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CUADERNOS DE BDSM - nº8<br />

rama de vigilancia sexual era la cosa más alejada de nuestras mentes.) Al mismo tiempo<br />

sentíamos que el énfasis en el SSC ayudaría a aquellos de nosotros que tuvieran<br />

internalizados en alguna medida los mismos prejuicios (¡lo que ocurría por entonces en<br />

la mayoría de nosotros!) a aceptar que no tienes que convertirte en víctima o depredador<br />

para satisfacer las necesidades sexuales de dolor o control.<br />

Desgraciadamente, no son solo el periodismo sensacionalista y la religión reaccionaria<br />

los que igualan persistentemente el S/M con el comportamiento coactivo, sino también<br />

buena parte de nuestra propia literatura erótica, y esto, tampoco es accidental.<br />

Volviendo a cuando la GMSMA estaba empezando, casi todo el mundo entendía el S/M<br />

en términos coactivos, porque eran los únicos términos que teníamos. El primer paso<br />

para sacar al S/M consensuado del armario fue forjar un lenguaje para hablar de ello. El<br />

SSC fue una parte espectacularmente efectiva de aquel proceso, pero hoy es a veces más<br />

un obstáculo que una ayuda para continuar con la clase de diálogo que construye una<br />

comunidad, y aún más, un obstáculo para el diálogo parcialmente no verbal de<br />

seducción y consentimiento 14 que subyace a la satisfacción del sexo del cuero entre<br />

individuos.<br />

Libres del temor<br />

Para la mayoría de la gente de mi generación y las anteriores, las imágenes del S/M eran<br />

inicialmente tan espeluznantes como excitantes. Y dar los primeros pasos hacia la<br />

realización de nuestras fantasías (desde cualquiera de los lados, dominante o sumiso)<br />

era aún más terrorífico. No teníamos todavía las ventajas de dos décadas de educación<br />

en S/M y activismo, y la iconografía del S/M gay en la revista Drummer y en cualquier<br />

otra parte era muy extrema, muy “no consensual.” Al comienzo de los 80, y todavía hoy<br />

en ciertos círculos, ser conocido como “peligroso” o “no tener límites” podría parecer<br />

atrayente o excitante, mientras que ser “tomado” o forzado a someterse, podía parecer<br />

más auténtico que un encuentro negociado. Aunque probablemente no era más frecuente<br />

que una escena de S/M de entonces acabara en el hospital de lo que lo es ahora (tal vez<br />

fuera menos frecuente), la escena del cuero gay tenía un aura de peligro que me hizo (a<br />

mí y a otros muchos) dudar si meterme en ello, o tener sentimientos encontrados al<br />

respecto, pese a nuestra poderosa necesidad del S/M. El deseo de reducir esa aura de<br />

peligro fue desde el principio una de las ideas directoras que nos condujeron a formar la<br />

GMSMA, y estoy seguro que hubo un motivo similar para fundar también muchas<br />

organizaciones posteriores, particularmente las heterosexuales y pansexuales.<br />

Obviamente hemos tenido éxito en un grado notable, con una ayuda no pequeña del<br />

espíritu de la época. Desde los 80, el S/M se ha hecho progresivamente menos<br />

intimidante, hasta el punto de que muchos quinceañeros se sienten más cómodos con las<br />

perforaciones (piercings), ataduras y juegos de rol dominante/sumiso, de lo que sus<br />

padres lo estaban con el sexo oral. Para estos muchachos lanzarse al S/M no es un gran<br />

problema, de hecho lo es mucho menos que declararse como gay o lesbiana. (¡Gracias,<br />

Madonna y Trent Reznor!)<br />

14 Joseph W. Bean ha sugerido “consentimiento seductor” como alternativa al paradigma de la<br />

negociación para los encuentro de sexo del cuero. Ver su Flogging, páginas 18-20 (Greenery Press, 2000).<br />

Pag. 29

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