NAVEGACION ANTARTICA - Iho-ohi.net
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Janeiro, 1987) se incorpora permanentemente en<br />
las agencias de trabajo el punto “Servicios de Información<br />
Meteorológica Marina y sobre Hielo<br />
Marino en el océano Austral”. Básicamente se<br />
trata de minimizar riesgos mediante información<br />
meteorológica y sobre comportamiento del hielo<br />
marino, ofrecida a los navegantes en forma completa<br />
y oportuna.<br />
Las recomendaciones adoptadas en este sentido<br />
coinciden en optimizar los estudios sobre hielo<br />
marino, involucrando en la tarea a la Organización<br />
Meteorológica Mundial (OMM), el SCAR y la<br />
Comisión Oceanográfica Internacional (COI);<br />
aprovechar los avances del monitoreo por satélite<br />
de las condiciones meteorológicas y del hielo marino<br />
y del consiguiente mejoramiento de la calidad,<br />
factibilidad y contenido de sus evaluaciones<br />
y pronósticos, información con la cual, finalmente,<br />
se obtendría el óptimo trazado de las rutas de<br />
navegación en función de las condiciones meteorológicas<br />
marinas y del hielo en el mar.<br />
Estos aspectos se complementan con el punto<br />
referido a la cooperación en la cartografía hidrográfica<br />
de las aguas antárticas que también ha sido<br />
contemplado en la corriente normativa del Tratado<br />
Antártico, tendiendo a mejorar y unificar las cartas<br />
náuticas. Entre los múltiples fundamentos que<br />
promueven la cooperación internacional en esta<br />
materia se menciona “que las condiciones del<br />
hielo marino puede conducir al desvío de los buques<br />
con respecto a las rutas conocidas, lo que requiere<br />
una ampliación de los mapas para que<br />
abarquen las aguas contiguas a tales rutas” (15) .<br />
En el plano bilateral Argentina y Chile suscribieron<br />
en agosto de 1991 el Protocolo Específico<br />
Adicional sobre Protección del Medio ambiente<br />
Antártico, en cuyo Artículo VII referido a Preservación<br />
y Seguridad se acuerda intercambiar “información<br />
acerca de las medidas de seguridad aérea<br />
y marítima, incluyendo balizamiento, cartografía,<br />
información meteorológica y sobre hielos marinos”,<br />
dentro de las pautas establecidas por las<br />
Partes Consultivas del Tratado Antártico.<br />
Es significativo el aumento tanto en el número<br />
como en la dimensión de los buques que navegan<br />
en aguas con hielo como así también la presencia,<br />
no frecuente aunque muy posible debido a la incidencia<br />
del cambio climático global, de témpanos a<br />
la deriva en aguas abiertas tras desprenderse de las<br />
grandes barreras de hielo en las zonas polares.<br />
A7-7<br />
Esto último ocurrió a fines de 1991, cuando a<br />
partir de un desprendimiento sin precedentes en el<br />
área del mar de Weddell, grandes témpanos comenzaron<br />
a desplazarse hacia el norte de la península<br />
Antártica detectándose siete témpanos a la<br />
deriva. El más importante denominado A-24 tenía<br />
una superficie inicial estimada en 4.374 kilómetros<br />
cuadrados, según información recibida de satélites<br />
meteorológicos, dicha superficie fue progresivamente<br />
disminuyendo como consecuencia<br />
de la degradación causada por temperaturas del<br />
aire y del agua de mar cada vez más cálidas.<br />
El témpano gigante A-24 continuó su derrota<br />
ascendente moviéndose a la velocidad promedio<br />
de 11 kilómetros por día, llegando algunos de sus<br />
fragmentos a alcanzar meses más tarde una latitud<br />
en aguas abiertas del océano Atlántico, coincidente<br />
con el norte de la República Oriental del<br />
Uruguay.<br />
La Central Glaciológica del Servicio de Hidrografía<br />
Naval de la República Argentina estudió el<br />
desplazamiento de estos grandes témpanos a través<br />
del mar de Weddell, mar de Bellingshausen,<br />
pasaje de Drake y océano Atlántico, a la vez que<br />
advertía a los navegantes sobre la posición de los<br />
mismos sugiriendo evitar la aproximación con<br />
buques no aptos para operaciones polares.<br />
Los riesgos que representa la presencia de témpanos<br />
a la deriva, quedan sintetizados en los siguientes<br />
párrafos contenidos en uno de los boletines<br />
informativos emitidos en esa oportunidad por<br />
el Servicio de Hidrografía Naval:<br />
“La navegación en sus proximidades es muy<br />
peligrosa por la fragmentación de grandes trozos<br />
que incluso pueden girar sobre sí mismos<br />
produciendo un oleaje notable e imprevisto.<br />
Existen partes de hielo sumergidas, llamados<br />
espolones, que permanecen unidos a esas verdaderas<br />
islas por cientos de metros, pudiendo<br />
al chocar contra el casco del buque, producirle<br />
serias averías.<br />
El mayor peligro para la navegación está dado<br />
por la pequeña pero abundante fragmentación<br />
de hielo muy denso y duro, que del tamaño<br />
aproximado de una habitación, navega a<br />
flor de agua, siendo su visualización muy difícil<br />
durante el día y casi imposible durante la<br />
noche. Este tipo de hielo, llamado gruñones,<br />
rara vez es detectado por los radares de navegación.