CAMBIO CLIMATICO
CAMBIO CLIMATICO CAMBIO CLIMATICO
REPÚBLICA DOMINICANA 2003 talidad masiva conducirá a emisiones de CO 2 acrecentadas, que acelerarán e intensificarán el cambio climático a niveles aún no contemplados en los escenarios. 1.4.3. b) Cultivos agrícolas Con relación a los cultivos se incluyen los de clima templado y ciclo fotosintético C3 como la papa, que es de hábito indeterminado, los cultivos de clima cálido con ciclo fotosintético C3 como el arroz y los que son de clima cálido con ciclo fotosintético C4 como el maíz. Estos dos últimos son de hábito determinado. Todos ellos se evaluaron tanto sin tomar como tomando en cuenta el efecto de fertilización por CO 2 . Los parámetros de impacto utilizados fueron los rendimientos potenciales de regadío, el consumo de agua requerido para alcanzar tales rendimientos y el tiempo requerido para la floración en el caso del arroz y el maíz, y para la aparición de los tubérculos en el caso de la papa. Sin embargo, los resultados son más impactantes en el caso de los escenarios asociados al modelo HadCM2, ya que en la segunda mitad del próximo siglo se hace imposible el cultivo de la papa en República Dominicana. La adaptación al cambio climático puede rebasar el marco de un cultivo, tecnología específica de manejo, sector individual de impacto, área geográfica o nación. Generalmente la adaptación pudiera lograrse sólo a través de la aplicación de un paquete de medidas, y no por una medida aislada. Nuestro concepto es que la adaptación al cambio climático es, de modo similar al problema de la mitigación, un problema de carácter global. Las políticas de adaptación de este sector recomiendan tener en cuenta el proceso de desarrollo de la globalización actual de la economía mundial, ya que el no hacerlo podría conducir a desastres (socioeconómicos) de mayor relevancia aún que el impacto directo del cambio climático. También, que no debe esperarse que medidas de adaptación simples logren revertir el impacto negativo de los cambios climáticos en zonas tropicales en el caso de escenarios muy adversos. Con relación a la adaptación de nuestros bosques, estos deberán ser protegidos contra la explotación indiscriminada, fomentándose los planes de reforestación por técnicas científicas que garanticen la implantación de nuevos rodales. Resulta aconsejable en las zonas de condiciones más difíciles emplear técnicas de reforestación sucesional. Aunque económicamente no se justifique, siempre deberá tenerse presente la posible utilización del riego en zonas forestales, siempre y cuando la existencia de agua lo permita. 1.4.4 Sector Salud En el comportamiento anual de la malaria en el país a partir del año 1965 se distingue primero una tendencia a la disminución de los casos que termina a finales de la década de los años 70 y que posteriormente cambia a una tendencia ascendente para mantener el número de casos de la enfermedad en una meseta endémica que es evidente desde hace veinte años. El patrón de transmisión malárica afecta al mismo conjunto de provincias, como se presenta en el mapa correspondiente al período 1991-2000, donde se distinguen dos zonas con los mayores riesgos de transmisión que se corresponden con la Sub-región del Yuma, en el Este y la Sub-región Cibao Occidental, en el Noroeste del país. En la primera, la transmisión de la malaria se ha relacionado con el cultivo de la caña de azúcar y con la construcción intensiva de instalaciones turísticas, que se vinculan con una fuerte migración de trabajadores, en forma estacional para la caña y en forma concentrada y explosiva para la construcción, mientras que en el Cibao Occidental se ha relacionado con el cultivo del arroz, otros cultivos agrícolas y la mano de obra migrante temporal estacional. 1.4.4 .a) Impacto de la variabilidad en el comportamiento de las enfermedades Para el estudio de los patrones estacionales se sub-dividió la serie en dos sub-períodos. Uno correspondiente a la línea base (1988-1994) y el 36
PRIMERA COMUNICACIÓN NACIONAL otro a las condiciones actuales (1995-2000) los cuales se correspondieron con los cambios observados en el patrón estacional y las tendencias ya discutidas en el epígrafe anterior. Las tendencias observadas en la enfermedad de la malaria coinciden con las tendencias regionales manifestadas en el clima, las cuales a partir de 1975 señalan cambios en el régimen de precipitaciones con tendencias a la disminución y variación ligera en la humedad, así como una tendencia al calentamiento que aunque ligera y no significativa, ya ha comenzado a dar señales de que se calienta la región. Resulta interesante que aquí no hay una clara evidencia entre los brotes y las condiciones de eventos ENOS, ya que en 1999 se produjo un alza y no estábamos en condiciones de evento ENOS sino de AENOS. 1.4.4.b) Efectos de la variabilidad del clima sobre las enfermedades Los resultados alcanzados nos corroboran la hipótesis del que el clima es un factor modificador de los patrones epidemiológicos de la malaria y de hecho los ha estado variando a medida que el clima ha variado en la región, donde la enfermedad se presenta en períodos poco contrastantes, con altas temperaturas y tendencias al aumento de la humedad relativa como consecuencia del comienzo de las precipitaciones. Estas condiciones favorecen la proliferación de los agentes patógenos para la aparición de las epidemias. 1.4.4.c) Evaluación de los impactos físicos Existen evidencias científicas que demuestran que las enfermedades estudiadas en esta evaluación son susceptibles a los efectos del cambio climático (Ortiz, 1995; Ortiz, 1996, CONAMA, CNCC, 1999; IPK, 1999). Muchos de los organismos biológicos y procesos ligados a la aparición de enfermedades infecciosas están especialmente influenciados por fluctuaciones en las variables climáticas, especialmente la temperatura, precipitación y humedad (McMichael, A.J, and others, 1996). El cambio climático regional ha alterado el patrón en el número de enfermedades infecciosas y enfermedades producidas por intoxicación alimentaría, entre otras. Tanto el clima como las enfermedades presentan cambios significativos en los comportamientos de los patrones de la variabilidad y epidemiológicos respectivamente, puesto que ambas series a partir de la década de los 90 daban señales de una persistencia en sus variaciones que pudieran tomarse como las primeras señales del cambio en el clima, así como en el comportamiento de las enfermedades y sus respuestas a las variaciones del clima; es decir, se observa una tendencia secular ( o a largo plazo) de la evolución de la variabilidad climática en el área de estudio. Es posible formular distintas estrategias de adaptación para reducir el impacto del clima en la salud humana. En general, tales medidas pudieran desarrollarse tanto en el ámbito de los individuos como de la población. La primera medida es común a todas las entidades abordadas y se refiere a mantener informada a la población con la labor educativa sobre los riesgos o acontecimientos que se pudieran presentar. Esto permitirá una participación activa de la comunidad, dando soluciones locales que permitan atenuar algunos de estos efectos. Para cada una de estas enfermedades deben identificarse o recomendarse medidas específicas que permitan un impacto con el menor costo posible, para obtener una mayor eficacia en la reducción de los problemas de salud que debe afrontar el país en este nuevo siglo. La forma de lograr esto debe ser a través de la creación de un Sistema Integrado de Vigilancia como parte de una red o sistema nacional, que facilite la predicción de las epidemias o la determinación de comportamientos de enfermedades fuera de su canal endémico. Como resultado se podrá realizar una planificación más adecuada y racional de los recursos disponibles durante períodos de contingencia y reducir los efectos del impacto del cambio climático. Tam- 37
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REPÚBLICA DOMINICANA 2003<br />
talidad masiva conducirá a emisiones de CO 2<br />
acrecentadas, que acelerarán e intensificarán el<br />
cambio climático a niveles aún no contemplados<br />
en los escenarios.<br />
1.4.3. b) Cultivos agrícolas<br />
Con relación a los cultivos se incluyen los de clima<br />
templado y ciclo fotosintético C3 como la papa,<br />
que es de hábito indeterminado, los cultivos<br />
de clima cálido con ciclo fotosintético C3 como el<br />
arroz y los que son de clima cálido con ciclo fotosintético<br />
C4 como el maíz. Estos dos últimos<br />
son de hábito determinado.<br />
Todos ellos se evaluaron tanto sin tomar como tomando<br />
en cuenta el efecto de fertilización por CO 2 .<br />
Los parámetros de impacto utilizados fueron los<br />
rendimientos potenciales de regadío, el consumo<br />
de agua requerido para alcanzar tales rendimientos<br />
y el tiempo requerido para la floración en el caso<br />
del arroz y el maíz, y para la aparición de los tubérculos<br />
en el caso de la papa. Sin embargo, los resultados<br />
son más impactantes en el caso de los escenarios<br />
asociados al modelo HadCM2, ya que en la<br />
segunda mitad del próximo siglo se hace imposible<br />
el cultivo de la papa en República Dominicana.<br />
La adaptación al cambio climático puede rebasar<br />
el marco de un cultivo, tecnología específica de<br />
manejo, sector individual de impacto, área geográfica<br />
o nación. Generalmente la adaptación pudiera<br />
lograrse sólo a través de la aplicación de un<br />
paquete de medidas, y no por una medida aislada.<br />
Nuestro concepto es que la adaptación al<br />
cambio climático es, de modo similar al problema<br />
de la mitigación, un problema de carácter global.<br />
Las políticas de adaptación de este sector recomiendan<br />
tener en cuenta el proceso de desarrollo<br />
de la globalización actual de la economía mundial,<br />
ya que el no hacerlo podría conducir a desastres<br />
(socioeconómicos) de mayor relevancia<br />
aún que el impacto directo del cambio climático.<br />
También, que no debe esperarse que medidas de<br />
adaptación simples logren revertir el impacto negativo<br />
de los cambios climáticos en zonas tropicales<br />
en el caso de escenarios muy adversos.<br />
Con relación a la adaptación de nuestros bosques,<br />
estos deberán ser protegidos contra la explotación<br />
indiscriminada, fomentándose los planes<br />
de reforestación por técnicas científicas que<br />
garanticen la implantación de nuevos rodales.<br />
Resulta aconsejable en las zonas de condiciones<br />
más difíciles emplear técnicas de reforestación<br />
sucesional. Aunque económicamente no se justifique,<br />
siempre deberá tenerse presente la posible<br />
utilización del riego en zonas forestales, siempre<br />
y cuando la existencia de agua lo permita.<br />
1.4.4 Sector Salud<br />
En el comportamiento anual de la malaria en el<br />
país a partir del año 1965 se distingue primero<br />
una tendencia a la disminución de los casos que<br />
termina a finales de la década de los años 70 y<br />
que posteriormente cambia a una tendencia ascendente<br />
para mantener el número de casos de<br />
la enfermedad en una meseta endémica que es<br />
evidente desde hace veinte años. El patrón de<br />
transmisión malárica afecta al mismo conjunto<br />
de provincias, como se presenta en el mapa correspondiente<br />
al período 1991-2000, donde se<br />
distinguen dos zonas con los mayores riesgos de<br />
transmisión que se corresponden con la Sub-región<br />
del Yuma, en el Este y la Sub-región Cibao<br />
Occidental, en el Noroeste del país.<br />
En la primera, la transmisión de la malaria se ha<br />
relacionado con el cultivo de la caña de azúcar y<br />
con la construcción intensiva de instalaciones<br />
turísticas, que se vinculan con una fuerte migración<br />
de trabajadores, en forma estacional para la<br />
caña y en forma concentrada y explosiva para la<br />
construcción, mientras que en el Cibao Occidental<br />
se ha relacionado con el cultivo del arroz,<br />
otros cultivos agrícolas y la mano de obra migrante<br />
temporal estacional.<br />
1.4.4 .a) Impacto de la variabilidad<br />
en el comportamiento de las<br />
enfermedades<br />
Para el estudio de los patrones estacionales se<br />
sub-dividió la serie en dos sub-períodos. Uno correspondiente<br />
a la línea base (1988-1994) y el<br />
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