádica<br />
con la transfusión sanguínea 24 . En éste estudio no se<br />
analizaron las nuevas formas variantes de la enfermedad.<br />
Al menos 29 donantes de sangre han desarrollado<br />
la ECJ. Muchos de ellos donaron repetidamente<br />
durante más de dos décadas, en ningún caso<br />
se ha comunicado la aparición de enfermedad en<br />
alguno de los receptores de los componentes sanguíneos<br />
14 .<br />
Otra aproximación realizada para investigar la posibilidad<br />
de transmisión por transfusión de la forma<br />
esporádica de la ECJ, ha sido el análisis neuropatológico<br />
del cerebro de pacientes hemofílicos y de<br />
otras coagulopatías congénitas fallecidos, y que a<br />
lo largo de su vida habían recibido múltiples tratamientos<br />
de concentrados plasmáticos, que como es<br />
conocido, provienen de pooles de varias decenas de<br />
miles de donantes de plasma. El estudio neuropatológico<br />
reveló diferentes lesiones relacionadas con infección<br />
por VIH, pero en ningún caso se pudo demostrar<br />
la presencia de material PrPsc 14 .<br />
De forma similar, en Inglaterra realizaron un estudio<br />
parecido en 35 hemofílicos que habían recibido<br />
concentrados plasmáticos, conseguidos entre 1962<br />
y 1995, provenientes de donantes británicos. El objetivo<br />
primordial del estudio era investigar la posibilidad<br />
de encontrar alguna nueva forma variante de<br />
enfermedad, que sugiriera a la transfusión como forma<br />
de contagio. Nuevamente los resultados de éste<br />
estudio retrospectivo fueron negativos 14 .<br />
A diferencia de los estudios epidemiológicos de<br />
casos y controles recientemente descritos, así como<br />
de otros datos que acabamos de comentar, existen<br />
tres descripciones aisladas, que sugieren una posible<br />
transmisión de ECJ asociada a transfusión de sangre<br />
14 . Para muchos, estas descripciones son anecdóticas<br />
e incompletas, donde es muy difícil establecer<br />
una clara relación entre la transfusión y la aparición<br />
de la enfermedad.<br />
Existe un consenso generalizado de que la forma<br />
esporádica de ECJ es muy difícil que pueda ser transmitida<br />
por transfusión de componentes sanguíneos.<br />
Por el contrario no existe la misma evidencia de ausencia<br />
de riesgo con las nvECJ. Varios son los motivos,<br />
algunos de ellos ya indicados en diferentes partes<br />
de éste manuscrito. Desconocemos la verdadera<br />
epidemiología, vía de transmisión, capacidad infectiva,<br />
periodo exacto de incubación, susceptibilidad,<br />
mecanismo fisiopatológico de la enfermedad, etc,