Haciendo Justicia - Acceso al sistema

76 • JANE F. COLLIER
dominaban tanto el comercio como el gobierno. Con todo, en Zinacantán
sólo había algunos ladinos dueños de tiendas que residían en los
años sesenta, la mayoría de los cuales se habían mudado a otra parte
en los noventa.
A pesar de que Zinacantán tenía cuatro jueces en los años sesenta,
éstos tenían un papel marginal en el manejo de los conflictos. El presidente
manejaba las audiencias deljuzgado y era reemplazado por el síndico
cuando se le requería en otra parte. El primer juez fungía como tal
sólo en las raras ocasiones en las que tanto el presidente como el síndico
estaban fuera de la cabecera. Dada su escasa importancia, no era necesario
que los cuatro jueces trabajaran diario. Al igual que los seis regidores,
los jueces se alternaban en pares, cada par ocupando turnos de
dos semanas en el cabildo y trabajando las dos semanas restantes en la
siembra de maíz. Durante los años sesenta los oficiales civiles daban
audiencias públicas. Cualquiera que pasara por ahí podía detenerse a
escuchar. El secretario ladino era un hombre de edad avanzada que no
se sentaba en la terraza con los oficiales indígenas. Tenía una oficina
dentro del cabildo. Cuando el presidente quería que el secretario preparara
un acta, se dirigía a él en español para decirle qué escribir.
Ya para el periodo 1997 a 1998 el presidente municipal había dejado
de actuar como juez, excepto en esos raros momentos en los que el
juzgado extraordinario se reunía para escuchar un caso importante. Sí
llegué a ver al presidente entrar al juzgado, pero no permanecía ahí
mucho tiempo y no participaba en las audiencias. El presidente parecía
pasar la mayor parte de su tiempo fuera del municipio realizando actividades
oficiales. El síndico también estaba la mayor parte del tiempo
fuera de la cabecera supervisando la realización de obras en los parajes.
Sólo los jueces y los regidores permanecían en la cabecera, resolviendo
casos. Los cuatrojueces estaban en funciones todos los días, pero los regidores
seguían tomando turnos alternados de dos semanas. Y los jueces
ya no daban audiencia en lugares públicos, donde cualquiera podía
detenerse a escuchar, sino en una pequeña habitación donde sólo los directamente
involucrados podían participar.
Otro cambio reciente es que cuando los jueces de las comunidades
indígenas son electos, deben atender cursos de dos semanas antes de
asumir el cargo. No estoy segura de cuándo se instituyeron estos minicursos,
pero sé que los oficiales zinacantecos que entraron en funciones
en enero de 1999 hablaron de asistir. Autoridades judiciales ladinas
también me mencionaron los cursos. Estos cursos son impartidos por