Haciendo Justicia - Acceso al sistema

CAMBIO YCONTINUIDAD EN LOS PROCEDIMIENTOS LEGALES' 61
conciliación y las resoluciones pacíficas que promete. Incluso antes de
que la rebelión zapatista de 1994 enfocara la atención mundial en Chiapas,
la violencia se había hecho ya endémica en las regiones indígenas.
El desplazamiento de tropas a la frontera sur de México durante los
ochenta, junto con el creciente tráfico de drogas, había llevado armas a
una población crecientemente polarizada debido a la política gubernamental
de canalizar fondos a los líderes políticos leales al partido nacional
gobernante, el PRI, Y a la creciente división social entre ricos y
pobres en comunidades indígenas (G. Collier, 1999). La progresiva
acumulación de armas por los partidos políticos de Zinacantán y el
apoyo de grupos externos, hizo que sólo la buena suerte, y algo de
sentido común, impidiera masacres como la que tuvo lugar en Acteal,
en el municipio vecino de Chenalhó, ocurrida en diciembre de 1997.
A pesar de que dicha masacre aún no había sucedido cuando llegué a
Zinacantán, encontré una comunidad cuyos miembros tenían clara
conciencia de que la violencia letal podía surgir si uno u otro partido
quedaba insatisfecho con un acuerdo.
Los zinacantecos pudieron también dar valor a los procedimientos
conciliatorios porque, entre 1997 y 1998, habían sufrido varios años de
conflictos por el acceso a los foros donde se manejaban los conflictos (G.
Collier, 1994). Durante los años setenta, mientras los partidos políticos
que reflejaban las diferencias de clase sustituían las facciones formadas
alrededor de los hombres prominentes, también designaban a los responsables
de manejar los conflictos, puesto que antes ocupaban los líderes
comunitarios. Varios parajes de Zinacantán habían establecido dos y
hasta tres agencias municipales, formadas por agentes designados por
distintos partidos políticos. Este sistema de cohabitación se rompió en
1989, cuando el gobernador de Chiapas decretó que cada paraje podía contar
con un solo agente municipal reconocido por él mismo (G. Collier,
1999: 128). Los hombres prósperos de Zinacantán, quienes, gracias a la
alianza con el partido en el poder, el PRI, controlaban las oficinas municipales
y los fondos gubernamentales que éstas canalizaban, aprovecharon
el decreto para tratar de cerrar las agencias de oposición. Esta acción generó
violencia intracomunitaria. Cuando los partidarios del PRI cerraban
las puertas de los foros donde los opositores pudieran ser escuchados, los
simpatizantes del PRI se burlaban de los opositores diciendo "dónde está tu
presidente, dónde está tu municipio" (G. Collier, 1999: 138). Los miembros
de la oposición comprensiblemente respondieron con una feroz defensa
de sus agencias.