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CUADERNOS DE BDSM - nº8<br />
satisfacción a la carta. No me parece mal, pero no nos engañemos, eso es pura<br />
parafernalia. Me someto, pero solo a lo que yo quiera, por tanto, no es más que<br />
un juego.<br />
b) La persona que se “entrega” y quiere de verdad someterse a otra, que sin duda<br />
son minoría. Algunos extremos son patológicos y van asociados a fuertes<br />
carencias afectivas y a una total falta de autoestima. Sin llegar a esto, muchas<br />
personas viven la “entrega”, de manera positiva y enriquecedora y resulta<br />
complejo analizar sus motivos.<br />
Aquí solo puedo especular con posibles causas del placer que produce someterse.<br />
La primera y más simple estaría relacionada con la sensación de abandono, de no tener<br />
que preocuparse de uno mismo, de estar en manos de otra persona y por tanto no tener<br />
que tomar decisiones ni responsabilidades, ni siquiera del propio placer. Dicho de otro<br />
modo: es una vuelta a la infancia. Somos de nuevo bebés en manos de otra persona. Por<br />
eso “abandonarnos”, puede ser causa de placer para cualquiera, en cualquier momento.<br />
No quiero decir que los sumisos/as, sean infantiles, entiéndase bien, solo que en las<br />
sesiones, reviven esa dulce sensación de no tener responsabilidades, ni decisiones que<br />
tomar. Supongo que por esa razón, muchos amos /amas empiezan de sumisos,<br />
simplemente es más sencillo. No olvidemos, que muchos de nosotros, tuvimos las<br />
primeras fantasías ya en la infancia, en el despertar de la sexualidad, donde la<br />
asociación entre sometimiento/dominación/placer, es más fuerte.<br />
Luego podemos mencionar la necesidad de algunas personas de ser el centro de<br />
atención. El sumiso está pendiente de su amo, pero es que el amo, está pendiente del<br />
sumiso y ambos se retroalimentan.<br />
Por último, podríamos mencionar el morbo de provocar una situación que en principio<br />
es contraria a nuestro instinto y nuestro sentido común. Bataille, con su visión de los<br />
“extremos”: “por fuerza”, lo que nos causa mayor repulsión es idéntico a lo que nos<br />
atrae más. Cuanto más bello es hacer el amor “a gusto”, lo más asqueroso es hacerlo<br />
cuando no se quiere. Estamos “cansados” de vivir teniendo que lidiar con la<br />
humillación de los demás, con los abusos, con las faltas de consideración del resto del<br />
mundo, y constantemente “competimos” para que se nos respete. El cesar esa lucha, el<br />
“cambiar el chip”, sin por eso ser “realmente” humillados, es lo que da morbo.<br />
El sumiso confía en que todas las humillaciones que recibe, lo son sólo dentro de la<br />
sesión. Muy distinto sería descubrir que el amo “de verdad” nos desprecia, y aún así<br />
aceptarlo.<br />
En las relaciones amo-sumisa, se reproduce de manera consciente y responsable una<br />
situación de desigualdad ancestral entre el papel de hombres y mujeres. Sometimiento<br />
de la mujer al hombre, parece más fácil y socialmente mejor percibida, que al contrario<br />
y de hecho, a falta de estadísticas, yo diría que esta es la relación más frecuente. Para<br />
algunas sumisas, puede existir un fuerte malestar por el hecho de sentir una<br />
contradicción entre sus creencias intelectuales y sus fantasías sexuales. Por ejemplo,<br />
puede darse la gran paradoja de que una sumisa se considere feminista y puede (o no)<br />
tener problemas para integrar ambos hechos en su personalidad. Sin embargo, esta<br />
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