Haciendo Justicia - Acceso al sistema

CAMBIO YCONTINUIDAD EN LOS PROCEDIMIENTOS LEGALES' 97
miento es garantizado por personas con suficiente autoridad para castigar
a quienes las violen. Desde este punto de partida, imaginan que
los indígenas tienen un cuerpo de normas consuetudinarias que sus
jueces hacen cumplir al momento de resolver los litigios que enfrentan.
En el contexto poszapatista, los líderes indígenas han contribuido a esta
confusión al justificar sus demandas de autonomía política esgrimiendo
la existencia de "usos y costumbres" diferentes. 9
Al comentar sobre las diferencias entre justicia nacional e indígena,
las autoridades mestizas parecen enfocar dos aspectos: en primer lugar,
consideran que algunas normas indígenas difieren de la ley nacional
por su contenido, como la norma indígena que exige que el novio compense
a los padres de la novia por los gastos que hicieron al criarla, o
bien la norma que obliga a que los hombres cumplan los cargos religiosos
que les son asignados. En segundo lugar, los mestizos creen que
los jueces indígenas buscan soluciones de compromiso que reconcilian
a los querellantes, a diferencia de los jueces del Estado que están más interesados
en aplicar la letra de la ley. A pesar de que ambas percepciones
son correctas, los mestizos pierden de vista el aspecto central pues,
al menos en Zinacantán, el papel de los jueces no es el de "expertos en
kostumbre", que aplican su conocimiento especializado para indicar a
los querellantes cómo deben conciliar sus diferencias, sino más bien el
de "sna' razon", es decir, el de "sabios", en el sentido de ser capaces de
ayudar a las partes en conflicto a decidir por sí mismos lo que es debido.
Para los zinacantecos, el objetivo de una audiencia es "acabar
con el enojo" en el corazón de los querellantes (J. Collier, 1973;
1995). Como resultado, el "mejor" juez es aquel cuya sabiduría persuade
a las partes a perdonarse. La habilidad para sugerir compromisos
adecuados es bien valorada, pero es inútil a menos que el juez
pueda también persuadir a los querellantes que la solución propuesta
es, también, la que ellos prefieren.
La diferencia entre "conocer las normas consuetudinarias" y "ser
sabio" es sutil pero crucial, porque esta diferencia, en mi opinión, ha
llevado a las autoridades mestizas a tomar las decisiones equivocadas,
en particular al decidir sobre la opción de dejar al PRD de Zinacantán designar
jueces que fungieran junto a los jueces priístas electos. En tanto
'Los líderes indígenas que asistieron a la consulta de mayo de 1999 que se realizó en Zinacantán,
objetaron la mención a los "usos y costumbres" argumentando que debieran reemplazarse por los conceptos
de "valores culturales y tradicionales". Este cambio, sin embargo, ayudaría poco a la mala interpretación
que hacen los mestizos del funcionamiento de la justicia indígena como derecho occidental,